El Relámpago Oriental, Dios Todopoderoso, es la segunda venida del Señor Jesús. Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. ¡En tanto leas las palabras de Dios Todopoderoso, verás que Dios ha aparecido! Invitamos a quienes buscan la verdad con el corazón a venir aquí y mirar.
Hace cinco años que Zhang Hong’en, antaño predicador de una iglesia clandestina, aceptó la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días. Un día se entera de que a Luo Tao, con quien trabajó en los viejos tiempos, lo han expulsado de la iglesia por hacer el mal y oponerse a Dios. Queda sumido en la confusión: Luo Tao es creyente desde hace muchos años, dejó a su familia para entregarse a Dios y no lo traicionó ni siquiera cuando lo detuvieron y encarcelaron. ¿Cómo es posible que a una persona así la señalen como malvada y la expulsen? ¿Cómo determina Dios si alguien es bueno o malo? ¿A quiénes salva Dios, a quiénes descarta y quiénes pueden recibir la salvación plena y entrar en el reino de los cielos? ¿Cómo se resuelve al final la confusión de Zhang Hong'en? Mira Capeando la tormenta para averiguarlo.
Relámpago Oriental, la Iglesia de Dios Todopoderoso nació debido a la aparición y a la obra de Dios Todopoderoso, el retorno del Señor Jesús, Cristo de los últimos días. La iglesia está compuesta de todos aquellos quienes sinceramente aceptan la obra de los últimos días de Dios Todopoderoso y están conquistados y salvados por la palabra de Dios. Fue completamente fundada por Dios Todopoderoso personalmente y personalmente la orienta y la pastorea y de ninguna manera fue establecida por ningún hombre. Cristo es la verdad, el camino y la vida. Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. En tanto leas las palabras de Dios Todopoderoso, verás que Dios ha aparecido.
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Palabras diarias de Dios | Fragmento 50 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"
Las manifestaciones de la humanidad de Job durante sus pruebas (comprender la perfección de Job, su rectitud, su temor de Dios, y que se apartara del mal durante sus pruebas)
Cuando Job oyó que le habían robado sus propiedades, que sus hijos habían perdido la vida, y que habían asesinado a sus sirvientes, reaccionó de la siguiente forma: “Entonces Job se levantó y rasgó su ropa; se afeitó la cabeza y cayó al suelo en adoración” (Job 1:20). Estas palabras nos narran un hecho: tras oír estas noticias, Job no entró en pánico, no lloró ni culpó a los sirvientes que le habían dado las noticias, y mucho menos inspeccionó la escena del crimen para investigar y verificar los porqués ni las razones y saber lo que ocurrió realmente. No exteriorizó ningún dolor o remordimiento por la pérdida de sus posesiones ni rompió a llorar por la pérdida de sus hijos amados. Por el contrario, rasgó su ropa, se afeitó la cabeza, cayó al suelo en adoración. Las acciones de Job son distintas a las del hombre ordinario. Confunden a muchas personas, y hacen que reprendan en sus corazones a Job por su “sangre fría”. Ante la pérdida repentina de sus posesiones, las personas normales aparecerían desconsoladas, o desesperadas; en algunos casos, hasta podrían caer en una profunda depresión. Esto se debe a que las propiedades de las personas representan en sus corazones toda una vida de esfuerzos, son aquello de lo que depende su supervivencia, la esperanza que las mantiene con vida. Su pérdida significa que sus esfuerzos han sido en balde, que están sin esperanza, e incluso que no tienen futuro. Esta es la actitud de cualquier persona normal respecto a sus propiedades y la estrecha relación que tiene con ellas, así como la importancia de las mismas a los ojos de los demás. Como tales, la gran mayoría de los seres humanos se sienten confundidos por la fría actitud de Job en relación a la pérdida de sus propiedades. Hoy la confusión de todas estas personas explicando qué estaba ocurriendo en el corazón de Job.
El sentido común dicta que, habiéndole dado Dios tan abundantes bienes, Job debería sentirse avergonzado delante de Él por haberlos perdido, por no haberlos cuidado ni haberse preocupado por ellos; no se apegó a los bienes que Dios le había dado. Así pues, cuando oyó que le habían robado su propiedad, su primera reacción tendría que haber sido ir a la escena del crimen y tomar nota de todos los daños, y seguidamente confesar a Dios para poder recibir una vez más Sus bendiciones. Sin embargo, Job no lo hizo; tenía sus propias razones para no hacerlo, claro está. En su corazón, creía profundamente que Dios le había concedido todo lo que poseía, que no había sido producto de su propio trabajo. Por tanto, él no consideró estas bendiciones como algo que se debía capitalizar, sino que tomó como sus principios de vida el aferrarse con uñas y dientes a la forma que él debería hacerlo. Apreciaba las bendiciones de Dios, y daba gracias por ellas, pero no estaba enamorado de ellas ni buscaba más. Esa era su actitud hacia la propiedad. Tampoco hizo nada para obtener bendiciones ni se preocupó o apenó por la ausencia o la pérdida de las bendiciones de Dios; tampoco fue alocado o delirantemente feliz por estas ni ignoró el camino de Dios, ni olvidó Su gracia por las bendiciones de las que disfrutaba con frecuencia. La actitud de Job hacia sus propiedades revela su verdadera humanidad a las personas: primeramente, no era un hombre codicioso, y era muy poco exigente en su vida material. En segundo lugar, Job nunca se preocupó ni tuvo temor de que Dios le quitara todo lo que tenía, que era su actitud de obediencia a Dios en su corazón; es decir, no tuvo exigencias ni quejas acerca de cuándo Dios le arrebataba algo, o si lo hacía, ni preguntó las razones de ello; sino que sólo buscó obedecer los arreglos de Dios. En tercer lugar, nunca creyó que sus bienes procedieran de su propio trabajo, sino que Él se los concedió. Esta era la fe de Job en Dios, un indicativo de su convicción. ¿Quedan claras la humanidad de Job y su verdadera búsqueda diaria, en este resumen de tres puntos? La humanidad y la búsqueda de Job eran parte esencial de su fría conducta al afrontar la pérdida de su propiedad. Precisamente por su búsqueda diaria Job logró la estatura y la convicción para declarar: “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová”, durante las pruebas de Dios. Job no aprendió estas palabras de la noche a la mañana ni surgieron de golpe en su cabeza. Eran lo que él había visto y ganado durante muchos años de experimentar la vida. Comparado con todos aquellos que sólo buscan las bendiciones de Dios, y que temen que Él les quite algo, y lo odian y se quejan por ello, ¿no es la obediencia de Job muy real? Comparado con quienes creen que existe un Dios, pero nunca han creído que Él domine todas las cosas, ¿no posee Job una gran honestidad y rectitud?
