Después de seguir a Dios Todopoderoso, fui encarcelada porque creía en Dios. En aquel tiempo yo era una nueva creyente y Dios me había dado fuerzas para que pudiera permanecer firme en mi testimonio.
Sin embargo, creía erróneamente que yo tenía la estatura; pensaba que tenía una enorme cantidad de fe, amor y lealtad hacia Dios, por lo tanto, no prestaba ninguna atención particular a comer y beber las palabras de Dios de juicio y castigo. Aunque la leía, comparaba la palabra por la cual Dios expone al hombre con otras personas y me excluía a mí misma de las palabras enjuiciadoras de Dios. Sólo estaba dispuesta a leer acerca de los misterios que Dios ha revelado y sobre las profecías, así como sobre las palabras relacionadas con la obtención de bendiciones; estas son las palabras en las que yo más me interesaba. Leí las palabras de Dios: “Basados en sus diferentes funciones y testimonios, los vencedores dentro del reino servirán como sacerdotes o seguidores, y todos los que sean victoriosos en medio de la tribulación se convertirán en el cuerpo de sacerdotes dentro del reino. […] En el cuerpo de sacerdotes habrá sumos sacerdotes y sacerdotes y los demás serán los hijos y el pueblo de Dios. Todo esto lo determinarán sus testimonios para Dios durante la tribulación; no son títulos que se den a capricho” (‘La obra de Dios y la práctica del hombre’ en “La Palabra manifestada en carne”). “El tiempo de la tribulación no será muy prolongado; no durará ni un año. Si tuviera que durar un año, retrasaría el siguiente paso de la obra, y la estatura de las personas no sería la adecuada. Si se prolongara demasiado, ellas no serían capaces de resistirlo; su estatura tiene sus limitaciones” (‘Cómo deberías andar la última etapa de la senda’ en “La Palabra manifestada en carne”). Y pensé: La posición en el reino estará determinada con base en cómo testifica la gente durante la tribulación; estos testimonios podrían influir en el destino de alguien. Cuando la tribulación venga sobre mí, tendré que apretar los dientes e invertir suficiente energía, y ciertamente ofreceré un hermoso testimonio. De esa manera podré obtener grandes bendiciones; además, la tribulación no durará mucho: será menos de un año. No importa lo que suceda, seré capaz de soportar este período de dificultad. Dominada por pensamientos de obtener bendiciones, tomé la decisión de prepararme para la batalla; pensé que al confiar en mi propia "fe" y "voluntad", sería capaz de ser un vencedor en la tribulación.
La obra de Dios de salvación de la gente es tan maravillosa y tan sabia. En 1996, todos entramos en la gran tribulación por medio del arreglo de Dios. Pero cuando la tribulación vino sobre nosotros, nadie se dio cuenta de ello; todo sucedió tan naturalmente, mi verdadera forma y situación vergonzosa de ser una oportunista salió a la luz durante la tribulación.
