Es decir, si dices que crees en el Señor, debes leer la Biblia, debes comerla y beberla, y fuera de ella no debes adorar a ningún libro que no la implique. Si lo haces, estás traicionando a Dios. Desde el momento en que la Biblia estuvo, la creencia de las personas en el Señor ha sido la creencia en la Biblia. En lugar de decir a las personas que crean en el Señor, es mejor decir que lo hagan en la Biblia; en lugar de decir que han comenzado a leer la Biblia, es mejor decir que han empezado a creer en ella; y en lugar de decir que han vuelto a la presencia del Señor, es mejor decir que han regresado ante la Biblia. De esta forma, las personas adoran a la Biblia como si fuera Dios, como si fuera su vida, y perderla sería lo mismo que perder su vida. Las personas contemplan la Biblia como algo tan elevado como Dios, y están incluso aquellos que la ven como algo más alto que Dios. Si las personas no tienen la obra del Espíritu Santo, si no pueden sentir a Dios, pueden seguir viviendo; pero tan pronto como pierden la Biblia, sus capítulos o sus dichos célebres, es como si hubieran perdido su vida. Así pues, tan pronto como las personas creen en el Señor comienzan a leer la Biblia, a memorizarla, y cuanto más sean capaces de memorizar de ella, más demuestran amar al Señor y tienen una gran fe. Los que han leído la Biblia y pueden hablarles de ella a los demás son todos buenos hermanos y hermanas. Y es que todos estos años, la fe y la lealtad de las personas al Señor se han medido de acuerdo a su grado de entendimiento de la Biblia. La mayoría de las personas no entienden por qué deberían creer en Dios ni cómo hacerlo, y no hacen otra cosa que buscar ciegamente pistas para descifrar los capítulos de la misma. Nunca han buscado la dirección de la obra del Espíritu Santo; no han hecho más que dedicarse todo el tiempo a estudiar e investigar desesperadamente la Biblia, y nadie ha encontrado nunca obra nueva del Espíritu Santo fuera de ella, nadie se apartado nunca de ella ni se ha atrevido nunca a hacerlo. Las personas han estudiado la Biblia durante todos estos años, han venido con muchas explicaciones, y realizado mucho trabajo; también tienen muchas opiniones diferentes acerca de ella, que debaten interminablemente, de manera que se han formado más de dos mil denominaciones hoy. Todos quieren encontrar algunas explicaciones especiales, o misterios más profundos en la Biblia, quieren explorarla, y encontrar en ella el trasfondo de la obra de Jehová en Israel, de la de Jesús en Judea, o más misterios que nadie más conoce. El acercamiento de las personas a la Biblia se produce por obsesión y fe, y nadie puede aclarar del todo la historia interna o la esencia de la misma. Así pues, el resultado es que las personas siguen teniendo hoy una sensación indescriptible de magia cuando se trata de la Biblia; aún más que eso, están obsesionadas con ella, y tienen fe en ella. Hoy en día, todos quieren encontrar las profecías de la obra de los últimos días en la Biblia, quieren descubrir qué obra hace Dios durante los últimos días y qué señales hay para los últimos días. De esta forma, su adoración de la Biblia se vuelve más ferviente, y mientras más se acercan los últimos días, más credibilidad dan a sus profecías, particularmente a las relativas a estos. Con esa creencia ciega en la Biblia, con esa confianza en ella, no tienen deseo de buscar la obra del Espíritu Santo. En las ideas de las personas, piensan que sólo ella puede traer la obra del Espíritu Santo; sólo en ella pueden encontrar los pasos de Dios; sólo en ella están escondidos los misterios de Su obra; sólo la Biblia —no otros libros o personas— puede clarificar todo lo de Dios y la totalidad de Su obra; la Biblia puede traer la obra del cielo a la tierra; y puede tanto comenzar como concluir las eras. Con estos conceptos, las personas no tienen inclinación a buscar la obra del Espíritu Santo. Así pues, independientemente de cuánta ayuda prestara la Biblia a las personas en el pasado, esta ha pasado a ser un obstáculo para la obra más reciente de Dios. Sin ella, las personas podrían buscar los pasos de Dios en cualquier otro lugar; pero hoy, la Biblia los ha contenido, y extender Su obra reciente ha pasado a ser doblemente difícil, y una ardua lucha. Todo esto se debe a los capítulos y los dichos famosos de la Biblia, así como sus diversas profecías. La Biblia se ha vuelto un ídolo en las mentes de las personas, un enigma en sus cerebros, y son simplemente incapaces de creer que Dios puede obrar excluyéndola, de creer que las personas pueden encontrar a Dios fuera de la Biblia, y mucho menos son capaces de creer que Dios podría apartarse de ella durante la obra final y comenzar de nuevo. Esto es impensable para las personas; no pueden creerlo ni imaginarlo. La Biblia se ha convertido en un gran obstáculo para que los hombres acepten la nueva obra de Dios, y ha dificultado su desarrollo.
