El Relámpago Oriental, Dios Todopoderoso, es la segunda venida del Señor Jesús. Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. ¡En tanto leas las palabras de Dios Todopoderoso, verás que Dios ha aparecido! Invitamos a quienes buscan la verdad con el corazón a venir aquí y mirar.

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domingo, 20 de diciembre de 2020

Palabras diarias de Dios | Fragmento 130 | "Dios mismo, el único III"

Una vida gastada buscando fama y fortuna dejará a uno perdido frente a la muerte

Debido a la soberanía y la predestinación del Creador, un alma solitaria que empezó con nada a su nombre consigue unos padres y una familia, la oportunidad de ser un miembro de la raza humana, de experimentar la vida humana y ver el mundo; y también consigue la oportunidad de experimentar la soberanía del Creador, de conocer la maravilla de la creación del Creador, y sobre todo, de conocer y someterse a la autoridad del Creador. Sin embargo, la mayoría de las personas no aprovecha realmente esta oportunidad excepcional y fugaz. Uno agota toda una vida de energía luchando contra el destino, gasta todo su tiempo ajetreado intentando alimentar a su familia y yendo y viniendo entre la riqueza y el estatus. Las cosas que las personas valoran son la familia, el dinero, y la fama; consideran que son las cosas más valiosas en la vida. Todas las personas se quejan de sus destinos, pero relegan en sus mentes las preguntas que son más imperativas de examinar y entender: por qué está vivo el hombre, cómo debería vivir, cuál es el valor y el sentido de la vida. Durante todas sus vidas, por muchos años que puedan ser, corren de acá para allá buscando fama y fortuna, hasta que se les esfuma su juventud, hasta que se llenan de canas y arrugas; hasta que ven que la fama y la fortuna no pueden detener su avance hacia la senilidad, que el dinero no puede llenar el vacío del corazón; hasta que entienden que nadie está exento de la ley del nacimiento, el envejecimiento, la enfermedad y la muerte, que nadie puede escapar de lo que el destino le tiene guardado. Sólo cuando se ven obligados a hacer frente a la coyuntura final de la vida comprenden verdaderamente que aunque uno tenga millones en propiedad, aunque uno sea un privilegiado y de alto rango, nadie puede escapar de la muerte, todas las personas retornarán a su posición original: un alma solitaria, con nada a su nombre. Cuando uno tiene padres, cree que ellos lo son todo; cuando tiene propiedades, piensa que el dinero es su pilar, su activo en la vida; cuando las personas tienen estatus, se aferran fuertemente a él y arriesgarían sus vidas por su causa. Sólo cuando las personas están a punto de dejar este mundo se dan cuenta de que las cosas que persiguieron durante sus vidas no son nada sino nubes fugaces, cosas que no pueden mantener, que no pueden llevarse consigo, que no pueden librarlas de la muerte, que no pueden proveer compañía ni consuelo a un alma solitaria en su camino de regreso; y mucho menos, no pueden dar a una persona la salvación, permitirle trascender la muerte. La fama y la fortuna que uno obtiene en el mundo material le dan satisfacción temporal, un placer pasajero, un falso sentido de comodidad, y hacen que uno pierda su camino. Así, las personas, cuando dan vueltas en el inmenso mar de la humanidad, anhelando la paz, la comodidad, y la tranquilidad del corazón, son absorbidas una y otra vez bajo las olas. Cuando las personas tienen aún que averiguar las preguntas más cruciales de entender —de dónde vienen, por qué están vivas, adónde van, etc.—, son seducidas por la fama y la fortuna, confundidas, controladas por ellas, irrevocablemente perdidas. El tiempo vuela; los años pasan en un pestañeo; antes de que uno se dé cuenta, ya ha dicho adiós a los mejores años de su vida. Cuando uno está pronto para partir del mundo, llega a la comprensión gradual de que todo en el mundo está yendo a la deriva, que uno no puede mantener más las cosas que poseía; entonces uno siente realmente que sigue sin poseer nada en absoluto, como un bebé que llora y que acaba de llegar al mundo. En este punto, uno se ve empujado a reflexionar sobre lo que ha hecho en la vida, sobre cuál es el valor de estar vivo, qué significa, por qué vino al mundo; y en este punto, uno quiere conocer cada vez más si realmente hay un más allá, si el cielo existe realmente, si realmente hay retribución… Mientras más se acerque uno a la muerte, más querrá entender en qué consiste la vida; mientras más se acerque uno a la muerte, más vacío parecerá su corazón; mientras más se acerque uno a la muerte, más desamparado se sentirá; y así el miedo de uno a la muerte se incrementa día a día. Existen dos razones por las que las personas se comportan así cuando se acercan a la muerte: primero, están a punto de perder la fama y la riqueza de las que han dependido sus vidas, a punto de dejar atrás todo lo visible en el mundo; y segundo, están a punto de hacer frente, completamente solas, a un mundo extraño, una esfera misteriosa y desconocida en la que tienen miedo de poner el pie, donde no tienen seres queridos ni ningún apoyo. Por estas dos razones, todo aquel que se enfrenta a la muerte se siente incómodo, experimenta un pánico y un sentido de desamparo que nunca ha sentido antes. Sólo cuando las personas alcanzan realmente este punto son conscientes de que lo primero que uno debe comprender, cuando uno pone el pie en esta tierra, es de dónde vienen los seres humanos, por qué están vivas las personas, quién dicta el destino humano, quién provee para la existencia humana y tiene soberanía sobre ella. Estos son los verdaderos activos en la vida, la base esencial para la supervivencia humana, no aprender cómo proveer para la familia propia o cómo lograr fama y riqueza, no aprender cómo destacarse de la multitud o cómo vivir una vida más próspera, mucho menos aprender cómo sobresalir y competir con éxito contra los demás. Aunque las diversas habilidades de supervivencia en cuya maestría las personas malgastan sus vidas pueden ofrecer abundantes comodidades materiales, nunca traen al corazón de uno verdadera paz y consuelo, sino que en su lugar hacen que las personas pierdan constantemente su rumbo, tengan dificultades para controlarse, se pierdan cada oportunidad de conocer el sentido de la vida; y crean un trasfondo de problemas acerca de cómo afrontar apropiadamente la muerte. De esta forma, las vidas de las personas se arruinan. El Creador trata a todo el mundo de forma justa, da a cada uno toda una vida de oportunidades para experimentar y conocer Su soberanía, pero es sólo cuando la muerte se acerca y el espectro de esta cuelga sobre uno, que uno comienza a ver la luz, y entonces es demasiado tarde.

Las personas gastan su vida persiguiendo el dinero y la fama; se agarran a un clavo ardiendo, pensando que son sus únicos apoyos, como si teniéndolos pudiesen seguir viviendo, eximirse de la muerte. Pero sólo cuando están cerca de morir se dan cuenta de cuán lejos están estas cosas de ellas, cuán débiles son frente a la muerte, cuán fácilmente se hacen añicos, cuán solas y desamparadas están, sin ningún lugar adónde ir. Son conscientes de que la vida no puede comprarse con dinero ni fama, que no importa cuán rica sea una persona, no importa cuán elevada sea su posición, todas las personas son igualmente pobres e intrascendentes frente a la muerte. Se dan cuenta de que el dinero no puede comprar la vida, que la fama no puede borrar la muerte, que ni el dinero ni la fama pueden alargar un solo minuto, un solo segundo, la vida de una persona. Mientras más piensan eso las personas, más anhelan seguir viviendo, mientras más piensan eso las personas, más temen el acercamiento de la muerte. Sólo en este punto se dan cuenta realmente de que sus vidas no les pertenecen, de que no son ellos quienes las controlan, y de que no tienen nada que decir en cuanto a si viven o mueren, que todo esto está fuera de su control.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

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sábado, 19 de diciembre de 2020

Palabras diarias de Dios | Fragmento 115 | "Dios mismo, el único II"