En junio y julio de 1996, yo estaba en otra parte del país cumpliendo con mi deber que implicaba escribir. Un día, el líder de esta zona vino y nos dijo que la situación reciente no era muy buena y que la hermana fulana de tal había sido arrestada por el gran dragón rojo. Cuando oímos esto, quisimos orar por esta hermana y no pensamos en mucho más, pues todos sabíamos que era común que las personas fueran arrestadas por su creencia en Dios en China, un país que perseguía a Dios de esta manera. Pero, no pasaron muchos días cuando oímos que unos cuantos hermanos y hermanas más habían sido arrestados. Después de algunos días más, oímos que más o menos una docena habían sido arrestados, y que muchos creyentes bien conocidos que servían como líderes en la familia de Dios habían sido sumados en secreto a la lista de buscados. También había algunos por cuyo arresto se ofrecían recompensas. Los líderes locales también estaban en la lista negra del gran dragón rojo. Sentí que las cosas no iban bien: parecía que el gran dragón rojo estaba tratando de destruir a los creyentes de golpe. Sentíamos una especie de terror en el ambiente que nos envolvía; no sabíamos qué hacer en este tipo de situación; queríamos contactar al líder y preguntarle cómo debíamos proceder, pero no podíamos contactar con él. Más tarde, descubrí que la tribulación había comenzado un mes antes. La palabra de Dios se hizo realidad: “Cuando Dios hiera al pastor, las ovejas del rebaño serán dispersadas, y en ese momento no tendréis líder verdadero. Las personas serán divididas: no será como ahora, cuando podéis reuniros como una congregación”. Pero en aquel momento estábamos entumecidos de espíritu y no nos atrevíamos a hacer conjeturas locas y definir la obra de Dios. Por lo tanto, no sabíamos que esta era la gran tribulación. Lo único que podíamos sentir era la mano oscura del gran dragón rojo acercándose a nosotros y no podíamos progresar en nuestra obra por razones obvias. Al enfrentarnos a este tipo de dificultad, nos dimos ligeramente cuenta de que la obra había sido obstruida por la mano de Dios; Dios nos estaba guiando para que detuviésemos la obra y nos ocultásemos y regresáramos a nuestra patria sin dilaciones. Así estaríamos más seguros. En consecuencia, nos vimos obligados a dispersarnos y regresar a nuestra patria.
Sólo había estado en casa durante una semana cuando una hermana vino y me entregó una carta que decía que un hermano de nuestra iglesia había sido arrestado, y que tenía que irme de mi casa inmediatamente. En ese entonces, estaba paralizada como un conejo frente a los faros de un coche; no tenía fe y sólo tenía un pensamiento en mi corazón: ocultarme rápidamente y no permitir que el gran dragón rojo me capturara; el gran dragón rojo es demasiado deplorable y cruel, los métodos despiadados que utiliza para causar estragos a los creyentes no tienen precedentes. Si cayese en manos del demonio, las consecuencias serían inimaginables. Después de esto, una hermana me metió en las montañas para cocinar para los mineros. Yo estaba allí con dos hermanas y aprovechábamos los momentos en que nadie estaba alrededor para comer y beber las palabras de Dios, comunicar y cantar himnos. Puesto que teníamos un suministro de las palabras de Dios, cada día era muy enriquecedor. Sin embargo, en menos de un mes, la policía entró en la zona y no tuve más remedio que irme rápidamente. Después estuve trabajando en otro restaurante. Todos con los que entablaba contacto eran no creyentes y no compartíamos el mismo idioma; además, no tenía la palabra de Dios en este tipo de entorno, y no había nadie con quien comunicar, hasta el punto de que incluso se hacía difícil ofrecer una oración apropiada. Me sentía sola y desolada y mi corazón no pudo evitar comenzar a quejarse. Incluso quería traicionar a Dios y no creer más: "Creer en Dios en verdad no es algo fácil y me paso todo el día con el alma en vilo; estoy vagando por un mundo que carece de justicia; ¿cuándo terminarán estos días? Si yo no creyera en Dios, vivir un estilo de vida fácil y estable como los incrédulos, ¿no sería eso maravilloso?”. Aunque mi corazón pensaba de esta manera, sentía miedo y no me atrevía a dejar a Dios; también sentía que no podía dejar a Dios, la idea de dejar a Dios me causaba dolor. Sin embargo, como en el pasado no me gustaba leer las palabras de Dios, no buscaba la verdad y sólo cumplía mis deberes para obtener bendiciones, por lo tanto, al momento de dejar los libros de la palabra de Dios, en mi corazón no quedó ni una sola línea de la palabra de Dios. Sin las palabras de vida de Dios en las que apoyarme, era como una tonta que había perdido la cabeza. No sabía qué hacer conmigo misma ni qué buscar después. Sólo luchaba desesperadamente día tras día. ¿Cuál era la voluntad de Dios? ¿Por qué arregló Él esto para mí? ¿Cómo podía yo practicar y satisfacer a Dios? Yo