de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”
2. En tiempos antiguos, antes de la Era de la Gracia, las personas leían la Biblia, pero en esa época sólo estaba el Antiguo Testamento; el Nuevo no existía. Como estaba el Antiguo Testamento de la Biblia, las personas empezaron a leer las santas Escrituras. Una vez que Jehová dejó de dirigirlo, Moisés escribió Génesis, Éxodo, y Deuteronomio… Recordó la obra de Jehová en ese momento, y la escribió. La Biblia es un libro de historia. Por supuesto, también contiene algunas de las predicciones de los profetas, y por supuesto, estas no son historia en absoluto. La Biblia incluye varias partes; no sólo hay profecía, o sólo la obra de Jehová, o las epístolas paulinas. Debes saber cuántas partes incluye; el Antiguo Testamento lo forman Génesis, Éxodo…, y también los libros de profecía que se escribieron. Finalmente, el Antiguo Testamento termina con el libro de Malaquías. Registra la obra de la Era de la Ley del Antiguo Testamento, dirigida por Jehová; desde Génesis hasta el libro de Malaquías, es un relato exhaustivo de toda la obra de la Era de la Ley. Es decir, el Antiguo Testamento registra todo lo experimentado por las personas que fueron guiadas por Jehová en la Era de la Ley. Durante la Era de la Ley del Antiguo Testamento, el gran número de profetas levantados por Jehová hablaron profecía en Su nombre, dieron instrucciones a diversas tribus y naciones, y predijeron la obra que Jehová haría. Este había dado el Espíritu de profecía a todas estas personas que había levantado: eran capaces de ver Sus visiones, oír Su voz; por tanto, estaban inspiradas por Él y escribían profecía. La obra que hacían era la expresión de la voz de Jehová, era la obra de profecía que hacían en Su nombre, y Su obra en ese momento era simplemente guiar a las personas usando el Espíritu; Él no se hizo carne, y las personas no vieron nada en Su rostro. Por tanto, levantó muchos profetas para hacer Su obra, y les dio oráculos que transmitieron a cada tribu y clan de Israel. Su obra era hablar profecía, y algunos de ellos escribieron las instrucciones de Jehová para mostrarlas a otros. Él levantó a estas personas para hablar profecía, predecir la obra del futuro o la que aún debía hacerse durante ese tiempo, de forma que las personas pudieran ver las maravillas y la sabiduría de Jehová. Estos libros de profecía eran bastante diferentes de los demás libros de la Biblia; eran palabras habladas o escritas por aquellos a los que se había dado el Espíritu de profecía; por aquellos que habían obtenido de Jehová las visiones o la voz. Aparte de los libros de profecía, todo lo demás en el Antiguo Testamento son registros hechos por personas después de que Jehová hubiera terminado Su obra. Estos libros no pueden reemplazar a las predicciones habladas por los profetas levantados por Jehová, del mismo modo que Génesis y Éxodo no pueden compararse con el libro de Isaías y el de Daniel. Las profecías se hablaron antes de que la obra se hubiera llevado a cabo; los otros libros, entretanto, se escribieron después de que hubiera terminado, que era lo que las personas eran capaces de hacer. […] De esta forma, lo que se registra en la Biblia es puramente la obra en Israel en ese momento. Las palabras habladas por los profetas, por Isaías, Daniel, Jeremías, y Ezequiel… sus palabras predicen Su otra obra sobre la tierra, la obra de Jehová Dios mismo. Todo esto venía de Dios, era la obra del Espíritu Santo, y aparte de estos libros de los profetas, todo lo demás es un relato de las experiencias de la obra de Jehová por parte de las personas en ese momento.