Palabras diarias de Dios | Fragmento 115 | "Dios mismo, el único II"

(Jonás 3) Y la palabra de Jehová vino a Jonás por segunda vez diciendo: Levántate, ve a Nínive, la gran ciudad y predícales el mensaje que Yo te doy. Entonces, Jonás se levantó y fue a Nínive, de acuerdo con la palabra de Jehová. Nínive era una ciudad extremadamente grande a tres días de camino. Y Jonás comenzó a entrar a la ciudad a un día de camino y gritó y dijo: En cuarenta días Nínive será destruida. Entonces la gente de Nínive creyó a Dios, y declararon un ayuno, y se pusieron un hábito de penitencia, desde el más importante hasta el menor de ellos. Porque el rey de Nínive se enteró y se levantó de su trono, se quitó su vestidura y se puso un hábito de penitencia y se sentó sobre cenizas. Y mandó que se proclamara y publicara mediante decreto del rey y sus nobles, ordenó a todo Nínive diciendo: Que ningún hombre ni bestia, manada o bandada, coman nada, ni siquiera que beban agua. Pero que todos los hombres y las bestias estén cubiertos con hábito de penitencia y que clamen con todas sus fuerzas a Dios; que todos se arrepientan de sus caminos de maldad y se despojen de toda la violencia de sus manos. ¿Cómo saber si Dios no cambiará y se arrepentirá, y se alejará de su gran ira, y no permitirá que muramos? Y Dios vio sus obras que ellos se habían arrepentido de su maldad; y Dios se arrepintió del mal que Él había anunciado para ellos y no lo cumplió.

El arrepentimiento verdadero en los corazones de los ninivitas obtiene para ellos la misericordia de Dios y cambia su propio final

¿Había alguna contradicción entre el cambio de opinión de Dios y Su ira? ¡Por supuesto que no! Esto es debido a que la tolerancia de Dios en ese momento particular tenía su razón. ¿Qué razón podía ser? Es la que se da en la Biblia: “todos se arrepintieron de sus caminos de maldad” y “se despojaron de toda la violencia de sus manos”.

Este “camino de maldad” no se refiere a un puñado de actos malvados, sino a la fuente de mal detrás del comportamiento de las personas. “Arrepentirse de sus caminos de maldad” significa que aquellos en cuestión nunca cometerían estos actos de nuevo. En otras palabras, nunca se comportarán de esa forma malvada de nuevo; el método, la fuente, el propósito, la intención y el principio de sus acciones han cambiado todos; nunca más usarán esos métodos y principios para traer disfrute y felicidad a sus corazones. El “despojarse” en “despojarse de toda la violencia de sus manos” significa deponer o desechar, romper totalmente con el pasado y nunca volver atrás. Cuando el pueblo de Nínive abandonó la violencia que había en sus manos, esto demostraba y representaba su arrepentimiento verdadero. Dios observa los exteriores de las personas así como sus corazones. Cuando Dios observó el arrepentimiento verdadero en los corazones de los ninivitas sin dudarlo y también observó que habían dejado sus caminos malvados y abandonado la violencia que había en sus manos, cambió de opinión. Es decir, la conducta y el comportamiento de estas personas, sus diversas formas de hacer las cosas, así como su verdadera confesión y arrepentimiento de los pecados en su corazón, provocaron que Dios cambiase Su opinión, Sus intenciones, se retractase de Su decisión y no los castigase ni destruyese. Así pues, las personas de Nínive consiguieron un final diferente. Redimieron sus propias vidas y al mismo tiempo obtuvieron la misericordia y tolerancia de Dios, punto en el cual Dios también retrajo Su ira.

La misericordia y tolerancia de Dios no son raras, el arrepentimiento del hombre lo es

Independientemente de cuán airado había estado Dios con los ninivitas, tan pronto como declararon un ayuno y vistieron de cilicio y cenizas, Su corazón se ablandó gradualmente, y comenzó a cambiar Su opinión. Cuando Él les proclamó que destruiría su ciudad —el momento anterior a su confesión y arrepentimiento de sus pecados— Dios seguía airado con ellos. Una vez hubieron pasado por una serie de actos de arrepentimiento, el enojo de Dios por los habitantes de Nínive se transformó gradualmente en misericordia y tolerancia para ellos. No hay nada contradictorio acerca de la revelación coincidente de estos dos aspectos del carácter de Dios en el mismo acontecimiento. ¿Cómo debería uno entender y conocer esta ausencia de contradicción? Dios expresó y reveló sucesivamente estas esencias de los dos polos opuestos cuando el pueblo de Nínive se arrepintió, permitiendo a las personas ver la realidad de la esencia de Dios y que no se pueda ofender la misma. Dios utilizó Su actitud para decir lo siguiente a las personas: no es que Dios no tolere a las personas, o que no quiera mostrarles misericordia; es que ellos raramente se arrepienten verdaderamente hacia Dios, y es raro que las personas se vuelvan verdaderamente de sus malos caminos y abandonen la violencia de sus manos. En otras palabras, cuando Dios está airado con el hombre, espera que este sea capaz de arrepentirse sinceramente, y espera ver el arrepentimiento verdadero del hombre, en cuyo caso continuará concediendo entonces con liberalidad Su misericordia y tolerancia al hombre. Es decir, la conducta malvada del hombre provoca la ira de Dios, mientras la misericordia y tolerancia de Dios se conceden a aquellos que escuchan a Dios y se arrepienten sinceramente delante de Él, a aquellos que pueden volverse de sus caminos malvados y abandonar la violencia de sus manos. La actitud de Dios se reveló muy claramente en Su trato con los ninivitas: la misericordia y la tolerancia de Dios no son en absoluto difíciles de conseguir. Él exige el arrepentimiento sincero de uno. Tan pronto como las personas se vuelven de sus caminos malvados y abandonan la violencia de sus manos, Dios cambiará Su opinión y Su actitud hacia ellos.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”


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Testimonio cristiano 2020 | Cómo cambié mi yo arrogante

Testimonio cristiano 2020 | Cómo cambié mi yo arrogante

La protagonista tiene más de cuatro años de experiencia profesional en diseño de interiores. Cuando asume la responsabilidad del atrezo y los decorados de las películas de la iglesia, trata de sacar partido a esta experiencia en su deber. Siempre se aferra a sus opiniones, es arrogante y santurrona y rara vez acepta ideas ajenas. Esto agobia a sus hermanos y hermanas, y conduce a numerosos errores que hacen necesario repetir las cosas y retrasan el avance del rodaje. Desenmascarada y juzgada por las palabras de Dios, logra comprender un poco su naturaleza arrogante y llega a detestarla. Además, se da cuenta de que no puede cumplir correctamente con el deber confiando únicamente en su experiencia y sus puntos fuertes. Empieza a despojarse conscientemente de su carácter arrogante y se centra en buscar la verdad. Cuando se hace a un lado y acepta las opiniones de otros, comienza a vivir con cierta semejanza humana.