no poseía la fuerza para reflexionar sobre estas cosas, en lo único que pensaba era en mis dificultades. En ese momento mi creencia en la omnipotencia y la omnisciencia de Dios y mi creencia en el dominio universal de Dios habían desaparecido. Llegó hasta el punto de que cuando una hermana me invitaba a ir a visitar a algunos hermanos y hermanas, lo rechazaba, porque mi corazón estaba lleno de temor y cobardía. Yo no tenía fe o fuerza, sólo confiaba en mi mente y en mis pensamientos, y pensaba que el medio ambiente no sería bueno antes del regreso de Hong Kong a China. Durante este período de tiempo, el gran dragón rojo suprimirá y erradicará frenéticamente a todo el que sinceramente crea en Dios. Ya que pasará mucho tiempo antes del regreso de Hong Kong, sin duda debo protegerme bien. Durante los dos meses y medio que trabajé en el restaurante, mi corazón se fue distanciando cada vez más de Dios, casi hasta el punto de que sólo reconocía el nombre de Dios, pero no tenía a Dios en mi corazón. A menudo mi corazón se sentía atraído por los placeres sensuales; quería huir de Dios y vivir la vida de los no creyentes. Sin embargo, durante los siguientes días, echaba especialmente de menos a Dios y a los hermanos y hermanas; extrañaba mi anterior vida en la iglesia. Cuando estaba sola, nunca podía evitar llorar. Mi corazón estaba entristecido: oh Dios, todo el día estoy con personas que pertenecen al diablo; si no estoy trabajando, entonces estoy comiendo o manteniendo una conversación aburrida. Sólo Tú conoces el vacío y el dolor en mi corazón. Dios mío, ¿cuándo pasará esta larga noche? ¿Cuándo seremos liberados para creer en Dios, como en el pasado cuando vivimos en Tu cálida familia? Mi corazón estaba atormentado como si estuviese siendo arropado por malezas y yo no podía permanecer allí más tiempo. Por casualidad, se acercaba el Festival de la Primavera y aproveché la oportunidad para dejar mi trabajo y regresar rápidamente a mis hermanos y hermanas. Después supe que no era sólo yo quien había tenido esos pensamientos; hubo muchos hermanos y hermanas que habían evitado ser arrestados por el gran dragón rojo y que habían huido a otras áreas, y que habían experimentado lo mismo que yo. Todos regresaron a casa porque pensaban lo mismo. Esta fue una guía milagrosa del Espíritu Santo.
No más de unos días después de haber regresado a casa, una hermana vino a informarme sobre una reunión en la iglesia. Cuando escuché a la hermana decir que la tribulación había terminado y que todo había vuelto a la normalidad y que podía ir a cumplir mi antiguo deber, me tomé un momento antes de darme cuenta: "¿Qué? ¿La tribulación ha terminado? ¿Esta fue la tribulación? Todavía faltan unos meses antes de que Hong Kong regrese a China. ¿Cómo puede haberse terminado la tribulación? ¡Esto no es lo que esperaba! Durante todo este tiempo, estas cosas que hemos experimentado fueron la tribulación, ¡ahora estoy acabada! ¿Qué manifesté durante la tribulación? Además de ser cobarde y sentir miedo, me quejé, me escapé y traicioné. Yo no tenía ningún atisbo de fe, por no mencionar de lealtad y de amor. Esta vez Dios ha puesto a prueba mi obra, y he fracasado por completo". Bajé la cabeza en desesperación con todo tipo de sentimientos en mi corazón. Esta vez pude entender lo que Dios dijo antes de que comenzara la tribulación: “Después de que Mi propia obra haya sido completada, el siguiente paso será que las personas transiten por la senda que deben. Todos deben entender qué senda han de recorrer: es una senda y un proceso de sufrimiento, así como de refinamiento de tu determinación para amar a Dios. En qué verdades deberías entrar, cuáles deberías suplementar, cómo deberías experimentar, y desde qué aspecto deberías entrar; debes entender todas estas cosas. Tienes que equiparte ahora. Si esperas hasta que la tribulación te sobrevenga, será demasiado tarde” (‘Cómo deberías andar la última etapa de la senda’ en “La Palabra manifestada en carne”). Esta trágica lección me enseña que la gente no puede dar testimonio durante la tribulación si no posee la verdad y si confía en sus propios deseos. Las personas que vivan sin la verdad en la obra de Dios serán ciertamente reveladas por entero; no podrán ocultarse en lo más mínimo ni tampoco serán capaces de fingirlo más. Sin la verdad, uno edifica sobre una base de arena, la cual no soportará ni la prueba más leve. Sólo con la verdad se pueden ver las cosas con claridad, tener fe y fuerza, ser capaz de triunfar sobre Satanás y ser capaz de poner la verdad en práctica para satisfacer a Dios y dar testimonio de Dios. Yo de verdad me odiaba a mí misma: Dios ya nos ha dicho estas cosas pacientemente desde hace mucho tiempo, ¡¿y por qué no lo creí, por qué no me lo tomé en serio?! Nada puede ser devuelto; no hay otra opción que buscar diligentemente la verdad en el camino que tenemos por delante.
