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miércoles, 2 de junio de 2021

Palabras diarias de Dios | Fragmento 75 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III"

 

 

Palabras diarias de Dios | Fragmento 75 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III"

El Señor Jesús alimenta a los cinco mil

(Juan 6:8-13) Uno de los discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: Hay un muchacho acá que tiene cinco panes de cebada y dos pescados pequeños; ¿pero qué es eso para tantas personas? Y Jesús le dijo: Haced que los hombres se sienten. Había mucho pasto en el lugar, así que los hombres se sentaron; eran cerca de cinco mil. Y Jesús tomó los panes y cuando había dado gracias, lo distribuyó a los discípulos y ellos a los que estaban sentados. Hizo lo mismo con los peces, hasta que fue necesario. Cuando estuvieron satisfechos, Jesús les dijo a los discípulos: Recoged los pedazos que han quedado, que no se pierda nada. Por lo tanto, ellos los juntaron y llenaron doce canastas con los pedazos que quedaron de los cinco panes de cebada, después de que todos hubieron comido.

¿Qué tipo de concepto es “cinco panes y dos peces”? ¿Para cuántas personas serían habitualmente suficientes cinco hogazas de pan y dos peces? Si se mide en base al apetito de una persona normal, sólo bastarían para dos personas. Este es el concepto más básico de cinco panes y dos peces. Sin embargo, ¿a cuántas personas dice este pasaje que alimentaron esos cinco panes y dos peces? La Escritura lo registra así: “Había mucho pasto en el lugar, así que los hombres se sentaron; eran cerca de cinco mil”. En proporción a cinco panes y dos peces, ¿es cinco mil una gran cantidad? ¿Qué significa que este número sea tan grande? Desde una perspectiva humana, dividir cinco panes y dos peces entre cinco mil personas sería imposible, porque la diferencia entre ellos es demasiado grande. Aunque cada persona diese un pequeño bocado, seguiría sin ser suficiente para cinco mil personas. Pero aquí, el Señor Jesús hizo un milagro, no sólo permitió que cinco mil personas comiesen y se saciasen, sino que sobró. La Escritura dice: “Cuando estuvieron satisfechos, Jesús les dijo a los discípulos: Recoged los pedazos que han quedado, que no se pierda nada. Por lo tanto, ellos los juntaron y llenaron doce canastas con los pedazos que quedaron de los cinco panes de cebada, después de que todos hubieron comido”. El milagro permitió a la gente ver la identidad y el estatus del Señor Jesús, y también que no hay nada imposible para Dios, vieron la verdad de la omnipotencia de Dios. Cinco panes y dos peces fueron suficientes para alimentar a cinco mil, pero de no haber habido nada de comida, ¿habría sido Dios capaz de alimentar a cinco mil personas? ¡Por supuesto que sí! Esto fue un milagro, por lo que inevitablemente las personas sintieron que era incomprensible, increíble y misterioso, pero para Dios hacer eso no era nada. Si eso era algo ordinario para Él, ¿por qué se destacaría para su interpretación? Porque lo que hay detrás de este milagro contiene la voluntad del Señor Jesús, que la humanidad nunca ha descubierto.

En primer lugar, tratemos de entender qué tipo de personas eran estas cinco mil. ¿Eran seguidores del Señor Jesús? Las Escrituras nos enseñan que no lo eran. ¿Sabían quién era el Señor Jesús? ¡Claramente no! Como mínimo, no sabían que la persona que estaba delante de ellos era Cristo, o quizás sólo algunos sabían Su nombre, y conocían o habían oído algo acerca de las cosas que había hecho. Simplemente sentían curiosidad por el Señor Jesús a raíz de las historias, pero sin duda no se puede decir que lo siguieran, y mucho menos que lo entendieran. Cuando el Señor Jesús vio a estas cinco mil personas, estaban hambrientas y sólo podían pensar en comer hasta saciarse, y por ello fue en este contexto donde Él satisfizo sus deseos. ¿Qué había en Su corazón cuando lo hizo? ¿Cuál fue Su actitud hacia estas personas que sólo querían comer hasta saciarse? En este momento, los pensamientos del Señor Jesús y Su actitud tenían que ver con el carácter y la esencia de Dios. Frente a estas cinco mil personas con el estómago vacío, quienes sólo querían comer una buena comida; frente a estas personas llenas de curiosidad y esperanzas sobre Él, el Señor Jesús sólo pensó en utilizar este milagro para concederles gracia. Sin embargo, no depositó Sus esperanzas en que se convirtieran en Sus seguidores, porque sabía que sólo querían participar en la diversión y comer hasta saciarse. Así pues, lo hizo lo mejor que pudo con lo que tenía allí, y usó cinco hogazas de pan y dos peces para alimentar a cinco mil personas. Abrió los ojos de estas personas que disfrutaban del entretenimiento, que querían ver milagros, y que vieron con sus propios ojos las cosas que el Dios encarnado podía completar. Aunque el Señor Jesús usó algo tangible para satisfacer su curiosidad, ya sabía en Su corazón que estas cinco mil personas sólo querían tener una buena comida, por lo que no dijo nada en absoluto ni les predicó. Sólo les permitió ver cómo se producía este milagro. No hay duda de que no podía tratar a estas personas igual que a Sus discípulos que le seguían realmente; pero, en el corazón de Dios, todas las criaturas estaban bajo Su dominio, y permitiría que todas las criaturas que veía disfrutasen de Su gracia cuando fuera necesario. Aunque estas personas no sabían quién era Él ni lo entendían, ni tenían una impresión particular de Él ni gratitud hacia Él aun después de haber comido los panes y los peces, Dios no lo censuraría; les proporcionó una maravillosa oportunidad de disfrutar de Su gracia. Algunos opinan que Dios es recto en lo que hace, y que no cuida ni protege a los incrédulos, y sobre todo que no les permite disfrutar de Su gracia. ¿Es este realmente el caso? A los ojos de Dios, siendo como son criaturas vivientes que Él mismo creó, Él las domina y cuida de ellas; las tratará, hará planes para ellas y las regirá de diferentes formas. Estos son los pensamientos y la actitud de Dios hacia todas las cosas.

