Si deseas ser apto para que Dios te use, debes conocer la obra de Dios; debes conocer la obra que Él hizo anteriormente (en el Nuevo y Antiguo Testamento) y, además, debes conocer Su obra actual. Es decir, debes conocer las tres etapas de la obra de Dios a lo largo de los 6.000 años. Si se te pide que difundas el evangelio, no serás capaz de hacerlo sin conocer la obra de Dios.
Las personas te preguntarán todo sobre la Biblia, el Antiguo Testamento y lo que Jesús dijo e hizo en esa época. Dirán: “¿No os ha contado nada de esto vuestro Dios? Si Él (Dios) no puede decirlo que está pasando realmente en la Biblia, entonces no es Dios; si Él puede hacerlo, entonces estamos convencidos”. Al principio, Jesús hablaba mucho del Antiguo Testamento con Sus discípulos. Todo lo que leían era del Antiguo Testamento; el Nuevo Testamento sólo fue escrito varias décadas después de que Jesús fuera crucificado. Para difundir el evangelio deberíais comprender principalmente la verdad interna de la Biblia y la obra de Dios en Israel; es decir, la obra llevada a cabo por Jehová. Y también deberíais entender la obra realizada por Jesús. Estos son los asuntos que más preocupan a las personas y ellas no poseen un entendimiento de[a] estas dos etapas de la obra. Cuando difundáis el evangelio, dejad primero de lado el hablar de la obra actual del Espíritu Santo. Esta etapa de la obra está fuera del alcance de las personas, porque lo que buscáis es lo más elevado de todo: un conocimiento de Dios y de la obra del Espíritu Santo, y nada es más excelso que estas dos cosas. Si habláis primero de lo que es elevado, será mucho para ellas, porque ninguna de ellas ha experimentado esa obra por el Espíritu Santo; no tiene precedente y no es fácil que ellas la acepten. Sus experiencias son cosas viejas del pasado, con alguna obra ocasional del Espíritu Santo. Lo que experimentan no es la obra actual del Espíritu Santo o la voluntad de Dios hoy. Siguen actuando de acuerdo a las viejas prácticas, sin una nueva luz o nuevas cosas.
Las personas te preguntarán todo sobre la Biblia, el Antiguo Testamento y lo que Jesús dijo e hizo en esa época. Dirán: “¿No os ha contado nada de esto vuestro Dios? Si Él (Dios) no puede decirlo que está pasando realmente en la Biblia, entonces no es Dios; si Él puede hacerlo, entonces estamos convencidos”. Al principio, Jesús hablaba mucho del Antiguo Testamento con Sus discípulos. Todo lo que leían era del Antiguo Testamento; el Nuevo Testamento sólo fue escrito varias décadas después de que Jesús fuera crucificado. Para difundir el evangelio deberíais comprender principalmente la verdad interna de la Biblia y la obra de Dios en Israel; es decir, la obra llevada a cabo por Jehová. Y también deberíais entender la obra realizada por Jesús. Estos son los asuntos que más preocupan a las personas y ellas no poseen un entendimiento de[a] estas dos etapas de la obra. Cuando difundáis el evangelio, dejad primero de lado el hablar de la obra actual del Espíritu Santo. Esta etapa de la obra está fuera del alcance de las personas, porque lo que buscáis es lo más elevado de todo: un conocimiento de Dios y de la obra del Espíritu Santo, y nada es más excelso que estas dos cosas. Si habláis primero de lo que es elevado, será mucho para ellas, porque ninguna de ellas ha experimentado esa obra por el Espíritu Santo; no tiene precedente y no es fácil que ellas la acepten. Sus experiencias son cosas viejas del pasado, con alguna obra ocasional del Espíritu Santo. Lo que experimentan no es la obra actual del Espíritu Santo o la voluntad de Dios hoy. Siguen actuando de acuerdo a las viejas prácticas, sin una nueva luz o nuevas cosas.