La racionalidad de Job
Las experiencias prácticas de Job, así como su humanidad recta y honesta, significaban que hizo el juicio y las elecciones más racionales cuando perdió sus bienes y a sus hijos. Tales decisiones racionales eran inseparables de sus búsquedas diarias y de los hechos de Dios que había llegado a conocer durante su vida cotidiana. La honestidad de Job lo capacitó para creer que la mano de Jehová domina todas las cosas; su creencia le permitía conocer la realidad de la soberanía de Jehová Dios sobre todas las cosas; su conocimiento hizo que estuviese dispuesto a obedecer la soberanía y las disposiciones de Jehová Dios, y lo capacitó para ello; su obediencia le permitió ser más y más verdadero en su temor de Él; su temor lo hizo más y más real en su forma de apartarse del mal; en última instancia, Job se volvió perfecto, porque temía a Dios y se apartaba del mal; y su perfección lo hizo sabio, y le proporcionó la máxima racionalidad.
¿Cómo deberíamos entender esta palabra “racional”? Su interpretación literal es tener sentido común, ser lógico y sensato en la forma de pensar, ser de palabras, acciones y juicios sensatos, y poseer estándares morales prudentes y correctos. No obstante, la racionalidad de Job no se explica con tanta facilidad. Cuando se dice aquí que Job poseía la racionalidad máxima, guarda relación con su humanidad y su conducta delante de Dios. Al ser honesto, Job era capaz de creer en la soberanía de Dios y obedecerla, y esto le proporcionó un conocimiento que otros no podían obtener. Esto lo capacitó para discernir, juzgar y definir con mayor precisión lo que le aconteció, permitiéndole así decidir de forma más exacta y perspicaz qué hacer y a qué aferrarse con firmeza. Es decir, sus palabras, su conducta, los principios subyacentes a sus actos, y el código mediante el cual actuaba, eran correctos, claros y específicos, en lugar de ciegos, impulsivos o emocionales. Sabía cómo lidiar con todo lo que le ocurría, cómo equilibrar y manejar las relaciones entre acontecimientos complejos, cómo aferrarse al camino al que debía asirse con firmeza y, además, sabía cómo lidiar con lo que Jehová Dios le daba y le quitaba. Esta era la racionalidad de Job, la que le permitió decir “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová”, cuando perdió sus activos y sus hijos.
Relámpago Oriental, la Iglesia de Dios Todopoderoso nació debido a la aparición y a la obra de Dios Todopoderoso, el retorno del Señor Jesús, Cristo de los últimos días. La iglesia está compuesta de todos aquellos quienes sinceramente aceptan la obra de los últimos días de Dios Todopoderoso y están conquistados y salvados por la palabra de Dios. Fue completamente fundada por Dios Todopoderoso personalmente y personalmente la orienta y la pastorea y de ninguna manera fue establecida por ningún hombre. Cristo es la verdad, el camino y la vida. Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. En tanto leas las palabras de Dios Todopoderoso, verás que Dios ha aparecido.
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Palabras diarias de Dios | Fragmento 49 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"
En la vida cotidiana de Job vemos su perfección, su rectitud, su temor de Dios y que se apartaba del mal
Si vamos a analizar a Job, debemos comenzar con la valoración que sale de la boca de Dios mismo sobre él: “no hay ningún otro como él en la tierra, un hombre perfecto y recto, que teme a Dios y se aparta del mal”.
Conozcamos primero algo de la perfección y de la rectitud de Job.
¿Qué entendéis vosotros por “perfecto” y “recto”? ¿Creéis que Job era irreprochable y honorable? Esta sería, por supuesto, una interpretación y un entendimiento literales de “perfecto” y “recto”. La vida actual es indispensable para comprender de verdad a Job; las palabras, los libros y la teoría por sí solos no proveerán respuestas. Comenzaremos observando la vida hogareña de Job, cómo era su conducta normal durante su vida. Esto nos informará sobre sus principios y sus objetivos en la vida, y también sobre su personalidad y su búsqueda. Ahora, leamos las palabras finales de Job 1:3: “este hombre fue el mejor hombre de todo el Este”. Lo que estas palabras están diciendo es que el estatus y la posición de Job eran altos, y aunque no se nos dice si era el más grande de todos los orientales por sus abundantes bienes, o porque era perfecto y recto, temía a Dios y se apartaba del mal, en general, sabemos que el estatus y la posición de Job eran muy preciados. Tal como lo registra la Biblia, las primeras impresiones de las personas sobre Job eran que se trataba de un varón perfecto, que temía a Dios y se apartaba del mal, y que poseía una gran riqueza y un estatus venerable. Para alguien normal, que viviera en un entorno así y bajo estas condiciones, la dieta, la calidad de vida y los diversos aspectos de la vida personal de Job serían el centro de atención de la mayoría de las personas; por eso debemos continuar leyendo las escrituras: “Y sus hijos fueron e hicieron banquetes en sus casas, todos tenían un día, y mandaban llamar a sus tres hermanas para que ellas comieran y bebieran con ellos. Y fue así, cuando los días de fiesta habían terminado, que Job los enviaba y los santificaba, y se levantaba muy temprano en la mañana para dar ofrendas de acuerdo con el número de todos ellos; porque Job decía: Tal vez mis hijos han pecado y maldecido a Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días” (Job 1:4-5). Este pasaje nos dice dos cosas: la primera es que los hijos de Job celebraban banquetes habitualmente, comiendo y bebiendo; la segunda, que ofrecía frecuentemente holocaustos, porque se preocupaba a menudo por ellos, temeroso de que estuvieran pecando, de que hubieran maldecido a Dios en sus corazones. En esto se describe la vida de dos tipos distintos de personas. El primero, los hijos de Job, celebraban banquetes con frecuencia debido a su opulencia, vivían de forma extravagante, se agasajaban para contentar su corazón, disfrutando de la alta calidad de vida que proporcionaba la riqueza material. Viviendo así, era inevitable que pecaran y ofendieran frecuentemente a Dios; sin embargo, no se santificaban ni ofrecían holocaustos por ello. Ves, pues, que Dios no tenía sitio en sus corazones, que no pensaban en Sus gracias ni temían ofenderle, y mucho menos renunciar a Él en sus corazones. Por supuesto, no nos centramos en los hijos de Job, sino en lo que este hacía cuando se enfrentaba a esas cosas; este es el otro asunto que se presenta en el pasaje, y que implica la vida diaria de Job y la esencia