Cuando terminamos de reunirnos, escuché a una hermana revelar cierta inteligencia interior: el gran dragón rojo sigue deteniendo agresivamente a los creyentes y se está volviendo aún más intenso. Cuando oí esto, mi corazón de poca fe susurró de nuevo: el entorno es así de tenso y los hermanos y hermanas están todos cumpliendo con sus deberes. ¿Está bien esto? Pero el hecho me permitió ver que, a pesar de que la situación era tensa, la gente no tiene miedo como lo tuvo durante la tribulación; cuando cumplimos con nuestros deberes, nuestros corazones están especialmente firmes y pacíficos como si todos se hubiesen olvidado del dato inteligente que la hermana nos había dicho. El Espíritu Santo también está haciendo una obra enorme en la iglesia; no pasará mucho tiempo antes de la gran ocasión en que el evangelio se extienda a todas las tierras. Nuestra obra se está volviendo cada vez más ajetreada y cada deber se está llevando a cabo sin problemas. Casi todos los hermanos y hermanas están cumpliendo sus deberes con sus mejores esfuerzos en sus respectivas posiciones. La escena progresa a toda marcha justo delante de las narices del gran dragón rojo, pero, con la obra expandiéndose así de vigorosamente, no ha habido arrestos como los que hubo en medio de la gran tribulación. Estos hechos me permitieron ver claramente una verdad: de hecho, el gran dragón rojo siempre está trabajando para resistirse a Dios, perseguir a Dios y coaccionar a la gente elegida de Dios; nunca se ha detenido y quiere asesinar a Dios y a Su pueblo elegido. A veces, el cuchillo del carnicero en su mano no cae sobre nosotros, y eso es porque Dios nos vigila y protege. A veces, ni siquiera percibimos su intención de matar, y eso es Dios que usa Sus grandes alas para protegernos, no es que el gran dragón rojo haya dejado su cuchillo de carnicero y haya detenido su persecución. El gran dragón rojo nunca ha soltado su cuchillo de carnicero y nunca lo soltará; quiere resistirse a Dios hasta el fin y cuanto más se acerca al fin, más frenético se vuelve, porque el gran dragón rojo es Satanás, el espíritu maligno. Sabe bien que el día glorioso en que Dios complete Su obra de salvación será su último día. Por lo tanto, cuanto más se acerca la muerte, mayor es su lucha. Sin embargo, no importa lo que suceda, la obra de Dios usa al gran dragón rojo como figura de contraste, es un objeto de servicio en las manos de Dios, es una herramienta para poner a prueba al pueblo elegido de Dios. Su crueldad no puede obstaculizar la obra de Dios, sin el permiso de Dios, no tiene poder sobre el pueblo escogido de Dios. Cuando Dios no le permita cazar, el pueblo elegido de Dios estará delante de sus narices y no podrá atraparlo. No tiene otra opción que estar a merced de Dios. Al igual que la palabra de Dios dice: “Cuando comience formalmente Mi obra, todas las personas se moverán como Yo me mueva, de tal manera que las personas en todo el universo vayan al paso conmigo; hay ‘júbilo’ en todo el universo, y el hombre es impulsado hacia adelante por Mí. En consecuencia, el gran dragón rojo en sí mismo es puesto por Mí en un estado de frenesí y de desconcierto y sirve a Mi obra, y, a pesar de no estar dispuesto, es incapaz de seguir sus propios deseos, dejándolo sin otra opción que la de someterse a Mi control” (‘La vigésima novena declaración’ de Las declaraciones de Dios al universo entero en “La Palabra manifestada en carne”). En la gran tribulación, Dios permitió al gran dragón rojo perseguir al pueblo elegido de Dios, porque Él quería explotar al gran dragón rojo y usarlo para beneficiar al pueblo elegido de Dios para que este viera con toda claridad la esencia de la resistencia del gran dragón rojo contra Dios. Si Dios siempre nos vigilara y nos protegiera, y no nos permitiera sufrir ni siquiera un poco de persecución en el entorno real, entonces no podríamos creer verdaderamente las palabras que Dios ha