Dios no participa en las políticas del hombre,
pero controla el destino de un país,
el mundo y el universo.
El destino del hombre y el plan de Dios están relacionados.
Nadie está exento de la soberanía de Dios.
Si desean conocer su destino, deben venir ante Dios.
Si le siguen y le adoran, Él hará que prosperen.
Los que le resisten y rechazan, en desgracia caerán.
II
Recuerden en la Biblia, cuando Dios destruyó Sodoma,
y cómo la esposa de Lot se volvió una estatua de sal,
cómo el pueblo de Nínive se arrepintió de sus pecados
en cilicio y cenizas.
Si desean conocer su destino, deben venir ante Dios.
Si le siguen y le adoran, Él hará que prosperen.
Los que le resisten y rechazan, en desgracia caerán.
III
Recuerden a los judíos que clavaron a Jesús en la cruz
hace 2000 años, y las consecuencias.
Fueron expulsados de Israel, dispersados por el mundo.
Muchos murieron, fue sin precedentes,
su nación fue destruida.
Clavaron a Dios en la cruz
y provocaron Su carácter.
Pagaron por sus actos.
Condenaron a Dios,
su destino fue ser castigados por Él.
Esta fue la consecuencia,
el amargo desastre que sus gobernantes
trajeron a su nación.
Si desean conocer su destino, deben venir ante Dios.
Si le siguen y le adoran, Él hará que prosperen.
Los que le resisten y rechazan, en desgracia caerán.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”
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