de su humanidad. Cuando la Biblia describe los banquetes de los hijos de Job, no se le menciona; sólo se indica que ellos comían y bebían juntos a menudo. En otras palabras, él no celebraba banquetes ni se unía a sus hijos en sus lujosas comidas. Aunque opulento, y poseedor de muchos bienes y siervos, la vida de Job no era lujosa. No se dejó seducir por su entorno de vida superlativa ni se atiborró con los deleites de la carne, ni olvidó ofrecer holocaustos por su riqueza; esta no provocó, ni mucho menos, que se apartase gradualmente de Dios en su corazón. Es evidente, pues, que Job era disciplinado en su estilo de vida, y no era avaricioso o hedonista ni se obsesionaba con la calidad de vida resultante de las bendiciones de Dios sobre él. En vez de ello era humilde y modesto, así como cauto y cuidadoso delante de Dios; pensaba a menudo en Sus gracias y bendiciones, y le temía constantemente. En su vida diaria, Job se levantaba con frecuencia temprano para ofrecer holocaustos por sus hijos. Es decir, no sólo temía a Dios, sino que esperaba que sus hijos hiciesen lo propio y no pecasen contra Él. Su riqueza material no tenía sitio en su corazón, no reemplazaba la posición ostentada por Dios; tanto para sí mismo como para sus hijos los actos diarios guardaban, todos, relación con temerle y apartarse del mal. Su temor de Jehová Dios no se detenía en su boca, sino que entraba en acción, y se reflejaba en todas y cada una de las partes de su vida diaria. Esta conducta real dicha de Job nos muestra que era sincero, y poseía una esencia que amaba la justicia y las cosas positivas. Que Job enviara y santificara a menudo a sus hijos significa que no autorizaba ni aprobaba su comportamiento; más bien estaba harto del mismo en su corazón, y los condenaba. Había llegado a la conclusión de que la conducta de sus hijos no estaba agradando a Jehová Dios, y por tanto les instaba frecuentemente a presentarse delante de Él y confesar sus pecados. Las acciones de Job nos muestran otro lado de su humanidad: uno en el que nunca anduvo con aquellos que pecaban y ofendían frecuentemente a Dios, sino que se apartaba de ellos y los evitaba. Aunque se trataba de sus hijos, no abandonó sus propios principios porque fuesen de su familia ni transigió con sus pecados por sus propios sentimientos. Más bien, les instó a confesar y obtener la paciencia de Dios, y les advirtió que no lo abandonasen por causa de su propio disfrute codicioso. Los principios de cómo trataba Job a los demás eran inseparables de los de su temor de Dios y apartarse del mal. Amaba lo que Él aceptaba, aborrecía lo que Él detestaba, amaba a los que temían a Dios en sus corazones, y aborrecía a los que cometían maldades o pecaban contra Él. Ese amor y ese aborrecimiento se demostraban en su vida cotidiana, y eran la propia rectitud de Job percibida por los ojos de Dios. Naturalmente, esto es también la expresión y el vivir de la verdadera humanidad de Job en sus relaciones con otros en su vida diaria de las que debemos aprender ahora.
Relámpago Oriental, la Iglesia de Dios Todopoderoso nació debido a la aparición y a la obra de Dios Todopoderoso, el retorno del Señor Jesús, Cristo de los últimos días. La iglesia está compuesta de todos aquellos quienes sinceramente aceptan la obra de los últimos días de Dios Todopoderoso y están conquistados y salvados por la palabra de Dios. Fue completamente fundada por Dios Todopoderoso personalmente y personalmente la orienta y la pastorea y de ninguna manera fue establecida por ningún hombre. Cristo es la verdad, el camino y la vida. Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. En tanto leas las palabras de Dios Todopoderoso, verás que Dios ha aparecido.
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Música cristiana 2021 | Dios bendice a aquellos que son honestos
I
Cuando das tu corazón a Dios y no actúas en falso con Él,
cuando nunca tratas de engañar
ni a los de arriba ni a los de abajo,
cuando eres abierto con Dios en todo,
cuando no haces las cosas sólo por Su favor y Su sonrisa,
eso es ser honesto.
Honestidad es huir de la impureza en cada acción y palabra,
no engañar ni a Dios ni a nadie.
Honestidad es huir de la impureza en cada acción y palabra,
no engañar ni a Dios ni a nadie.
Eso es honestidad, eso es honestidad.
II
Si tus palabras están llenas de excusas, de vanas explicaciones,
es que no practicas la verdad, no estás dispuesto a hacerlo.
¿Cómo encontrarás la luz y la salvación
si no descubres tus secretos?
Pero si buscas el camino de la verdad,
vivirás siempre en la luz.
Honestidad es huir de la impureza en cada acción y palabra,
no engañar ni a Dios ni a nadie.
Honestidad es huir de la impureza en cada acción y palabra,
no engañar ni a Dios ni a nadie.
Eso es honestidad, eso es honestidad.
III
Si estás dispuesto a servir en la casa de Dios,
esforzándote, sin buscar beneficio,
es que eres un santo leal de Dios que sólo busca ser honesto.
Si eres franco y das tu vida para ser testigo de Dios,
si sólo deseas agradarle y nunca te tienes en cuenta,
la luz te alimentará y vivirás para siempre en el reino.
Honestidad es huir de la impureza en cada acción y palabra,
no engañar ni a Dios ni a nadie.
Honestidad es huir de la impureza en cada acción y palabra,
no engañar ni a Dios ni a nadie.
Eso es honestidad, honestidad.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”
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Música cristiana 2021 | Se acerca el día del castigo de Dios para el hombre
I
Muchos se sienten afligidos e intranquilos
porque han cometido pecados terribles,
y muchos se sienten avergonzados
porque no han hecho nunca una buena acción.
Y también hay muchos que nunca han sentido remordimiento,
van de mal en peor
y revelan toda su maldad
para poner a prueba el carácter de Dios.
Dios no perdonará a los malvados que queden en Su casa,
pues el día del castigo del hombre está cerca.
Dios no tiene prisa por expulsar
a esas almas despreciables,
pues Él tiene Su propio plan,
pues Él tiene Su propio plan.
II
A Dios no le importan ni le interesan
las acciones de cada persona.
Más bien, hace la obra que debe hacer,
las cosas que le placen.
Su obra procede en momentos clave,
nunca pronto ni tarde.
Procede según Su plan, con rapidez y facilidad.
Dios no perdonará a los malvados que queden en Su casa,
pues el día del castigo del hombre está cerca.
Dios no tiene prisa por expulsar
a esas almas despreciables,
pues Él tiene Su propio plan,
pues Él tiene Su propio plan.
III
A cada paso de la obra de Dios, muchos son desechados,
porque Él desprecia a los aduladores que fingen sumisión.