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viernes, 18 de diciembre de 2020

Palabras diarias de Dios | Fragmento 116 | "Dios mismo, el único II"

Palabras diarias de Dios | Fragmento 116 | "Dios mismo, el único II"

El carácter justo del Creador es real y vívido

Cuando Dios cambió Su opinión por las personas de Nínive, ¿fueron Su misericordia y tolerancia una fachada falsa? ¡Por supuesto que no! ¿Entonces qué te permite ver la transformación entre estos dos aspectos del carácter de Dios durante el mismo asunto? El carácter de Dios es un todo completo; no está en absoluto dividido. Independientemente de si Él está expresando enojo o misericordia y tolerancia hacia las personas, estas son todas expresiones de Su carácter justo. El carácter de Dios es real y vívido. Él cambia Sus pensamientos y actitudes de acuerdo al desarrollo de las cosas. La transformación de Su actitud hacia los ninivitas le dice a la humanidad que Él tiene Sus propios pensamientos e ideas; Él no es un robot ni una figura de arcilla, sino el propio Dios vivo. Él podía estar airado con los habitantes de Nínive, del mismo modo que podía perdonar sus pasados de acuerdo a sus actitudes; Él podía decidir traer desgracia sobre los ninivitas, y podía cambiar Su decisión debido a su arrepentimiento. Las personas prefieren aplicar mecánicamente las normas, y prefieren usarlas para establecer y definir a Dios, del mismo modo que prefieren usar fórmulas para conocer el carácter de Dios. Así pues, de acuerdo con el ámbito del pensamiento humano, Dios no piensa, ni tiene ideas sustanciales. En realidad, los pensamientos de Dios se transforman constantemente de acuerdo con los cambios en las cosas y los entornos; mientras estos pensamientos se están transformando, se revelarán diferentes aspectos de la esencia de Dios. Durante este proceso de transformación, en el momento en que Dios cambia Su opinión, revela a la humanidad la verdad de la existencia de Su vida, y revela que Su carácter justo es real y vívido. Además, Dios usa Sus propias revelaciones verdaderas para demostrar a la humanidad la certeza de la existencia de Su ira, Su misericordia, Su benignidad y Su tolerancia. Su esencia se revelará en cualquier momento y lugar según el desarrollo de las cosas. Él posee la ira de un león y la misericordia y la tolerancia de una madre. No se permite que nadie cuestione, viole, cambie o distorsione Su carácter justo. Entre todos los asuntos y las cosas, el carácter justo de Dios, es decir, la ira y la misericordia de Dios, pueden revelarse en cualquier momento y lugar. Él expresa de forma gráfica estos aspectos en cada rincón y grieta de la naturaleza y los lleva a cabo vívidamente en cada momento. El carácter justo de Dios no está limitado por el tiempo o el espacio, o en otras palabras, el carácter justo de Dios no se expresa o revela mecánicamente dictado por límites del tiempo o el espacio. En su lugar, el carácter justo de Dios se expresa y revela libremente en cualquier tiempo y lugar. Cuando ves a Dios cambia Su opinión y deja de expresar Su ira y refrenarse de destruir la ciudad de Nínive, ¿puedes decir que Dios sólo es misericordioso y amoroso? ¿Puedes decir que la ira de Dios consiste en palabras vacías? Cuando Dios expresa una ira intensa y retrae Su misericordia, ¿puedes decir que no siente un amor verdadero hacia la humanidad? Dios expresa una ira intensa en respuesta a los actos malvados de las personas; Su ira es sin defecto. El corazón de Dios se conmueve por el arrepentimiento de las personas, y es este arrepentimiento el que cambia así Su corazón. El que sea conmovido, Su cambio de opinión así como Su misericordia y tolerancia hacia el hombre carecen totalmente de defectos; todo ello es limpio, puro, inmaculado y no está adulterado. La tolerancia de Dios es puramente tolerancia; Su misericordia es puramente misericordia. Su carácter revelará ira, así como misericordia y tolerancia, de acuerdo con el arrepentimiento del hombre y su conducta diferente. No importa lo que Él revele o exprese, todo es puro; todo es directo; Su esencia es distinta de la de cualquier cosa en la creación. Los principios de acciones que Dios expresa, Sus pensamientos e ideas o cualquier decisión particular, así como cualquier acción individual, están libres de cualquier defecto o mancha. Tal como Dios ha decidido, así actuará, y de esta manera Él completa Sus compromisos. Estas clases de resultados son precisos y perfectos porque su fuente es perfecta e intachable. La ira de Dios es perfecta. Del mismo modo, la misericordia y la tolerancia de Dios, que ninguna creación posee, son santas y perfectas, y pueden resistir la deliberación y la experiencia.

Después de entender la historia de Nínive, ¿veis el otro lado de la esencia del carácter justo de Dios? ¿Veis el otro lado del carácter justo único de Dios? ¿Posee alguien en la humanidad este tipo de carácter? ¿Posee alguien este tipo de ira como la de Dios? ¿Posee alguien misericordia y tolerancia como las de Dios? ¿Quién entre la creación puede presentar tanta ira y decidir destruir o traer el desastre sobre la humanidad? ¿Y quién está capacitado para conceder misericordia, tolerar y perdonar al hombre, y por tanto cambiar la decisión de uno de destruir al hombre? El Creador expresa Su carácter justo por medio de Sus propios métodos y principios únicos; Él no está sujeto al control o a las restricciones de cualquier persona, acontecimientos o cosas. Con Su carácter único, nadie es capaz de cambiar Sus pensamientos e ideas, ni de persuadirlo y cambiar cualquiera de Sus decisiones. La totalidad del comportamiento y los pensamientos de la creación existen bajo el juicio de Su carácter justo. Nadie puede controlar si ejerce la ira o la misericordia; sólo la esencia del Creador, o en otras palabras, el carácter justo del Creador, puede decidir esto. ¡Esta es la naturaleza única del carácter justo del Creador!

Una vez que hemos analizado y entendido la transformación de la actitud de Dios hacia las personas de Nínive, ¿sois capaces de usar la palabra “única” para describir la misericordia encontrada en el carácter justo de Dios? Dijimos anteriormente que la ira de Dios es un aspecto de la esencia de Su carácter justo único. Ahora definiré dos aspectos, la ira de Dios y la misericordia de Dios, como Su carácter justo. El carácter justo de Dios es santo; no se le puede ofender ni cuestionar; es algo que ningún ser creado o no creado posee. Es tanto único como exclusivo de Dios. Es decir, la ira de Dios es santa y no se puede ofender; al mismo tiempo, el otro aspecto del carácter justo de Dios —la misericordia de Dios— es santo y no puede ofenderse. Ninguno de los seres creados o no creados puede reemplazar o representar a Dios en Sus acciones, y nadie puede reemplazarlo o representarlo en la destrucción de Sodoma o la salvación de Nínive. Esta es la verdadera expresión del carácter justo único de Dios.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

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Testimonio cristiano en español 2020 | He visto el rollo abierto

Testimonio cristiano en español 2020 | He visto el rollo abierto

El protagonista es un cristiano devoto que conoce bien la Biblia y a menudo oye decir a su pastor que todas las palabras de Dios están en la Biblia y que no hay palabras de Dios fuera de ella. Cuando se entera de que el Señor ha regresado y declarado nuevas palabras, se aferra a sus nociones y no quiere buscarlo ni estudiarlo. Sin embargo, pronto comprueba que, por medio del estudio de la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días y de la lectura de Sus palabras, sus familiares y amigos han logrado entender muchas verdades. Por envidia, decide estudiarlo. Tras leer muchas de las palabras de Dios Todopoderoso, tiene la certeza de que en realidad son el rollo profetizado en el Apocalipsis, lo que el Espíritu Santo dice a las iglesias. También comprende que la Biblia solo contiene una pequeña parte de las palabras de Dios y que la gente no debería limitar la obra y las palabras de Dios a lo que contiene la Biblia. Entonces no tiene dudas de que Dios Todopoderoso es el regreso del Señor Jesús y acepta Su obra de los últimos días.

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jueves, 17 de diciembre de 2020

Testimonio cristiano 2020 | Elevarse desde la oscura opresión

Testimonio cristiano 2020 | Elevarse desde la oscura opresión

Al protagonista, cristiano de la Iglesia de Dios Todopoderoso, lo detiene la policía del PCCh por creer en Dios y difundir el evangelio. Con el fin de forzarlo a traicionar a Dios y a sus hermanos y hermanas, los policías lo someten a todo tipo de torturas crueles: le niegan el alimento y el agua; se turnan para golpearlo brutalmente; le hacen desnudarse ante un grupo de curiosos para humillarlo; le pisotean el dedo gordo del pie hasta que se le sale la uña, y lo cuelgan de un árbol durante tres días y tres noches, en el transcurso de los cuales sueltan hormigas para que lo muerdan. En su sufrimiento, ora a Dios y se ampara en Él constantemente. En determinado momento, su espíritu abandona repentinamente su cuerpo y no puede reprimir alabar en voz alta a Dios. Al presenciar los actos de Dios, su fe aumenta y acaba dando rotundo testimonio de Dios ante Satanás.