Aunque las cinco mil personas que comieron las hogazas de pan y los peces no planeaban seguir al Señor Jesús, Él no fue estricto con ellas; una vez que habían comido hasta saciarse, ¿sabéis qué hizo? ¿Les predicó algo? ¿Dónde fue tras haber hecho esto? La Escritura no registra que el Señor Jesús les dijese nada; cuando hubo completado Su milagro se marchó tranquilamente. ¿Puso entonces algunas exigencias a estas personas? ¿Hubo odio? No hubo nada de eso; simplemente no quería prestar más atención a estas personas que no podían seguirle, y en ese momento Su corazón estaba dolido. Como había visto la depravación de la humanidad y había sentido su rechazo hacia Él, al ver a estas personas o estar con ellas, su torpeza y su ignorancia lo entristecieron mucho y afligieron Su corazón. Por ello sólo quería apartarse de ellas cuanto antes. El Señor no tenía exigencias para ellas en Su corazón; no quería prestarles atención, y sobre todo no quería gastar Sus energías con ellos. Sabía que no podían seguirle; a pesar de ello, Su actitud hacia ellos seguía siendo muy clara. Sólo quería tratarlos con bondad, concederles la gracia; esta era la actitud de Dios hacia toda criatura bajo Su dominio: para todas ellas, un trato bondadoso, provisión y alimentarlas. El Señor Jesús reveló, de forma muy natural, la propia esencia de Dios y trató con bondad a estas personas, porque era Dios encarnado. Lo hizo con un corazón de misericordia y tolerancia. Independientemente de cómo ellas le viesen y del tipo de resultado que se produjera, Él simplemente trataba a cada criatura basándose en Su identidad como Señor de toda la creación. Lo que revelaba era, sin excepción, el carácter de Dios, y lo que Él tiene y es. Así que el Señor Jesús hizo algo tranquilamente y después se marchó de la misma manera. ¿Qué aspecto del carácter de Dios es este? ¿Podrías decir que es Su misericordia, que Dios es abnegado? ¿Podría hacer esto una persona normal? ¡Definitivamente no! Fundamentalmente, ¿quiénes eran estas cinco mil personas a las que el Señor Jesús alimentó con cinco panes y dos peces? ¿Se podría decir que eran personas compatibles con Él, que eran todas hostiles a Dios? Podemos afirmar con certeza que no eran en absoluto compatibles con el Señor, y que su esencia era totalmente hostil a Dios. ¿Pero cómo las trató Dios? Usó un método para disipar la hostilidad de las personas hacia Él: se llama bondad. Es decir, aunque el Señor Jesús las vio como pecadoras, a Sus ojos eran sin embargo Su creación, por lo que seguía tratando con bondad a estos pecadores. Esta es la tolerancia divina, determinada por Su propia identidad y esencia. Por tanto, es algo que ningún ser humano creado por Dios puede hacer; sólo Él puede hacerlo.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”



Relámpago Oriental, la Iglesia de Dios Todopoderoso nació debido a la aparición y a la obra de Dios Todopoderoso, el retorno del Señor Jesús, Cristo de los últimos días. La iglesia está compuesta de todos aquellos quienes sinceramente aceptan la obra de los últimos días de Dios Todopoderoso y están conquistados y salvados por la palabra de Dios. Fue completamente fundada por Dios Todopoderoso personalmente y personalmente la orienta y la pastorea y de ninguna manera fue establecida por ningún hombre. Cristo es la verdad, el camino y la vida. Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. En tanto leas las palabras de Dios Todopoderoso, verás que Dios ha aparecido.

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martes, 1 de junio de 2021

Palabras diarias de Dios | Fragmento 73 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III"

Palabras diarias de Dios | Fragmento 73 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III"


Las parábolas del Señor Jesús

1) La parábola del sembrador (Mateo 13:1-9)

2) La parábola del trigo y la cizaña (Mateo 13:24-30)

3) La parábola de la semilla de mostaza (Mateo 13:31-32)

4) La parábola de la levadura (Mateo 13:33)

5) La parábola del trigo y la cizaña explicada (Mateo 13:36-43)

6) La parábola del tesoro (Mateo 13:44)

7) La parábola de la perla (Mateo 13:45-46)

8) La parábola de la red (Mateo 13:47-50)

La primera es la parábola del sembrador. Es realmente interesante; sembrar semillas es un acontecimiento común en las vidas de las personas. La segunda es la del trigo y la cizaña. En lo que respecta a esta, cualquiera que haya plantado cultivos y adultos lo sabrá. La tercera es la parábola del grano de mostaza. Todos vosotros sabéis lo que es la mostaza, ¿verdad? Si no lo sabéis, podéis echar un vistazo a la Biblia. Para la cuarta, la de la levadura, la mayoría de las personas sabe que esta se usa para la fermentación; es algo que las personas utilizan en su vida cotidiana. Todas las parábolas siguientes, incluyendo la sexta, la del tesoro, la séptima, la de la perla, y la octava, la de la red, se sacan de las vidas de las personas; todas vienen de las vidas actuales de ellas. ¿Qué tipo de cuadro pintan estas parábolas? Es una imagen de Dios convirtiéndose en una persona normal y viviendo junto a la humanidad, usando el lenguaje de una vida normal, el lenguaje humano para comunicar con los hombres y proveerles lo que necesitan. Cuando Dios se hizo carne y vivió en medio de la humanidad durante mucho tiempo, después de haber experimentado y presenciado los diversos estilos de vida de las personas, estas experiencias pasaron a ser Su manual para transformar Su lenguaje divino en humano. Por supuesto, estas cosas que Él vio y oyó en la vida también enriquecieron la experiencia del Hijo del Hombre humano. Cuando Él quería que las personas llegaran a entender algunas verdades, algo de la voluntad de Dios, podía usar parábolas parecidas a las anteriores para hablar a las personas acerca de la voluntad de Dios y Sus exigencias para la humanidad. Estas parábolas tenían, todas, relación con la vida de las personas; no había una sola que no estuviese en sintonía con las vidas humanas. Cuando el Señor Jesús vivió con la humanidad, vio a campesinos cuidando sus campos, sabía lo que eran la cizaña y la levadura; entendió que los humanos aman los tesoros, por lo que usó las metáforas del tesoro y la perla; con frecuencia vio a pescadores echando sus redes; etc. El Señor Jesús observó estas actividades en las vidas de los hombres, y también experimentó ese tipo de vida. Él fue igual que cualquier otra persona normal, comía tres veces al día y seguía las rutinas cotidianas de los seres humanos. Experimentó personalmente la vida de una persona corriente, y fue testigo de la vida de otros. Cuando presenció y experimentó todo esto en persona, no pensó en cómo tener una buena vida o vivir con mayor libertad y comodidad. Cuando estuvo experimentando una vida humana auténtica, el Señor Jesús vio las dificultades en la vida de las personas, el sufrimiento, el infortunio, y la tristeza de las personas bajo la corrupción de Satanás, existiendo bajo su dominio, y en pecado. Mientras experimentaba personalmente la vida humana, también comprobó cuán desamparadas estaban las personas que vivían en medio de la corrupción, y vio y experimentó la desgracia de quienes vivían en pecado, los que estaban perdidos en la tortura de Satanás, del mal. Cuando el Señor Jesús vio estas cosas, ¿las vio con Su divinidad o con Su humanidad? Su humanidad existió realmente, estaba muy viva; Él pudo experimentar y ver todo esto, y por supuesto Su esencia, Su divinidad también lo vieron. Esto es, Cristo mismo, el Señor Jesús hombre vio esto, y todo lo que observó le hizo sentir la importancia y la necesidad de la obra que había acometido, en ese momento, en la carne. Aunque Él mismo sabía que la responsabilidad que debía asumir en la carne era inmensa, y lo cruel que sería el dolor que afrontaría, cuando vio a la humanidad desamparada en el pecado, el infortunio de sus vidas y sus luchas ineficaces bajo la ley, sintió cada vez mayor tristeza, y más inquietud por salvar a la humanidad del pecado. Independientemente del tipo de dificultades que afrontaría o del dolor que sufriría, estuvo cada vez más decidido a redimir a la humanidad que vivía en pecado. Durante este proceso, se podría decir que el Señor Jesús comenzó a entender con mayor claridad la obra que necesitaba hacer y que se le había encomendado. También se sintió cada vez más deseoso de completar la obra que debía acometer: cargar con los pecados de toda la humanidad, hacer expiación por ella para que no viviera más en pecado y que Dios fuera capaz de olvidar los pecados del hombre, gracias a la ofrenda por el pecado, permitiéndole impulsar Su obra de salvar a la humanidad. Se podría decir que, en Su corazón, el Señor Jesús estaba dispuesto a ofrecerse por la humanidad, a sacrificarse. También lo estaba a actuar como ofrenda por el pecado, a ser clavado a la cruz, y estaba ansioso por completar esta obra. Cuando vio las condiciones miserables de las vidas humanas, todavía quiso cumplir Su misión a la mayor rapidez posible, sin el retraso de un solo minuto o segundo. Cuando tuvo ese sentimiento de urgencia, no estaba pensando en lo grande que sería Su dolor ni en cuanta humillación tendría que soportar; sólo tenía una convicción en Su corazón: mientras Él se ofreciera, y fuera clavado a la cruz como ofrenda por el pecado, la voluntad de Dios prevalecería y Él podría comenzar una nueva obra. La vida de la humanidad y su estado de existencia en el pecado, cambiarían por completo. Su convicción y lo que estaba decidido a hacer guardaban relación con salvar al hombre, y sólo tenía un objetivo: llevar a cabo la voluntad de Dios, de manera que pudiese iniciar, con éxito, el siguiente paso en Su obra. Esto es lo que había en la mente del Señor Jesús en aquella época.