En la era de Jesús, el Espíritu Santo principalmente llevó a cabo Su obra en Jesús, mientras los que servían a Jehová vistiendo túnicas sacerdotales en el templo lo hacían con una lealtad inquebrantable. También ellos tenían la obra del Espíritu santo, pero eran incapaces de sentir la voluntad presente de Dios y simplemente se mantenían fieles a Jehová de acuerdo con las viejas prácticas, sin una nueva guía. Jesús vino y trajo una nueva obra. Esas personas en el templo no tenían una nueva guía ni una nueva obra. Sirviendo en el templo simplemente podían mantener las viejas prácticas; sin abandonar el templo, no podían tener una nueva entrada. Jesús trajo la nueva obra y Él no entró en el templo para llevarla a cabo. Él sólo realizó Su obra fuera del templo, porque el alcance de la obra de Dios había cambiado mucho antes. Él no obró dentro del templo y cuando el hombre le servía allí sólo podía mantener las cosas como estaban sin poder traer ninguna obra nueva. De igual forma, las personas religiosas siguen adorando a la Biblia en la actualidad. Si les difundes el evangelio, ellas discutirán contigo sobre la Biblia; y si, cuando ellas hablan de la Biblia, te faltan las palabras, no tienes nada que decir, entonces pensarán que eres un insensato en vuestra fe, que ni siquiera conoces la Biblia, la Palabra de Dios, y que ¿cómo puedes decir que crees en Dios? Después ellas te menospreciarán y dirán: si aquel en quien creéis es Dios, ¿por qué no os lo cuenta todo acerca del Antiguo y el Nuevo Testamento? Dado que Él ha traído Su gloria desde Israel hasta Oriente, ¿por qué no conoce Él la obra realizada en Israel? ¿Por qué no conoce Él la obra de Jesús? Si no lo sabéis, eso demuestra que Él no os lo ha dicho; si Él es la segunda encarnación de Jesús, ¿cómo no iba a saber estas cosas? Jesús conocía la obra realizada por Jehová; ¿cómo no iba a conocerla Él? Cuando llegue el momento, todas esas personas te harán estas preguntas. Sus cabezas están llenas de tales cosas; ¿cómo no iban a preguntar? Las personas que están dentro de esta corriente no se centran en la Biblia, porque vosotros os habéis mantenido al corriente de la obra paso a paso realizada por Dios hoy, habéis sido testigos con vuestros propios ojos de esta obra paso a paso, habéis observado claramente las tres etapas de la obra y por eso habéis tenido que dejarla Biblia y cesar de estudiarla. Pero ellas no pueden dejar de estudiarla, porque no tienen conocimiento de esta obra paso a paso. Algunas personas preguntarán: “¿Cuál es la diferencia entre la obra llevada a cabo por Dios encarnado y la de los profetas y apóstoles del pasado?”. A David también lo llamaban el Señor, como también a Jesús; aunque las obras que ellos realizaron fueron diferentes, los llamaron igual. ¿Por qué dices tú que sus identidades no eran la misma? Lo que Juan presenció fue una visión, una que también vino del Espíritu Santo, y él fue capaz de decir las palabras que el Espíritu Santo pretendía decir; ¿por qué es la identidad de Juan diferente de la de Jesús? Las palabras habladas por Jesús eran capaces de representar totalmente a Dios y representaban totalmente la obra de Dios. Lo que Juan vio era una visión y él fue incapaz de representar completamente la obra de Dios. ¿Por qué es que Juan, Pedro y Pablo hablaron muchas palabras —tal como lo hizo Jesús— pero no tienen la misma identidad que Jesús? Esto se debe principalmente a que la obra que realizaron era diferente. Jesús representaba al Espíritu de Dios y era el Espíritu de Dios obrando directamente. Él llevó a cabo la obra de la nueva era, la que nadie había realizado antes. Él abrió un nuevo camino, representó a Jehová y representó a Dios mismo. Mientras que Pedro, Pablo y David, independientemente de cómo se les llamara, sólo representaban la identidad de una criatura de Dios, o fueron enviados por Jesús o Jehová. Así pues, no importa cuánta obra ellos llevaran a cabo ni cuán grandes los milagros que hicieran, seguían siendo sólo