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Palabras diarias de Dios | Fragmento 121 | "Dios mismo, el único III"

Palabras diarias de Dios | Fragmento 121 | "Dios mismo, el único III"

El destino de la humanidad y el destino del universo son inseparables de la soberanía del Creador

Vosotros sois todos adultos. Algunos de vosotros sois de mediana edad; otros habéis entrado en la vejez. De ser incrédulos a ser creyentes, y desde el principio de creer en Dios hasta llegar a aceptar la palabra de Dios y experimentar Su obra, ¿cuánto conocimiento teníais de Su soberanía? ¿Qué perspectivas del destino humano obtuvisteis? ¿Puede uno conseguir todo lo que desea en la vida? ¿Cuántas cosas habéis sido capaces de cumplir como deseabais en las pocas décadas de vuestra existencia? ¿Cuántas cosas no ocurren como se espera? ¿Cuántas vienen como sorpresas agradables? ¿Cuántas siguen esperando las personas que den fruto, aguardando inconscientemente el momento correcto, y la voluntad del cielo? ¿Cuántas cosas hacen que las personas se sientan desamparadas y frustradas? Todo el mundo está lleno de esperanzas respecto a su destino, y espera que todo en su vida vaya como desea, no tener escasez de alimentos o ropa, que su fortuna aumente de forma espectacular. Nadie quiere una vida pobre y oprimida, llena de dificultades, sitiada por las calamidades. Pero las personas no pueden prever ni controlar estas cosas. Quizás, para algunos, el pasado no es más que un revoltijo de experiencias; nunca saben cuál es la voluntad del cielo ni se preocupan de ella. Viven su vida sin pensar, como los animales, día a día y sin preocuparse de cuál es el destino de la humanidad, de por qué están vivos los seres humanos ni de cómo deberían vivir. Estas personas alcanzan la vejez sin haber obtenido un entendimiento del destino humano, y hasta el momento de su muerte no tienen ni idea de en qué consiste la vida. Estas personas están muertas; son seres sin espíritu; son bestias. Aunque viven entre todas las cosas, hallan su disfrute en las muchas formas en las que el mundo satisface sus necesidades materiales; aunque ven que este mundo material avanza constantemente, su propia experiencia —lo que sus corazones y espíritus sienten y experimentan— no tiene nada que ver con las cosas materiales, y nada de esto la sustituye. Es un reconocimiento en lo profundo del corazón, algo que no se puede ver a simple vista. Este reconocimiento se encuentra en el entendimiento y el sentimiento propios de la vida y del destino humanos. A menudo lleva a la comprensión de que un Amo invisible está organizando todas las cosas, y que está orquestándolo todo para el hombre. En medio de todo esto, uno no puede sino aceptar las disposiciones y orquestaciones del destino y, al mismo tiempo, admitir el camino que el Creador ha puesto por delante, Su soberanía sobre el destino propio de uno. Este es un hecho indiscutible. No importa qué profundo conocimiento y actitud se tenga sobre el destino, nadie puede cambiar este hecho.

Dónde irás cada día, qué harás, con quién o con qué te encontrarás, qué dirás, que te ocurrirá… ¿puede predecirse algo de esto? Se puede decir que las personas no pueden prever todos estos sucesos y mucho menos controlar su desarrollo. En la vida, estos acontecimientos imprevisibles ocurren todo el tiempo, y son un hecho cotidiano. Estas vicisitudes cotidianas y su forma de desarrollarse, o los patrones por los cuales evolucionan, son recordatorios constantes para la humanidad de que nada ocurre aleatoriamente, de que la voluntad humana no puede cambiar las ramificaciones de estas cosas ni su inevitabilidad. Todo acontecimiento transmite una amonestación del Creador a la humanidad, y también envía el mensaje de que los seres humanos no pueden controlar sus propios destinos; al mismo tiempo, cada suceso es una refutación de la ambición y el deseo descabellados y fútiles de la humanidad de tomar su destino en sus propias manos. Son como fuertes bofetadas cerca de los oídos de la humanidad, una tras otra, que obligan a las personas a reconsiderar quién gobierna y controla su destino al final. Y, como sus ambiciones y deseos son frustrados y destrozados repetidamente, los seres humanos llegan, de forma natural, a una aceptación inconsciente de lo que el destino les tiene preparado, de la realidad, de la voluntad del cielo y de la soberanía del Creador. Desde estas vicisitudes diarias a los destinos de vidas humanas completas, no hay nada que no revele los planes del Creador y Su soberanía; no hay nada que no envíe el mensaje de que “la autoridad del Creador no puede ser superada”, que no transmita la verdad eterna de que “la autoridad del Creador es suprema”.

Los destinos de la humanidad y del universo están íntimamente entretejidos con la soberanía de Dios, inseparablemente vinculados con las orquestaciones del Creador; al final, no pueden desenredarse de Su autoridad. A través de las leyes de todas las cosas el hombre llega a comprender la orquestación del Creador y Su soberanía; a través de las normas de supervivencia percibe Su gobierno; a partir de los destinos de todas las cosas saca conclusiones sobre las formas en las que Él ejerce Su soberanía y Su control sobre ellas; y en los ciclos de vida de los seres humanos y de todas las cosas el hombre experimenta realmente las orquestaciones y disposiciones del Creador para todas las cosas y seres vivos, y presencia realmente cómo las mismas sobrepasan a todas las leyes, reglas, e instituciones terrenales, y a todos los demás poderes y fuerzas. A la luz de esto, la humanidad se ve empujada a reconocer que ningún ser creado puede violar la soberanía del Creador, que ninguna fuerza puede meterse en medio de los acontecimientos y las cosas predestinados por Él ni alterarlos. Bajo estas leyes y normas divinas, los seres humanos y todas las cosas viven y se propagan, generación tras generación. ¿No es esta la verdadera materialización de la autoridad del Creador? Aunque en las leyes objetivas el hombre ve Su soberanía y Su ordenación de todos los acontecimientos y cosas, ¿cuántas personas son capaces de comprender el principio de la soberanía del Creador sobre el universo? ¿Cuántas personas pueden saber, reconocer, aceptar, y someterse realmente a la soberanía y la organización de su propio destino por parte del Creador? ¿Quién, habiendo creído la realidad de la soberanía de Dios sobre todas las cosas, creerá y reconocerá realmente que el Creador también dicta el destino de una vida humana? ¿Quién puede comprender realmente el hecho de que el destino del hombre reposa en la palma del Creador? La clase de actitud que debe adoptar la humanidad respecto a Su soberanía, cuando se enfrenta al hecho de que Él gobierna y controla el destino de la humanidad, es una decisión que debe tomar por sí mismo todo ser humano que se enfrente a esta realidad.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
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miércoles, 16 de diciembre de 2020

Palabras diarias de Dios | Fragmento 120 | "Dios mismo, el único III"

Palabras diarias de Dios | Fragmento 120 | "Dios mismo, el único III"

Entender la autoridad de Dios desde las perspectivas macro y micro

La autoridad de Dios es única. Es la expresión característica y la esencia especial de la identidad de Dios mismo. Ningún ser creado o no creado posee dicha expresión característica ni dicha esencia especial; sólo el Creador tiene esta clase de autoridad. Es decir, sólo el Creador —Dios, el único— se expresa de esta forma y tiene esta esencia. ¿Por qué hablar de la autoridad de Dios? ¿En qué difiere la autoridad de Dios mismo de la autoridad existente en la mente del hombre? ¿Qué difiere de especial? ¿Por qué es particularmente importante hablar aquí de ella? Cada uno de vosotros debe considerar detenidamente este asunto. Para la mayoría de las personas, la “autoridad de Dios” es una idea vaga que cuesta entender con claridad, y todo debate al respecto acaba, probablemente, siendo confuso. Así pues, habrá invariablemente una brecha entre el conocimiento de la autoridad de Dios que el hombre es capaz de poseer, y la esencia de la misma. Para cerrar esta brecha, uno debe llegar a conocer gradualmente la autoridad de Dios por medio de personas, acontecimientos, cosas o fenómenos de la vida real dentro del alcance humano, que los hombres son capaces de entender. Aunque la expresión “la autoridad de Dios” pueda parecer insondable, la autoridad de Dios no es en absoluto abstracta. Él está presente con el hombre cada minuto de su vida, dirigiéndolo a través de cada día. Así, en la vida cotidiana de cada persona, el hombre verá y experimentará necesariamente el aspecto más tangible de la autoridad de Dios. Esta tangibilidad es prueba suficiente de que la misma existe de verdad y permite por completo que uno reconozca y comprenda la realidad de que Dios posee esta autoridad.

