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sábado, 20 de marzo de 2021

Palabras diarias de Dios | Fragmento 45 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"

 Palabras diarias de Dios | Fragmento 45 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"

Otra manifestación del temor de Job hacia Dios y de apartarse del mal es su ensalzamiento del nombre de Dios en todas las cosas

Job había sufrido los estragos de Satanás, pero aun así no renegó del nombre de Jehová Dios. Su esposa fue la primera en salir a escena y desempeñar el papel de Satanás que puede verse en su ataque a Job. El texto original lo describe así: “Entonces su esposa le dijo: ¿Todavía mantienes tu integridad? Maldice a Dios y muérete” (Job 2:9). Estas fueron las palabras habladas por Satanás disfrazado de ser humano. Eran un ataque y una acusación, así como una instigación, una tentación, y una difamación. Habiendo fracasado en el ataque a la carne de Job, Satanás atacó directamente su integridad, con el deseo de usarlo para que la abandonase, renunciase a Dios, y dejase de vivir. Satanás también quiso usar esas palabras para tentar a Job: si este renegaba del nombre de Jehová, no tendría que soportar más aquel tormento, podría liberarse de la tortura de la carne. Frente al consejo de su esposa, Job la reprendió diciendo: “Tú hablas como habla una mujer tonta. ¿Qué? ¿Recibiremos de la mano de Dios todas las cosas buenas y no recibiremos la maldad?” (Job 2:10​). Job conocía estas palabras desde hacía mucho, pero, en este momento se demostraba que su conocimiento era verdadero.

Cuando su esposa le aconsejó maldecir a Dios y morir, lo que quiso decir fue: Tu Dios te trata así, ¿por qué no lo maldices? ¿Qué haces viviendo aún? Tu Dios es muy injusto contigo, pero sigues diciendo bendito sea el nombre de Jehová. ¿Cómo puede traer el desastre sobre ti cuando tú bendices Su nombre? Apresúrate y reniega del nombre de Dios, y no le sigas más. De esta forma acabarán tus problemas. En este momento, se produjo el testimonio que Dios deseaba ver en Job. Ninguna persona ordinaria podía dar ese testimonio ni leemos algo así en ninguna de las historias de la Biblia; pero Dios lo había visto mucho antes de que Job pronunciara estas palabras. Dios deseaba, simplemente, usar esta oportunidad para permitirle a Job que les demostrara a todos que Él estaba en lo cierto. Ante el consejo de su esposa, Job no sólo no abandonó su integridad ni renunció a Dios, sino que también le dijo a su mujer: “¿Recibiremos de la mano de Dios todas las cosas buenas y no recibiremos la maldad?”. ¿Tienen mucho peso estas palabras? Aquí, sólo hay un hecho capaz de demostrar el peso de las mismas. Es su aprobación en el corazón de Dios, que Él las deseara, que eran lo que Él quería oír, y el desenlace que Él anhelaba ver; estas palabras son también la esencia del testimonio de Job. En esto se demostraban su perfección, su rectitud, su temor de Dios, y que se apartaba del mal. Lo valioso de Job residía en que siguió pronunciando esas palabras aun siendo tentado, y cuando todo su cuerpo estuvo cubierto de llagas, cuando soportó el mayor tormento, y cuando su esposa y familiares le aconsejaron. Dicho de otro modo, él creía en su corazón que, independientemente de las tentaciones, o de lo dolorosas que fueran las tribulaciones o el tormento, aunque la muerte tuviera que venir sobre él, no renunciaría a Dios ni rechazaría el camino de temer a Dios y apartarse del mal. Ves, pues, que Dios ocupaba el lugar más importante en su corazón, y que en este sólo estaba Él. Por esto leemos en las Escrituras descripciones suyas como: “En todo esto Job no pecó con sus labios”. No sólo no pecó con sus labios, sino que en su corazón no se quejó de Dios. No pronunció palabras hirientes de Dios ni tampoco pecó contra Dios. No sólo su boca bendijo el nombre de Dios, sino que también lo hizo en su corazón; su boca y su corazón eran uno. Este fue el verdadero Job que Dios veía, y por esta razón lo valoró.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

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Palabras diarias de Dios | Fragmento 44 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"

 Palabras diarias de Dios | Fragmento 44 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"

Satanás tienta a Job una vez más (aparecen llagas por todo su cuerpo)

A. Las palabras que Dios pronunció

(Job 2:3) Y Jehová dijo a Satanás: ¿Has considerado a Mi siervo Job? No hay ningún otro como él en la tierra, un hombre perfecto y recto, que teme a Dios y se aparta del mal. Y aún mantiene su integridad, a pesar de que has tratado de ponerme contra él, de destruirlo sin ninguna razón.

(Job 2:6) Y Jehová le dijo a Satanás: Mira, él está en tu mano, pero salva su vida.

B. Las palabras que pronunció Satanás

(Job 2:4-5) Y Satanás respondió a Jehová, y dijo: Piel por piel, sí, el hombre dará todo lo que tiene a cambio de su vida. Pero estira Tu mano ahora y toca sus huesos y su carne y te maldecirá de frente.

En medio del sufrimiento extremo, Job se da cuenta realmente del cuidado de Dios por la humanidad

Después de las preguntas de Jehová Dios a Satanás, este estaba secretamente feliz. Sabía que tendría permiso una vez más para atacar al hombre perfecto a los ojos de Dios, y esto era una oportunidad rara para Satanás. Quería usarla para socavar por completo la convicción de Job, para hacerle perder la fe en Dios y que no le temiese más ni bendijese el nombre de Jehová. Esto le proporcionaría una oportunidad a Satanás: cualquiera que fuera el lugar o el momento, sería capaz de hacer de Job un juguete bajo su mando. Satanás escondía sus ardides malvados sin dejar huella, pero no podía mantener su naturaleza maligna bajo control. Esta verdad se entrevé en su respuesta a las palabras de Jehová Dios, tal como lo registran las escrituras: “Y Satanás respondió a Jehová, y dijo: Piel por piel, sí, el hombre dará todo lo que tiene a cambio de su vida. Pero estira Tu mano ahora y toca sus huesos y su carne y te maldecirá de frente” (Job 2:4-5). Las personas no pudieron evitar adquirir un conocimiento y un sentido sustanciales de la malicia de Satanás a partir de este diálogo entre Dios y Satanás. Habiendo oído estas falacias de Satanás, todos aquellos que aman la verdad y detestan el mal aborrecerán indudablemente más su bajeza y su desfachatez, se sentirán horrorizados y asqueados por sus falacias y, al mismo tiempo, ofrecerán oraciones profundas y deseos sinceros por Job, pidiendo que este hombre de rectitud logre la perfección, deseando que este hombre que teme a Dios y se aparta del mal venza para siempre las tentaciones de Satanás, viva en la luz y en medio de la dirección y las bendiciones de Dios; desearán, asimismo, que los hechos justos de Job puedan impulsar y alentar a quienes buscan el camino de temer a Dios y apartarse del mal. Aunque el propósito malicioso de Satanás puede verse en su proclamación, Dios aprobó serenamente la “petición” de Satanás, pero también puso una condición: “él está en tu mano, pero salva su vida” (Job 2:6). Como esta vez Satanás había pedido extender su mano y lastimar la carne y los huesos de Job, Dios dijo: “pero salva su vida”. Estas palabras significan que Él entregó la carne de Job a Satanás, pero mantuvo su vida. Satanás no podía tomar la vida de Job, pero aparte de esto podía emplear cualquier medio o método contra él.

