Israel es el lugar donde Dios creó a Adán y Eva y del polvo de ese lugar Jehová hizo al hombre; este es el fundamento de Su obra en la tierra. Los israelitas, que son los descendientes de Noé y de Adán, fueron el cimiento de la obra de Jehová en la tierra.
El significado, propósito y avance de la obra de Jehová en Israel fueron para comenzar Su obra en toda la tierra, gradualmente extendiéndose a las naciones gentiles desde su centro en Israel. Este es el principio de acuerdo en el cual Él obra en el universo, para establecer un modelo, después ampliarlo hasta que toda la gente en el universo haya aceptado Su evangelio. […] Además, la obra que Él comenzó en Israel estaba destinada para que otras personas y naciones (que de hecho no estaban separadas de Israel, sino que se habían ramificado de los israelitas, pero todavía eran descendientes de Adán y Eva) pudiesen recibir el evangelio de Jehová de Israel, para que todas las criaturas en el universo lo reverenciaran y lo tuvieran por grandioso.
de “La obra en la Era de la Ley”
Él empezó esta obra después de crear a la humanidad, y esta prosiguió hasta la época de Jacob, cuando sus doce hijos pasaron a ser las doce tribus de Israel. Desde ese momento en adelante, todos en Israel se convirtieron en el pueblo oficialmente dirigido por Él en la tierra, e Israel pasó a ser el lugar terrenal concreto en el que Él llevó a cabo Su obra. Jehová convirtió a estas personas en el primer grupo entre el cual realizó Su obra oficial en la tierra, y a toda la tierra de Israel en el punto de partida de la misma. Él los usó como el comienzo de una obra aun mayor, de forma que todas las personas nacidas de Él en la tierra supieran cómo venerarle y vivir en ella. Y así, los hechos de los israelitas pasaron a ser un ejemplo a seguir por los gentiles, y lo que se dijo entre el pueblo de Israel se convirtió en palabras para ser oídas por los gentiles. Y es que fueron los primeros en recibir las leyes y los mandamientos de Jehová, y también los primeros en saber cómo venerar Sus caminos. Fueron los antepasados humanos que conocieron los caminos de Jehová, y los representantes de la humanidad escogida por Él.
de “La visión de la obra de Dios (3)”
Nada fue más simbólico que la primera etapa llevada a cabo en Israel: los israelitas fueron los más santos y menos corruptos de toda la humanidad, y el comienzo de la nueva época en aquella tierra fue de suma importancia. Puede decirse que los antepasados de la humanidad procedieron de Israel, y que este fue el lugar de nacimiento de la obra de Dios. Al principio, estas personas eran las más santas, y todas adoraban a Jehová, y la obra de Dios en ellas pudo dar los mejores resultados. […] porque el pueblo de Israel fue el escogido, es decir, fueron los primeros en aceptar la obra de Jehová. Fueron los menos corruptos de toda la humanidad, y al principio, su mentalidad fue mirar a Dios y temerlo. Obedecieron las palabras de Jehová, y siempre sirvieron en el templo, y llevaron túnicas o coronas sacerdotales. Fue el primer pueblo que adoró a Dios, y el primer objeto de Su obra. Estas personas fueron una muestra y un modelo para toda la humanidad. Eran muestras y modelos de santidad y justicia. Personas como Job, Abraham, Lot, o Pedro y Timoteo, eran todos israelitas, y las muestras y modelos más santos. Israel fue el primer país que adoró a Dios en la humanidad, y salieron más personas justas de allí que de cualquier otro lugar. Dios obró en ellos con el fin de gestionar mejor a la humanidad a lo largo de la tierra en el futuro. Sus logros y la justicia de su adoración de Jehová se registraron, de forma que pudieran servir como muestras y modelos a las personas más allá de Israel durante la Era de la Gracia; y sus actos han sostenido miles de años de obra, hasta hoy.
de “La visión de la obra de Dios (2)”
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