Zhang Mingdao es un cristiano de la Iglesia de Dios Todopoderoso que ha experimentado la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días durante varios años, comprende algunas verdades y entiende el verdadero significado de la vida humana.
Está decidido a abandonarlo todo y seguir a Dios, y dar testimonio de la obra de Dios y Su aparición de los últimos días. En una ocasión, mientras Zhang Mingdao se encontraba en plena difusión del evangelio, fue detenido por la policía comunista china. Lo torturaron y atormentaron de forma inhumana, y trataron de obligarlo a revelar información sobre los líderes y las finanzas de la iglesia. Zhang Mingdao le oró a Dios y confió en Él. Resistió el dolor de las torturas y las crueles palizas, y fue firme testimonio. La policía comunista china, enrabietada por la humillación, determinó que Zhang Mingdao no era un creyente normal y corriente. Pensaron que debía de ser un líder de la Iglesia de Dios Todopoderoso y decidieron someterlo a un lavado de cerebro. Acto seguido, llevaron a Zhang Mingdao a una misteriosa base para aplicarle dicha técnica. Durante un mes de lucha contra el lavado de cerebro, se enfrentó a los ataques de oficiales comunistas chinos, de un profesor del instituto de ciencias sociales, de ponentes de la academia de policía, de psicólogos y de clérigos. Se sirvieron de manera alternativa de conceptos como el ateísmo, el materialismo, el conocimiento científico, la cultura tradicional y una variedad de rumores y falacias para lavarle el cerebro por la fuerza a Zhang Mingdao y otros cristianos, ocho en total. Los comunistas trataron de obligarlos a firmar declaraciones de arrepentimiento para renegar de Dios y traicionarlo y hacer que ayudaran al Partido Comunista en su cruzada de detener a los cristianos. Zhang Mingdao y los demás se apoyaron en las palabras de Dios y en el poder de la oración para refutar rotundamente todas esas herejías y falacias, lo cual provocó que las salvajes fuerzas del Partido Comunista de China sufrieran una total y vergonzosa derrota. En esta guerra exenta de armas, la verdad venció a la falacia y la justicia triunfó sobre el mal. Zhang Mingdao y los demás derrotaron a las malvadas fuerzas de Satanás mediante la confianza en Dios y dando testimonio rotundo y glorioso de Dios.
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