Después de obtener el permiso de Dios, Satanás corrió a Job y extendió su mano para afligir su piel, provocándole llagas por todo su cuerpo, y Job sintió dolor en su piel. Este alabó las maravillas y la santidad de Jehová Dios, lo que hizo que Satanás fuera aún más flagrante en su osadía. Como había sentido el gozo de herir al hombre, extendió su mano y hurgó en la carne de Job, provocando que sus llagas supurasen. Job sintió inmediatamente un dolor y un tormento sin igual en su carne, y no pudo evitar masajearse de la cabeza a los pies con sus manos, como si aliviara así el golpe que este dolor de la carne asestaba a su espíritu. Se dio cuenta de que Dios estaba a su lado viéndolo, e hizo lo que pudo para armarse de valor. Se arrodilló una vez más, y dijo: “Tú miras dentro del corazón del hombre. Tú observas su desgracia; ¿por qué te preocupa su debilidad? Alabado sea el nombre de Jehová Dios”. Satanás vio el dolor insufrible de Job, pero no le vio renegar del nombre de Jehová Dios. Así que extendió apresuradamente su mano para afligir los huesos de Job, desesperado por desgarrarlo miembro a miembro. En un instante, Job sintió un tormento sin precedentes; era como si su carne se hubiera rasgado hasta los huesos, como si estos fueran destrozados poco a poco. Este tormento agónico le hizo pensar que sería mejor morir… Su capacidad de resistir había alcanzado su límite… Quería gritar, desgarrar la piel de su cuerpo para disminuir el dolor, pero retuvo sus gritos, y no desgarró la piel de su cuerpo, porque no quería que Satanás viese su debilidad. Así que se arrodilló una vez más, pero esta vez no sintió la presencia de Jehová Dios. Sabía que estaba frecuentemente delante, detrás y a cada lado de él. Pero durante su dolor, Dios nunca había mirado; cubría Su rostro y se escondía, porque el sentido de Su creación del hombre no era traerle sufrimiento. En ese momento, Job lloraba y hacía todo lo posible por soportar esta agonía física, pero no podía evitar dar gracias a Dios: el hombre cae al primer golpe, es débil y está indefenso, es joven e ignorante; ¿por qué ibas a desear preocuparte tanto y ser tan tierno con él? Me hieres, pero te duele hacerlo. ¿Qué hay en el hombre que sea digno de Tu cuidado y Tu preocupación? Las oraciones de Job llegaron a los oídos de Dios, y Él se mantuvo en silencio, mirando sin decir nada… Tras haber intentado todas las tretas posibles, sin éxito, Satanás se marchó tranquilamente, pero esto no puso fin a las pruebas que Dios le impuso a Job. Como el poder divino revelado en Job no se había hecho público, la historia de este no acabó con la retirada de Satanás. Conforme otros personajes hacían su entrada, quedaban más escenas espectaculares por llegar.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

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viernes, 19 de marzo de 2021

Música cristiana 2021 | Dios se hizo carne para obrar a causa de las necesidades del hombre

 Música cristiana 2021 | Dios se hizo carne para obrar a causa de las necesidades del hombre

I
Dios no tiene nada que ver con ganancias o recompensas.
No habrá cosecha futura, solo lo que se le debe a Él.
Todo lo que hace por la humanidad no es para Su ganancia,
sino solo para la humanidad.
La obra de Dios en la carne es de inimaginable dificultad,
pero al final da más frutos
que la obra hecha por el Espíritu.
La carne no posee la identidad grandiosa del Espíritu,
no puede realizar actos sobrenaturales como Él,
mucho menos puede poseer la autoridad del Espíritu.
Aun así, la esencia de la obra de esta carne común
es mejor que la de la obra
que el Espíritu hace directamente.
Esta carne misma responde
a las necesidades de la humanidad.
Dios encarnado se ha hecho carne por una razón:
por las necesidades del hombre, no por las de Dios.
Sus sacrificios y sufrimientos son por el bien del hombre,
y no para el Dios mismo.
II
A quienes buscan la verdad y anhelan la aparición de Dios,
la obra del Espíritu solo los puede conmover o inspirar
y darles un sentido de asombro fuera de toda explicación,
un sentimiento de que Dios es trascendente y admirable,
aun así, inalcanzable para el hombre.
Pero Dios encarnado le da a la gente
palabras claras y metas reales a alcanzar,
un sentimiento de que Él es real, de que Él es normal,
un sentimiento de que Él es humilde y corriente.
Dios encarnado se ha hecho carne por una razón:
por las necesidades del hombre, no por las de Dios.
Sus sacrificios y sufrimientos son por el bien del hombre,
y no para el Dios mismo.
III
Aunque pueda temerle, el hombre puede relacionarse con Él.
Puede ver Su rostro y escuchar Su voz
y no tiene que contemplarlo desde lejos.
Esta carne es accesible al hombre,
Él no es distante ni impenetrable,
pero se puede ver y tocar: Él está en el mundo del hombre.
Dios encarnado se ha hecho carne por una razón:
por las necesidades del hombre, no por las de Dios.
Sus sacrificios y sufrimientos son por el bien del hombre,
y no para el Dios mismo.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

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Palabras diarias de Dios | Fragmento 43 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"

 Palabras diarias de Dios | Fragmento 43 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"

Satanás tienta a Job una vez más (aparecen llagas por todo su cuerpo)

A. Las palabras que Dios pronunció

(Job 2:3) Y Jehová dijo a Satanás: ¿Has considerado a Mi siervo Job? No hay ningún otro como él en la tierra, un hombre perfecto y recto, que teme a Dios y se aparta del mal. Y aún mantiene su integridad, a pesar de que has tratado de ponerme contra él, de destruirlo sin ninguna razón.

(Job 2:6) Y Jehová le dijo a Satanás: Mira, él está en tu mano, pero salva su vida.

B. Las palabras que pronunció Satanás

(Job 2:4-5) Y Satanás respondió a Jehová, y dijo: Piel por piel, sí, el hombre dará todo lo que tiene a cambio de su vida. Pero estira Tu mano ahora y toca sus huesos y su carne y te maldecirá de frente.

C. Cómo lidia Job con la prueba

(Job 2:9-10) Entonces su esposa le dijo: “¿Todavía mantienes tu integridad? Maldice a Dios y muérete”. Pero él le dijo: “Tú hablas como habla una mujer tonta. ¿Qué? ¿Recibiremos de la mano de Dios todas las cosas buenas y no recibiremos la maldad?”. En todo esto Job no pecó con sus labios.