revelado acerca de la esencia de la corrupción del gran dragón rojo, y no seríamos conscientes de la fidelidad de Dios. Por lo tanto, Dios nos permite ver la verdad de los hechos cuando es apropiado. Sólo de esta manera podemos ver que todo lo que Dios dice es verdad y que el gran dragón rojo es de hecho el enemigo de Dios, que es un espíritu maligno y que asesina a la gente y se traga el espíritu de las personas. Si estos hechos no se revelaran, todavía me dejaría engañar y estafar por él; todavía le hubiese creído cuando decía "libertad de religión" y "derechos legales de los ciudadanos". Hoy, he experimentado personalmente la persecución y el hostigamiento del gran dragón rojo, he visto con mis propios ojos el horrible semblante de la matanza del pueblo elegido de Dios por parte del gran dragón rojo. Y ahora sé que la libertad y la democracia que proclama es todo un encubrimiento de sus crímenes. Ahora veo claramente la esencia malvada, demoníaca y deplorable del gran dragón rojo, y mi corazón la desprecia de verdad. He tomado la decisión de traicionarlo y seguir a Dios hasta el fin.
Las tribulaciones vienen de Dios, y el momento de su fin está seguramente en las manos de Dios. Cuando la obra de Dios produce resultados, Dios ciertamente no postergará el momento. Justo como Dios dijo: “El tiempo de la tribulación no será muy prolongado; no durará ni un año. Si tuviera que durar un año, retrasaría el siguiente paso de la obra, y la estatura de las personas no sería la adecuada. Si se prolongara demasiado, ellas no serían capaces de resistirlo; su estatura tiene sus limitaciones” (‘Cómo deberías andar la última etapa de la senda’ en “La Palabra manifestada en carne”). Dios tiene Su plan, y Él no demora la próxima etapa de difusión de Su evangelio. Dios tiene una comprensión profunda de nosotros, Él conoce nuestra estatura, Él conoce nuestras condiciones, y Él no está dispuesto a permitir que nuestras vidas se pierdan. Dios ha hecho planes exactos para nosotros en Su obra, Él ha considerado nuestras vidas en todos los sentidos; pero, en mi tribulación, lo único en lo que yo pensaba era en mi propia seguridad y en si yo estaba sufriendo dificultades o no; no pensaba en Dios en absoluto. Soy realmente egoísta y deplorable; no poseo una conciencia racional y no soy digna de vivir en la presencia de Dios. En mi tribulación, Dios reveló mi estatura real, lo que me hizo tener una comprensión realista de mí misma. Pude ver cuán pobre, lamentable y ciega estaba; vi que no tenía fe o amor por Dios, sino que sólo tenía rebeldía y resistencia hasta el punto de que traicionaba en cualquier momento y en cualquier lugar. En este momento, pude ver mi peligro, y vi la importancia de estar equipada con la verdad; desde entonces, he tenido sed de la verdad. En ese entonces leí las palabras que Dios reveló acerca de la naturaleza corrupta del hombre y sentí que la palabra de Dios cobraba vida dentro de mí como una espada de doble filo, perforándome las articulaciones y la médula y revelando la suciedad y la injusticia en las profundidades de mi corazón. Me hizo ver que yo era deplorable y fea y que estaba profundamente corrompida por Satanás. Empecé a despreciarme y a tener deseos de cambiar; tenía sed de ser una persona genuina. Sentí que la obra de juicio y castigo de Dios estaba verdaderamente purificando a la gente y que, mientras buscara sinceramente la verdad, con seguridad yo sería purificada y salvada. La primera vez que sentí la preciosidad de las palabras de Dios y la importancia de la verdad, mi corazón se alegró interiormente: finalmente he entrado en mi creencia en Dios, estoy caminando hacia un nuevo comienzo y puedo ver la esperanza de obtener la salvación. Consecuentemente, hice una resolución: sin importar cuán accidentado sea el camino que tengo por delante, siempre seré firme e inmutable en mi seguir a Dios y caminar por el sendero correcto de la vida.