Viviendo en la carne, el Dios encarnado poseía una humanidad normal; poseía las emociones y el razonamiento de una persona normal. Sabía lo que era la felicidad, el dolor, y cuando vio a la humanidad en este tipo de vida, sintió en lo más profundo que dándoles simplemente a las personas algunas enseñanzas, proveyéndoles algo o instruyéndolas en algo no las sacaría del pecado. Tampoco las redimiría de este haciéndoles obedecer solamente los mandamientos; sólo cuando cargara con el pecado de la humanidad y se convirtiera en la semejanza de carne pecadora podría intercambiarlo por la libertad del hombre y por el perdón de Dios para este. Así, después de que el Señor Jesús experimentara y presenciara la vida de pecado de los hombres, un intenso deseo se manifestó en Su corazón: permitir que se libraran de su vida de lucha en el pecado. Este deseo hizo que sintiera cada vez más que debía ir a la cruz y cargar con los pecados de la humanidad lo antes posible, lo más rápido que pudiera. Estos fueron los pensamientos del Señor Jesús en ese momento, después de haber vivido con personas y haber visto, oído y sentido la desgracia de sus vidas en el pecado. Que el Dios encarnado pudiera tener esta clase de voluntad para el hombre, que pudiera expresar y revelar esta clase de carácter, ¿es algo que una persona normal pudiera poseer? ¿Qué vería una persona corriente en este tipo de entorno? ¿Qué pensaría? Si una persona normal afrontase todo esto, ¿consideraría los problemas desde una perspectiva elevada? ¡Definitivamente no! Aunque el aspecto del Dios encarnado sea exactamente igual al de un ser humano, Él aprende el conocimiento humano, habla el lenguaje humano y, en ocasiones, hasta expresa Sus ideas a través de los medios o las expresiones del hombre, Su modo de ver a los seres humanos y la esencia de las cosas es absolutamente distinto a como las personas corruptas ven estas mismas cosas. Su perspectiva y la altura en la que se halla es algo inalcanzable para una persona corrupta. Esto se debe a que Dios es la verdad, Su carne también posee la esencia de Dios, y Sus pensamientos así como lo que expresa Su humanidad también son la verdad. Para las personas corruptas, todo lo que Él expresa en la carne es una provisión de la verdad y de la vida, y no sólo es para una persona, sino para toda la humanidad. En el caso de cualquier persona corrupta, en su corazón solamente se hallan las pocas personas relacionadas con ella. Sólo se cuida de estas y se preocupa únicamente por ellas. Cuando el desastre está en el horizonte piensa primero en sus propios hijos, su esposa, o sus padres, y una persona más filantrópica pensaría como mucho en algún familiar o en un buen amigo; ¿piensa en alguien más? ¡Nunca! Porque los seres humanos son, después de todo, humanos, y sólo pueden ver algo desde la perspectiva y la altura de una persona. Sin embargo, Dios encarnado es totalmente diferente de una persona corrupta. Independientemente de lo corriente, normal y humilde que sea la carne del Dios encarnado, o de la cantidad de desprecio con que lo mire la gente, Sus pensamientos y Su actitud hacia la humanidad son cosas que ningún hombre podría poseer ni imitar. Él siempre observará a la humanidad desde la perspectiva de la divinidad, desde la altura de Su posición como Creador. Siempre la contemplará a través de la esencia y de la mentalidad de Dios. No puede verla en absoluto desde la altura de una persona normal ni desde la perspectiva de una corrupta. Cuando las personas miran a la humanidad, lo hacen con una visión humana, y usan cosas como el conocimiento, las normas y las teorías humanos como punto de referencia. Esto se halla dentro del ámbito de lo que las personas pueden ver con sus ojos, de lo que unos seres corruptos pueden lograr. Cuando Dios mira a la humanidad, lo hace con visión divina; usa como medida Su esencia y lo que Él tiene y es. Este ámbito incluye cosas que las personas no pueden ver, y en esto es en lo que Dios encarnado y los humanos corruptos son totalmente diferentes. Esta divergencia viene determinada por la esencia de los seres humanos que es distinta a la de Dios y que determina las identidades y las posiciones, así como la perspectiva y la altura desde la que ven las cosas. ¿Veis la expresión y la revelación de Dios mismo en el Señor Jesús? Podrías decir que lo que Él hizo y dijo guardaba relación con Su ministerio y con la obra de gestión de Dios, que todo ello era la expresión y la revelación de Su esencia. Aunque tuvo una manifestación humana, Su esencia divina y la revelación de Su divinidad no pueden negarse. ¿De verdad era esta manifestación humana una expresión de la humanidad? Por su propia esencia, fue Su manifestación humana totalmente diferente de la de las personas corruptas. El Señor Jesús fue Dios encarnado, y si hubiera sido realmente una persona normal, corrupta, ¿habría podido contemplar la vida de la humanidad, en pecado, desde una perspectiva divina? ¡En absoluto! Esta es la diferencia entre el Hijo del Hombre y las personas corrientes. Todas las personas corruptas viven en pecado, y cuando alguien ve el pecado, no tiene ningún sentimiento particular respecto al mismo; son todas iguales, como un cerdo que vive en el fango y no se siente en absoluto incómodo ni sucio; come bien y duerme profundamente. Si alguien limpia la pocilga, el cerdo no se sentirá a gusto ni se mantendrá limpio. Pronto estará revolcándose de nuevo en el fango, y sintiéndose por completo a gusto, porque es una criatura sucia. Cuando los seres humanos ven un cerdo, sienten que es sucio; y si lo limpias, no se sentirá mejor. Por esta razón nadie tiene un cerdo en casa. La forma en que los humanos ven a los cerdos siempre será diferente de cómo se sienten ellos, porque humanos y cerdos no son de la misma especie. Y como el Hijo del Hombre encarnado no es de la misma especie que los seres humanos corruptos, sólo el Dios encarnado puede alzarse desde una perspectiva divina, y desde la altura de Dios para contemplar a la humanidad, y verlo todo.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”