(Job 3:3) Que muera el día cuando nací y la noche en que se dijo: Que se conciba un niño.

El amor de Job por el camino de Dios supera todo lo demás

Las Escrituras documentan las palabras entre Dios y Satanás como sigue: “Y Jehová dijo a Satanás: ¿Has considerado a Mi siervo Job, no hay ningún otro como él en la tierra, un hombre perfecto y recto, que teme a Dios, y se aparta del mal? Y aún mantiene su integridad, a pesar de que has tratado de ponerme contra él, de destruirlo sin ninguna razón” (Job 2:3). En este diálogo, Dios repite la misma pregunta a Satanás. Es una pregunta que nos muestra la valoración positiva que Él hace de lo demostrado y vivido por Job durante la primera prueba, que no difiere de la que hizo antes de que pasara por la tentación de Satanás. Es decir, antes de que la tentación cayese sobre él, era perfecto a los ojos de Dios, y por eso Él lo protegía junto a su familia, y lo bendecía; Dios opinaba que era digno de ser bendecido. Después de la tentación, Job no pecó con sus labios por haber perdido sus propiedades y a sus hijos, sino que continuó alabando el nombre de Jehová. Su real conducta hizo que Dios le aplaudiese, y le diese la máxima calificación. Y es que, para Job, sus hijos o sus bienes no fueron suficientes para que él renunciase a Dios. En otras palabras, el lugar que Él ocupaba en su corazón no podían reemplazarlo sus hijos ni propiedad alguna. Durante la primera tentación de Job, le demostró a Dios que su amor por Él y por el camino del temor a Él y apartarse del mal superaba todo lo demás. Esta prueba no hizo más que proporcionarle a Job la experiencia de recibir una recompensa de Jehová Dios y de que Él le quitase sus propiedades y sus hijos.

Para Job, fue una experiencia real que limpió su alma, un bautismo de vida que completó su existencia y, además, un banquete suntuoso que puso a prueba su obediencia a Dios y su temor de Él. Esta tentación transformó la posición de Job, dejó de ser un hombre rico para convertirse en alguien que no tiene nada, y también le permitió experimentar el maltrato al que Satanás somete a la humanidad. Su miseria no provocó que aborreciese a este, sino que vio su fealdad y lo despreciable que era en sus actos viles, así como su enemistad con Dios y su rebelión contra Él. Esto lo alentó más a mantenerse siempre firme en el camino de temer a Dios y apartarse del mal. Juró que nunca abandonaría a Dios ni se volvería de Su camino por factores externos como la propiedad, los hijos o los familiares, y que no sería nunca un esclavo de Satanás, de las propiedades ni de persona alguna; aparte de Jehová Dios, nadie podía ser su Señor, o su Dios. Esas eran las aspiraciones de Job. En la otra cara de la tentación, Job también había adquirido algo: había obtenido grandes riquezas en medio de las pruebas que Dios le puso.

Durante su vida, a lo largo de varias décadas anteriores, Job había observado los hechos de Jehová y obtenido Sus bendiciones, que le hacían sentirse enormemente incómodo y endeudado. Creía no haber hecho nada por Dios, y sin embargo le habían legado grandes bendiciones y había disfrutado de mucha gracia. Por esta razón, oraba con frecuencia en su corazón, esperando ser capaz de corresponderle a Dios, de tener la oportunidad de dar testimonio de Sus hechos y grandeza, de que Dios pusiera a prueba su obediencia y, además, de que su fe pudiera purificarse, hasta que ambas cosas obtuviesen la aprobación de Dios. Y cuando la prueba cayó sobre Job, creyó que Dios había oído sus oraciones. Job valoró esta oportunidad más que cualquier otra cosa, y por eso no se atrevió a tratarla con ligereza, porque se podría materializar el mayor deseo de toda su vida. La llegada de esta oportunidad significaba que su obediencia y su temor de Dios podían ponerse a prueba, y ser purificados. Además, significaba que Job tenía la oportunidad de obtener la aprobación de Dios, y acercarse más a Él. Durante la prueba, esa fe y esa búsqueda le permitieron ser más perfecto, y obtener un entendimiento mayor de Su voluntad. Job también se volvió más agradecido por las bendiciones y las gracias divinas, derramó una mayor alabanza sobre los hechos de Dios en su corazón, era más temeroso y reverente de Él, y anhelaba más Su encanto, Su grandeza, y Su santidad. En este momento, aunque a los ojos de Dios Job seguía siendo alguien que le temía y se apartaba del mal, en relación a sus experiencias, su fe y su conocimiento habían dado pasos de gigante: su fe había aumentado, su obediencia se había afianzado, y su temor de Dios se había vuelto más profundo. Aunque esta prueba transformó el espíritu y la vida de Job, la transformación no satisfizo a Job ni hizo más lento su progreso. Al mismo tiempo que calculaba lo que había ganado con esta prueba, y consideraba sus propias deficiencias, oró tranquilamente, esperando la llegada de la prueba siguiente, porque anhelaba que su fe, su obediencia y su temor de Dios se elevaran durante la siguiente prueba de Dios.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
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jueves, 18 de marzo de 2021

Música cristiana 2020 | Cómo entrar en la realidad de las palabras de Dios

 Música cristiana 2020 | Cómo entrar en la realidad de las palabras de Dios

I
La gente que se gasta de verdad por Dios
ponen todo su ser ante Él,
se someten genuinamente a todas Sus declaraciones,
y son capaces de poner en práctica Sus palabras.
Hacen de las palabras de Dios el fundamento de su existencia,
y son capaces de buscar con sinceridad entre las palabras de Dios
para averiguar qué partes practicar.
Así es la gente que vive realmente ante Dios.
Si lo que haces es beneficioso para tu vida,
si comiendo y bebiendo de Sus palabras
puedes suplir tus necesidades interiores y tus deficiencias,
de forma que tu carácter vital se transforme,
entonces esto satisfará la voluntad de Dios.
II
Si actúas de acuerdo a las exigencias de Dios,
y si no satisfaces a la carne
sino que en vez de eso satisfaces Su voluntad,
entonces en esto habrás entrado en la realidad de Sus palabras.
Cuando se habla de entrar de manera más realista
en la realidad de las palabras de Dios,
esto significa que puedes llevar a cabo tu obligación,
y cumplir las exigencias de Dios.
Sólo estos tipos de acciones prácticas
pueden denominarse entrar en la realidad de Sus palabras.
Si eres capaz de entrar en esta realidad,
entonces poseerás la verdad, poseerás la verdad.
Este es el principio de entrar en la realidad;
primero debes llevar a cabo este entrenamiento,
y sólo después de esto podrás entrar en realidades incluso más profundas.
Sólo después de esto podrás entrar en realidades incluso más profundas.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

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Palabras diarias de Dios | Fragmento 42 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"

 Palabras diarias de Dios | Fragmento 42 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"

La reacción de Job

(Job 1:20-21) Entonces Job se levantó y rasgó su ropa; se afeitó la cabeza y cayó al suelo en adoración diciendo: Salí desnudo del vientre de mi madre y desnudo regresaré a él; Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová.