Los maravillosos arreglos de Dios nos permitieron entrar inadvertidamente en la tribulación e, involuntariamente, salirnos de la tribulación. La cosecha que recogimos de esto fue clara y fácil de ver. A través de la tribulación, podemos ver que Dios es todopoderoso y sabio; vemos que el gran dragón rojo es incapaz y fatuo. Es desenfrenado y salvaje, y no tiene otra opción que ser lanzado involuntariamente de un lado a otro por la obra de Dios; será derrotado por siempre en las manos de Dios. El gran dragón rojo intenta en vano asustar al pueblo elegido de Dios por medio de persecuciones crueles y trata de perturbar y desmantelar la obra de Dios. No se da cuenta de que Dios está usando esto para perfeccionar al pueblo de Dios. A pesar de que por fuera parece que la persecución del gran dragón rojo ha caído sobre la gente, en realidad, todo está arreglado por la mano todopoderosa de Dios. Él esparce a la gente y reúne a la gente, conduce a la gente a tribulaciones y la libra de ellas; Él permite Dios. A pesar de que por fuera parece que la persecución del gran dragón rojo ha caído sobre la el amor de Dios, Su omnipotencia y Su sabiduría. Las personas se vuelven más firmes e inquebrantables en su seguir a Dios, y pueden ver sus verdaderas estaturas y sus deficiencias; sus corazones adquieren una mayor sed de Dios y de la verdad. Hay tanto significado en que Dios provoque la gran tribulación; hay tanta sabiduría en la obra de Dios. Nadie puede llegar a comprenderlo. Yo pude participar en la gran tribulación arreglada por Dios; fue ciertamente la exaltación y el amor abundante de Dios y mi honor en esta vida. Cada vez que reflexiono sobre esto me siento sobrecogida de emoción y quiero dar mi más sincero agradecimiento y alabanza a Dios. Si no hubiese experimentado la tribulación, no habría tenido otra opción que seguir ciegamente como un laico parado fuera de las filas del entrenamiento del reino y que, al final, se hundiría y sería destruido. Si no hubiese experimentado la tribulación, no tendría verdadera fe en Dios y no entendería la dificultad de la obra de Dios y que salvar a la gente no es cosa fácil. Si yo no hubiese experimentado la tribulación, no sería capaz de ver la verdadera cara del gran dragón rojo y todavía tendría ilusiones falsas sobre esta oscura sociedad, todavía le tendría cariño a este mundo y no podría seguir a Dios con un corazón de hierro. ¡Es la maravillosa y sabia obra de Dios la que me ha conquistado; es la omnipotencia y el gran amor de Dios lo que me ha llevado a donde estoy hoy! De ahora en adelante, no importa a qué pruebas y tribulaciones me enfrente, estaré dispuesta a confiar en mi fe y amor por Dios para ser testigo de Dios y consolar Su corazón.
Fuente: Iglesia de Dios Todopoderoso
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