Relámpago Oriental, la Iglesia de Dios Todopoderoso nació debido a la aparición y a la obra de Dios Todopoderoso, el retorno del Señor Jesús, Cristo de los últimos días. La iglesia está compuesta de todos aquellos quienes sinceramente aceptan la obra de los últimos días de Dios Todopoderoso y están conquistados y salvados por la palabra de Dios. Fue completamente fundada por Dios Todopoderoso personalmente y personalmente la orienta y la pastorea y de ninguna manera fue establecida por ningún hombre. Cristo es la verdad, el camino y la vida. Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. En tanto leas las palabras de Dios Todopoderoso, verás que Dios ha aparecido.

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lunes, 31 de mayo de 2021

Palabras diarias de Dios | Fragmento 72 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III"

Palabras diarias de Dios | Fragmento 72 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III"

 

Todo el que ha leído la Biblia sabe que acontecieron muchas cosas cuando el Señor Jesús nació. La mayor de todas fue la de ser perseguido por el diablo, hasta el punto de que todos los niños hasta los dos años de edad de esa zona murieron asesinados. Es evidente que Dios asumió un gran riesgo haciéndose carne entre los humanos; el gran precio que pagó para completar Su gestión de salvar a la humanidad también es evidente. Asimismo, lo son las grandes esperanzas que Dios puso en Su obra en la carne entre los hombres. Cuando la carne de Dios pudo acometer la obra entre los hombres, ¿cómo se sentía Él? Las personas deberían entender eso un poco, ¿verdad? Como mínimo, Dios estaba feliz porque podía empezar a desarrollar Su nueva obra en medio de la humanidad. Cuando el Señor Jesús fue bautizado y comenzó oficialmente Su obra de cumplir Su ministerio, el corazón de Dios se desbordó de gozo porque después de muchos años de espera y preparación, podía vestir finalmente la carne de un hombre normal y dar inicio a Su nueva obra en la forma de un hombre de carne y hueso que las personas podrían ver y tocar. Podría hablar por fin cara a cara y con franqueza con personas a través de la identidad de un hombre. Dios podría estar por fin cara a cara con la humanidad en lenguaje humano, de una manera humana; podría proveer para el hombre, ilustrarlo y ayudarle usando el lenguaje humano; podría comer en la misma mesa y vivir en el mismo espacio con él. También podría ver seres humanos, cosas, y todo de la manera en que lo hacían los hombres e incluso a través de sus propios ojos. Para Dios, esta ya era Su primera victoria de Su obra en la carne. También podría decirse que era un cumplimiento de una gran obra; esto era por supuesto lo que más feliz hacía a Dios. Ese comienzo fue la primera vez que Dios sintió una especie de consuelo en Su obra en medio de la humanidad. Todos estos acontecimientos eran muy prácticos y naturales, y el consuelo que Dios sintió muy auténtico. Para el hombre, cada vez que una etapa nueva de la obra de Dios se cumple, y cada vez que Él se siente gratificado, es cuando la humanidad puede acercarse más a Él, y cuando las personas se acercan más a la salvación. Para Dios, esta es también la lanzadera de Su nueva obra, cuando Su plan de gestión progresa un paso más adelante, y, además, cuando Su voluntad se acerca al cumplimiento completo. Para la humanidad, la llegada de tal oportunidad es afortunada, y muy buena; para todos aquellos que esperan la salvación de Dios, son noticias trascendentales. Cuando Él lleva a cabo una nueva etapa de la obra, tiene un nuevo comienzo, y cuando esta nueva obra y este nuevo comienzo se lanzan e introducen en medio de la humanidad es cuando el desenlace de esta etapa de la obra ya ha sido determinado, y cumplido, y Dios ha visto sus efectos y frutos finales. Este momento también es cuando estos efectos hacen que Dios se sienta satisfecho, y Su corazón, por supuesto, está feliz. Porque, a los ojos de Dios, Él ya ha visto y determinado a las personas que está buscando, y ha adquirido a este grupo, un grupo capaz de hacer que Su obra tenga éxito y le traiga satisfacción. Dios se siente tranquilo, deja de lado Sus preocupaciones, y está feliz. En otras palabras, cuando Su carne puede aventurarse en una nueva obra entre los hombres, y comienza a llevarla a cabo, debe hacerlo sin obstrucción, y cuando Él siente que todo se ha cumplido, ya ha visto el final. Él está satisfecho y con un corazón alegre debido a este final. ¿Cómo se expresa la felicidad de Dios? ¿Podéis imaginarlo? ¿Lloraría Dios? ¿Puede Dios llorar? ¿Puede aplaudir? ¿Puede danzar? ¿Puede cantar? ¿Cuál sería esa canción? Por supuesto que Dios podría cantar una canción bella y conmovedora que pudiera expresar el gozo y la felicidad en Su corazón. Podría cantarla para la humanidad, para sí mismo y para todas las cosas. La felicidad de Dios puede expresarse de cualquier forma; todo esto es normal, porque Dios siente placer, ira, tristeza y felicidad y Sus diversos sentimientos pueden expresarse de diversas maneras. Este es Su derecho y la cosa más normal. No deberíais pensar ninguna otra cosa de ello ni proyectar vuestras propias inhibiciones sobre Él, diciéndole que no debería hacer esto o aquello, actuar de esta forma o de aquella, limitando Su felicidad o cualquier sentimiento que tenga. En los corazones de las personas Dios no puede estar feliz. No puede derramar lágrimas, no puede llorar; no puede expresar ninguna emoción. Gracias a lo que hemos comunicado en estas dos ocasiones, creo que ya no veréis más a Dios de esta forma, sino que le permitiréis tener alguna libertad y soltura. Esto es algo muy bueno. En el futuro, si sois capaces de sentir realmente la tristeza de Dios cuando oigáis que Él está triste, y Su felicidad cuando oigáis que está feliz, como mínimo seréis capaces de saber y entender claramente lo que le hace feliz y lo que le entristece; cuando puedes sentirte triste porque Él está triste, y feliz porque Él está feliz, Dios habrá ganado totalmente tu corazón y ya no habrá ninguna barrera con Él. Ya no trataréis de limitarlo más con la imaginación, las ideas, y el conocimiento humanos. En ese momento, Dios estará vivo y vigoroso en tu corazón. Será el Dios de tu vida y el Señor de todo tu ser. ¿Tenéis esta clase de aspiración? ¿Tenéis confianza en que podéis lograr esto?