Que Job asuma que debe devolver todo lo que posee brota de su temor de Dios

Después de que Dios dijera a Satanás: “Todo lo que él posee está en tu poder, solo que no pongas tu mano sobre él”, este partió, y pronto se sucedieron ataques repentinos y feroces contra Job: primero, le robaron sus bueyes y asnos, y mataron a sus siervos; después, sus ovejas y siervos se quemaron hasta la destrucción; a continuación, le robaron sus camellos y mataron a sus siervos; finalmente, sus hijos murieron. Esta cadena de ataques fue el tormento sufrido por Job durante la primera tentación. Tal como Dios ordenó, las posesiones de Job y sus hijos fueron el objetivo de estos ataques; él no sufrió daño alguno. Sin embargo, en un instante, Job pasó de ser un hombre poseedor de grandes riquezas a alguien que no tenía nada. Nadie podría haber resistido este asombroso golpe por sorpresa ni haber reaccionado adecuadamente frente al mismo, pero Job puso de manifiesto su lado extraordinario. Las Escrituras proveen el siguiente relato: “Entonces Job se levantó y rasgó su ropa; se afeitó la cabeza y cayó al suelo en adoración”. Esta fue la primera reacción de Job tras oír que había perdido a sus hijos y todas sus propiedades. Sobre todo, no pareció sorprendido ni asustado, ni mucho menos expresó ira u odio. Ves, por tanto, que en su corazón ya había reconocido que estos desastres no eran un accidente ni provenían de la mano del hombre, y mucho menos eran la llegada de la retribución o el castigo. En su lugar, las pruebas de Jehová habían venido sobre él; era Jehová quien quería tomar sus propiedades y sus hijos. Job estaba muy tranquilo y con las ideas muy claras. Su humanidad perfecta y recta le permitía emitir, de forma racional y natural, juicios y decisiones precisos sobre los desastres que habían caído sobre él y, en consecuencia, se comportó con una calma inusual: “Entonces Job se levantó y rasgó su ropa; se afeitó la cabeza y cayó al suelo en adoración”. “Rasgó su ropa” significa que estaba desnudo, y no tenía nada; “se afeitó la cabeza” significa que había vuelto delante de Dios como un bebé recién nacido; “cayó al suelo en adoración” significa que había venido al mundo desnudo, y en ese día, todavía sin nada, había regresado a Dios como un recién nacido. Ninguna criatura de Dios habría podido tener la actitud de Job frente a todo lo que le había sucedido. Su fe en Jehová superaba el ámbito de la creencia; ese era su temor de Dios, su obediencia a Él, y no sólo fue capaz de dar gracias a Dios por darle cosas, sino también por quitárselas. Además, fue capaz de asumir que tenía que devolver todo lo que poseía, incluida su vida.

El temor que Job tenía de Dios y su obediencia a Él son un ejemplo para la especie humana, y su perfección y rectitud fueron la cúspide de la humanidad que el hombre debería poseer. Aunque no veía a Dios, era consciente de que Él existía realmente, y esta consciencia hacía que le temiera; podía obedecerle por su temor de Él. Dio rienda suelta a Dios para que tomase todo lo que tenía, sin quejarse, y se postró delante de Él y manifestó que, incluso si Dios tomaba su carne en ese mismo momento, él le permitiría hacerlo con alegría, sin quejarse. Toda su conducta se debía a su humanidad perfecta y recta. Es decir, como consecuencia de su inocencia, su honestidad y su bondad Job no se tambaleó en su conciencia y experiencia de la existencia de Dios, y sobre este fundamento se impuso exigencias y estandarizó su pensamiento, su comportamiento, su conducta y sus principios de acción delante de Dios, según Él lo dirigiera y de acuerdo con Sus hechos, que él había visto entre todas las cosas. A lo largo del tiempo, sus experiencias provocaron en él un temor real y práctico, y le hicieron apartarse del mal. Esta era la fuente de la integridad a la que Job se aferraba con firmeza. Su humanidad era sincera, inocente y amable, y tenía una experiencia práctica de temor y obediencia a Dios, y de apartarse del mal, así como el conocimiento de que “Jehová dio, y Jehová quitó”. Sólo por estas cosas fue capaz de permanecer firme y dar testimonio en medio de los ataques despiadados de Satanás; sólo por ellas fue capaz de no decepcionar a Dios y darle una respuesta satisfactoria cuando Sus pruebas cayeron sobre él. Aunque la conducta de Job durante la primera tentación fue muy recta, las generaciones posteriores no tenían asegurado lograr esa rectitud ni siquiera después de una vida de esfuerzos, ni poseerían necesariamente la conducta de Job descrita más arriba. Hoy, frente a la conducta recta de Job, y comparándola con el clamor y la determinación de “obediencia absoluta y lealtad hasta la muerte” que muestran quienes afirman creer en Dios y seguirle, ¿os sentís profundamente avergonzados o no?

Cuando lees en las escrituras todo lo que Job y su familia sufrieron, ¿cuál es tu reacción? ¿Te pierdes en tus pensamientos? ¿Estás sorprendido? ¿Podrían definirse como “terribles” las pruebas que cayeron sobre Job? En otras palabras, es suficientemente espantoso leer de las pruebas de Job descritas en las Escrituras, por no mencionar cómo habrían sido en realidad. Ves, pues, que lo que cayó sobre Job no fue un simulacro, sino una “batalla” real, con “pistolas” y “balas”. ¿Pero de quién era la mano que lo sometió a estas pruebas? Por supuesto, Satanás las ejecutó personalmente; pero fueron autorizadas por Dios. ¿Dijo Él a Satanás con qué medios tentar a Job? No. Simplemente puso una condición, tras la cual la tentación cayó sobre Job. Cuando esto ocurrió, las personas contemplaron un sentido de la maldad y la fealdad de Satanás, de su malicia y su desprecio del hombre, de su enemistad con Dios. En esto vemos que las palabras no pueden describir el grado de crueldad de esta tentación. Puede decirse que la naturaleza maliciosa con la que Satanás maltrató al hombre, y su feo rostro, se revelaron por completo en ese momento. Aprovechó la oportunidad que Dios le había permitido para someter a Job a un maltrato febril y despiadado, cuyo método y nivel de crueldad fueron inimaginables y completamente intolerables para las personas de hoy. En lugar de decir que Job fue tentado por Satanás, y que se mantuvo firme durante esta tentación, es mejor decir que en las pruebas establecidas por Dios para él, Job se embarcó en una competición con Satanás para proteger su perfección y rectitud, y defender su camino de temer a Dios y apartarse del mal. En esta pugna, Job perdió una montaña de ovejas y ganado, todas sus propiedades, sus hijos, pero no abandonó su perfección, su rectitud, su temor de Dios. Dicho de otro modo, en esta lucha contra Satanás prefirió verse privado de sus propiedades y de sus hijos antes que perder su perfección, su rectitud, y su temor de Dios. Prefirió aferrarse a la raíz de lo que significa ser un hombre. Las Escrituras proveen un relato conciso de todo el proceso por el cual Job perdió sus bienes, y también documentan la conducta y la actitud de Job. Estos relatos concisos y breves dan la sensación de que Job estaba casi relajado cuando afrontó esta tentación; pero si se tuviese que recrear lo que ocurrió en realidad, sumado a lo que es la naturaleza maliciosa de Satanás, las cosas no serían tan simples o fáciles como se describen en estas frases. La realidad fue mucho más cruel. Así es el nivel de devastación y odio con el que Satanás trata a la humanidad y a todos los que son aprobados por Dios. Si Él no le hubiera ordenado que no le hiciera daño a Job, sin duda lo habría matado sin el menor reparo. Satanás no quiere que se adore a Dios ni que quienes son justos, perfectos y rectos a Sus ojos puedan seguir temiendo a Dios y apartándose del mal, porque esto significa que se alejan de Satanás y lo abandonan. Por ello, se aprovechó del permiso de Dios para acumular sin misericordia toda su rabia y su odio sobre Job. Ves, pues, lo grande que fue el tormento sufrido por Job, desde la mente hasta la carne, desde el exterior hasta el interior. Hoy no vemos cómo fue en aquel momento, y en los relatos de la Biblia sólo podemos entrever las emociones de Job cuando se vio sometido al tormento en su día.

