Respuesta:D
En las palabras de Dios Todopoderoso hay tres cosas que debemos tener en cuenta para poder distinguir el camino verdadero.
En primer lugar, mirar si tiene la obra del Espíritu Santo, lo cual es un punto crucial. Si es el camino verdadero, entonces es la obra de Dios mismo, por lo que indudablemente tiene la obra del Espíritu Santo y se apoya en Él.
En las palabras de Dios Todopoderoso hay tres cosas que debemos tener en cuenta para poder distinguir el camino verdadero.
En primer lugar, mirar si tiene la obra del Espíritu Santo, lo cual es un punto crucial. Si es el camino verdadero, entonces es la obra de Dios mismo, por lo que indudablemente tiene la obra del Espíritu Santo y se apoya en Él.
La razón por la que la gente cree en Dios encarnado es porque esta carne es la materialización del Espíritu de Dios, así que todo lo que Él hace es obra del Espíritu Santo y tiene la confirmación del Espíritu Santo. Por lo tanto, la gente cree en Él y lo sigue. Esto es igual que cuando el Señor Jesús lleva a cabo Su obra: aunque a simple vista pueda parecer que no es más que una persona común y corriente, sin embargo, a través de Su palabra y obra, el hombre ve la obra y el sustento del Espíritu Santo. Esto se debe a que toda la humanidad puede ver que la palabra y la obra del Señor Jesús están llenas de autoridad y poder. Él puede hacer que un ciego vea, que un paralítico camine y curaba a los leprosos. Puede utilizar cinco panes y dos peces para alimentar a cinco mil personas y hasta puede resucitar a los muertos. Puede observar las profundidades del corazón de los hombres para descubrir sus secretos más oscuros. Además, puede contarle a la humanidad los misterios del cielo. Al seguirlo, la gente recibe paz y alegría en el corazón. La gente sigue al Señor Jesús y reconoce que es el Mesías porque todo lo que Él hace es obra del Espíritu Santo. Podemos ver que si es el camino verdadero, tendrá la obra del Espíritu Santo. Por lo tanto, al analizar si un camino es el verdadero primero debemos ver si tiene la obra del Espíritu Santo.
El segundo aspecto que debemos sopesar al analizar si un camino es el verdadero es ver si tiene verdad y puede ir transformando el carácter de vida de una persona para que su humanidad llegue a ser más normal. Todos sabemos que Dios es la verdad, el camino y la vida y que cada etapa de Su nueva obra se basa en la verdad que Él declara al hombre, la cual le señala el camino que debe practicar en la nueva era. Dios garantiza al hombre las provisiones que necesita para la vida, a fin de que vaya viviendo una humanidad normal y recuperando la imagen y semejanza originales de cuando Dios lo creó. Esta es una característica evidente del camino verdadero. Es igual que cuando el Señor Jesús comenzó Su obra en la Era de la Gracia. En aquel momento declaró muchas verdades para que las personas las pusieran en práctica y les enseñó a amar al prójimo como a sí mismas, a cargar la cruz, a negarse a sí mismas y a perdonar a los demás setenta veces siete. El Señor Jesús ordenó al pueblo que adorara a Dios en espíritu y verdad. Todos los verdaderos creyentes pueden experimentar alguna transformación de su conducta externa gracias a las enseñanzas del Señor Jesús. Gracias al Señor Jesús pueden comportarse con humildad y paciencia y así tener algo de la imagen y semejanza de una persona normal. Por lo tanto, si es el camino verdadero, tendrá la expresión de la verdad. Esto puede hacer que cada vez sea más normal la razón humana de la persona y esta se parecerá más a lo que debe ser una persona de verdad.
El tercer aspecto que debemos analizar al sopesar el camino verdadero es ver si el camino puede hacer que la gente tenga mayor conocimiento de Dios y si puede inspirarla a amarlo y acercarla cada vez más a Él. Todos sabemos que si es el camino verdadero, entonces es la obra de Dios mismo y que Su obra declara inevitablemente Su carácter, así como todo lo que Él es y tiene. Cuando la gente experimenta la obra de Dios alcanza de forma natural una verdadera comprensión de Dios y concibe en su interior, por consiguiente, un corazón que lo ama. Esto es igual que en la Era de la Ley, cuando Jehová Dios promulgó leyes para orientar la vida de las personas en la tierra. Al experimentar Su obra conocieron que Jehová Dios era el único Dios verdadero. Además, conocieron la majestad y las maldiciones de Dios y que no debe ofenderse Su carácter, lo que suscitó en su interior un corazón que veneraba a Dios. En la Era de la Gracia, Dios encarnado vino a la tierra a realizar una etapa de Su obra para redimir a la humanidad. Al experimentar la obra del Señor Jesús, la gente conoció el carácter amoroso y misericordioso de Dios. La gente vio, asimismo, que Dios era a la vez Espíritu, pero que también podía adoptar una humilde forma humana, hacer milagros, curar enfermedades y expulsar a los demonios… Y toda esta obra que realizó el Señor Jesús hizo que la gente alcanzara un nuevo entendimiento de Dios que la inspiró a adorarlo en sus corazones. Por lo tanto, si es el camino verdadero hará que la gente entienda mejor a Dios y le inspirará una mayor comprensión del carácter de Dios.
Aunque la obra de Dios siempre avanza, si es la obra de Dios mismo y el camino verdadero, indudablemente tendrá y expresará los tres atributos mencionados. Es decir, el camino verdadero tendrá, sin duda, la obra del Espíritu Santo, declarará la verdad y hará que la gente alcance mayor comprensión de Dios y la acercará a Él. Por lo tanto, si diferenciamos el camino verdadero sopesando estos tres criterios, podremos distinguir cuál es verdadero y cuál falso, de modo que podremos ir puntualmente al compás de la obra actual de Dios y recibir la verdad, el camino y la vida, además de mayores promesas y bendiciones de Dios.
Fuente: Evangelio del Descenso del Reino
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