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”


Relámpago Oriental, la Iglesia de Dios Todopoderoso nació debido a la aparición y a la obra de Dios Todopoderoso, el retorno del Señor Jesús, Cristo de los últimos días. La iglesia está compuesta de todos aquellos quienes sinceramente aceptan la obra de los últimos días de Dios Todopoderoso y están conquistados y salvados por la palabra de Dios. Fue completamente fundada por Dios Todopoderoso personalmente y personalmente la orienta y la pastorea y de ninguna manera fue establecida por ningún hombre. Cristo es la verdad, el camino y la vida. Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. En tanto leas las palabras de Dios Todopoderoso, verás que Dios ha aparecido.

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domingo, 30 de mayo de 2021

Palabras diarias de Dios | Fragmento 71 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III"

Palabras diarias de Dios | Fragmento 71 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III"

 

Perdonar setenta veces siete

(Mateo 18:21-22) Luego vino Pedro hacia Él y dijo: Señor, ¿cuántas veces debo perdonar a mi hermano que ha pecado contra mí? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, pero hasta setenta veces siete.

El amor del Señor

(Mateo 22:37-39) Jesús le dijo: Tú amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primer y principal mandamiento. Y el segundo es similar: ama a tu prójimo como a ti mismo.

De estos dos pasajes, uno habla del perdón y el otro del amor. Estos dos temas destacan realmente la obra que el Señor Jesús quería llevar a cabo en la Era de la Gracia.

Cuando Dios se hizo carne, con este hecho introdujo una etapa de Su obra: la obra específica de esta era y el carácter que Él quería expresar. En ese período, todo lo que el Hijo del Hombre hizo giró en torno a la obra que Dios quería llevar a cabo en esta era. Haría exactamente eso, ni más ni menos. Cada cosa que dijo y cada tipo de obra que llevó a cabo guardaban relación con esta era. Independientemente de que lo expresara de una forma humana mediante el lenguaje humano o a través del lenguaje divino —cualquiera que fuera la forma o la perspectiva desde la que lo hiciera— Su objetivo era ayudar a que las personas entendieran lo que quería hacer, cuál era Su voluntad, y cuáles Sus exigencias para las personas. Podía usar diversos medios desde diferentes perspectivas para ayudar a las personas a entender, comprender y conocer Su voluntad, a conocer Su obra de salvación de la humanidad. Así, en la Era de la Gracia vemos al Señor Jesús empleando frecuentemente el lenguaje humano para expresar lo que quería comunicar a la humanidad. Además, lo vemos desde la perspectiva de un guía ordinario que habla a las personas, suple sus necesidades, las ayuda con lo que han pedido. Esta forma de obrar no se había visto en la Era de la Ley que precedió a la de la Gracia. Se volvió más íntimo y compasivo con la humanidad, así como más capaz de conseguir resultados prácticos en ambas formas y maneras. La expresión “perdonar a las personas ‘setenta veces siete’” aclara realmente esta idea. El propósito logrado por el número en esta expresión es permitir a las personas entender la intención del Señor Jesús en el momento en que dijo esto: se debía perdonar a los demás, y no una vez, dos o siete veces, sino setenta veces siete. ¿Qué tipo de idea es “setenta veces siete”? Es conseguir que las personas conviertan el perdón en su propia responsabilidad, algo que deben aprender, y un camino que deben observar. Aunque esto sólo era una expresión, servía como idea fundamental. Ayudaba a las personas a apreciar profundamente lo que Él quería decir y a encontrar las formas apropiadas de practicar, así como los principios y los estándares en dicha práctica. Esta expresión ayudaba a las personas a entender claramente, y les daba un concepto preciso, para que aprendieran el perdón; perdonar sin condiciones ni limitaciones, pero con una actitud de tolerancia y comprensión hacia los demás. Cuando el Señor Jesús dijo esto, ¿qué había en Su corazón? ¿Estaba pensando realmente en setenta veces siete? No. ¿Perdonará Dios realmente al hombre un número exacto de veces? Muchas personas están interesadas en el “número de veces” mencionadas, quieren entender realmente el origen y el significado de este número, por qué salió este de la boca del Señor Jesús; creen que contiene implicaciones más profundas. En realidad, sólo fue una expresión de Dios en humanidad. Cualquier implicación o significado deben analizarse junto a los requisitos del Señor Jesús para la humanidad. Cuando Dios no se había hecho carne, las personas no entendían mucho de lo que Él decía, porque procedía de la divinidad total. La perspectiva y el contexto de lo que decía eran invisibles e inalcanzables para el hombre; se expresaba desde una esfera espiritual que las personas no podían ver. Y es que quienes vivían en la carne no podían pasar por el reino espiritual. Pero después de que Dios se hiciera carne, hablaba a la humanidad desde la perspectiva del hombre, y este diálogo procedía el alcance de la esfera espiritual y lo sobrepasaba. Él podía expresar Su carácter, Su voluntad y Su actitud divinos por medio de cosas que los humanos podían imaginar, ver y encontrarse en sus vidas; usando métodos que estos podían aceptar, en un lenguaje que podían entender, y un conocimiento que podían comprender, para permitirles saber y conocer a Dios, comprender Su sentido y Sus estándares exigidos dentro del alcance de su capacidad, en la medida en que fueran capaces. Este era el método y el principio de la obra de Dios en la humanidad. Aunque Sus caminos y Sus principios de obrar en la carne se consiguieron en su mayoría por la humanidad o a través de ella, realmente obtuvo resultados que no se habrían conseguido obrando directamente en la divinidad. La obra de Dios en humanidad era más concreta, auténtica y enfocada, los métodos eran mucho más flexibles, y sobrepasaba en forma a la Era de la Ley.