La sólida integridad de Job avergüenza a Satanás y hace que huya presa del pánico

¿Qué hizo Dios cuando Job se sometió a este tormento? Observó, vio y esperó el desenlace. ¿Cómo se sentía mientras observaba y aguardaba el resultado? Apesadumbrado, por supuesto. Pero, como resultado de Su pesar, ¿pudo haberse arrepentido de permitirle a Satanás que tentara a Job? La respuesta es no. Y es que Él creía firmemente que Job era perfecto y recto, que le temía y se apartaba del mal. Dios le había dado, sencillamente, a Satanás la oportunidad de verificar la justicia de Job delante de Él, y de revelar su propia maldad y lo despreciable de su ser. Además, fue una oportunidad para que Job diese testimonio, delante de las personas del mundo, de Satanás y hasta de los que siguen a Dios, de su justicia, de su temor de Dios, y de que se apartaba del mal. ¿Demostró el desenlace final que la valoración que Dios había hecho de Job fue correcta y sin error? ¿Venció realmente Job a Satanás? Aquí leemos las palabras arquetípicas habladas por Job, palabras que demuestran que lo venció. Él declaró: “Salí desnudo del vientre de mi madre y desnudo regresaré a él”. Esta es la actitud de obediencia de Job a Dios. Después, afirmó: “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová”. Estas palabras pronunciadas por Job demuestran que Dios observa las profundidades del corazón del hombre, que puede mirar dentro de la mente del hombre, que Su aprobación de Job es inequívoca, y que este hombre aprobado por Dios era justo. “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová”. Estas palabras, que son el testimonio que Job da de Dios, son normales, pero fueron las que acobardaron a Satanás, las que lo avergonzaron y provocaron que huyera presa del pánico; además, lo encadenaron y dejaron sin recursos. Estas palabras también hicieron que Satanás sintiese lo maravilloso y poderoso de los hechos de Jehová Dios, y permitieron que percibiese el extraordinario carisma de alguien cuyo corazón estaba gobernado por el camino de Dios. Aún más, esas palabras le demostraron a Satanás la poderosa vitalidad mostrada por un hombre pequeño e insignificante al adherirse al camino de temer a Dios y de apartarse del mal. Satanás salió así derrotado de la primera competencia. A pesar de su “percepción obtenida duramente”, no tenía intención de dejar ir a Job ni se produjo cambio alguno en su naturaleza maliciosa. Satanás trató de seguir atacándole, y se presentó delante de Dios una vez más…

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”


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miércoles, 17 de marzo de 2021

Música cristiana 2021 | Dios lamenta el futuro de la humanidad

 Música cristiana 2021 | Dios lamenta el futuro de la humanidad
I
En este vasto mundo que ha cambiado
tantas veces incluso desde antes de la historia,
no hay nadie para al hombre dirigir y guiar,
nadie más que Él, que gobierna sobre todos.
Ningún señor poderoso trabaja y se prepara
por el bien de esta humanidad.
Nadie puede conducirla a un futuro brillante,
ni liberarla de la injusticia de este mundo.
Dios lamenta el futuro de la humanidad.
¡Cómo se aflige por su caída!
Siente tristeza por la marcha de la humanidad
hacia la decadencia en un camino sin retorno.
El hombre se ha rebelado y ha roto el corazón de Dios;
recorrió el camino de Satanás.
Y a nadie se le ha ocurrido pensar
hacia dónde irá finalmente la humanidad.
II
¿Quién se detendrá a percibir la ira de Dios?
¿Quién buscará agradarle y acercarse a Él?
¿Quién verá Su tristeza o intentará comprender el dolor que Él siente?
Incluso escuchando Su llamada,
se dirigen hacia el camino que los aleja
de la misericordia de Dios, la verdad y Su gracia;
voluntariamente, se venden a Satanás.
Dios lamenta el futuro de la humanidad.
¡Cómo se aflige por su caída!
Siente tristeza por la marcha de la humanidad
hacia la decadencia en un camino sin retorno.
El hombre se ha rebelado y ha roto el corazón de Dios;
recorrió el camino de Satanás.
Y a nadie se le ha ocurrido pensar
hacia dónde irá finalmente la humanidad.
III
¿Cómo es que Dios actuará contra los que lo desafían y lo rechazan?
Sepan que las advertencias de Dios son siempre seguidas
por un desastre sombrío difícil de tolerar.
No sólo castiga la carne, también el alma del hombre.
Quién sabe la ira que Dios tiene guardada@para ellos cuando Su voz es ignorada.
Ira que el hombre nunca sintió ni escuchó.
Esta calamidad es única;
la única creación y salvación planeada por Dios.
Esta es la primera y la última.
Nadie puede sentir con su corazón el amor angustiado de Dios,
Su ferviente deseo de salvar a la humanidad.
Dios lamenta el futuro de la humanidad.
¡Cómo se aflige por su caída!
Siente tristeza por la marcha de la humanidad
hacia la decadencia en un camino sin retorno.
El hombre se ha rebelado y ha roto el corazón de Dios;
recorrió el camino de Satanás.
Y a nadie se le ha ocurrido pensar
hacia dónde irá finalmente la humanidad,
hacia dónde irá finalmente la humanidad.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

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Palabras diarias de Dios | Fragmento 30 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo I"

 Palabras diarias de Dios | Fragmento 30 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo I"

(Génesis 9:11-13) Yo haré Mi pacto con vosotros, ninguna carne será cortada nunca más por las aguas de una inundación; ni habrá una inundación nunca más que destruya la tierra. Y Dios dijo: Este es el signo del pacto que hago entre Yo y vosotros y cada criatura viviente que esté con vosotros, por generaciones perpetuas. Pongo Mi arcoíris en las nubes, y ese será el signo de un pacto entre Yo y la tierra.