Dios lo creó todo, y por haberlo hecho, tiene dominio sobre todas las cosas. Además de tener dominio sobre todas las cosas, Él está en control de todo. ¿Qué significa esto, la idea de que “Dios está en control de todo”? ¿Cómo puede explicarse? ¿Cómo se aplica a la vida real? ¿Cómo se puede llegar a conocer la autoridad de Dios mediante la comprensión de que “Dios está en control de todo”? En esta expresión deberíamos ver que lo que Dios controla no es una parte de los planetas, o de la creación, y mucho menos de la humanidad, sino todo: desde las perspectivas macro y micro, desde lo visible a lo invisible, desde las estrellas en el universo a las cosas vivientes en la tierra, así como los microorganismos que no pueden verse a simple vista o los seres que existen de otras formas. Esta es la definición precisa del “todo” de lo que Dios “está en control”, y es el ámbito sobre el que Él ejerce Su autoridad, el alcance de Su soberanía y gobierno.

Antes de que esta humanidad naciese, el cosmos —todos los planetas, todas las estrellas en los cielos— ya existía. En el macronivel, estos cuerpos celestiales han estado orbitando regularmente, bajo el control de Dios, durante toda su existencia, por muchos años que hayan sido. Qué planeta va a qué lugar, en qué momento particular; qué planeta realiza qué tarea, y cuándo; qué planeta gira por qué órbita, y cuándo desaparece o es reemplazado; todas estas cosas tienen lugar sin el más mínimo error. Las posiciones de los planetas y las distancias entre ellos siguen todas patrones estrictos, que pueden describirse con datos precisos; los caminos por los que viajan, la velocidad y los patrones de sus órbitas, los tiempos que permanecen en las diversas posiciones, pueden cuantificarse con precisión y describirse por medio de leyes específicas. Durante eones, los planetas han seguido estas leyes sin desviarse lo más mínimo. Ningún poder puede cambiar, o interrumpir, sus órbitas o los patrones que siguen. Debido a que las leyes especiales que gobiernan su movimiento y los datos precisos que los describen están predestinados por la autoridad del Creador, estos obedecen estas leyes por sí mismos, bajo Su soberanía y Su control. En el macronivel no le resulta difícil al hombre encontrar algunos patrones, algunos datos y algunas leyes o fenómenos extraños e inexplicables. Aunque la humanidad no admite que Dios exista ni acepta que el Creador hiciera y domine todas las cosas, además de no reconocer la existencia de Su autoridad, los científicos, astrónomos y físicos humanos están viendo cada vez más que la existencia de todas las cosas en el universo, los principios y patrones que dictan sus movimientos, están todos gobernados y controlados por una inmensa e invisible energía oscura. Esto obliga al hombre a afrontar y reconocer que existe un Todopoderoso en medio de estos patrones de movimiento, que lo orquesta todo. Su poder es extraordinario y, aunque nadie puede ver Su verdadero rostro, Él lo gobierna y lo controla todo en todo momento. Ningún hombre o fuerza puede ir más allá de Su soberanía. Frente a esta realidad, el hombre debe reconocer que las leyes que gobiernan la existencia de todas las cosas no pueden ser controladas por los humanos, nadie puede cambiarlas; al mismo tiempo, el hombre debe admitir que los seres humanos no pueden entender del todo estas leyes, que no ocurren de manera natural, sino que son dictadas por un Señor y Amo. Todas estas son expresiones de la autoridad de Dios que la humanidad puede percibir en un macronivel.

En el micronivel, todas las montañas, lagos, mares y masas continentales que el hombre observa sobre la tierra, todas las estaciones que experimenta, todas las cosas que habitan la tierra, incluidas plantas, animales, microorganismos y seres humanos, están sujetos a la soberanía de Dios y son controlados por Él. Bajo la soberanía y el control de Dios, todas las cosas nacen o desaparecen de acuerdo con Sus pensamientos, sus vidas están gobernadas por ciertas leyes, crecen y se multiplican según ellas. Ningún ser humano o cosa está por encima de estas. ¿Por qué ocurre esto? La única respuesta es: por la autoridad de Dios. O, dicho de otro modo, por Sus pensamientos y palabras; porque Dios mismo lo hace todo. Es decir, son la autoridad y la mente de Dios las que dan lugar a estas leyes; cambiarán y se transformarán de acuerdo con Sus pensamientos, y estos cambios y transformaciones ocurren o desaparecen por causa de Su plan. Por ejemplo, consideremos las epidemias. Se producen sin avisar, nadie conoce su origen ni las razones exactas por las que ocurren, y siempre que una epidemia alcanza un lugar, los que están condenados no pueden escapar a la calamidad. La ciencia humana entiende que las epidemias son causadas por la propagación de microbios violentos y dañinos, y no puede predecir ni controlar su velocidad, alcance ni método de transmisión. Aunque la humanidad las resiste con todos los medios posibles, no puede controlar qué personas o animales se ven inevitablemente afectados cuando brotan. Lo único que los seres humanos pueden hacer es intentar prevenirlas, resistirlas e investigarlas. Pero nadie conoce las causas principales que explican el comienzo o el final de ninguna epidemia particular, y nadie las puede controlar. Frente al brote y a la propagación de una epidemia, la primera medida que toman los seres humanos es desarrollar una vacuna; sin embargo, con frecuencia la epidemia se extingue por sí sola antes de que la vacuna esté lista. ¿Por qué desaparecen las epidemias? Algunos dicen que se han controlado los gérmenes, otros dicen que mueren por los cambios estacionales… En cuanto a si estas especulaciones descabelladas se sostienen, la ciencia no puede ofrecer explicación ni dar una respuesta precisa. El hombre no sólo se enfrenta a estas especulaciones, sino a la falta de entendimiento de las epidemias y al miedo a las mismas por parte de la humanidad. Nadie sabe, en el análisis final, por qué empiezan o terminan. La humanidad nunca hallará respuesta, porque sólo tiene fe en la ciencia y se basa por completo en ella, sin reconocer la autoridad del Creador ni aceptar Su soberanía.