criaturas de Dios, incapaces de representar al Espíritu de Dios. Obraban en el nombre de Dios o después de que Él los enviase; además, obraban en las eras comenzadas por Jesús o Jehová y la obra que realizaron no era independiente. Después de todo, ellos eran simplemente criaturas de Dios. En el Antiguo Testamento muchas personas hablaron predicciones o escribieron libros de profecía. Nadie dijo que fueran Dios, pero tan pronto como Jesús apareció, antes de que hubiera pronunciado palabra alguna, el Espíritu de Dios dio testimonio de Él como Dios. ¿Por qué ocurre esto? ¡A estas alturas ya deberíais saberlo! Antes, los apóstoles y los profetas escribieron diversas epístolas e hicieron muchas profecías. Más adelante, las personas escogieron algunas de ellas para incluirlas en la Biblia y otras se perdieron. Ya que hay personas que dicen que todo lo que esos apóstoles y profetas dijeron vino del Espíritu Santo, ¿por qué una parte de ello se considera bueno, y otra parte malo? ¿Y por qué se escogieron algunas y otras no? Si fueran realmente las palabras habladas por el Espíritu Santo, ¿sería necesario que las personas las seleccionaran? ¿Por qué son diferentes los relatos de las palabras habladas por Jesús así como la obra que Él realizó en cada uno de los cuatro Evangelios? ¿No es eso culpa de aquellos que los registraron? Algunas personas preguntarán: “Como las epístolas escritas por Pablo y los demás autores del Nuevo Testamento, y la obra que ellos realizaron, vinieron en parte de la voluntad del hombre y se mezclaron con los conceptos del hombre, ¿no hay entonces impureza humana en las palabras que Tú (Dios) hablas hoy? ¿Acaso no contienen ellas realmente ninguno de los conceptos del hombre?”. Esta etapa de la obra realizada por Dios es completamente diferente de la realizada por Pablo y los muchos apóstoles y profetas. No sólo existe una diferencia en identidad, sino, principalmente, en la obra que se lleva a cabo. Después de que Pablo fuera derribado y cayera delante del Señor, el Espíritu Santo lo guio para que obrara y pasó a ser un enviado. Y por eso escribió epístolas a las iglesias que seguían las enseñanzas de Jesús. El Señor envió a Pablo a obrar en el nombre del Señor Jesús, pero cuando Dios mismo vino, no obró en ningún nombre, y sólo representó al Espíritu de Dios en Su obra. Dios vino a realizar Su obra directamente: no fue perfeccionado por el hombre y Su obra no se llevó a cabo de acuerdo a las enseñanzas de ningún hombre. En esta etapa de la obra Dios no guía hablando de Sus experiencias personales, sino que lleva a cabo Su obra de forma directa en su lugar, de acuerdo a lo que Él tiene. Por ejemplo, Él realiza la obra de los hacedores de servicio, de los tiempos de castigo, la obra de la muerte, de amar a Dios… Todo esto es una obra que nunca se ha hecho antes y es una obra de la era presente, en lugar de experiencias del hombre. En las palabras que Yo he hablado, ¿cuáles son las experiencias del hombre? ¿No vienen todas directamente del Espíritu y no es este quien las expresa? ¡Es sólo que tu calibre es tan pobre que eres incapaz de ver la verdad a través de ellas! El camino de vida práctico del que hablo es guiar la senda, y nadie ha hablado de ello antes, ni nunca antes ha experimentado nadie esta senda, ni ha sabido de esta realidad. Antes de que Yo pronunciara estas palabras, nadie las había hablado. Nadie había hablado nunca de tales experiencias, ni de tales detalles y, además, nadie había señalado nunca esos estados para revelar estas cosas. Nadie había guiado nunca la senda que Yo guío hoy, y si fuese guiada por el hombre, entonces no sería un nuevo camino. Tomemos a Pablo y a Pedro como ejemplo. Ellos no tuvieron sus propias experiencias personales antes de caminar por[b] la senda guiada por Jesús. Fue sólo después de que Jesús guiara el camino, cuando ellos experimentaron las palabras pronunciadas por Jesús y la senda guiada por Él; a partir de esto Pablo y Pedro adquirieron muchas