Seguidamente, hablemos de amar al Señor y a tu prójimo como a ti mismo. ¿Es esto algo que se expresa directamente en la divinidad? ¡Claramente no! Todas estas son cosas que el Hijo del Hombre dijo en humanidad; sólo personas dirían algo como “Ama a tu prójimo como a ti mismo. Amar a los demás es lo mismo que amar tu propia vida”, y sólo las personas hablarían de esta manera. Dios nunca ha hablado de esa forma. Como mínimo, no hay este tipo de lenguaje en Su divinidad porque Él no necesita este tipo de principio: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, para regular Su amor por la humanidad, porque el amor de Dios por el hombre es una revelación natural de lo que Él tiene y es. ¿Habéis oído alguna vez a Dios decir algo como “amo a la humanidad como me amo a mí mismo”? Porque el amor está en la esencia de Dios, y en lo que Él tiene y es. El amor de Dios por la humanidad, la forma en la que trata a las personas y Su actitud son una expresión y una revelación naturales de Su carácter. Él no necesita hacer esto deliberadamente de una cierta forma, o seguir deliberadamente cierto método o código moral para conseguir amar a Su prójimo como a sí mismo, Él ya posee este tipo de esencia. ¿Qué ves en esto? Cuando Dios obraba en forma humana, muchos de Sus métodos, palabras, y verdades se expresaban todos de una manera humana. Pero al mismo tiempo el carácter de Dios, lo que Él tiene y es, así como Su voluntad se expresaron para que las personas las conociesen y entendiesen. Lo que conocieron y entendieron fue exactamente Su esencia y lo que Él tiene y es, que representa la identidad y el estatus inherente de Dios mismo. Es decir, el Hijo del Hombre en la carne expresaba el carácter y la esencia inherentes de Dios mismo en el mayor grado posible y de la forma más precisa posible. La humanidad del Hijo del Hombre no sólo no fue un obstáculo o una barrera para la comunicación y la interacción del hombre con Dios en el cielo, sino que era realmente el único canal y el único puente de conexión entre el hombre y el Señor de la creación. En este punto, ¿no sentís que existen similitudes entre la naturaleza y los métodos de la obra realizada por el Señor Jesús en la Era de la Gracia y la etapa actual de la obra? Esta etapa actual de la obra también emplea mucho lenguaje humano para expresar el carácter de Dios, y mucho lenguaje y métodos de la vida cotidiana del hombre así como conocimiento humano para expresar la voluntad de Dios. Una vez que Dios se hace carne, independientemente de si está hablando desde una perspectiva humana o divina, gran parte de Su lenguaje y Sus métodos de expresión tienen lugar por medio del lenguaje y los métodos humanos. Esto es, cuando Dios se hace carne, es la mejor oportunidad para ti de ver Su omnipotencia y Su sabiduría, y de conocer cada aspecto práctico suyo. Cuando Dios se hizo carne, conforme crecía, llegó a entender, aprender y comprender algo del conocimiento, el sentido común, el lenguaje y los métodos de expresión humanos en Su humanidad. Dios encarnado poseía estas cosas que procedían de los humanos que Él había creado. Estos se convirtieron en herramientas de Dios en la carne para expresar Su carácter y Su divinidad, y le permitieron hacer Su obra más pertinente, más auténtica, y más precisa mientras estaba obrando en medio de la humanidad, desde una perspectiva humana y usando el lenguaje humano. La hizo más accesible y fácilmente entendible para las personas, consiguiendo así los resultados que Dios quería. ¿No es más práctico para Dios obrar de esta forma en la carne? ¿No es sabiduría de Dios? Cuando Él se hizo carne, cuando Su carne pudo acometer la obra que Él quería llevar a cabo, fue cuando expresaría Su carácter y Su obra sobre el terreno, y también fue el momento en el que podría comenzar oficialmente Su ministerio como el Hijo del Hombre. Esto significaba que ya no había más un abismo entre Dios y el hombre, que Él cesaría pronto Su obra de comunicarse por medio de mensajeros, y que Dios mismo podría expresar personalmente todas las palabras y la obra en la carne que Él quisiera. También significaba que las personas que Dios salva estaban más cerca de Él, que Su plan de gestión había entrado en un nuevo territorio, y que toda la humanidad estaba a punto de afrontar una nueva era.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

Relámpago Oriental, la Iglesia de Dios Todopoderoso nació debido a la aparición y a la obra de Dios Todopoderoso, el retorno del Señor Jesús, Cristo de los últimos días. La iglesia está compuesta de todos aquellos quienes sinceramente aceptan la obra de los últimos días de Dios Todopoderoso y están conquistados y salvados por la palabra de Dios. Fue completamente fundada por Dios Todopoderoso personalmente y personalmente la orienta y la pastorea y de ninguna manera fue establecida por ningún hombre. Cristo es la verdad, el camino y la vida. Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. En tanto leas las palabras de Dios Todopoderoso, verás que Dios ha aparecido.

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sábado, 29 de mayo de 2021

Palabras diarias de Dios | Fragmento 70 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III"

Palabras diarias de Dios | Fragmento 70 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III"


Parábola de la oveja perdida

(Mateo 18:12-14) ¿Qué pensáis? Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve y va a las montañas y busca la que se ha perdido? Y si la encuentra, de verdad os digo, se alegra más por esa oveja que por las noventa y nueve que no se perdieron. Es así la voluntad del Padre que está en los cielos, que ninguno de estos pequeñitos muera.

Esto es una metáfora; ¿qué tipo de sentimiento produce este pasaje? La forma en la que se expresa esta alegoría utiliza una figura retórica del lenguaje humano; es algo que está dentro de la esfera del conocimiento del ser humano. Si Dios hubiera dicho algo parecido en la Era de la Ley, las personas habrían sentido que no era realmente coherente con Su identidad; sin embargo, cuando el Hijo del Hombre comunicó este pasaje en la Era de la Gracia, fue reconfortante, cálido e íntimo para las personas. Cuando Dios se hizo carne, cuando apareció en forma de hombre, usó una metáfora muy apropiada para expresar Su voz en la humanidad. Esta representaba la propia voz de Dios y la obra que Él quería hacer en esa era. También simbolizaba una actitud que Dios tenía hacia las personas en la Era de la Gracia. Mirando desde la perspectiva de la actitud de Dios hacia las personas, comparó a cada una de ellas con una oveja. Si una oveja se pierde, Él hará lo que haga falta para encontrarla. Esto representa un principio de la obra de Dios en medio de la humanidad, esta vez en la carne. Dios usó esta parábola para describir Su determinación y Su actitud en esa obra. Esta era la ventaja de Dios al encarnarse: podía aprovecharse del conocimiento de la humanidad y usar el lenguaje humano para hablar a las personas, para expresar Su voluntad. Él explicó o “tradujo” al hombre Su lenguaje divino profundo, que resultaba difícil de entender para las personas en el lenguaje humano, de una forma humana. Esto ayudó a las personas a entender Su voluntad y a saber qué quería hacer Él. También pudo tener conversaciones con personas desde la perspectiva humana, usar el lenguaje humano y comunicar con ellas de una forma que entenderían. Hasta podía hablar y obrar usando el lenguaje y el conocimiento humanos, de forma que las personas pudieran sentir la bondad y la cercanía de Dios, y ver Su corazón. ¿Qué veis en esto? ¿Que no hay prohibición en las palabras y las acciones de Dios? De la manera como lo ven las personas, no hay modo de que Dios pudiera usar el conocimiento, el lenguaje o las formas de comunicarse del hombre para hablar sobre lo que Dios mismo quería decir, la obra que quería realizar, o expresar Su propia voluntad; esto es pensar erróneamente. Dios utilizó este tipo de metáfora para que las personas pudieran sentir la realidad y la sinceridad de Dios, y ver Su actitud hacia las personas durante ese período de tiempo. Esta parábola despertó a las personas de un sueño que habían estado viviendo bajo la ley durante mucho tiempo, y también inspiró a una generación tras otra de personas que vivieron en la Era de la Gracia. Leyendo el pasaje de esta parábola, se conoce la sinceridad de Dios al salvar a la humanidad y se entiende el peso de esta en Su corazón.

