El testimonio de Job representa su fe. ¿Qué estado alcanzó su fe? “Jehová dio”, lo cual ha sido experimentado por la gente corriente. “Después de creer en el Señor, he experimentado la gracia de Dios en no pocas cosas.
He tenido muchas dificultades, he enfermado muchas veces, pero todas mis oraciones y súplicas a Dios se han cumplido. Por eso, lo que tengo hoy, todo lo que poseo es otorgado por Dios”. Muchas personas están equipadas con esta fe. Es el segundo nivel del que la gente corriente es incapaz de tener conocimiento: “Jehová quitó”. Creen lo siguiente: “Es Satanás el que hizo esto o lo hicieron ladrones. Dios me ha dado y el mismísimo Satanás arruinó esas cosas. El diablo está especializado en ser el enemigo de Dios; quiere apoderarse de todo lo que Dios da a las personas, así que fue Satanás quien lo hizo. Lo único que tengo que hacer es luchar contra Satanás. Esto no tiene conexión con Dios”. ¿Piensan así la mayoría de las personas o no? Esta fe es muy inferior a la de Job. Lo que es excepcional y precioso en cuanto a Job es su última frase: “¡bendito sea el nombre de Jehová!”. Esta frase es increíble para la gente que dice: “Él hizo que sufrieras privaciones y, aun así, sigues alabando Su nombre? ¡No puede ser! Alabar a Dios en esta situación de privación, ¿qué clase de persona podría hacerlo? ¡Es imposible e increíble!”. ¿No es esto lo que ocurrió? Decidme, cuando Job se enfrentó a esta prueba, o situación desdichada, siguió diciendo: “¡bendito sea el nombre de Jehová!”. ¿Qué clase de conocimiento de Dios debía tener él para pronunciar estas palabras? Esto basta para que la gente se devane los sesos durante un tiempo. ¿Cuánto tiempo necesitáis hasta que encontréis una respuesta? ¿Seríais capaces de llegar a comprenderlo en tres días o en cinco? Si no podéis comprenderlo, experimentadlo. Cuando hayáis alcanzado cierto nivel a través de la experiencia, sabréis por qué Job dijo estas palabras. Solo cuando hayáis experimentado la fe de Job hasta este punto podréis decir: “Oh, lo que dijo Job es muy cierto. ¿Cómo no pude haberlo imaginado antes? Hoy entiendo por qué Job fue capaz de decir esas palabras; hoy por fin las he experimentado. Cuando Job alcanzó la edad de setenta años –antiguamente, rara vez se llegaba a los setenta años–, su vida se acercaba rápidamente a su fin y, cuando se enfrentó a la prueba, fue capaz de decir palabras como estas. Él lo había experimentado profundamente durante toda su vida. Su fe era muy verdadera. ¡Lo que Job experimentó fue ciertamente bastante profundo!”. Job y Abraham son personas de gran fe; tenían una fe profunda y su estado era muy elevado. La gente corriente no puede alcanzar ni llegar a esto. De otro modo, ¿cómo habrían recibido ellos dos tan grandes bendiciones de Dios? ¿No es así? Hoy experimentamos la obra de Dios y Él promete que lo que obtendremos superará lo de los santos de las generaciones anteriores. ¿No es esto la gracia y la bendición de Dios? ¿Cómo podríamos superarlos? ¿Es fácil conseguir superar a los antiguos santos en fe y conocimiento de Dios? No es fácil. ¿Por qué decís que no lo es? ¡Porque para obtener la verdad debéis pagar un precio! No hay nadie que pueda obtener la verdad sin pagar un precio. Para obtener la verdad debéis pagar un precio, para obtener la verdad debéis sufrir muchas penurias. Uno debe superar la experiencia gradualmente y esforzarse para buscar la verdad y conocer a Dios. ¿No es así?