experiencias y escribieron las epístolas. Y así, las experiencias del hombre no son lo mismo que la obra de Dios, y la obra de Dios no es lo mismo que el conocimiento descrito por los conceptos y las experiencias del hombre. He dicho una y otra vez, que hoy estoy guiando una nueva senda y llevando a cabo una nueva obra, y Mi obra y Mis declaraciones son diferentes de las de Juan y todos los demás profetas. Nunca adquiero primero las experiencias y después os hablo de ellas, este no es en absoluto el caso. Si lo fuera, ¿no os habría retrasado eso hace mucho? En el pasado, el conocimiento del que muchos hablaban también era excelso, pero todas sus palabras solamente se hablaron en base a las de las llamadas figuras espirituales. Esas palabras no guiaban el camino, sino que venían de sus experiencias, de lo que ellas habían visto y de su conocimiento. Algunas eran sus nociones y otras eran experiencias que habían resumido. Hoy, la naturaleza de Mi obra es totalmente diferente a la suya. Yo no he experimentado ser guiado por otros, ni he aceptado ser perfeccionado por otros. Además, todo lo que he hablado y enseñado es diferente a lo de cualquier otra persona y nadie más lo ha hablado nunca. Hoy, independientemente de quiénes seáis, vuestra obra se lleva a cabo sobre la base de las palabras que Yo hablo. Sin estas declaraciones y esta obra, ¿quién podría experimentar estas cosas (la prueba de[c] los hacedores de servicios, los tiempos de castigo…) y quién podría hablar de tal conocimiento? ¿Eres realmente incapaz de ver esto? Independientemente del paso de la obra, tan pronto como Mis palabras son dichas, comenzáis a comunicarlas de acuerdo a ellas y a obrar según ellas, y no es un camino en el que cualquiera de vosotros hayáis pensado. Habiendo llegado tan lejos, ¿eres incapaz de ver una cuestión tan clara y simple? No es un camino que a nadie se le haya ocurrido ni está basado en el de ninguna figura espiritual. Es una nueva senda, e incluso muchas de las palabras habladas alguna vez por Jesús ya no aplican. De lo que hablo es de la obra de abrir una nueva época y es una obra independiente; la obra que llevo a cabo y las palabras que hablo, son todas nuevas. ¿No es esta la nueva obra de hoy? La obra de Jesús también fue así. Su obra fue diferente de la de las personas en el templo, y también se diferenció de la de los fariseos, ni tampoco tuvo parecido alguno con la realizada por todo el pueblo de Israel. Después de ser testigos de ella, las personas no podían decidir: ¿fue realmente realizada por Dios? Jesús no se sujetó a la ley de Jehová; cuando Él vino a enseñar al hombre, todo lo que habló era nuevo y diferente de lo dicho por los santos y profetas antiguos del Antiguo Testamento, y debido a esto, las personas tenían dudas. Esto es lo que hace que sea tan difícil tratar con el hombre. Antes de aceptar esta nueva etapa de la obra, la senda que la mayoría de vosotros caminaba era practicar y entrar sobre el fundamento de aquellas figuras espirituales. Pero hoy, la obra que Yo llevo a cabo es en gran manera diferente, y por eso sois incapaces de decidir si es correcta o no. No me importa qué senda hayas caminado antes, ni me interesa el alimento de quién comías, ni a quién considerabas tu “padre”. Como Yo he venido y he traído una nueva obra para guiar al hombre, todos los que me sigan deben actuar de acuerdo a lo que Yo digo. No importa de qué “familia” provengas, debes seguirme, no debes actuar según tus antiguas prácticas; tu “padre adoptivo” debería retirarse y tú deberías venir delante de tu Dios para buscar tu legítima porción. La totalidad de ti está en Mis manos, y no deberías dedicar demasiada creencia ciega a tu padre adoptivo; él no puede controlarte completamente. La obra de hoy es independiente. Todo lo que digo hoy no está obviamente basado en un fundamento del pasado; es un nuevo comienzo y si dices que ha sido creado por la mano del hombre, ¡entonces eres alguien cuya ceguera no se puede curar con nada!