Bajo la soberanía de Dios, todas las cosas existen y perecen debido a Su autoridad, a Su gestión. Algunas cosas vienen y van silenciosamente, y el hombre no puede decir de dónde vinieron ni comprender las reglas que siguen, y mucho menos entender las razones por las que vienen y van. Aunque el hombre puede presenciar, oír o experimentar todo lo que acaba pasando entre todas las cosas; aunque todas repercuten en el hombre, y aunque el hombre comprende subconscientemente la excepcionalidad, la regularidad, o incluso la extrañeza de los diversos fenómenos, este sigue sin saber nada respecto a la voluntad del Creador y Su mente, que subyacen a todas esas cosas. Detrás de estas hay muchas historias, muchas verdades ocultas. Al haberse alejado el hombre del Creador, al no aceptar que Su autoridad gobierna todas las cosas, nunca conocerá ni comprenderá todo lo que ocurre bajo Su soberanía. En su mayor parte, el control y la soberanía de Dios exceden los límites de la imaginación humana, del conocimiento humano, del entendimiento humano, de lo que la ciencia humana puede lograr; las capacidades de la humanidad creada no pueden rivalizar con ellos. Algunas personas dicen: “Si no has presenciado por ti mismo la soberanía de Dios, ¿cómo puedes creer que todo está sujeto a Su autoridad?”. Ver no siempre implica creer, ver no siempre implica reconocer y entender. ¿Entonces, de dónde viene la creencia? Puedo afirmar con seguridad que “La creencia viene del grado y de la profundidad de la comprensión y la experiencia de la realidad y las causas fundamentales de las cosas por parte de las personas”. Si crees que Dios existe, pero no puedes reconocer y mucho menos percibir la realidad del control y de la soberanía de Dios sobre todas las cosas, nunca admitirás en tu corazón que Él tiene este tipo de autoridad y que esta es única. Nunca aceptarás realmente que el Creador es tu Señor, tu Dios.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

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Testimonio cristiano 2020 | En medio de la prueba de la muerte

Testimonio cristiano 2020 | En medio de la prueba de la muerte

En 1991, el Hijo del hombre encarnado, Dios Todopoderoso, expresó la verdad en una iglesia clandestina, con lo que inició la obra del juicio, que comenzó por la casa de Dios. El pueblo elegido de Dios lee Sus declaraciones a diario y disfruta de la obra del Espíritu Santo. Para todos ellos es evidente que son el pueblo del reino de Dios, el cual, sin duda, entrará en vida en el reino de los cielos. Por eso corren de acá para allá y se entregan con entusiasmo, y el protagonista no es una excepción. Sin embargo, mientras están inmersos en el gozo de ser bendecidos, Dios Todopoderoso expresa unas palabras que exponen hasta qué punto Satanás ha corrompido al hombre, que este está lleno de actitudes satánicas ─tales como la arrogancia, la  astucia  el egoísmo y la codicia─ y que miente, peca y se opone a Dios constantemente. Las palabras de Dios Todopoderoso indican que, si no se transforma el carácter de vida de las personas, se enfrentarán a una muerte segura cuando lleguen los grandes desastres. Se frustra el sueño del pueblo elegido de Dios de entrar en el reino de los cielos en vida. Se desvanecen sus esperanzas de futuro, sus corazones se desgarran de dolor e incluso llegan a quejarse a Dios. No obstante, tras experimentar el juicio y las revelaciones de las palabras de Dios, logran cierta comprensión de su desmedido deseo de recibir bendiciones y entrar en el reino de los cielos, así como de sus nociones y fantasías. Comprueban que el carácter de Dios es santo y justo y no tolera ofensa. Entienden que, al estar llenos de actitudes satánicas, no son dignos de entrar en el reino de los cielos. En ese momento pueden renunciar a su motivación por las bendiciones, someterse al gobierno y las disposiciones de Dios y comenzar a centrarse en la búsqueda de la verdad. Al final comprueban que el juicio y las pruebas de Dios pretenden exclusivamente purificarlos y salvarlos.

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martes, 15 de diciembre de 2020

Palabras diarias de Dios | Fragmento 119 | "Dios mismo, el único II"

Palabras diarias de Dios | Fragmento 119 | "Dios mismo, el único II"

Cinco tipos de personas

Por el momento, daré por finalizada aquí nuestra enseñanza acerca del carácter justo de Dios. Seguidamente, clasificaré a los seguidores de Dios en varias categorías, de acuerdo con su entendimiento a Dios, su entendimiento y experiencia a Su carácter justo, de forma que podáis saber en qué etapa os encontráis actualmente así como vuestra estatura actual. En términos de su conocimiento a Dios y su entendimiento a Su carácter justo, las diferentes etapas y estatura que las personas ocupan pueden dividirse generalmente en cinco tipos. Este tema se declara sobre la base del conocimiento del único Dios y Su carácter justo; por tanto, cuando leáis el siguiente contenido, deberíais intentar averiguar con detenimiento exactamente cuánto entendimiento y conocimiento tenéis en relación a la singularidad de Dios y Su carácter justo, y usar esto después para juzgar a qué etapa pertenecéis verdaderamente, cuán grande es verdaderamente vuestra estatura, y qué tipo de persona sois verdaderamente.

El primer tipo es conocido como la etapa del “bebé en pañales”

¿Qué es un bebé en pañales? Es un bebé que acaba de llegar a este mundo, un recién nacido. Es cuando las personas son más pequeñas y más inmaduras.

Las personas en esta etapa no poseen esencialmente conocimiento o conciencia de asuntos de fe en Dios. Están desconcertadas y son ignorantes en todas las cosas. Estas personas pueden haber creído en Dios durante mucho tiempo o ninguno en absoluto, pero su estado desconcertado e ignorante y su verdadera estatura las colocan dentro de la etapa de un bebé en pañales. La definición exacta de la situación de un bebé en pañales es así: No importa durante cuánto tiempo haya creído en Dios este tipo de persona, siempre estará atolondrada, confundida y llevará una vida sin retos; no sabe por qué cree en Dios, ni sabe quién Dios es o quién es Dios. Aunque sigue a Dios, no existe una definición exacta de Él en su corazón, y no puede determinar si a quien sigue es Dios, mucho menos si debería verdaderamente creer en Dios y seguirle. Estas son las verdaderas circunstancias de este tipo de persona. Los pensamientos de estas personas están empañados, y dicho de forma simple, la suya es una creencia de confusión. Siempre se encuentran en un estado de desconcierto y vacío; el atolondramiento, la confusión y vida sin retos resumen sus circunstancias. Nunca han visto ni sentido la existencia de Dios, y por tanto, hablarles de conocer a Dios es tan útil como hacerles leer un libro escrito en jeroglíficos; no lo entenderán ni aceptarán. Para ellos, conocer a Dios es lo mismo que oír un cuento fantástico. Aunque sus pensamientos puedan estar nublados, en realidad creen firmemente que conocer a Dios es una pérdida total de tiempo y esfuerzo. Este es el primer tipo de persona: un bebé en pañales.

El segundo tipo es la etapa del “bebé lactante”

En comparación con un bebé en pañales, este tipo de persona ha hecho algún progreso. Lamentablemente, siguen sin tener en absoluto un entendimiento de Dios. Siguen careciendo de un entendimiento y una perspectiva claros de Dios, y no tienen muy claro por qué deberían creer en Dios, pero en sus corazones tienen su propio propósito y sus ideas claras. No se preocupan de si es correcto creer en Dios. El objetivo y propósito que buscan a través de la creencia en Dios es disfrutar de Su gracia, tener gozo y paz, vivir vidas cómodas, tener el cuidado y la protección de Dios y vivir bajo las bendiciones de Dios. No se preocupan de su grado de conocimiento de Dios; no sienten la urgencia de buscar entender a Dios, ni están preocupados con lo que Él está haciendo o lo que desea hacer. Sólo buscan ciegamente disfrutar Su gracia y obtener más de Sus bendiciones; buscan recibir cien veces más en la época presente, y la vida eterna en la venidera. Sus pensamientos, gastos y devoción, así como su sufrimiento, todos comparten el mismo objetivo: obtener la gracia y las bendiciones de Dios. No se preocupan de nada más. Esta clase de persona sólo tiene la seguridad de que Dios puede mantenerla a salvo y concederle Su gracia. Uno puede decir que no están interesadas en y no son muy claras en cuanto a por qué desea Dios salvar a los hombres o al resultado que Dios desea obtener con Sus palabras y obra. Nunca han hecho un esfuerzo para conocer la esencia y el carácter justo de Dios, ni pueden reunir el interés para hacerlo. No sienten que deban prestar atención a estas cosas, ni desean conocerlas. No desean preguntar acerca de la obra de Dios, Sus exigencias al hombre, Su voluntad o cualquier otra cosa relacionada con Dios; tampoco tienen ganas de preguntar sobre estas cosas. Esto es debido a que creen que estos asuntos no tienen relación con su disfrute de la gracia de Dios; sólo se preocupan de un Dios que pueda conceder gracia y tenga relación con sus intereses personales. No tienen interés en absoluto en nada más, y por tanto no pueden entrar en la realidad de la verdad, independientemente de cuántos años hayan creído en Dios. Sin nadie que los riegue o los alimente a menudo, les resulta difícil continuar por la senda de la fe en Dios. Si no pueden disfrutar de su gozo y paz anteriores, o disfrutar de la gracia de Dios, están bastante expuestos a echarse atrás. Este es el segundo tipo de persona: la persona que se encuentra en la etapa del bebé lactante.