Echemos otro vistazo a la última frase en este pasaje: “Es así la voluntad del Padre que está en los cielos, que ninguno de estos pequeñitos muera”. ¿Fueron estas las propias palabras del Señor Jesús, o las de Su Padre en el cielo? Superficialmente, parece que es el Señor Jesús el que habla, pero Su voluntad representa la de Dios mismo, y por eso dijo: “Es así la voluntad del Padre que está en los cielos, que ninguno de estos pequeñitos muera”. Las personas de aquella época sólo reconocían como Dios al Padre del cielo, y esta persona que veían ante sus ojos sólo era un enviado suyo, y no podía representarlo. Por esta razón, el Señor Jesús también tuvo que decir esto, de forma que pudiesen sentir realmente la voluntad de Dios para la humanidad, así como la autenticidad y la precisión de lo que Él afirmaba. Aunque esto era algo sencillo de decir, era muy bondadoso y revelaba la humildad y lo secreto del Señor Jesús. Independientemente de que Dios se hiciera carne u obraba en la esfera espiritual, conocía muy bien el corazón humano, y entendía perfectamente lo que las personas necesitaban; sabía lo que las preocupaba y lo que las confundía, por lo que añadió esta frase, que resaltaba un problema oculto en la humanidad: las personas eran escépticas con lo que el Hijo del Hombre decía. Por eso, cuando el Señor Jesús estaba hablando tuvo que añadir: “Es así la voluntad del Padre que está en los cielos, que ninguno de estos pequeñitos muera”. Sus palabras sólo podían llevar fruto sobre esta premisa, para que las personas creyeran su rigurosidad y mejorara su credibilidad. Esto muestra que cuando Dios se volvió un Hijo del Hombre normal, Él y la humanidad tuvieron una relación muy complicada, y Su situación era muy embarazosa. También muestra cuán insignificante era el estatus del Señor Jesús entre los humanos en esa época. Cuando dijo esto, en realidad estaba diciendo a las personas: podéis descansar tranquilos, esto no representa lo que hay en Mi corazón, sino que es la voluntad del Dios que está en vuestros corazones. ¿No era algo irónico para la humanidad? Aunque obrando en la carne, Dios tenía muchas ventajas con las que no contaba en Su persona, tuvo que aguantar sus dudas y su rechazo así como su insensibilidad y dureza. Podría decirse que el proceso de la obra del Hijo del Hombre fue el de experimentar el rechazo de la humanidad, y el de estar compitiendo contra Él. Más que eso, fue el proceso de trabajar para ganar continuamente la confianza de la humanidad y conquistarla a través de lo que Él tiene y es, de Su propia esencia. No fue tanto que Dios encarnado estuviera librando una guerra sobre el terreno contra Satanás, sino que se convirtió en un hombre corriente e inició una lucha con los que le siguen. En ella, el Hijo del Hombre completó Su obra con Su humildad, con lo que Él tiene y es, con Su amor y sabiduría. Consiguió a las personas que quería, obtuvo la identidad y el estatus que merecía, y volvió a Su trono.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

Relámpago Oriental, la Iglesia de Dios Todopoderoso nació debido a la aparición y a la obra de Dios Todopoderoso, el retorno del Señor Jesús, Cristo de los últimos días. La iglesia está compuesta de todos aquellos quienes sinceramente aceptan la obra de los últimos días de Dios Todopoderoso y están conquistados y salvados por la palabra de Dios. Fue completamente fundada por Dios Todopoderoso personalmente y personalmente la orienta y la pastorea y de ninguna manera fue establecida por ningún hombre. Cristo es la verdad, el camino y la vida. Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. En tanto leas las palabras de Dios Todopoderoso, verás que Dios ha aparecido.

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viernes, 28 de mayo de 2021

Música cristiana 2021 | El hombre conoce a Dios a través de experimentar Su palabra

 

Música cristiana 2021 | El hombre conoce a Dios a través de experimentar Su palabra


I

Lo que Dios tiene y es, Su esencia y carácter,

ha sido dado al hombre en Sus palabras.

Cuando las practique, el hombre sabrá

su fuente y su efecto deseado.

Todas son cosas a experimentar,

captar y lograr para ganar vida y verdad,

captando Su voluntad, con un cambio de carácter

y capaz de obedecer Sus reglas y arreglos.

Paso a paso, el hombre llegará a entender a Dios,

conseguirá diferentes grados de conocimiento acerca de Él.

II

Este proceso de entender a Dios,

apreciando y confirmando siempre Sus palabras

es comunión entre el hombre y Dios,

donde el hombre comprende Sus intenciones,

entendiendo bien lo que Dios tiene y es,

conociendo Su esencia y carácter,

con certeza de que todo es de Dios,

seguro de Su identidad y Su posición.

La obediencia crecerá en el hombre hacia Dios,

más honda y real se hará su reverencia a Dios.

III

En esta comunión, el hombre gana

la provisión de la verdad y el bautismo de vida,

y gana también conocer a Dios,

transformado y salvo.

Desarrollará una reverencia real

de una criatura creada hacia Dios.

Con esta comunión, el hombre madurará

y se irá transformando.

Su fe pasará de una creencia vaga

a una obediencia real y reverencia.

El hombre ya no será pasivo al seguir a Dios,

pero actuará de forma positiva.

Solo con esta comunión podrá el hombre llegar

a conocer realmente y entender a Dios.

