Cómo buscar las huellas de Dios
Ya que estamos buscando las huellas de Dios, debemos buscar la voluntad de Dios, buscar Sus palabras y Sus declaraciones, buscar Sus palabras y Sus declaraciones. Porque donde están Sus nuevas palabras, ahí está Su voz, la voz de Dios.
Porque donde están las huellas de Dios, ahí están Sus hechos, los hechos de Dios. Donde está la expresión de Dios, ahí está la aparición, la aparición de Dios. Donde está la aparición de Dios, ahí existe la verdad, el camino y la vida.
Mientras buscabáis Sus huellas, ignorasteis las palabras “Dios es la verdad, el camino y la vida”. Por lo que, cuando muchas personas reciben la verdad, no creen que han encontrado las huellas de Dios, y mucho menos reconocen la aparición de Dios. ¡Qué grave error es este! Su aparición no se puede reconciliar con las concepciones del hombre, y mucho menos aparecer por orden del hombre. Cuando hace Su obra Él toma Sus decisiones, toma Sus decisiones y hace Sus propios planes; además, Él tiene Sus propios objetivos, Sus propios métodos, Sus propios métodos. No es necesario que discuta con los hombres cuando Él hace Su obra, que busque el consejo del hombre, y mucho menos notificar a todo el mundo. Ese es el carácter de Dios, todos lo deben de reconocer.
Si queréis ser testigos de la aparición de Dios, si queréis seguir las huellas de Dios, entonces debéis primero trascender vuestras opiniones. No debéis demandar que Dios haga esto o aquello, mucho menos debéis situarlo dentro de vuestros confines, o limitarlo a vuestras opiniones. En cambio, debéis preguntar cómo debéis buscar las huellas de Dios, y aceptar Su aparición, y cómo os debéis someter a la nueva obra de Dios. Eso es lo que el hombre debe hacer, lo que el hombre debe hacer. Ya que el hombre no es la verdad, no está en posesión, en posesión de la verdad, el hombre debe buscar, aceptar y obedecer. Ya que el hombre no es la verdad, no está en posesión, en posesión de la verdad, el hombre debe buscar, aceptar y obedecer. El hombre debe buscar, aceptar y obedecer.
De "La Palabra Manifestada En Carne"
Ya que estamos buscando las huellas de Dios, debemos buscar la voluntad de Dios, buscar Sus palabras y Sus declaraciones, buscar Sus palabras y Sus declaraciones. Porque donde están Sus nuevas palabras, ahí está Su voz, la voz de Dios.
Porque donde están las huellas de Dios, ahí están Sus hechos, los hechos de Dios. Donde está la expresión de Dios, ahí está la aparición, la aparición de Dios. Donde está la aparición de Dios, ahí existe la verdad, el camino y la vida.
Mientras buscabáis Sus huellas, ignorasteis las palabras “Dios es la verdad, el camino y la vida”. Por lo que, cuando muchas personas reciben la verdad, no creen que han encontrado las huellas de Dios, y mucho menos reconocen la aparición de Dios. ¡Qué grave error es este! Su aparición no se puede reconciliar con las concepciones del hombre, y mucho menos aparecer por orden del hombre. Cuando hace Su obra Él toma Sus decisiones, toma Sus decisiones y hace Sus propios planes; además, Él tiene Sus propios objetivos, Sus propios métodos, Sus propios métodos. No es necesario que discuta con los hombres cuando Él hace Su obra, que busque el consejo del hombre, y mucho menos notificar a todo el mundo. Ese es el carácter de Dios, todos lo deben de reconocer.
Si queréis ser testigos de la aparición de Dios, si queréis seguir las huellas de Dios, entonces debéis primero trascender vuestras opiniones. No debéis demandar que Dios haga esto o aquello, mucho menos debéis situarlo dentro de vuestros confines, o limitarlo a vuestras opiniones. En cambio, debéis preguntar cómo debéis buscar las huellas de Dios, y aceptar Su aparición, y cómo os debéis someter a la nueva obra de Dios. Eso es lo que el hombre debe hacer, lo que el hombre debe hacer. Ya que el hombre no es la verdad, no está en posesión, en posesión de la verdad, el hombre debe buscar, aceptar y obedecer. Ya que el hombre no es la verdad, no está en posesión, en posesión de la verdad, el hombre debe buscar, aceptar y obedecer. El hombre debe buscar, aceptar y obedecer.
De "La Palabra Manifestada En Carne"
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