Dios abandonará a quienes aborrece,
para mantener alejados a todos los que desprecia.
Dios no perdonará a los malvados que queden en Su casa,
pues el día del castigo del hombre está cerca.
Dios no tiene prisa por expulsar
a esas almas despreciables,
pues Él tiene Su propio plan,
pues Él tiene Su propio plan.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”
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La Palabra de Dios | Sólo los que conocen la obra de Dios hoy pueden servir a Dios
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Música cristiana 2021 | Dios elogió el arrepentimiento del rey de Nínive
I
Cuando el rey de Nínive oyó
que Jehová Dios los iría a destruir,
de su trono se levantó, la túnica se quitó,
se vistió de cilicio y sobre cenizas se sentó.
Dijo que todos se vestirían así,
que no probarían bocado
y que todos debían rogarle a Dios con fervor.
El rey dijo que todos
dejaran sus malos caminos
y la violencia en sus manos.
El rey de Nínive dio el ejemplo,
demostró su arrepentimiento.
Cumplió con su deber de verdad.
Sus acciones no tienen precedentes,
son dignas de ser conmemoradas
e imitadas por la humanidad.
II
Desde los comienzos,
los reyes habían llevado a los hombres
a resistirse y oponerse a Dios.
Ninguno los había llevado
a pedir a Dios que los salve de su maldad,
que los perdone, para el castigo evitar.
Pero el rey de Nínive condujo a sus súbditos a Dios,
a abandonar su violencia y su maldad.
También dejó su trono.
Entonces, Dios retiró Su ira
y todos se salvaron de la destrucción.
El rey de Nínive dio el ejemplo,
demostró su arrepentimiento.
Cumplió con su deber de verdad.
Sus acciones no tienen precedentes,
son dignas de ser conmemoradas
e imitadas por la humanidad.
III
¡Qué milagro histórico!
Se recordarán estas acciones como un modelo
para que el hombre se arrepienta ante Dios.
El rey de Nínive dio el ejemplo,
demostró su arrepentimiento.
Cumplió con su deber de verdad.
Sus acciones no tienen precedentes,
son dignas de ser conmemoradas
e imitadas por la humanidad.
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Exhibición visual: La aparición y la obra de Dios Todopoderoso
El Señor Jesús profetizó: "He aquí, yo vengo pronto" (Apocalipsis 22:7). "Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre" (Mateo 24:27). "Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que El padezca mucho y sea rechazado por esta generación" (Lucas 17:24-25). "El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias" (Apocalipsis 2:7). Las profecías del Señor Jesús se cumplieron. Los que ansían la aparición de Dios y la llegada del Señor Jesús sobre una nube, oyeron la voz de Dios y fueron elevados ante Su trono. En 1991, en China, un Hijo del hombre habló, quebrando el silencio de la noche antes del amanecer, y sacudiendo a distintas denominaciones cristianas de China. La gente estaba gozosa y corría de un lado a otro, dando testimonio de que el Señor Jesús había regresado y Dios había hablado. En diez años, las declaraciones llegaron a toda China, y esa fue la aparición y la obra de Dios Todopoderoso en China. Su aparición y Su obra no solo sacudieron a China, sino también al resto del mundo. Las palabras que expresó Dios Todopoderoso llegaron a varios países a través de internet. Los que anhelan la aparición y obra de Dios buscaron y estudiaron las palabras, y eso atrajo la atención de expertos y académicos. A fines de octubre de 2018, una exhibición titulada "sobre la aparición y la obra de Dios Todopoderoso" se llevó a cabo en la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT) en Seúl. Atrajo a expertos y académicos de renombre para visitar y estudiar. Los cristianos de la Iglesia describieron a los visitantes sus sentimientos tras experimentar las palabras y obra de Dios Todopoderoso.
Scripture quotations taken from LBLA (http://www.LBLA.com). Copyright by The Lockman Foundation.
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Palabras diarias de Dios | Fragmento 48 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"
Job derrota a Satanás y se convierte en un hombre de verdad a los ojos de Dios
Cuando Job pasó por primera vez por sus pruebas, fue despojado de todas sus propiedades y de sus hijos, pero el resultado no fue que cayera o dijera algo que supusiera pecar contra Dios. Había vencido las tentaciones de Satanás, sus bienes materiales y sus hijos, y la prueba de perder todas sus posesiones materiales, es decir, que fue capaz de obedecer a Dios al despojarlo y ofrecerle gracias y alabar a Dios por esa razón. Esta fue la conducta de Job durante la primera tentación de Satanás, y también su testimonio durante la primera prueba de Dios. En la segunda prueba, Satanás extendió su mano para afligir a Job, y aunque este experimentó un dolor mayor que el que hubiera sentido jamás, su testimonio seguía siendo suficiente para que todos quedaran atónitos. Usó su fortaleza, su convicción y su obediencia a Dios, así como su temor de Él, para derrotar una vez más a Satanás, y su conducta y testimonio fueron una vez más aprobados y favorecidos por Dios. Durante esta tentación, Job usó su conducta real para proclamarle a Satanás que el dolor de la carne no podía alterar su fe y su obediencia a Dios ni quitarle su consagración y temor a Dios; no renunciaría a Él ni abandonaría su perfección y rectitud por enfrentarse a la muerte. La determinación de Job hizo de Satanás un cobarde, su fe lo dejó apocado y temblando, la fuerza de su batalla a vida o muerte con Satanás alimentó en este un odio y un resentimiento profundos, su perfección y su rectitud lo dejaron sin nada más que poder hacerle, hasta el punto de que Satanás abandonó sus ataques sobre él y dejó de acusarlo delante de Jehová Dios. Esto significaba que Job había vencido al mundo, a la carne, a Satanás, a la muerte; era total y completamente un hombre que pertenecía a Dios. Durante estas dos pruebas, Job se mantuvo firme en su testimonio, vivió realmente su perfección y rectitud, y amplió el alcance de sus principios de vida de temer a Dios y apartarse del mal. Habiendo pasado por estas dos pruebas, en Job nació una experiencia más rica que lo hizo más maduro y experimentado, más fuerte, y de mayor convicción; aumentó su confianza en lo correcto y el valor de la integridad a la que se asía con firmeza. Las pruebas de Jehová Dios sobre Job le proporcionaron un profundo entendimiento, un hondo sentido de la preocupación de Dios por el hombre, y le permitieron sentir lo precioso de Su amor. Desde ese momento, a su temor de Dios se añadieron la consideración hacia Él y el amor por Él. Las pruebas de Jehová Dios no sólo no distanciaron a Job de Él, sino que acercaron su corazón a Él. Cuando el dolor carnal que Job soportó alcanzó su punto álgido, la preocupación que sintió de parte de Jehová Dios no le dio más elección que maldecir el día de su nacimiento. No planeó esa conducta con gran antelación, sino que fue una revelación natural surgida de la consideración y del amor hacia Dios desde el interior de su corazón; fue una revelación natural producida por su consideración y su amor hacia Dios. Es decir, al aborrecerse a sí mismo, ya no estaba dispuesto a