Al final de la historia de Noé, vemos que Dios usó un método inusual para expresar Sus sentimientos en ese momento. Este método es muy especial, y consiste en hacer un pacto con el hombre. Es un procedimiento que declara el final del uso de un diluvio por parte de Dios para destruir el mundo. Desde fuera, hacer un pacto parece una cosa muy ordinaria. Tan sólo se trata de usar palabras para obligar a ambas partes a no infringir actos, para ayudar a conseguir el propósito de proteger los intereses de ambas partes. En su forma, es algo muy ordinario, pero las motivaciones subyacentes y el sentido de Dios al hacer esto, lo convierten en una revelación verdadera del carácter y del estado anímico de Dios. Si dejáis de lado estas palabras y las ignoráis, si nunca os cuento la verdad de ellas, la humanidad nunca conocerá realmente el pensamiento de Dios. Quizás en tu imaginación Él está sonriendo cuando hace este pacto, o quizás Su expresión es seria; sin embargo, cualquiera que sea el tipo común de expresión de Dios en las imaginaciones de las personas, nadie puede ver Su corazón o Su dolor, y mucho menos Su soledad. Nadie puede hacer que Dios confíe en él, ser digno de Su confianza o ser alguien a quien Él puede expresarle Sus pensamientos o confiarle Su dolor. Por esta razón Dios no tuvo más elección que actuar así. En apariencia Dios hizo algo fácil para despedirse de la humanidad anterior, resolviendo el pasado y trazando una conclusión perfecta a Su destrucción del mundo con el diluvio. Sin embargo, Él había enterrado el dolor de aquel momento en lo profundo de Su corazón. En un momento en el que no tenía a nadie en quien confiar, hizo un pacto con la humanidad, prometiéndole que no volvería a destruir el mundo con un diluvio. Cuando el arco iris aparece es para recordar a las personas que eso ya ocurrió una vez, para advertirles que no hagan cosas malas. Incluso en un estado tan doloroso, Dios no se olvidó de la humanidad y siguió mostrando mucha preocupación por ella. ¿No es esto el amor y la generosidad de Dios? ¿Qué piensan las personas cuando están sufriendo? ¿No es este el momento en que más necesitan a Dios? En momentos así, las personas siempre involucran a Dios para que Él pueda aliviarlas. No importa cuando, Él nunca abandonará a la persona, y siempre permitirá que salga de sus apuros y viva en la luz. Aunque Dios provee así a la humanidad, en el corazón del hombre Dios sólo es una pastilla tranquilizante, un tónico para aliviar. Cuando Él está sufriendo, cuando Su corazón está herido, tener a un ser creado o a cualquier persona haciéndole compañía o consolándolo es sin duda un deseo extravagante para Dios. El hombre nunca presta atención a Sus sentimientos, por lo que Él nunca pide ni espera que haya alguien que pueda consolarlo. Simplemente usa Sus propios métodos para expresar Su estado de ánimo. Las personas no creen que a Dios le cueste tanto pasar por algún sufrimiento, pero sólo cuando intentas entenderle de verdad, cuando puedes apreciar genuinamente Sus intenciones sinceras en todo lo que hace, puedes sentir la grandeza de Dios y Su abnegación. Aunque Dios hizo un pacto con la humanidad por medio del arco iris, nunca le dijo a nadie por qué lo hizo, por qué lo estableció, y esto significa que nunca le contó a nadie Sus pensamientos reales. Esto se debe a que nadie puede comprender la profundidad del amor que Dios tiene por la humanidad que Él creó con Sus propias manos, como tampoco hay nadie que pueda apreciar cuánto dolor sufrió Su corazón cuando destruyó a la humanidad. Por tanto, aunque Él le diga a las personas cómo se siente, ellas no pueden hacerse cargo de esta confianza. A pesar de estar dolido, prosigue con el siguiente paso de Su obra. Dios siempre da Su mejor lado y las mejores cosas a la humanidad, mientras Él soporta en silencio todo el sufrimiento en solitario. Dios nunca revela abiertamente estos sufrimientos, sino que los soporta y espera en silencio. La durabilidad de Dios no es fría, insensible o indefensa, ni tampoco es una señal de debilidad. Es que el amor y la esencia de Dios siempre han sido abnegados. Esta es una revelación natural de Su esencia y carácter, y una representación genuina de la identidad de Dios como verdadero Creador.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”


EL AMOR Y LA ESENCIA DE DIOS SON ABNEGADOS


Dios da lo mejor, Su mejor lado da. Las mejores cosas da.

I

Nunca revela Su sufrimiento. Él sufre esperando en silencio. No es insensibilidad ni una muestra de debilidad. El amor y la esencia de Dios son siempre abnegados. Dios da lo mejor, Su mejor lado da. Da las mejores cosas, da. Por toda la humanidad Él sufre, Él sufre en silencio. En silencio da, da lo mejor de sí.

II

Nunca revela Su sufrimiento. Dios, Él sufre esperando en silencio. Esta es la expresión de Su esencia y carácter, de quién es Él en realidad: el Creador de todo. Dios da lo mejor, Su mejor lado da. Da las mejores cosas, da. Por la humanidad Él sufre, Él sufre en silencio. En silencio da, da lo mejor de sí. Da lo mejor de sí, Él da lo mejor de sí.

III

Dios da lo mejor, Su mejor lado da. Da las mejores cosas, da. Por la humanidad Él sufre, Él sufre en silencio. En silencio da. En silencio, en silencio da lo mejor de sí, lo mejor de sí.

De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”


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martes, 16 de marzo de 2021

Música cristiana 2021 | Dios encarnado de los últimos días principalmente hace la obra de la palabra

 Música cristiana 2021 | Dios encarnado de los últimos días principalmente hace la obra de la palabra

I
Dios de los últimos días termina la Era de la Gracia,
ilumina y perfecciona con Sus palabras,
que remueven el concepto vago de Dios del corazón del hombre.
Esta no es la etapa de la obra que Jesús hizo al venir.
Curó enfermos e hizo milagros,
predicó el evangelio del reino de los cielos,
y fue crucificado para a toda la gente redimir.
Por eso el hombre imaginó que así es como siempre Dios sería.
Dios encarnado de los últimos días
cumple y revela todo con palabras.
Y en Sus palabras tú ves lo que es;
en Sus palabras ves que Él es Dios.
II
Dios de los últimos días
borra vagas nociones de Dios del corazón del hombre.
A través de Sus palabras y hechos,
y Su normal obra real junto a la gente,
el hombre ve la realidad de Dios,
y deja de creer en un Dios difuso.
A través de las palabras de Dios encarnado,
completa al hombre y cumple todas las cosas.
Esta es la obra que Dios va a alcanzar
en el fin de los tiempos.
Dios encarnado de los últimos días
cumple y revela todo con palabras.
Y en Sus palabras tú ves lo que es;
en Sus palabras ves que Él es Dios.
III
Dios encarnado habla sólo palabras
porque esta es Su obra en la tierra.
Tú puedes ver lo que es escuchando Sus palabras:
poderoso, humilde, supremo.
Dios encarnado habla sólo palabras
porque esta es Su obra en la tierra.
Tú puedes ver lo que es escuchando Sus palabras:
poderoso, humilde, supremo.
Dios encarnado de los últimos días
cumple y revela todo con palabras.
Y en Sus palabras tú ves lo que es;
en Sus palabras ves que Él es...
Dios encarnado de los últimos días
cumple y revela todo con palabras.
Y en Sus palabras tú ves lo que es;
en Sus palabras ves que Él es Dios.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

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Palabras diarias de Dios | Fragmento 42 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"

 Palabras diarias de Dios | Fragmento 42 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"

La reacción de Job

(Job 1:20-21) Entonces Job se levantó y rasgó su ropa; se afeitó la cabeza y cayó al suelo en adoración diciendo: Salí desnudo del vientre de mi madre y desnudo regresaré a él; Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová.

