El protagonista cree sinceramente en Dios y cumple su deber con entusiasmo, pero gestiona la obra de la iglesia como si fuera su propia empresa. Cuando los hermanos y las hermanas dentro de su ámbito tienen que ser transferidos a otros equipos le preocupa el impacto que esto tendrá en el trabajo de su equipo y se muestra muy reticente. Siempre siente que los miembros del equipo que él ha entrenado deberían quedarse y sacar adelante el trabajo de su equipo, y una y otra vez encuentra excusas para impedir que sean transferidos. ¿Cómo acaba siendo capaz de deshacerse de su egoísmo? ¿Y cómo cambia su actitud incorrecta hacia su deber? Encontrarás la respuesta en Actitud hacia el deber.
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