¿Sabéis cuál es el resultado de vuestra búsqueda de conocer a Dios? Algunas personas dicen: “Apartar el carácter corrupto y ser ganado por Dios”. ¿Y se consigue apoyándonos en qué? “Apoyándonos en nuestra comprensión de la verdad. A medida que comprendamos más la verdad, perteneceremos a Dios naturalmente”. ¿Son correctas estas palabras? Hay muchos anticristos que parecen entender todas las cosas, que predican de manera excelente y hablan de manera pomposa. Estos hablan durante días sin darle descanso a sus bocas, pero en el carácter de sus vidas no hay cambio. ¿Qué es esto? Solo quieren entender algunos de los secretos en la palabra de Dios para ver cómo Dios lleva a cabo Su obra y qué clase de personas se cuentan entre las ganadas por Dios; quieren entender estas cosas externas y la parte externa de la verdad. Estas pueden hablar y predicar, y creen que Dios las ha ganado. Pero, ¿dónde está el error? Estas personas no han aceptado el juicio ni el castigo de la palabra de Dios con sinceridad y rectitud. Es como dice la gente: “No tengo palabras contra el juicio y el castigo de la palabra de Dios. Reconozco que la palabra de Dios es toda la verdad, pero lo que no puedo aceptar es el trato y la poda que hace el hombre. No puedo ser obediente”. Trato con algunos líderes y obreros, y lo hago de manera muy severa; algunos se refinan con gran sufrimiento y reflexionan: “¿Cómo es posible que yo sea un anticristo? ¿De verdad me resisto a Dios? ¿No busco la verdad en realidad? ¿Cómo puede llegar de manera tan inesperada? Tras creer en Dios hasta el día de hoy he sido reducido a tal condición. No estoy convencido. ¡Me siento desequilibrado en mi corazón!”. ¿Son ciertas estas palabras o no? Las personas que no lo han experimentado no lo saben, pero todas las personas que han vivido la experiencia saben que estas palabras son ciertas y exactas. ¿Creéis que experimentar el juicio ante el trono de Cristo es tan sencillo como imagináis? “Varias personas estamos reunidas comiendo y bebiendo la palabra de Dios, comunicándonos en el conocimiento de la palabra de Dios y al final todo el mundo reconoce que la palabra de Dios es la verdad y todo el mundo es capaz de reconocerse a sí mismo en la palabra de Dios. Después, hablamos un poco sobre el conocimiento y demostramos un poco de resolución. Únicamente con esta experiencia, al final llegará un día en que cambie nuestro carácter hacia la vida y seamos ganados por Dios”. ¿Es así? ¿Cómo fue la prueba de Job? ¿Cómo fue la prueba de Pedro? Dios dice: “lo dejó medio muerto”, es decir, que Dios hizo que quedara medio muerto. Decidme, ¿cómo podemos explicar estas palabras? Dios trató con él, de modo que él estaba a medio camino entre la vida y la muerte, ¡sintiendo que la muerte sería mejor que la vida! Decidme, ¿son estas palabras verdaderas o falsas? ¿Es Dios capaz de hacer eso? Algunas personas dicen que sí. ¿Cómo es Él capaz? Estas palabras no son fáciles de decir y, si no las habéis experimentado, no podéis hablar de ellas. Preguntadle a Pedro, él lo sabe, y Job también lo sabe. Job diría: “Dios me ha bendecido durante muchos años y he ganado mucho de Dios. Pero, de repente, en el transcurso de un solo día, todo me fue arrebatado y no quedó nada. No importa cuántos hijos tuviera, todos murieron”. Cuando Dios hace cosas, pueden ser extraordinarias e incomprensibles; y pueden ser distintas a lo que la gente piensa en sus ideas y en su imaginación. A veces la gracia cae como un aguacero, como cuando se produce una cosecha abundante. A veces os sometéis a una prueba; os ocurre de repente, como si una montaña se derrumbara o el cielo se os cayera encima. ¿Cómo describen esto los no creyentes? “El desastre cae del cielo”. Esta cuestión misma podría torturar a una persona hasta dejarla medio muerta. Decidme, cuando Job se enfrentó a esta cuestión, ¿acaso no fue torturado hasta quedar medio muerto? De pronto él se encontró con un desastre enorme, ¿y quién no se derrumbaría frente a esto? ¿Quién podría soportarlo? Además, todo el cuerpo de Job se cubrió de sarna, de tal manera que tuvo que usar un tiesto para rascarse. En cuanto a Abraham, Dios le dijo estas palabras: “Trae ahora a tu hijo, tu único hijo Isaac, a quien tú amas, y ve a la tierra de Moriah donde lo ofrecerás ahí como holocausto en una de las montañas que te indicaré” (Génesis 22:2). ¿En qué estado mental creéis que se encontraba Abraham después