atormentar a Dios ni podía soportarlo; su consideración y su amor alcanzaron el punto de la abnegación. En ese momento, Job elevó su adoración, su anhelo de Dios y su consagración a Él de toda la vida, hasta el nivel de la consideración y el amor. Al mismo tiempo, también elevó su fe en Dios, su obediencia a Él y su temor de Él hasta el nivel de la consideración y del amor. No se permitió hacer nada que dañase a Dios, ninguna conducta que pudiera herirlo ni causarle dolor, pesar, o incluso tristeza a Dios por culpa suya. A Sus ojos, aunque Job seguía siendo el de antes, su fe, su obediencia y su temor de Él le habían producido una satisfacción y un disfrute completos. En este momento, Job había alcanzado la perfección que Dios esperaba que alcanzara, se había convertido en alguien verdaderamente digno de ser llamado “perfecto y recto” a Sus ojos. Sus hechos justos le permitieron vencer a Satanás y mantenerse firme en su testimonio de Dios. También lo perfeccionaron, y permitieron que el valor de su vida se incrementara y trascendiera más que nunca, y que él fuera la primera persona a la que Satanás ya no atacara ni tentara más. Como Job era justo, Satanás lo acusó y lo tentó; como era justo, le fue entregado; y como era justo, lo venció y lo derrotó, y se mantuvo firme en su testimonio. De ahí en adelante, Job pasó a ser el primer hombre que nunca más sería entregado a Satanás. Job compareció realmente delante del trono de Dios, y vivió en la luz, bajo Sus bendiciones, sin el espionaje o la ruina de Satanás… A los ojos de Dios, se había convertido en un hombre de verdad, había sido liberado…
Relámpago Oriental, la Iglesia de Dios Todopoderoso nació debido a la aparición y a la obra de Dios Todopoderoso, el retorno del Señor Jesús, Cristo de los últimos días. La iglesia está compuesta de todos aquellos quienes sinceramente aceptan la obra de los últimos días de Dios Todopoderoso y están conquistados y salvados por la palabra de Dios. Fue completamente fundada por Dios Todopoderoso personalmente y personalmente la orienta y la pastorea y de ninguna manera fue establecida por ningún hombre. Cristo es la verdad, el camino y la vida. Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. En tanto leas las palabras de Dios Todopoderoso, verás que Dios ha aparecido.
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Palabras diarias de Dios | Fragmento 47 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"
Job maldice el día de su nacimiento porque no quiere que Dios sienta dolor por él
Con frecuencia digo que Dios mira dentro del corazón de las personas, y que estas consideran lo exterior. Como Él ve el interior de la persona, entiende su esencia, mientras que el ser humano define la esencia de otra persona basándose en su exterior. Cuando Job abrió la boca y maldijo el día de su nacimiento, este acto asombró a todos los personajes espirituales, incluidos sus tres amigos. El hombre procedía de Dios, y debía estar agradecido por la vida y la carne, así como por el día de su nacimiento que Dios le había concedido; no debía maldecirlos. Esto es comprensible y concebible para la mayoría de las personas. Cualquiera que siga a Dios sabe que este entendimiento es sagrado e inviolable; es una verdad que nunca puede cambiar. Por el contrario, Job quebrantó las reglas: maldijo el día de su nacimiento. Es un acto que la mayoría de las personas consideran como la entrada a un territorio prohibido. No da derecho al entendimiento ni a la simpatía de los demás, ni tampoco al perdón de Dios. Al mismo tiempo, son más las personas que dudan de la justicia de Job, porque se diría que el favor de Dios hacia él le volvió autoindulgente, le hizo tan atrevido y temerario que no sólo no le dio gracias a Dios por bendecirlo y cuidarlo durante su vida, sino que condenó el día de su nacimiento a la destrucción. ¿Qué es esto, sino oposición a Dios? Este tipo de superficialidades proporciona la prueba a algunos para condenar este acto de Job, ¿pero quién puede saber qué estaba pensando él en realidad en ese momento? ¿Y quién puede saber la razón por la cual actuó así? Sólo Dios y el propio Job conocen aquí la verdad de la historia y las razones.
Cuando Satanás extendió su mano para afligir los huesos de Job, este cayó en sus garras, sin medios para escapar ni fuerza para resistir. Su cuerpo y su alma sufrieron un dolor enorme, y este dolor le hizo tomar profunda consciencia de la insignificancia, la fragilidad y la impotencia del hombre que vive en la carne. Adquirió, asimismo, un profundo entendimiento de por qué Dios quiere preocuparse por la humanidad y cuidar de ella. En las garras de Satanás, Job se dio cuenta de que el hombre, de carne y hueso, es realmente impotente y débil. Cuando se arrodilló y oró a Dios, sintió que Él se tapaba la cara, y se escondía, porque lo había dejado por completo en las manos de Satanás. Al mismo tiempo, Dios también lloró y se sintió acongojado por él; a Dios le dolía su dolor, le herían sus heridas… Job sentía el dolor de Dios, y lo insoportable que aquello era para Él… No quería acarrear más pesar sobre Dios ni que este llorara por él, y mucho menos que sufriese por él. En aquel momento sólo quería despojarse de su carne para no soportar más el dolor que esta traía sobre él, porque esto haría que Dios dejara de sentirse atormentado por su dolor; pero no podía, y no sólo tenía que tolerar el dolor de la carne, sino también el tormento de no querer inquietar a Dios. Estos dos dolores —el de la carne y el del espíritu— produjeron un sufrimiento desgarrador y devastador sobre Job, y le hicieron sentir que las limitaciones del hombre, que es de carne y hueso, pueden hacer que uno se sienta frustrado e inútil. Bajo estas circunstancias, su anhelo de Dios fue más ardiente, y su aborrecimiento hacia Satanás más intenso. En aquel momento, Job habría preferido no haber nacido nunca en este mundo del hombre, no existir, antes que ver a Dios llorar o sentir dolor por su causa. Comenzó a aborrecer profundamente su carne, a sentirse asqueado y cansado de sí mismo, del día de su nacimiento e incluso de todo lo relacionado consigo mismo. No quería que ya se hiciera mención alguna de su día de nacimiento ni de nada que tuviera algo que ver con ello, así que abrió su boca y maldijo el día de su nacimiento: “Que muera el día cuando nací y la noche en que se dijo: Que se conciba un niño. Que ese día sea oscuridad; que Dios no lo tenga en cuenta desde lo alto ni que tampoco brille la luz sobre él” (Job 3:3-4). Las palabras de Job trasmiten su aborrecimiento de sí mismo, “Que muera el día cuando nací y la noche en que se dijo: Que se conciba un niño”, así como la sensación de su reprobación y endeudamiento por causarle dolor a Dios, “Que ese día sea oscuridad; que Dios no lo tenga en cuenta desde lo alto ni que tampoco brille la luz sobre él”. Estos dos pasajes son la expresión definitiva de cómo se sentía Job entonces, y demuestran plenamente a todos su perfección y rectitud. Al mismo tiempo, tal como Job había deseado, su fe y su obediencia a Dios, así como su temor de Él, eran realmente elevados. Por supuesto, este era precisamente el efecto que Dios había esperado.