Que Job asuma que debe devolver todo lo que posee brota de su temor de Dios

Después de que Dios dijera a Satanás: “Todo lo que él posee está en tu poder, solo que no pongas tu mano sobre él”, este partió, y pronto se sucedieron ataques repentinos y feroces contra Job: primero, le robaron sus bueyes y asnos, y mataron a sus siervos; después, sus ovejas y siervos se quemaron hasta la destrucción; a continuación, le robaron sus camellos y mataron a sus siervos; finalmente, sus hijos murieron. Esta cadena de ataques fue el tormento sufrido por Job durante la primera tentación. Tal como Dios ordenó, las posesiones de Job y sus hijos fueron el objetivo de estos ataques; él no sufrió daño alguno. Sin embargo, en un instante, Job pasó de ser un hombre poseedor de grandes riquezas a alguien que no tenía nada. Nadie podría haber resistido este asombroso golpe por sorpresa ni haber reaccionado adecuadamente frente al mismo, pero Job puso de manifiesto su lado extraordinario. Las Escrituras proveen el siguiente relato: “Entonces Job se levantó y rasgó su ropa; se afeitó la cabeza y cayó al suelo en adoración”. Esta fue la primera reacción de Job tras oír que había perdido a sus hijos y todas sus propiedades. Sobre todo, no pareció sorprendido ni asustado, ni mucho menos expresó ira u odio. Ves, por tanto, que en su corazón ya había reconocido que estos desastres no eran un accidente ni provenían de la mano del hombre, y mucho menos eran la llegada de la retribución o el castigo. En su lugar, las pruebas de Jehová habían venido sobre él; era Jehová quien quería tomar sus propiedades y sus hijos. Job estaba muy tranquilo y con las ideas muy claras. Su humanidad perfecta y recta le permitía emitir, de forma racional y natural, juicios y decisiones precisos sobre los desastres que habían caído sobre él y, en consecuencia, se comportó con una calma inusual: “Entonces Job se levantó y rasgó su ropa; se afeitó la cabeza y cayó al suelo en adoración”. “Rasgó su ropa” significa que estaba desnudo, y no tenía nada; “se afeitó la cabeza” significa que había vuelto delante de Dios como un bebé recién nacido; “cayó al suelo en adoración” significa que había venido al mundo desnudo, y en ese día, todavía sin nada, había regresado a Dios como un recién nacido. Ninguna criatura de Dios habría podido tener la actitud de Job frente a todo lo que le había sucedido. Su fe en Jehová superaba el ámbito de la creencia; ese era su temor de Dios, su obediencia a Él, y no sólo fue capaz de dar gracias a Dios por darle cosas, sino también por quitárselas. Además, fue capaz de asumir que tenía que devolver todo lo que poseía, incluida su vida.

El temor que Job tenía de Dios y su obediencia a Él son un ejemplo para la especie humana, y su perfección y rectitud fueron la cúspide de la humanidad que el hombre debería poseer. Aunque no veía a Dios, era consciente de que Él existía realmente, y esta consciencia hacía que le temiera; podía obedecerle por su temor de Él. Dio rienda suelta a Dios para que tomase todo lo que tenía, sin quejarse, y se postró delante de Él y manifestó que, incluso si Dios tomaba su carne en ese mismo momento, él le permitiría hacerlo con alegría, sin quejarse. Toda su conducta se debía a su humanidad perfecta y recta. Es decir, como consecuencia de su inocencia, su honestidad y su bondad Job no se tambaleó en su conciencia y experiencia de la existencia de Dios, y sobre este fundamento se impuso exigencias y estandarizó su pensamiento, su comportamiento, su conducta y sus principios de acción delante de Dios, según Él lo dirigiera y de acuerdo con Sus hechos, que él había visto entre todas las cosas. A lo largo del tiempo, sus experiencias provocaron en él un temor real y práctico, y le hicieron apartarse del mal. Esta era la fuente de la integridad a la que Job se aferraba con firmeza. Su humanidad era sincera, inocente y amable, y tenía una experiencia práctica de temor y obediencia a Dios, y de apartarse del mal, así como el conocimiento de que “Jehová dio, y Jehová quitó”. Sólo por estas cosas fue capaz de permanecer firme y dar testimonio en medio de los ataques despiadados de Satanás; sólo por ellas fue capaz de no decepcionar a Dios y darle una respuesta satisfactoria cuando Sus pruebas cayeron sobre él. Aunque la conducta de Job durante la primera tentación fue muy recta, las generaciones posteriores no tenían asegurado lograr esa rectitud ni siquiera después de una vida de esfuerzos, ni poseerían necesariamente la conducta de Job descrita más arriba. Hoy, frente a la conducta recta de Job, y comparándola con el clamor y la determinación de “obediencia absoluta y lealtad hasta la muerte” que muestran quienes afirman creer en Dios y seguirle, ¿os sentís profundamente avergonzados o no?