El tercer tipo es la etapa del bebé destetado, la etapa del niño pequeño

Este grupo de personas posee alguna conciencia clara. Estas personas son conscientes de que disfrutar la gracia de Dios no significa que ellos mismos posean una experiencia verdadera; son conscientes de que si nunca se cansan de buscar el gozo y la paz, de buscar la gracia, o de que si son capaces de dar testimonio compartiendo sus experiencias del disfrute de la gracia de Dios o alabando las bendiciones que Dios les ha concedido, estas cosas no significan que ellos posean vida, ni la realidad de la verdad. Empezando desde su conciencia, dejan de albergar esperanzas descabelladas de que sólo estarán acompañados por la gracia de Dios; en su lugar, mientras disfrutan de la gracia de Dios, desean simultáneamente hacer algo para Dios; están dispuestos a llevar a cabo su deber, resistir un poco de dificultades y fatigas, tener algún grado de cooperación con Dios. Sin embargo, debido a que su búsqueda en su creencia en Dios está demasiado adulterada, debido a que las intenciones individuales y los deseos que albergan son demasiado fuertes, debido a que su carácter es demasiado arrogante, es muy difícil para ellos satisfacer el deseo de Dios o ser leales a Él; por tanto, frecuentemente no pueden materializar sus deseos individuales ni honrar sus promesas a Dios. A menudo se encuentran en estados contradictorios: desean en gran manera satisfacer a Dios hasta el mayor grado posible, pero usan todo su poder para oponerse a Él; hacen frecuentemente votos a Dios pero esquivan rápidamente sus juramentos. Incluso más a menudo se encuentran en otros estados contradictorios: creen sinceramente en Dios pero lo niegan y niegan todo lo que viene de Él; esperan ansiosamente que Dios los ilumine, dirija, provea y ayude, aunque siguen buscando su propia salida. Desean entender y conocer a Dios, pero no están dispuestos a acercarse a Él. En su lugar, siempre evitan a Dios; sus corazones están cerrados a Él. Aunque tienen un entendimiento y una experiencia superficiales del significado literal de las palabras de Dios y de la verdad, y un concepto de Dios y la verdad superficial, subconscientemente siguen sin poder confirmar o determinar si Dios es la verdad; no pueden confirmar si Dios es verdaderamente justo; tampoco pueden determinar la realidad del carácter y la esencia de Dios, mucho menos de Su verdadera existencia. Su creencia en Dios siempre contiene dudas y malinterpretaciones, y también contiene imaginaciones y conceptos. Cuando disfrutan de la gracia de Dios, también experimentan o practican reticentemente algo de aquello que creen son verdades factibles, con el fin de enriquecer su fe, aumentar su experiencia en la creencia en Dios, verificar su entendimiento de la creencia en Dios, satisfacer su vanidad de caminar por la senda de la vida que ellos mismos establecieron y lograr una causa justa de la humanidad. Al mismo tiempo también hacen estas cosas con el fin de satisfacer su propio deseo de obtener bendiciones, de apostar por llevar mayores bendiciones de la humanidad, para cumplir la ambiciosa aspiración y el deseo permanente de no descansar hasta que hayan obtenido a Dios. Estas personas son raramente capaces de obtener la ilustración de Dios, porque su deseo y su intención de conseguir bendiciones son demasiado importantes para ellos. No tiene el deseo de renunciar a esto ni pueden soportarlo. Temen que sin el deseo de obtener bendiciones, sin la muy apreciada ambición de no descansar hasta haber obtenido a Dios, perderán la motivación de creer en Dios. Por tanto, no desean enfrentarse a la realidad. No desean enfrentarse a las palabras o la obra de Dios. No desean enfrentarse al carácter o la esencia de Dios, por no decir abordar el tema de conocer a Dios. Esto es debido a que una vez que Dios, Su esencia y Su carácter justo reemplazan sus imaginaciones, sus sueños se esfumarán; sus así llamados fe pura y “méritos” acumulados durante años de trabajo minucioso desaparecerán y quedarán en nada; su “territorio” conquistado con sudor y sangre a lo largo de los años estará al borde del colapso. Esto indicará que sus muchos años de trabajo y esfuerzo duro han sido en vano, que deben empezar de nuevo de la nada. Para ellos, este es el dolor más difícil de soportar en sus corazones, y es el resultado que menos desean ver; así pues, siempre están encerrados en este tipo de punto muerto, negándose a volver atrás. Este es el tercer tipo de persona: la persona que se encuentra en la etapa del bebé destetado.

Los tres tipos de personas descritas anteriormente, en otras palabras, las personas que se encuentran en estas tres etapas, no poseen ninguna creencia real en la identidad y el estatus de Dios o en Su carácter justo, ni tienen ningún reconocimiento o confirmación claros y definidos de estas cosas. Por tanto, es muy difícil para estos tres tipos de personas entrar en la realidad de la verdad, y también es difícil para ellos recibir la misericordia, la ilustración o la iluminación de Dios porque la manera en la que creen en Dios y su actitud errónea hacia Dios hacen imposible para Él llevar a cabo la obra dentro de sus corazones. Sus dudas, malinterpretaciones e imaginaciones en relación a Dios han superado a su creencia y conocimiento a Dios. Estos son tres tipos muy peligrosos de personas así como tres etapas muy peligrosas. Cuando uno mantiene una actitud de duda hacia Dios, la esencia de Dios, la identidad de Dios, el asunto de si Dios es la verdad y la realidad de Su existencia y no puede estar seguro de estas cosas, ¿cómo puede uno aceptar todo lo que viene de Dios? ¿Cómo puede aceptar uno la realidad de que Dios es la verdad, el camino y la vida? ¿Cómo puede uno aceptar el castigo y el juicio de Dios? ¿Cómo puede uno aceptar la salvación de Dios? ¿Cómo puede este tipo de persona obtener la verdadera dirección y provisión de Dios? Aquellos que se encuentran en estas tres etapas pueden oponerse a Dios, juzgarlo, blasfemarlo o traicionarlo en cualquier momento. Pueden abandonar el camino verdadero y abandonar a Dios en cualquier momento. Uno puede decir que las personas en estas tres etapas se encuentran en un período crítico, porque no han entrado en el camino correcto de creer en Dios.