de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”
3. La obra de la creación tuvo lugar antes de que existiera la humanidad, pero el libro de Génesis sólo vino después de ello; fue un libro escrito por Moisés durante la Era de la Ley. Es como las cosas que ocurren entre vosotros hoy: después de que ocurren, las escribís para mostrarlas a las personas en el futuro, y para las personas del futuro, lo que registraste son cosas acontecidas en el pasado, no son otra cosa que historia. Las cosas registradas en el Antiguo Testamento son la obra de Jehová en Israel, y lo registrado en el Nuevo es la obra de Jesús durante la Era de la Gracia; documentan la obra realizada por Dios en dos eras distintas. El Antiguo Testamento documenta la obra de Dios durante la Era de la Ley, y por tanto el Antiguo Testamento es un libro histórico, mientras el Nuevo es el producto de la Era de la Gracia. Cuando comenzó la nueva obra, estos libros quedaron obsoletos; por tanto, el Nuevo Testamento también es un libro histórico. Por supuesto, no es tan sistemático como el Antiguo ni registra tantas cosas.
de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”
4. ¿Qué tipo de libro es la Biblia? El antiguo pacto es la obra de Dios durante la Era de la Ley. El Antiguo Testamento de la Biblia registra toda la obra de Jehová durante dicha era y Su obra de creación. Todo él registra la obra realizada por Jehová, y acaba finalmente los relatos de la misma con el libro de Malaquías. El Antiguo Testamento registra dos partes de la obra realizada por Dios: una es la obra de la creación, y la otra es el decreto de la ley. Ambas fueron realizadas por Jehová. La Era de la Ley representa la obra de Dios bajo el nombre de Jehová. Es la totalidad de la obra realizada principalmente bajo el nombre de Jehová. Así pues, el Antiguo Testamento registra la obra de Jehová, y el Nuevo la de Jesús, llevada a cabo principalmente bajo este nombre. La mayor parte del sentido del nombre de Jesús y de la obra que Él hizo se registra en el Nuevo Testamento.
de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”
5. Si deseas ver la obra de la Era de la Ley, y cómo siguieron los israelitas el camino de Jehová, debes leer el Antiguo Testamento; si deseas entender la obra de la Era de la Gracia, debes leer el Nuevo Testamento. ¿Pero cómo ves la obra de los últimos días? Debes aceptar el liderazgo del Dios de hoy, y entrar en la obra de hoy, porque esta es la nueva obra, y nadie la ha registrado anteriormente en la Biblia. Hoy, Dios se ha hecho carne y ha seleccionado a otros escogidos en China. Él obra en estas personas, continúa Su obra en la tierra, continúa la obra de la Era de la Gracia. La obra de hoy es una senda por la que el hombre nunca ha caminado, y que nadie ha visto nunca. Es una obra que nunca se ha hecho antes: es la obra más reciente de Dios en la tierra. Así pues, la obra que nunca se ha hecho antes no es historia, porque ahora es ahora, y aún no se ha convertido en pasado. Las personas no saben que Dios ha hecho una obra mayor y más nueva en la tierra, y fuera de Israel, que ya ha ido más allá del ámbito de este, así como de las predicciones de los profetas, que es una obra nueva y maravillosa fuera de las profecías, y una obra más nueva más allá de Israel, que las personas no pueden percibir ni imaginar. ¿Cómo podría contener la Biblia registros explícitos de tal obra? ¿Quién podría haber registrado cada pedazo de la obra de hoy, sin omisión, de antemano? ¿Quién podría registrar esta obra más poderosa y sabia que desafía a las convenciones del viejo libro enmohecido? La obra de hoy no es historia, y como tal, si deseas caminar por la nueva senda de hoy, debes salir de la Biblia, ir más allá de los libros de profecía o historia en ella. Sólo entonces serás capaz de caminar por la nueva senda apropiadamente, y sólo entonces serás capaz de entrar en la nueva esfera y en la nueva obra. Debes entender por qué hoy se te pide que no leas la Biblia, por qué hay otra obra independiente de ella, por qué Dios no busca una práctica más nueva y detallada en ella, por qué hay en su lugar una obra más poderosa fuera de ella. Esto es todo lo que deberíais entender todos. Debes conocer la diferencia entre la obra antigua y la nueva, y aunque no la leas, tienes que ser capaz de diseccionarla; si no, seguirás adorándola, y será difícil para ti entrar en la nueva obra y pasar por nuevos cambios.
de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”
6. Si hay un camino más elevado, ¿por qué estudiar ese más bajo y obsoleto? Si hay declaraciones y una obra más nuevas, ¿por qué vivir entre relatos históricos? Las nuevas declaraciones pueden proveer para ti, lo que demuestra que esta es la nueva obra; los viejos relatos no pueden saciarte ni satisfacer tus necesidades actuales, y esto significa que son historia, y no la obra del aquí y ahora. El camino más elevado es la obra más nueva, y con ella, por muy alto que fuera el camino del pasado, sigue siendo la historia de las reflexiones de las personas; independientemente de su valor como referencia, sigue siendo el camino antiguo. Aunque se registra en el “libro sagrado”, el camino antiguo es historia; aunque no hay constancia del mismo en el “libro sagrado”, el nuevo camino es del aquí y el ahora. Este puede salvarte y cambiarte, porque es la obra del Espíritu Santo.