Isaías, Ezequiel, Moisés, David, Abraham y Daniel fueron líderes o profetas entre el pueblo escogido de Israel. ¿Por qué no se les llamó Dios? ¿Por qué no dio testimonio de ellos el Espíritu Santo? ¿Por qué dio testimonio de Jesús el Espíritu Santo tan pronto como comenzó Su obra y empezó a hablar Sus palabras? ¿Y por qué no dio testimonio de otros el Espíritu Santo? Ellos, los hombres que eran de carne, fueron todos llamados “Señor”. Independientemente de cómo los llamaran, su obra representa su ser y su esencia, que a su vez representan su identidad. Su esencia no está relacionada con sus apelativos; está representada por lo que ellos expresaban, y por lo que vivían. En el Antiguo Testamento, no era nada extraordinario el ser llamado Señor, y una persona podía ser llamada de cualquier forma, pero su esencia y su identidad inherente eran inmutables. Entre esos falsos cristos, falsos profetas, y engañadores, ¿no están también esos a los que llaman Dios? ¿Y por qué no son Dios? Porque son incapaces de llevar a cabo la obra de Dios. Son hombres en su origen, engañadores de personas, no son Dios y, por tanto, no tienen la identidad de Dios. ¿No llamaban también Señor a David entre las doce tribus? A Jesús también lo llamaban Señor; ¿por qué llamaron Dios encarnado sólo a Jesús? ¿No se conocía también a Jeremías como el Hijo del Hombre? ¿Y no se conocía a Jesús como el Hijo del Hombre? ¿Por qué fue Jesús crucificado en nombre de Dios? ¿Acaso no fue porque Su esencia era diferente? ¿Acaso no fue porque la obra que realizó era diferente? ¿Importa un título? Aunque Jesús también fue llamado el Hijo del Hombre, Él fue la primera encarnación de Dios; había venido a asumir el poder y a cumplir la obra de la redención. Esto demuestra que la identidad y la esencia de Jesús eran diferentes de las de los otros que también eran llamados el Hijo del Hombre. Hoy, ¿quién de vosotros se atreve a decir que todas las palabras habladas por aquellos que el Espíritu Santo usó vinieron del Espíritu Santo? ¿Se atreve alguien a decir tales cosas? Si dices tales cosas, ¿por qué se descartó entonces el libro de profecía de Esdras y por qué se hizo lo mismo con los libros de esos antiguos santos y profetas? Si todos vinieron del Espíritu Santo, ¿por qué os atrevéis entonces a hacer esas elecciones caprichosas? ¿Estás cualificado para escoger la obra del Espíritu Santo? Muchas historias de Israel también se descartaron. Y si crees que estos escritos del pasado vinieron todos del Espíritu Santo, ¿por qué se descartaron entonces algunos de los libros? Si todos vinieron del Espíritu Santo, deberían mantenerse, y enviarse a los hermanos y hermanas de las iglesias para que los lean. No deberían escogerse o descartarse por voluntad humana; es erróneo hacerlo. Decir que las experiencias de Pablo y Juan se mezclaron con sus percepciones personales no significa que sus experiencias y su conocimiento viniesen de Satanás, sino sólo que tuvieron cosas procedentes de sus experiencias y percepciones personales. Su conocimiento fue acorde con el trasfondo de las experiencias reales de la época, y ¿quién puede decir con toda confianza que todo ello venía del Espíritu Santo? Si los Cuatro Evangelios vinieron todos del Espíritu Santo, entonces ¿por qué dicen Mateo, Marcos, Lucas y Juan cosas diferentes sobre la obra de Jesús? Si no creéis esto, mirad entonces los relatos de la Biblia de cómo Pedro negó a Jesús tres veces: son todos diferentes y cada uno tiene sus propias características. Muchos ignorantes dicen que Dios encarnado también era un hombre, así que ¿podían venir entonces del Espíritu Santo todas las palabras que Él habló? Si las palabras de Pablo y Juan estaban mezcladas con la voluntad humana, ¿no estaban entonces las palabras que Él habló realmente mezcladas con la voluntad humana? ¡Las personas que dicen esas cosas están ciegas y son ignorantes! Leed detenidamente los Cuatro Evangelios; leed lo que registraron acerca de las cosas que Jesús hizo y las palabras que habló. Cada relato era, simplemente, diferente y cada uno de ellos tenía su propia perspectiva. Si lo escrito por los autores de estos libros vino todo del Espíritu Santo, entonces tendrían que ser todos iguales y coherentes. Entonces ¿por qué existen discrepancias? ¿No es el hombre extremadamente insensato, al ser incapaz de ver esto? Si se te pidiera que dieras testimonio de Dios, ¿qué tipo de testimonio puedes dar? ¿Puede esa forma de conocer a Dios dar testimonio de Él? Si otros te preguntan: “Si los relatos de