Cuando lees en las escrituras todo lo que Job y su familia sufrieron, ¿cuál es tu reacción? ¿Te pierdes en tus pensamientos? ¿Estás sorprendido? ¿Podrían definirse como “terribles” las pruebas que cayeron sobre Job? En otras palabras, es suficientemente espantoso leer de las pruebas de Job descritas en las Escrituras, por no mencionar cómo habrían sido en realidad. Ves, pues, que lo que cayó sobre Job no fue un simulacro, sino una “batalla” real, con “pistolas” y “balas”. ¿Pero de quién era la mano que lo sometió a estas pruebas? Por supuesto, Satanás las ejecutó personalmente; pero fueron autorizadas por Dios. ¿Dijo Él a Satanás con qué medios tentar a Job? No. Simplemente puso una condición, tras la cual la tentación cayó sobre Job. Cuando esto ocurrió, las personas contemplaron un sentido de la maldad y la fealdad de Satanás, de su malicia y su desprecio del hombre, de su enemistad con Dios. En esto vemos que las palabras no pueden describir el grado de crueldad de esta tentación. Puede decirse que la naturaleza maliciosa con la que Satanás maltrató al hombre, y su feo rostro, se revelaron por completo en ese momento. Aprovechó la oportunidad que Dios le había permitido para someter a Job a un maltrato febril y despiadado, cuyo método y nivel de crueldad fueron inimaginables y completamente intolerables para las personas de hoy. En lugar de decir que Job fue tentado por Satanás, y que se mantuvo firme durante esta tentación, es mejor decir que en las pruebas establecidas por Dios para él, Job se embarcó en una competición con Satanás para proteger su perfección y rectitud, y defender su camino de temer a Dios y apartarse del mal. En esta pugna, Job perdió una montaña de ovejas y ganado, todas sus propiedades, sus hijos, pero no abandonó su perfección, su rectitud, su temor de Dios. Dicho de otro modo, en esta lucha contra Satanás prefirió verse privado de sus propiedades y de sus hijos antes que perder su perfección, su rectitud, y su temor de Dios. Prefirió aferrarse a la raíz de lo que significa ser un hombre. Las Escrituras proveen un relato conciso de todo el proceso por el cual Job perdió sus bienes, y también documentan la conducta y la actitud de Job. Estos relatos concisos y breves dan la sensación de que Job estaba casi relajado cuando afrontó esta tentación; pero si se tuviese que recrear lo que ocurrió en realidad, sumado a lo que es la naturaleza maliciosa de Satanás, las cosas no serían tan simples o fáciles como se describen en estas frases. La realidad fue mucho más cruel. Así es el nivel de devastación y odio con el que Satanás trata a la humanidad y a todos los que son aprobados por Dios. Si Él no le hubiera ordenado que no le hiciera daño a Job, sin duda lo habría matado sin el menor reparo. Satanás no quiere que se adore a Dios ni que quienes son justos, perfectos y rectos a Sus ojos puedan seguir temiendo a Dios y apartándose del mal, porque esto significa que se alejan de Satanás y lo abandonan. Por ello, se aprovechó del permiso de Dios para acumular sin misericordia toda su rabia y su odio sobre Job. Ves, pues, lo grande que fue el tormento sufrido por Job, desde la mente hasta la carne, desde el exterior hasta el interior. Hoy no vemos cómo fue en aquel momento, y en los relatos de la Biblia sólo podemos entrever las emociones de Job cuando se vio sometido al tormento en su día.

La sólida integridad de Job avergüenza a Satanás y hace que huya presa del pánico

¿Qué hizo Dios cuando Job se sometió a este tormento? Observó, vio y esperó el desenlace. ¿Cómo se sentía mientras observaba y aguardaba el resultado? Apesadumbrado, por supuesto. Pero, como resultado de Su pesar, ¿pudo haberse arrepentido de permitirle a Satanás que tentara a Job? La respuesta es no. Y es que Él creía firmemente que Job era perfecto y recto, que le temía y se apartaba del mal. Dios le había dado, sencillamente, a Satanás la oportunidad de verificar la justicia de Job delante de Él, y de revelar su propia maldad y lo despreciable de su ser. Además, fue una oportunidad para que Job diese testimonio, delante de las personas del mundo, de Satanás y hasta de los que siguen a Dios, de su justicia, de su temor de Dios, y de que se apartaba del mal. ¿Demostró el desenlace final que la valoración que Dios había hecho de Job fue correcta y sin error? ¿Venció realmente Job a Satanás? Aquí leemos las palabras arquetípicas habladas por Job, palabras que demuestran que lo venció. Él declaró: “Salí desnudo del vientre de mi madre y desnudo regresaré a él”. Esta es la actitud de obediencia de Job a Dios. Después, afirmó: “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová”. Estas palabras pronunciadas por Job demuestran que Dios observa las profundidades del corazón del hombre, que puede mirar dentro de la mente del hombre, que Su aprobación de Job es inequívoca, y que este hombre aprobado por Dios era justo. “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová”. Estas palabras, que son el testimonio que Job da de Dios, son normales, pero fueron las que acobardaron a Satanás, las que lo avergonzaron y provocaron que huyera presa del pánico; además, lo encadenaron y dejaron sin recursos. Estas palabras también hicieron que Satanás sintiese lo maravilloso y poderoso de los hechos de Jehová Dios, y permitieron que percibiese el extraordinario carisma de alguien cuyo corazón estaba gobernado por el camino de Dios. Aún más, esas palabras le demostraron a Satanás la poderosa vitalidad mostrada por un hombre pequeño e insignificante al adherirse al camino de temer a Dios y de apartarse del mal. Satanás salió así derrotado de la primera competencia. A pesar de su “percepción obtenida duramente”, no tenía intención de dejar ir a Job ni se produjo cambio alguno en su naturaleza maliciosa. Satanás trató de seguir atacándole, y se presentó delante de Dios una vez más…

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

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lunes, 15 de marzo de 2021

Música cristiana 2021 | ¿Es la encarnación de Dios algo sencillo?

 Música cristiana 2021 | ¿Es la encarnación de Dios algo sencillo?

I
Dios fue el Espíritu que el hombre no podía ver ni tocar.
Debido a las tres etapas de la obra de Dios en la tierra,
la creación, la redención y la destrucción,
Él viene a obrar entre los hombres en distintas eras.
Dios vino por primera vez en la Era de la Redención;
Él vino, evidentemente, a una familia judía.
Dios obró en persona para usar Su encarnación
como ofrenda por el pecado en Su obra de redención.
Los judíos vieron primero a Dios en la Era de la Gracia.
Fue la primera vez que Dios obró encarnado.
Los judíos vieron primero a Dios en la Era de la Gracia.
Fue la primera vez que Dios obró encarnado.
II
La obra de Dios en la Era del Reino es conquistar, perfeccionar.
Guía de nuevo a Su rebaño, obra de nuevo en la carne.
En la primera etapa, era el Espíritu intangible;
en las últimas dos, el Espíritu encarnado.
Así Dios se vuelve humano de nuevo a los ojos del hombre
y no se parece nada al aspecto de Dios.
El hombre ha visto a Dios como un hombre y una mujer.
Eso es lo que más le impacta y le desconcierta.
Una y otra vez, la increíble obra de Dios
hace añicos las viejas creencias, sorprende a todos.
Una y otra vez, la increíble obra de Dios
hace añicos las viejas creencias.
III
Dios no es sólo el Espíritu Santo,
el Espíritu que todo lo engloba,
Él es también una persona común.
Puede convertirse en hombre o mujer.
Ambas encarnaciones nacen del hombre
pero no son lo mismo.
El Espíritu Santo concibió a uno,
el otro nació del hombre, aunque provino del Espíritu.
Ambas encarnaciones hacen la obra del Padre Dios,
pero una hizo la redención; la otra, la conquista.
Ambas representan a Dios, el Padre,
una es el Redentor con amor y piedad,
la otra encarnación es la justicia con la ira y el juicio.
Una es el Comandante de la obra de la redención;
la otra es el Dios justo que conquista.
Ambas encarnaciones hacen la obra del Padre Dios,
ambas hacen la obra del Padre Dios.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

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