Palabras diarias de Dios | Fragmento 25 | "Prefacio"
Si las personas permanecen en la Era de la Gracia, nunca se liberarán de su carácter corrupto, por no decir que nunca conocerán el carácter inherente de Dios. Si las personas viven siempre en medio de una abundancia de gracia pero no tienen el camino de vida que les permita conocer y satisfacer a Dios, entonces nunca lo obtendrán verdaderamente aunque crean en Él. Qué forma más deplorable de creer. Cuando hayas terminado de leer este libro, cuando hayas experimentado cada etapa de la obra del Dios encarnado en la Era del Reino, sentirás que las esperanzas de muchos años se han realizado finalmente. Sentirás que sólo ahora has visto realmente a Dios cara a cara; sólo ahora has mirado Su rostro, oído Sus declaraciones personales, apreciado la sabiduría de Su obra, y sentido realmente cuán real y todopoderoso es Él. Sentirás que has obtenido muchas cosas que las personas de tiempos pasados nunca han visto o poseído. En esta ocasión, sabrás claramente qué es creer en Dios, y qué es ser conforme a Su corazón. Por supuesto, si te aferras a los puntos de vista del pasado, y rechazas o niegas la realidad de la segunda encarnación de Dios, entonces te quedarás con las manos vacías y no obtendrás nada, y en última instancia serás culpable de oponerte a Dios. Los que obedecen la verdad y se someten a la obra de Dios vendrán bajo el nombre del segundo Dios encarnado, el Todopoderoso. Serán capaces de aceptar la dirección personal de Dios, y adquirirán más verdad y más elevada, y recibirán la vida humana real. Contemplarán la visión que las personas del pasado nunca han visto: “Y me volví para ver la voz que me hablaba. Y cuando había volteado, vi siete candelabros dorados. Y en medio de ellos había uno como el Hijo del Hombre, vestido con ropa hasta los pies y ceñido por encima del pecho con una faja dorada. Su cabeza y Su cabello eran blancos como la lana, tan blancos como la nieve; y Sus ojos eran como flamas de fuego; y Sus pies como bronce fino, como si se estuvieran quemando en una estufa; y Su voz como el sonido de muchas aguas. Tenía en Su mano derecha siete estrellas; y de Su boca salía una espada afilada de dos lados; y Su semblante era como la luz del sol en su fuerza” (Apocalipsis 1:12-16). Esta visión es la expresión de todo el carácter de Dios, y tal expresión del mismo lo es también de la obra de Dios cuando se hace carne esta vez. En los torrentes de castigos y juicios, el Hijo del Hombre expresa Su carácter inherente hablando palabras, permitiendo que todos aquellos que acepten Su castigo y juicio vean el verdadero rostro del Hijo del Hombre, un rostro que es un fiel retrato del visto por Juan. (Por supuesto, todo esto será invisible para aquellos que no acepten la obra de Dios en la Era del Reino). El verdadero rostro de Dios no puede articularse plenamente usando las palabras del hombre, y por tanto Dios usa la expresión de Su carácter inherente para mostrar Su verdadero rostro al hombre. Es decir, todos los que han experimentado el carácter inherente del Hijo del Hombre han visto Su verdadero rostro, porque Dios es demasiado grande y no puede articularse usando las palabras del hombre. Una vez que este haya experimentado cada paso de la obra de Dios en la Era del Reino, sabrá el verdadero sentido de las palabras de Juan cuando hablaba del Hijo del Hombre entre los candeleros: “Su cabeza y Su cabello eran blancos como la lana, tan blancos como la nieve; y Sus ojos eran como flamas de fuego; y Sus pies como bronce fino, como si se estuvieran quemando en una estufa; y Su voz como el sonido de muchas aguas. Tenía en Su mano derecha siete estrellas; y de Su boca salía una espada afilada de dos lados; y Su semblante era como la luz del sol en su fuerza”. En ese momento, sabrás sin duda que esta carne ordinaria que ha hablado tantas palabras es realmente el segundo Dios encarnado. Y sentirás realmente cuán bendecido eres, y te sentirás el más afortunado. ¿No deseas a aceptar esta bendición?
Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
Relámpago Oriental, la Iglesia de Dios Todopoderoso nació debido a la aparición y a la obra de Dios Todopoderoso, el retorno del Señor Jesús, Cristo de los últimos días. La iglesia está compuesta de todos aquellos quienes sinceramente aceptan la obra de los últimos días de Dios Todopoderoso y están conquistados y salvados por la palabra de Dios. Fue completamente fundada por Dios Todopoderoso personalmente y personalmente la orienta y la pastorea y de ninguna manera fue establecida por ningún hombre. Cristo es la verdad, el camino y la vida. Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. En tanto leas las palabras de Dios Todopoderoso, verás que Dios ha aparecido.
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