I
¡Oh, Dios! Tus palabras me han devuelto a Ti.
Me entrenaré en Tu reino noche y día.
Tantas pruebas y dolor, tantas tribulaciones.
Muchas veces lloré y sentí aflicción,
y muchas veces en la trampa de Satán caí.
Pero Tú nunca te separaste de mí.
Me guiaste en la adversidad, me cuidaste en muchos peligros.
Ahora sé que me amas a mí.
II
¡Oh, Dios! Tú me guías a una nueva vida.
Gozando Tu palabra, entiendo Tu voluntad.
Tus palabras me juzgan, y me limpian de corrupción.
A través de Tus pruebas he aprendido a obedecerte.
He crecido en Su palabra, y he conocido a Dios.
Haré de mi deber por Tu testigo y gloria.
Te amaré para siempre.
Sea bendecido o maldecido, feliz estoy en Tu misericordia.
Te daré mi auténtico amor, y no te haré esperar.
Te daré mi puro amor, para que disfrutes de él.
Te daré todo mi amor, te dejaré ganarlo.
¡Te amaré para siempre! ¡Satisfacerte es mi deseo!
De “Seguir Al Cordero Y Cantar Nuevos Cánticos”
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