Relámpago Oriental, la Iglesia de Dios Todopoderoso nació debido a la aparición y a la obra de Dios Todopoderoso, el retorno del Señor Jesús, Cristo de los últimos días. La iglesia está compuesta de todos aquellos quienes sinceramente aceptan la obra de los últimos días de Dios Todopoderoso y están conquistados y salvados por la palabra de Dios. Fue completamente fundada por Dios Todopoderoso personalmente y personalmente la orienta y la pastorea y de ninguna manera fue establecida por ningún hombre. Cristo es la verdad, el camino y la vida. Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. En tanto leas las palabras de Dios Todopoderoso, verás que Dios ha aparecido.
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Palabras diarias de Dios | Fragmento 46 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"
Las muchas malinterpretaciones de las personas sobre Job
Las dificultades sufridas por Job no fueron obra de mensajeros enviados por Dios ni las provocó Su propia mano, sino que fue Satanás, el enemigo de Dios, quien las causó personalmente. En consecuencia, fueron de un nivel profundo. Sin embargo, Job demostró en ese momento y sin reservas, el conocimiento cotidiano de Dios que había en su corazón, los principios de sus acciones de cada día, y su actitud hacia Dios, y este es el hecho. Si Job no hubiera sido tentado, si Dios no le hubiera puesto pruebas, cuando él dijo: “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová”, dirías que era un hipócrita; Dios le había dado muchos bienes, y por supuesto que bendecía el nombre de Jehová. Si antes de verse sometido a las pruebas Job hubiera dicho: “¿Recibiremos de la mano de Dios todas las cosas buenas y no recibiremos la maldad?”, dirías que estaba exagerando, y que no renegaría del nombre de Dios ya que Su mano lo bendecía con frecuencia. Si Dios hubiera traído el desastre sobre él, sin duda habría renegado de Su nombre. Sin embargo, cuando se vio en circunstancias que nadie desea ni quiere ver, ni que le sobrevengan, que las personas temerían sufrir, circunstancias que ni siquiera Dios soportaría ver, Job seguía siendo capaz de aferrarse a su integridad: “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová” y “¿Recibiremos de la mano de Dios todas las cosas buenas y no recibiremos la maldad?”. Frente a la conducta de Job en ese tiempo, aquellos a quienes les gusta proferir palabras altisonantes, así como letras y doctrinas, se quedan sin habla. La integridad a la que Job se aferró condena a quienes sólo ensalzan el nombre de Dios en su discurso, pero nunca han aceptado Sus pruebas, y su testimonio juzga a los que nunca han creído que el hombre fuera capaz de agarrarse firmemente al camino de Dios. Ante su comportamiento durante estas pruebas y las palabras que pronunció, algunos se sentirán confusos; otros, envidiosos; otros tendrán dudas y otros incluso parecerán poco interesadas, encogiendo la nariz ante el testimonio de Job, porque no sólo ven el tormento que cayó sobre Job durante las pruebas y leen las palabras que habló, sino que ven también que traiciona la “debilidad” humana cuando caen sobre él las pruebas. Esta “debilidad” que ellos consideran la supuesta imperfección en la perfección de Job, la mancha en un hombre perfecto a los ojos de Dios. Es decir, se cree que quienes son perfectos son intachables, sin mácula o mancha, que no tienen debilidades ni conocimiento del dolor, que nunca se sienten infelices ni desalentados, que no sienten odio ni tienen un comportamiento exterior extremo; como consecuencia, la gran mayoría de las personas no creen que Job fuera verdaderamente perfecto. No aprueban gran parte de su comportamiento durante sus pruebas. Por ejemplo, cuando Job perdió sus propiedades y a sus hijos, no rompió a llorar, como se podría imaginar. Su “falta de decoro” induce a pensar que era frío, porque no lloraba por su familia ni la amaba. Esta es la mala impresión que Job de entrada produce en las personas. Consideran que, después de aquello, su comportamiento fue incluso más desconcertante: algunos han interpretado “rasgó su ropa” como una falta de respeto a Dios, y creen erróneamente que “se afeitó la cabeza” significa blasfemia y oposición a Dios por parte de Job. Aparte de sus palabras “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová”, las personas no disciernen en Job la justicia alabada por Dios, y por tanto la valoración que la mayoría de ellos hace de él no es más que incomprensión, malinterpretación, duda, condenación y aprobación tan sólo en la teoría. Ninguno de ellos es capaz de entender de verdad ni apreciar las palabras de Jehová Dios respecto a que Job era un hombre perfecto y recto, que temía a Dios y se apartaba del mal.
En base a su impresión anterior de Job, las personas tienen más dudas de su justicia, porque sus acciones y su conducta registradas en las escrituras no fueron tan trascendentalmente conmovedoras como ellas habrían imaginado. No sólo no llevó a cabo hecho grandioso alguno, sino que también tomó un tiesto para rascarse mientras estaba sentado entre las cenizas. Este acto también asombra a las personas y las hace dudar —y hasta negar— la justicia de Job, porque mientras se rascaba no oraba a Dios ni se comprometía con Él; además, tampoco se le vio derramar lágrimas de dolor. En este momento, las personas sólo ven las debilidades de Job y nada más, y así, incluso cuando le oyen decir: “¿Recibiremos de la mano de Dios todas las cosas buenas y no recibiremos la maldad?”, no se conmueven en absoluto, están indecisos y son incapaces de discernir la justicia de Job a partir de sus palabras. La impresión básica que produce en las personas durante el tormento de sus pruebas es que no era rastrero ni arrogante. Ya no ven la historia subyacente a su comportamiento, que se desarrollaba en las profundidades de su corazón ni tampoco el temor de Dios que había en este, ni su observancia del principio del camino de apartarse del mal. Su ecuanimidad hace que las personas piensen que su perfección y rectitud no fueran sino palabras vacías, que su temor de Dios era simplemente un rumor; entretanto, la “debilidad” que revelaba externamente deja una profunda impresión en ellas, dándoles una “nueva perspectiva” y hasta un “nuevo entendimiento” del hombre que Dios define como perfecto y recto. Esa “nueva perspectiva” y ese “nuevo entendimiento” se demostraron cuando Job abrió su boca y maldijo el día en que nació.