Juan y Lucas estaban mezclados con la voluntad humana, ¿no están, entonces, las palabras de vuestro Dios mezcladas con la voluntad humana?”, ¿serías capaz de dar una respuesta clara? Después de que Lucas y Mateo hubieran oído las palabras de Jesús y visto Su obra, hablaron desde su propio conocimiento en forma de reminiscencias que detallaban algunos de los hechos llevados a cabo por Jesús. ¿Puedes decir que su conocimiento fue revelado completamente por el Espíritu Santo? Fuera de la Biblia, existieron muchas figuras espirituales con un conocimiento mayor que el de ellos; ¿por qué no han sido tomadas sus palabras por las generaciones posteriores? ¿Acaso no fueron ellos usados también por el Espíritu Santo? Debes saber que en la obra de hoy, no estoy hablando de Mi propia percepción en base al fundamento de la obra de Jesús, ni estoy hablando de Mi propio conocimiento frente al trasfondo de la obra de Jesús. ¿Qué obra llevó a cabo Jesús en esa época? ¿Y qué obra estoy llevando a cabo Yo hoy? Lo que hago y digo no tiene precedente. La senda que camino hoy nunca ha sido pisada antes, ni las personas de eras y generaciones pasadas anduvieron por ella. Hoy, se ha abierto, y ¿no es esta la obra del Espíritu? Aunque era la obra del Espíritu Santo, los líderes del pasado llevaron a cabo su obra sobre el fundamento de otros. Pero la obra de Dios mismo es diferente, como lo fue la etapa de la obra de Jesús: Él abrió un nuevo camino. Cuando Él vino, predicó el evangelio del reino del cielo y dijo que el hombre debía arrepentirse y confesar. Después de que Jesús completase Su obra, Pedro, Pablo y otros comenzaron a seguir con la obra de Jesús. Después de que Jesús fuera clavado en la cruz y ascendiera al cielo, el Espíritu los envió a difundir el camino de la cruz. Aunque las palabras de Pablo fueron excelsas, también se basaron en el fundamento establecido por Jesús, como la paciencia, el amor, el sufrimiento, el cubrirse la cabeza, el bautismo u otras doctrinas que debían seguirse. Todo esto se basaba en el fundamento de las palabras de Jesús. Ellos no pudieron abrir un nuevo camino porque fueron todos hombres usados por Dios.
Las declaraciones y la obra de Jesús en esa época no se sujetaron a doctrina, y Él no llevó a cabo Su obra de acuerdo a la obra de la ley del Antiguo Testamento. La realizó según la obra que debía realizarse en la Era de la Gracia. Trabajó de acuerdo a la obra que Él mismo había establecido, según Su propio plan y según Su ministerio; Él no obró de acuerdo a la ley del Antiguo Testamento. Nada de lo que hizo fue según la ley del Antiguo Testamento, y Él no vino a obrar para cumplir las palabras de los profetas. Cada etapa de la obra de Dios no tenía lugar expresamente con el fin de cumplir las predicciones de los antiguos profetas y Él no vino para atenerse a la doctrina o para hacer realidad deliberadamente las predicciones de los antiguos profetas. Sin embargo, Sus acciones no alteraron dichas predicciones ni perturbaron la obra que Él realizó anteriormente. La idea sobresaliente de Su obra no era ceñirse a ninguna doctrina, sino llevar a cabo la obra que Él mismo debía realizar. No era un profeta o un vidente, sino un hacedor que vino realmente a llevar a cabo la obra que tenía que realizar, y vino a abrir Su nueva era y a llevar a cabo Su nueva obra. Por supuesto, cuando Jesús vino a realizar Su obra, también cumplió muchas de las palabras habladas por los antiguos profetas en el Antiguo Testamento. De la misma forma, la obra de hoy también cumplió las predicciones de los antiguos profetas del Antiguo Testamento. Simplemente no me ciño a ese “viejo almanaque amarillento”, eso es todo. Porque hay más obra que debo llevar a cabo, más palabras que debo hablaros, y esta obra y estas palabras tienen mucha más importancia que explicar pasajes de la Biblia, porque una obra como esa no tiene gran significado ni valor para vosotros, y no puede ayudaros ni cambiaros. Yo pretendo hacer una nueva obra y no lo hago en aras de cumplir ningún pasaje de la Biblia. Si Dios sólo vino a la tierra para cumplir las palabras de los antiguos profetas de la Biblia, ¿quién es mayor entonces, Dios encarnado o esos antiguos profetas? Después de todo, ¿están los profetas a cargo de Dios, o está Dios a cargo de los profetas? ¿Cómo explicas estas palabras?
Notas al pie:
a. El texto original omite “un entendimiento de”.
b. El texto original omite “caminar por”.
c. El texto original omite “la prueba de”.
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