Palabras diarias de Dios | Fragmento 42 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"
La reacción de Job
(Job 1:20-21) Entonces Job se levantó y rasgó su ropa; se afeitó la cabeza y cayó al suelo en adoración diciendo: Salí desnudo del vientre de mi madre y desnudo regresaré a él; Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová.
Que Job asuma que debe devolver todo lo que posee brota de su temor de Dios
Después de que Dios dijera a Satanás: “Todo lo que él posee está en tu poder, solo que no pongas tu mano sobre él”, este partió, y pronto se sucedieron ataques repentinos y feroces contra Job: primero, le robaron sus bueyes y asnos, y mataron a sus siervos; después, sus ovejas y siervos se quemaron hasta la destrucción; a continuación, le robaron sus camellos y mataron a sus siervos; finalmente, sus hijos murieron. Esta cadena de ataques fue el tormento sufrido por Job durante la primera tentación. Tal como Dios ordenó, las posesiones de Job y sus hijos fueron el objetivo de estos ataques; él no sufrió daño alguno. Sin embargo, en un instante, Job pasó de ser un hombre poseedor de grandes riquezas a alguien que no tenía nada. Nadie podría haber resistido este asombroso golpe por sorpresa ni haber reaccionado adecuadamente frente al mismo, pero Job puso de manifiesto su lado extraordinario. Las Escrituras proveen el siguiente relato: “Entonces Job se levantó y rasgó su ropa; se afeitó la cabeza y cayó al suelo en adoración”. Esta fue la primera reacción de Job tras oír que había perdido a sus hijos y todas sus propiedades. Sobre todo, no pareció sorprendido ni asustado, ni mucho menos expresó ira u odio. Ves, por tanto, que en su corazón ya había reconocido que estos desastres no eran un accidente ni provenían de la mano del hombre, y mucho menos eran la llegada de la retribución o el castigo.