de oír estas palabras y decidir sacrificar a su hijo? ¿Acaso estaba feliz? ¡La muerte era mejor que la vida! Llevó su hijo al lugar del sacrificio y, ¿cómo anduvo aquel camino? ¿Qué tenía que hacer cuando llegara allí? Matar a su hijo, su único hijo, al que tuvo a la avanzada edad de cien años. ¡Quién no se sentiría profundamente apenado! Esto es ciertamente como un cuchillo retorciéndose en el corazón. Es el mismo sentimiento del Señor Jesús de camino a Jerusalén donde iba a ser crucificado. Experimentar la obra de Dios es recorrer un camino como este, ¿puede decirse así? Experimentar el juicio y el castigo de Dios es justamente esta clase de experiencia; es que os tengáis que enfrentar a muchas pruebas. Hoy, el gran dragón rojo os captura y mañana el mundo religioso os condena; al día siguiente, todo el mundo os abandona e incluso vuestros amigos y familiares os desprecian, diciéndoos: “Estáis desquiciados, os habéis desviado por un sendero tortuoso, habéis creído en una enseñanza malvada”. ¿Podéis soportarlo? ¿No hay gente que ha experimentado algo de esto? ¿Qué se siente cuando os ocurren cosas de este tipo? ¿Es fácil soportarlo? En absoluto, no es nada fácil soportarlo. ¿Acaso no se sienten deseos de morir? “¿Cómo puede ser tan agotadora la vida? ¿Cómo puede ser tan difícil creer en Dios? Bien podría no creer, ¡y dejarme morir!”. Si vuestros hogares no se han roto, todavía no habéis llegado al final del sufrimiento. Cuando un día se rompa vuestra familia, vuestra esposa os abandone y vuestros hijos estén dispersos, habréis sufrido casi todo el tormento. Al creer en Dios Todopoderoso debéis tener semejante experiencia: Y aquel que no toma su cruz y me sigue, no es digno de Mí (Mateo 10:38). Las palabras del Señor Jesús se han cumplido y han dado fruto. ¿Es este camino fácil de seguir o no? No es fácil de seguir; esto es cierto y se dice con el corazón. Si hay personas que dicen: “¡Es fácil de seguir! Yo no creo que sea difícil de seguir. Aunque algunos hayan tropezado, ¡yo no lo haré!”, deberíais sentiros avergonzados después de decir semejantes palabras.
Cuando os enfrentáis a las calumniosas palabras de juicio del mundo religioso, también están los rumores, las condenas, las calumnias y las difamaciones del gobierno del Partido Comunista de China. ¿Habéis tenido discernimiento para defenderos? Esta propaganda negativa no puede derrotaros, ¿correcto? Este es el primer paso y demuestra que tenéis cierta fe. Si además podéis utilizar la verdad y la palabra de Dios para refutar sus falacias, está garantizado que seréis capaces de permanecer completamente firmes; esta dificultad habrá pasado. ¿Sois capaces de refutarlas en este momento? Todavía os parece difícil. Simplemente no escucháis: “¡No estoy escuchando, no lo creo!”. Es posible que reflexionéis sobre esto en vuestros corazones: ¿es verdadero o falso lo que dice? Después de todo, ¿coincide con la realidad? Todavía no lo entiendo muy bien. Me siento perdido intentando utilizar la verdad para refutarlas. ¿Quién sabe si es verdadero o falso? No puedo comprenderlo y, de todas formas, no lo creo. “¡No me hables! ¡No escucharé, no escucharé!”. Habrá personas que dirán: “Aunque no queráis escuchar, os obligaré a hacerlo, lo haréis a la fuerza. Aunque no queráis, ¡vais a tener que escuchar!”. Esto es peligroso. Es decir, si queréis permanecer firmes en el verdadero camino, ¿seréis capaces de hacerlo si no entendéis la verdad? No es cuestión de si escucháis o no; si no escucháis, cuando os ocurra algo, atormentaréis vuestros corazones y tendréis dudas. Si no tenéis la verdad, vuestros corazones están en peligro. Vuestras concepciones e imaginación pueden convertirse en un obstáculo para vosotros y hacer que fracaséis. ¿Creéis esto o no? No hace falta decir que las mentiras y los rumores del mundo exterior pueden derrotaros y que las concepciones y la imaginación de vuestros corazones, vuestra arrogancia y no buscar la verdad sino creeros infalibles pueden hacer que seáis enviados al infierno. El mayor enemigo de la humanidad es su corazón, y esas concepciones e imaginación satánicas. Estas cosas son un obstáculo. Los enemigos del mundo exterior son fáciles de manejar, pero el enemigo que hay en nuestro interior es difícil de manejar, y si no tenéis la verdad no seréis capaces de resolver esto. ¿Podéis aceptar palabras como estas?
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