(Génesis 9:11-13) Yo haré Mi pacto con vosotros, ninguna carne será cortada nunca más por las aguas de una inundación; ni habrá una inundación nunca más que destruya la tierra. Y Dios dijo: Este es el signo del pacto que hago entre Yo y vosotros y cada criatura viviente que esté con vosotros, por generaciones perpetuas. Pongo Mi arcoíris en las nubes, y ese será el signo de un pacto entre Yo y la tierra.
Al final de la historia de Noé, vemos que Dios usó un método inusual para expresar Sus sentimientos en ese momento. Este método es muy especial, y consiste en hacer un pacto con el hombre. Es un procedimiento que declara el final del uso de un diluvio por parte de Dios para destruir el mundo. Desde fuera, hacer un pacto parece una cosa muy ordinaria. Tan sólo se trata de usar palabras para obligar a ambas partes a no infringir actos, para ayudar a conseguir el propósito de proteger los intereses de ambas partes. En su forma, es algo muy ordinario, pero las motivaciones subyacentes y el sentido de Dios al hacer esto, lo convierten en una revelación verdadera del carácter y del estado anímico de Dios. Si dejáis de lado estas palabras y las ignoráis, si nunca os cuento la verdad de ellas, la humanidad nunca conocerá realmente el pensamiento de Dios. Quizás en tu imaginación Él está sonriendo cuando hace este pacto, o quizás Su expresión es seria; sin embargo, cualquiera que sea el tipo común de expresión de Dios en las imaginaciones de las personas, nadie puede ver Su corazón o Su dolor, y mucho menos Su soledad. Nadie puede hacer que Dios confíe en él, ser digno de Su confianza o ser alguien a quien Él puede expresarle Sus pensamientos o confiarle Su dolor. Por esta razón Dios no tuvo más elección que actuar así. En apariencia Dios hizo algo fácil para despedirse de la humanidad anterior, resolviendo el pasado y trazando una conclusión perfecta a Su destrucción del mundo con el diluvio. Sin embargo, Él había enterrado el dolor de aquel momento en lo profundo de Su corazón. En un momento en el que no tenía a nadie en quien confiar, hizo un pacto con la humanidad, prometiéndole que no volvería a destruir el mundo con un diluvio. Cuando el arco iris aparece es para recordar a las personas que eso ya ocurrió una vez, para advertirles que no hagan cosas malas. Incluso en un estado tan doloroso, Dios no se olvidó de la humanidad y siguió mostrando mucha preocupación por ella. ¿No es esto el amor y la generosidad de Dios? ¿Qué piensan las personas cuando están sufriendo? ¿No es este el momento en que más necesitan a Dios? En momentos así, las personas siempre involucran a Dios para que Él pueda aliviarlas. No importa cuando, Él nunca abandonará a la persona, y siempre permitirá que salga de sus apuros y viva en la luz. Aunque Dios provee así a la humanidad, en el corazón del hombre Dios sólo es una pastilla tranquilizante, un tónico para aliviar. Cuando Él está sufriendo, cuando Su corazón está herido, tener a un ser creado o a cualquier persona haciéndole compañía o consolándolo es sin duda un deseo extravagante para Dios. El hombre nunca presta atención a Sus sentimientos, por lo que Él nunca pide ni espera que haya alguien que pueda consolarlo. Simplemente usa Sus propios métodos para expresar Su estado de ánimo. Las personas no creen que a Dios le cueste tanto pasar por algún sufrimiento, pero sólo cuando intentas entenderle de verdad, cuando puedes apreciar genuinamente Sus intenciones sinceras en todo lo que hace, puedes sentir la grandeza de Dios y Su abnegación. Aunque Dios hizo un pacto con la humanidad por medio del arco iris, nunca le dijo a nadie por qué lo hizo, por qué lo estableció, y esto significa que nunca le contó a nadie Sus pensamientos reales. Esto se debe a que nadie puede comprender la profundidad del amor que Dios tiene por la humanidad que Él creó con Sus propias manos, como tampoco hay nadie que pueda apreciar cuánto dolor sufrió Su corazón cuando destruyó a la humanidad. Por tanto, aunque Él le diga a las personas cómo se siente, ellas no pueden hacerse cargo de esta confianza. A pesar de estar dolido, prosigue con el siguiente paso de Su obra. Dios siempre da Su mejor lado y las mejores cosas a la humanidad, mientras Él soporta en silencio todo el sufrimiento en solitario. Dios nunca revela abiertamente estos sufrimientos, sino que los soporta y espera en silencio. La durabilidad de Dios no es fría, insensible o indefensa, ni tampoco es una señal de debilidad. Es que el amor y la esencia de Dios siempre han sido abnegados. Esta es una revelación natural de Su esencia y carácter, y una representación genuina de la identidad de Dios como verdadero Creador.
Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
EL AMOR Y LA ESENCIA DE DIOS SON ABNEGADOS
Dios da lo mejor, Su mejor lado da. Las mejores cosas da.
I
Nunca revela Su sufrimiento. Él sufre esperando en silencio. No es insensibilidad ni una muestra de debilidad. El amor y la esencia de Dios son siempre abnegados. Dios da lo mejor, Su mejor lado da. Da las mejores cosas, da. Por toda la humanidad Él sufre, Él sufre en silencio. En silencio da, da lo mejor de sí.
II
Nunca revela Su sufrimiento. Dios, Él sufre esperando en silencio. Esta es la expresión de Su esencia y carácter, de quién es Él en realidad: el Creador de todo. Dios da lo mejor, Su mejor lado da. Da las mejores cosas, da. Por la humanidad Él sufre, Él sufre en silencio. En silencio da, da lo mejor de sí. Da lo mejor de sí, Él da lo mejor de sí.
III
Dios da lo mejor, Su mejor lado da. Da las mejores cosas, da. Por la humanidad Él sufre, Él sufre en silencio. En silencio da. En silencio, en silencio da lo mejor de sí, lo mejor de sí.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”
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