de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”
7. La Biblia es un libro histórico, y si hubieras comido y bebido el Antiguo Testamento durante la Era de la Gracia, si hubieras puesto en práctica lo exigido en la época del Antiguo Testamento en la Era de la Gracia, Jesús te habría rechazado y condenado; si hubieras aplicado el Antiguo Testamento a la obra de Jesús, habrías sido un fariseo. Si hoy pones juntos el Antiguo y el Nuevo Testamento para comerlos y beberlos, y practicar, el Dios de hoy te condenará; ¡habrás quedado atrás en la obra actual del Espíritu Santo! ¡Si comes el Antiguo y el Nuevo Testamento, estás fuera de la corriente del Espíritu Santo! Durante Su época, Jesús guió a los judíos y a aquellos que le seguían según la obra del Espíritu Santo en Él en ese momento. Él no tomó la Biblia como la base de lo que hacía, sino que hablaba de acuerdo con Su obra; no prestó atención a lo que la Biblia decía ni buscó en ella una senda para guiar a Sus seguidores. Justo desde que empezó a obrar, difundió el camino del arrepentimiento, del cual las profecías del Antiguo Testamento no mencionan una sola palabra. No sólo no actuó según la Biblia, sino que también guió por una nueva senda, y realizó una obra nueva. Nunca se refería a la Biblia cuando predicaba. Durante la Era de la Ley, nadie fue nunca capaz de llevar a cabo Sus milagros de sanar a los enfermos y echar fuera demonios. Su obra, Sus enseñanzas, Su autoridad, nadie había hecho esto durante la Era de la Ley. Jesús simplemente hizo Su obra más nueva, y aunque muchas personas lo condenaron usando la Biblia, e incluso usaron el Antiguo Testamento para crucificarlo, Su obra sobrepasó al Antiguo Testamento; si esto no fue así, ¿por qué lo clavaron en la cruz? ¿No fue porque el Antiguo Testamento no decía nada de Su enseñanza, y Su capacidad para curar a los enfermos y echar fuera demonios? Su obra tenía como fin guiar por un nuevo camino, no buscar un enfrentamiento con la Biblia o prescindir del Antiguo Testamento deliberadamente. Él vino simplemente a desarrollar Su ministerio, a traer la nueva obra a aquellos que lo anhelaban y buscaban. No vino a explicar el Antiguo Testamento o sostener su obra. Su obra no tenía el fin de permitir que la Era de la Ley continuara desarrollándose, porque no consideraba si tenía o no la Biblia como su base; Jesús simplemente vino a hacer la obra que debía hacer. Por tanto, no explicó las profecías del Antiguo Testamento, ni obró según las palabras de la Era de la Ley del Antiguo Testamento. Ignoró lo que decía el Antiguo Testamento, no le importaba si concordaba o no con Su obra, ni lo que los demás conocieran de esta, o que la condenaran. Simplemente siguió haciendo la obra que debía hacer, aunque muchas personas usaron las predicciones del Antiguo Testamento para condenarlo. Para las personas, parecía que Su obra no tenía base, y gran parte de esta entraba en conflicto con los relatos del Antiguo Testamento. ¿No es esto erróneo? ¿Debe aplicarse la doctrina a la obra de Dios? ¿Y debe ser acorde con las predicciones de los profetas? Después de todo, ¿quién es más grande: Dios o la Biblia? ¿Por qué debe ser la obra de Dios acorde con la Biblia? ¿Podría ser que Dios mismo no tuviera derecho a sobrepasar la Biblia? ¿No puede salirse Dios de la Biblia y hacer otra obra? ¿Por qué no guardaban el día de reposo Jesús y Sus discípulos? Si debía guardar el día de reposo y practicar según los mandamientos del Antiguo Testamento, ¿por qué no lo hizo Jesús después de venir, sino que en su lugar lavó pies, cubrió cabezas, partió pan y bebió vino? ¿No está todo esto ausente de los mandamientos del Antiguo Testamento? Si Jesús honraba el Antiguo Testamento, ¿por qué desafió estas doctrinas? Deberías saber qué vino primero, ¡Dios o la Biblia! Si era el Señor del día de reposo, ¿no podía ser también el de la Biblia?
de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”
De “Declaraciones de Cristo de los últimos días (Selecciones)”
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