Aunque el nivel de tormento que sufrió es inimaginable e incomprensible para cualquier hombre, Job no pronunció palabras de herejía, sino que tan sólo alivió el dolor de su cuerpo por sus propios medios. Como se registra en las Escrituras, él dijo: “Que muera el día cuando nací y la noche en que se dijo: Que se conciba un niño” (Job 3:3). Es posible que estas palabras no le hayan parecido importantes a nadie, o tal vez haya quien sí les ha prestado atención. En vuestra opinión, ¿significan que Job se opuso a Dios? ¿Son una queja contra Él? Sé que muchos de vosotros tenéis ciertas ideas respecto a estas palabras que Job pronunció y creéis que si era perfecto y recto no debería haber mostrado debilidad o pesar algunos, y que más bien debería haber afrontado con positividad cualquier ataque de Satanás, e incluso haber sonreído frente a sus tentaciones. No debería haber tenido la más mínima reacción a ninguno de los tormentos que Satanás provocó en su carne ni haber traicionado ninguna de las emociones de su corazón. Hasta tendría que haberle pedido a Dios que endureciese aún más estas pruebas. Es lo que debería demostrar y poseer alguien que se mantiene firme, teme realmente a Dios y se aparta del mal. En medio de este tormento extremo, Job maldijo el día de su nacimiento. No se quejó de Dios, y mucho menos tuvo la intención de oponerse a Él. Esto es mucho más fácil de decir que de hacer, porque desde la antigüedad hasta ahora, nadie ha experimentado nunca las tentaciones de Job ni ha sufrido lo que cayó sobre él. ¿Y por qué no se ha visto nadie más sometido al mismo tipo de tentación que Job? Porque, tal como Dios lo ve, nadie es capaz de soportar esa responsabilidad o comisión; nadie podría hacerlo como Job y, además, aparte de maldecir el día de su nacimiento, nadie podría no renegar del nombre de Jehová Dios y seguir bendiciéndole como hizo él cuando ese tormento cayó sobre él. ¿Podría hacerlo alguien? Cuando afirmamos esto respecto a Job, ¿estamos elogiando su comportamiento? Él era un hombre justo, capaz de dar semejante testimonio de Dios, y de hacer que Satanás huyera con las manos en la cabeza, de manera que nunca más volviera a presentarse ante Dios para acusarlo; ¿qué hay de malo, pues en elogiarlo? ¿No será que tenéis estándares más elevados que los de Dios? ¿Acaso actuaríais mejor que Job cuando las pruebas vinieran sobre vosotros? Dios alabó a Job; ¿qué podríais tener que objetar?
Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
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Palabras diarias de Dios | Fragmento 45 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"
Otra manifestación del temor de Job hacia Dios y de apartarse del mal es su ensalzamiento del nombre de Dios en todas las cosas
Job había sufrido los estragos de Satanás, pero aun así no renegó del nombre de Jehová Dios. Su esposa fue la primera en salir a escena y desempeñar el papel de Satanás que puede verse en su ataque a Job. El texto original lo describe así: “Entonces su esposa le dijo: ¿Todavía mantienes tu integridad? Maldice a Dios y muérete” (Job 2:9). Estas fueron las palabras habladas por Satanás disfrazado de ser humano. Eran un ataque y una acusación, así como una instigación, una tentación, y una difamación. Habiendo fracasado en el ataque a la carne de Job, Satanás atacó directamente su integridad, con el deseo de usarlo para que la abandonase, renunciase a Dios, y dejase de vivir. Satanás también quiso usar esas palabras para tentar a Job: si este renegaba del nombre de Jehová, no tendría que soportar más aquel tormento, podría liberarse de la tortura de la carne. Frente al consejo de su esposa, Job la reprendió diciendo: “Tú hablas como habla una mujer tonta. ¿Qué? ¿Recibiremos de la mano de Dios todas las cosas buenas y no recibiremos la maldad?” (Job 2:10). Job conocía estas palabras desde hacía mucho, pero, en este momento se demostraba que su conocimiento era verdadero.
Cuando su esposa le aconsejó maldecir a Dios y morir, lo que quiso decir fue: Tu Dios te trata así, ¿por qué no lo maldices? ¿Qué haces viviendo aún? Tu Dios es muy injusto contigo, pero sigues diciendo bendito sea el nombre de Jehová. ¿Cómo puede traer el desastre sobre ti cuando tú bendices Su nombre? Apresúrate y reniega del nombre de Dios, y no le sigas más. De esta forma acabarán tus problemas. En este momento, se produjo el testimonio que Dios deseaba ver en Job. Ninguna persona ordinaria podía dar ese testimonio ni leemos algo así en ninguna de las historias de la Biblia; pero Dios lo había visto mucho antes de que Job pronunciara estas palabras. Dios deseaba, simplemente, usar esta oportunidad para permitirle a Job que les demostrara a todos que Él estaba en lo cierto. Ante el consejo de su esposa, Job no sólo no abandonó su integridad ni renunció a Dios, sino que también le dijo a su mujer: “¿Recibiremos de la mano de Dios todas las cosas buenas y no recibiremos la maldad?”. ¿Tienen mucho peso estas palabras? Aquí, sólo hay un hecho capaz de demostrar el peso de las mismas. Es su aprobación en el corazón de Dios, que Él las deseara, que eran lo que Él quería oír, y el desenlace que Él anhelaba ver; estas palabras son también la esencia del testimonio de Job. En esto se demostraban su perfección, su rectitud, su temor de Dios, y que se apartaba del mal. Lo valioso de Job residía en que siguió pronunciando esas palabras aun siendo tentado, y cuando todo su cuerpo estuvo cubierto de llagas, cuando soportó el mayor tormento, y cuando su esposa y familiares le aconsejaron. Dicho de otro modo, él creía en su corazón que, independientemente de las tentaciones, o de lo dolorosas que fueran las tribulaciones o el tormento, aunque la muerte tuviera que venir sobre él, no renunciaría a Dios ni rechazaría el camino de temer a Dios y apartarse del mal. Ves, pues, que Dios ocupaba el lugar más importante en su corazón, y que en este sólo estaba Él. Por esto leemos en las Escrituras descripciones suyas como: “En todo esto Job no pecó con sus labios”. No sólo no pecó con sus labios, sino que en su corazón no se quejó de Dios. No pronunció palabras hirientes de Dios ni tampoco pecó contra Dios. No sólo su boca bendijo el nombre de Dios, sino que también lo hizo en su corazón; su boca y su corazón eran uno. Este fue el verdadero Job que Dios veía, y por esta razón lo valoró.
Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
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Palabras diarias de Dios | Fragmento 44 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"
Satanás tienta a Job una vez más (aparecen llagas por todo su cuerpo)
A. Las palabras que Dios pronunció
(Job 2:3) Y Jehová dijo a Satanás: ¿Has considerado a Mi siervo Job? No hay ningún otro como él en la tierra, un hombre perfecto y recto, que teme a Dios y se aparta del mal. Y aún mantiene su integridad, a pesar de que has tratado de ponerme contra él, de destruirlo sin ninguna razón.
(Job 2:6) Y Jehová le dijo a Satanás: Mira, él está en tu mano, pero salva su vida.
B. Las palabras que pronunció Satanás
(Job 2:4-5) Y Satanás respondió a Jehová, y dijo: Piel por piel, sí, el hombre dará todo lo que tiene a cambio de su vida. Pero estira Tu mano ahora y toca sus huesos y su carne y te maldecirá de frente.
En medio del sufrimiento extremo, Job se da cuenta realmente del cuidado de Dios por la humanidad
Después de las preguntas de Jehová Dios a Satanás, este estaba secretamente feliz. Sabía que tendría permiso una vez más para atacar al hombre perfecto a los ojos de Dios, y esto era una oportunidad rara para Satanás. Quería usarla para socavar por completo la convicción de Job, para hacerle perder la fe en Dios y que no le temiese más ni bendijese el nombre de Jehová. Esto le proporcionaría una oportunidad a Satanás: cualquiera que fuera el lugar o el momento, sería capaz de hacer de Job un juguete bajo su mando. Satanás escondía sus ardides malvados sin dejar huella, pero no podía mantener su naturaleza maligna bajo control. Esta verdad se entrevé en su respuesta a las palabras de Jehová Dios, tal como lo registran las escrituras: “Y Satanás respondió a Jehová, y dijo: Piel por piel, sí, el hombre dará todo lo que tiene a cambio de su vida. Pero estira Tu mano ahora y toca sus huesos y su carne y te maldecirá de frente” (Job 2:4-5). Las personas no pudieron evitar adquirir un conocimiento y un sentido sustanciales de la malicia de Satanás a partir de este diálogo entre Dios y Satanás. Habiendo oído estas falacias de Satanás, todos aquellos que aman la verdad y detestan el mal aborrecerán indudablemente más su bajeza y su desfachatez, se sentirán horrorizados y asqueados por sus falacias y, al mismo tiempo, ofrecerán oraciones profundas y deseos sinceros por Job, pidiendo que este hombre de rectitud logre la perfección, deseando que este hombre que teme a Dios y se aparta del mal venza para siempre las tentaciones de Satanás, viva en la luz y en medio de la dirección y las bendiciones de Dios; desearán, asimismo, que los hechos justos de Job puedan impulsar y alentar a quienes buscan el camino de temer a Dios y apartarse del mal. Aunque el propósito malicioso de Satanás puede verse en su proclamación, Dios aprobó serenamente la “petición” de Satanás, pero también puso una condición: “él está en tu mano, pero salva su vida” (Job 2:6). Como esta vez Satanás había pedido extender su mano y lastimar la carne y los huesos de Job, Dios dijo: “pero salva su vida”. Estas palabras significan que Él entregó la carne de Job a Satanás, pero mantuvo su vida. Satanás no podía tomar la vida de Job, pero aparte de esto podía emplear cualquier medio o método contra él.
Después de obtener el permiso de Dios, Satanás corrió a Job y extendió su mano para afligir su piel, provocándole llagas por todo su cuerpo, y Job sintió dolor en su piel. Este alabó las maravillas y la santidad de Jehová Dios, lo que hizo que Satanás fuera aún más flagrante en su osadía. Como había sentido el gozo de herir al hombre, extendió su mano y hurgó en la carne de Job, provocando que sus llagas supurasen. Job sintió inmediatamente un dolor y un tormento sin igual en su carne, y no pudo evitar masajearse de la cabeza a los pies con sus manos, como si aliviara así el golpe que este dolor de la carne asestaba a su espíritu. Se dio cuenta de que Dios estaba a su lado viéndolo, e hizo lo que pudo para armarse de valor. Se arrodilló una vez más, y dijo: “Tú miras dentro del corazón del hombre. Tú observas su desgracia; ¿por qué te preocupa su debilidad? Alabado sea el nombre de Jehová Dios”. Satanás vio el dolor insufrible de Job, pero no le vio renegar del nombre de Jehová Dios. Así que extendió apresuradamente su mano para afligir los huesos de Job, desesperado por desgarrarlo miembro a miembro. En un instante, Job sintió un tormento sin precedentes; era como si su carne se hubiera rasgado hasta los huesos, como si estos fueran destrozados poco a poco. Este tormento agónico le hizo pensar que sería mejor morir… Su capacidad de resistir había alcanzado su límite… Quería gritar, desgarrar la piel de su cuerpo para disminuir el dolor, pero retuvo sus gritos, y no desgarró la piel de su cuerpo, porque no quería que Satanás viese su debilidad. Así que se arrodilló una vez más, pero esta vez no sintió la presencia de Jehová Dios. Sabía que estaba frecuentemente delante, detrás y a cada lado de él. Pero durante su dolor, Dios nunca había mirado; cubría Su rostro y se escondía, porque el sentido de Su creación del hombre no era traerle sufrimiento. En ese momento, Job lloraba y hacía todo lo posible por soportar esta agonía física, pero no podía evitar dar gracias a Dios: el hombre cae al primer golpe, es débil y está indefenso, es joven e ignorante; ¿por qué ibas a desear preocuparte tanto y ser tan tierno con él? Me hieres, pero te duele hacerlo. ¿Qué hay en el hombre que sea digno de Tu cuidado y Tu preocupación? Las oraciones de Job llegaron a los oídos de Dios, y Él se mantuvo en silencio, mirando sin decir nada… Tras haber intentado todas las tretas posibles, sin éxito, Satanás se marchó tranquilamente, pero esto no puso fin a las pruebas que Dios le impuso a Job. Como el poder divino revelado en Job no se había hecho público, la historia de este no acabó con la retirada de Satanás. Conforme otros personajes hacían su entrada, quedaban más escenas espectaculares por llegar.
Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
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