I
Un resplandor brilla al alba en el Este;
el Salvador ha regresado entre nosotros.
Todo cobra un nueva vida; la vida del reino ha comenzado.
Ha llegado el amanecer; la luz se extiende ante nuestros ojos;
milenios de esperanza se han hecho realidad.
Ya no habrá días tristes ni más momentos dolorosos.
Las palabras de Dios nutren nuestros corazones
y así nuestras vidas obtienen sustento.
Nos sentimos bendecidos y llenos de júbilo.
Nuestra generación tiene la suerte de regresar ante Dios.
Este es el gran amor de Dios.
¿Quién no desearía entrar en la vida de la Era del Reino?
¿Quién no lo anhelaría?
¿Quién no lo anhelaría?
A través del juicio de Dios, hemos sido conquistados, y Él nos ha salvado.
Estamos profundamente agradecidos y lo alabamos.
Lo alabamos y le damos las gracias.
II
Las flores se abren y desprenden su perfume, las alondras cantan.
El pueblo de Dios predica el Hijo del hombre.
Testificamos Su llegada y todos expresamos nuestros sentimientos.
Oramos con devoción y cantamos a viva voz.
Nos postramos ante el trono de Dios y de rodillas lo alabamos.
Celebrémoslo, hermanos y hermanas allende el mar.
Las palabras de Dios nutren nuestros corazones
y así nuestras vidas obtienen sustento.
Nos sentimos bendecidos y llenos de júbilo.
Nuestra generación tiene la suerte de regresar ante Dios.
Este es el gran amor de Dios.
¿Quién no desearía entrar en la vida de la Era del Reino?
¿Quién no lo anhelaría?
¿Quién no lo anhelaría?
A través del juicio de Dios, hemos sido conquistados, y Él nos ha salvado.
Estamos profundamente agradecidos y lo alabamos. Lo alabamos…
III
Dios Todopoderoso, Cristo de los últimos días,
aparece encarnado para hacer Su obra.
Él expresa la verdad para juzgar al hombre,
Sus palabras purifican y perfeccionan.
¿Quién no desearía entrar en la vida de la Era del Reino?
¿Quién no lo anhelaría?
¿Quién no lo anhelaría?
A través del juicio de Dios, hemos sido conquistados, y Él nos ha salvado.
Estamos profundamente agradecidos y lo alabamos.
Lo alabamos y le damos las gracias.
Lo alabamos y le damos las gracias.
Avanzamos con toda la fuerza. Luchamos con todo el vigor.
Con fe cumplimos nuestro deber para complacer la voluntad de Dios.
Con el espíritu de Pedro y decididos a no abandonar,
vivimos una vida humana de verdad,
trabajamos duro para cumplir la voluntad de Dios.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”