De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”


Relámpago Oriental, la Iglesia de Dios Todopoderoso nació debido a la aparición y a la obra de Dios Todopoderoso, el retorno del Señor Jesús, Cristo de los últimos días. La iglesia está compuesta de todos aquellos quienes sinceramente aceptan la obra de los últimos días de Dios Todopoderoso y están conquistados y salvados por la palabra de Dios. Fue completamente fundada por Dios Todopoderoso personalmente y personalmente la orienta y la pastorea y de ninguna manera fue establecida por ningún hombre. Cristo es la verdad, el camino y la vida. Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. En tanto leas las palabras de Dios Todopoderoso, verás que Dios ha aparecido.

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jueves, 27 de mayo de 2021

Palabras diarias de Dios | Fragmento 69 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III"

Palabras diarias de Dios | Fragmento 69 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III"


En el ámbito de la obra que el Señor Jesús completó en la Era de la Gracia, puedes ver otro aspecto de lo que Dios tiene y es. Este se expresó a través de Su carne, y fue hecho posible para que las personas vieran y apreciaran por medio de Su humanidad. En el Hijo del Hombre, las personas vieron cómo vivió Dios en carne Su humanidad, y contemplaron Su divinidad expresada a través de la carne. Estos dos tipos de expresión permitieron ver a las personas un Dios muy real, y formarse un concepto diferente de Él. Sin embargo, en el período de tiempo entre la creación del mundo y el final de la Era de la Ley, esto es, antes de la Era de la Gracia, lo que las personas vieron, oyeron y experimentaron sólo fue el aspecto divino de Dios. Fue lo que Él hizo y dijo en una esfera intangible, y las cosas que expresó desde Su persona real que no podían verse ni tocarse. Con frecuencia, estas cosas hicieron que las personas sintieran que Dios era muy grande y que no podían acercarse a Él. La impresión que Dios solía dar a las personas era que Él iba y venía repentinamente y ellas incluso sentían que cada uno de Sus pensamientos e ideas era tan misterioso y difícil de escudriñar que no había forma de alcanzarlos y mucho menos de intentar entenderlos y apreciarlos. Para las personas, todo lo relativo a Dios era muy distante, tanto que no podían verlo ni tocarlo. Él parecía estar arriba en el cielo, y que no existía en absoluto. Así pues, entender el corazón y la mente de Dios o cualquiera de Sus pensamientos era inalcanzable para las personas, y hasta imposible. Aunque Dios llevó a cabo alguna obra concreta en la Era de la Ley, y también promulgó algunas palabras específicas y expresó algunos caracteres concretos que les permitieran apreciar a los hombres y ver algún conocimiento real de Él, después de todo, la expresión por parte de Dios de lo que Él tiene y es, en una esfera intangible, y lo que las personas entendían, lo que conocían, seguía perteneciendo al aspecto divino de lo que Él tiene y es. La humanidad no podía adquirir un concepto concreto a partir de esta expresión de lo que Él tiene y es, y su impresión de Dios seguía atascada en el ámbito de “un Espíritu al que resulta difícil acercarse, que va y viene repentinamente”. Como Dios no usó un objeto específico ni una imagen en la esfera material para aparecerse a las personas, estas seguían sin poder definirlo mediante el lenguaje humano. En sus corazones y sus mentes, siempre querían usar sus propias palabras para establecer un estándar de Dios, para hacerlo tangible y humanizarlo, como lo alto y lo grande que es, cuál es Su aspecto, qué le gusta particularmente, y cuál es Su personalidad específica. En realidad, Dios sabía en Su corazón que las personas pensaban así. Tenía muy claras las necesidades de las personas y, por supuesto, también sabía lo que debía hacer; por ello, llevó a cabo Su obra de un modo diferente en la Era de la Gracia. Esta forma era tanto divina como humanizada. En el período de tiempo en que el Señor Jesús estuvo obrando, las personas podían ver que Dios tenía muchas expresiones humanas. Por ejemplo, podía danzar, asistir a bodas, conversar, hablar y discutir con las personas. Además de eso, el Señor Jesús también llevó a cabo mucha obra que representaba Su divinidad, y por supuesto toda esa obra era una expresión y una revelación del carácter de Dios. Durante este tiempo, cuando la divinidad de Dios se materializó en una carne ordinaria que las personas podían ver y tocar, ya no sentían que Él fuera y viniera repentinamente, que no pudieran acercarse a Él. Por el contrario, podían intentar comprender la voluntad de Dios o entender Su divinidad a través de todos los movimientos, las palabras, y la obra del Hijo del Hombre quien, encarnado, expresaba la divinidad de Dios a través de Su humanidad y le transmitía Su voluntad a la humanidad. A través de la expresión de la voluntad y del carácter de Dios, también le reveló al Dios que no puede verse ni tocarse en la esfera espiritual. Lo que las personas vieron era Dios mismo, tangible y de carne y hueso. Así, el Hijo del Hombre encarnado concretizó y humanizó cosas como la identidad, el estatus, la imagen, el carácter de Dios, y lo que Él tiene y es. Aunque Su aspecto externo tenía algunas limitaciones respecto a la imagen de Dios, Su esencia y lo que Él tiene y es, eran totalmente capaces de representar Su propia identidad y estatus; sencillamente existían algunas diferencias en la forma de expresión. Independientemente de que sea la humanidad del Hijo del Hombre o de Su divinidad, no podemos negar que Él representaba la propia identidad y estatus de Dios. Sin embargo, durante este tiempo, Dios obró a través de la carne, habló desde esa perspectiva, y se presentó ante la humanidad con la identidad y el estatus del Hijo del Hombre, y esto les proporcionó a las personas la oportunidad de encontrar y experimentar las palabras y la obra prácticas de Dios en medio de la humanidad. También les permitió tener una percepción de Su divinidad y de Su grandeza en medio de la humildad, así como obtener un entendimiento y una definición preliminares de la autenticidad y la realidad de Dios. Aunque la obra realizada por el Señor Jesús, Sus formas de obrar, y la perspectiva desde la que habló diferían de la persona real de Dios en la esfera espiritual, todo lo relativo a Él representaba realmente al Dios mismo que los humanos nunca habían visto antes; ¡esto es innegable! Es decir, no importa en qué forma aparezca Dios ni desde qué perspectiva hable, o en qué imagen se presente ante la humanidad, Dios no representa nada que no sea Él mismo. No puede representar a ningún ser humano; no puede representar a ningún humano corrupto. Dios es Dios mismo, y esto no se puede negar.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”


Relámpago Oriental, la Iglesia de Dios Todopoderoso nació debido a la aparición y a la obra de Dios Todopoderoso, el retorno del Señor Jesús, Cristo de los últimos días. La iglesia está compuesta de todos aquellos quienes sinceramente aceptan la obra de los últimos días de Dios Todopoderoso y están conquistados y salvados por la palabra de Dios. Fue completamente fundada por Dios Todopoderoso personalmente y personalmente la orienta y la pastorea y de ninguna manera fue establecida por ningún hombre. Cristo es la verdad, el camino y la vida. Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. En tanto leas las palabras de Dios Todopoderoso, verás que Dios ha aparecido.

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