El cuarto tipo es la etapa del niño que madura; esto es, la niñez

Después de haber sido destetado, esto es, después de haber disfrutado de una gran cantidad de gracia, uno comienza a explorar lo que significa creer en Dios, desear entender diferentes cuestiones, como por qué está viviendo el hombre, cómo debería vivir y por qué lleva a cabo Su obra en el hombre. Cuando estos pensamientos poco claros y estas ideas confusas emergen y existen en su interior, ellos reciben continuamente riego y son también capaces de llevar a cabo sus deberes. Durante este período, ya no tienen dudas acerca de la verdad de la existencia de Dios, y tienen una comprensión precisa de lo que significa creer en Dios. Sobre este fundamento tienen un conocimiento gradual de Dios, y obtienen gradualmente algunas respuestas a sus pensamientos poco claros e ideas confusas en cuanto al carácter y la esencia de Dios. En términos de sus cambios en el carácter así como su conocimiento de Dios, las personas en esta etapa empiezan a entrar en el camino correcto y en un período de transición. Es en esta etapa que las personas comienzan a tener vida. Los claros indicativos de poseer vida son la resolución gradual de las diversas cuestiones relacionadas con el conocimiento de Dios que las personas tienen en sus corazones —malinterpretaciones, imaginaciones, conceptos y definiciones difusas de Dios— que no solo creen y conocen realmente la realidad de la existencia de Dios sino que también poseen una definición y orientación claras de Dios en sus corazones, que seguir fielmente a Dios reemplaza su fe difusa. Durante esta etapa, las personas llegan a conocer gradualmente sus malinterpretaciones sobre Dios y sus búsquedas y formas de creer equivocadas. Comienzan a anhelar la verdad, la experiencia del juicio, el castigo y la disciplina de Dios, a anhelar un cambio en su carácter. Abandonan gradualmente todo tipo de conceptos e imaginaciones de Dios durante esta etapa; al mismo tiempo cambian y rectifican su conocimiento incorrecto de Dios y obtienen algún conocimiento fundamental correcto de Él. Aunque una parte del conocimiento poseído por las personas en esta etapa no es demasiado específico o preciso, al menos empiezan gradualmente a abandonar sus conceptos, su conocimiento erróneo y sus malinterpretaciones de Dios; ya no mantienen más sus propios conceptos e imaginaciones de Dios. Comienzan a aprender cómo abandonar, abandonar cosas encontradas entre sus propios conceptos, del conocimiento y de Satanás; empiezan a estar dispuestos a someterse a cosas correctas y positivas, incluso a cosas que vienen de las palabras de Dios y se conforman a la verdad. También empiezan a intentar experimentar las palabras de Dios, a conocer y llevar a cabo personalmente Sus palabras, aceptar Sus palabras como los principios de sus acciones y como la base para cambiar su carácter. Durante este período, las personas aceptan inconscientemente el juicio y el castigo de Dios, aceptan inconscientemente las palabras de Dios como su vida. Conforme aceptan el juicio y el castigo de Dios, y las palabras de Dios, se vuelven cada vez más conscientes y capaces de sentir que el Dios en quien creen en sus corazones existe verdaderamente. En las palabras de Dios, sus experiencias y sus vidas, sienten cada vez más que Dios siempre ha controlado el destino del hombre, lo ha dirigido, y lo ha provisto. Por medio de su asociación con Dios, confirman gradualmente la existencia de Dios. Por tanto, antes de darse cuenta de ello, ya han aprobado inconscientemente y han creído firmemente en la obra de Dios, y han aprobado las palabras de Dios. Una vez que las personas aprueban las palabras de Dios y Su obra, se niegan a sí mismas incesantemente, niegan sus propios conceptos, su propio conocimiento, sus propias imaginaciones, y al mismo tiempo también buscan cuáles son la verdad y la voluntad de Dios. El conocimiento que las personas tienen de Dios es bastante superficial durante este período de desarrollo, son incluso incapaces de desarrollar este conocimiento usando palabras, ni pueden explicarlo específicamente en detalle, y sólo tienen un entendimiento perceptivo; sin embargo, cuando se yuxtapone con las tres etapas precedentes, las vidas inmaduras de las personas en este período ya han recibido el riego y la provisión de las palabras de Dios, y ya han comenzado a germinar. Es como una semilla enterrada en la tierra; después de recibir humedad y nutrientes, irrumpirá a través del suelo; su germinación representa el nacimiento de una nueva vida. Este nacimiento de una nueva vida permite a uno ver las indicaciones de la vida. Con la vida, las personas crecerán de este modo. Así pues, sobre estos fundamentos, haciendo gradualmente su camino en la senda correcta de creer en Dios, abandonando sus propios conceptos, obteniendo la dirección de Dios, las vidas de las personas crecerán inevitablemente paso a paso. ¿Sobre qué base se mide este crecimiento? Se mide de acuerdo a su experiencia con las palabras de Dios y su verdadero entendimiento del carácter justo de Dios. Aunque les resulta muy difícil usar sus propias palabras para describir con precisión su conocimiento de Dios y Su esencia durante este período de crecimiento, este grupo de personas ya no está subjetivamente dispuesto a perseguir el placer por medio del disfrute de la gracia de Dios, o a perseguir su propósito detrás de la creencia en Dios, que es obtener Su gracia. En su lugar, están dispuestos a buscar vivir por la palabra de Dios, a volverse un objeto de la salvación de Dios. Adicionalmente, poseen la confianza y están preparados para aceptar el juicio y el castigo de Dios. Esta es la marca de una persona en la etapa de crecimiento.

Aunque las personas en esta etapa tienen algún conocimiento del carácter justo de Dios, este conocimiento es muy difuso e indistinto. Aunque no pueden explicar claramente en esto, sienten que ya han ganado algo internamente, porque han obtenido alguna medida de conocimiento y entendimiento del carácter justo de Dios a través del castigo y el juicio de Dios; sin embargo, es todo bastante superficial, y sigue siendo una etapa elemental. Este grupo de personas tiene un punto de vista concreto con el que tratan la gracia de Dios. Este punto de vista se expresa en los cambios de los objetivos que persiguen y la forma en la que los persiguen. Ya han visto —en las palabras y la obra de Dios, en todos los tipos de Sus exigencias al hombre y en Sus revelaciones al hombre— que si siguen sin perseguir la verdad, si siguen sin buscar entrar en la realidad, si siguen sin buscar satisfacer y conocer a Dios cuando experimentan Sus palabras, perderán el sentido de creer en Dios. Ven que por mucho que disfruten de la gracia de Dios, no pueden cambiar su carácter, satisfacer o conocer a Dios, y que si viven continuamente en la gracia de Dios, nunca lograrán el crecimiento, obtendrán la vida o serán capaces de recibir la salvación. En resumen, si uno no puede experimentar verdaderamente las palabras de Dios y es incapaz de conocer a Dios por medio de Sus palabras, uno permanecería eternamente en la etapa de un bebé y nunca daría un solo paso adelante en el crecimiento de su vida. Si tú estás siempre en la etapa de un bebé, si nunca entras en la realidad de la palabra de Dios, si nunca eres capaz de vivir por la palabra de Dios, si nunca eres capaz de poseer una creencia y un conocimiento verdaderos a Dios, ¿hay alguna posibilidad para ti de ser completado por Dios? Por tanto, cualquiera que entre en la realidad de la palabra de Dios, cualquiera que acepte la palabra de Dios como su vida, cualquiera que empiece a aceptar el castigo y el juicio de Dios, cualquiera cuyo carácter corrupto comience a cambiar, y cualquiera que tenga un corazón que anhela la verdad, tiene un deseo de conocer a Dios, de aceptar la salvación de Dios, estas personas son aquellas que poseen verdaderamente la vida. Este es realmente el cuarto tipo de persona, el del niño que madura, la persona en la etapa de la niñez.

El quinto tipo es la etapa de la vida madura, o la etapa adulta

Después de experimentar la etapa de los primeros pasos de la niñez, esta etapa del crecimiento llena de repetidos percances, las vidas de las personas ya se han estabilizado, sus pasos hacia delante no se detienen más, ni nadie es capaz de obstaculizarles. Aunque la senda por delante sigue siendo accidentada y difícil, ya no son más débiles ni miedosos; ya no van a trompicones no pierden su rumbo. Sus fundamentos están profundamente arraigados en la experiencia práctica de la palabra de Dios. Sus corazones han sido atraídos por la dignidad y la grandeza de Dios. Anhelan seguir los pasos de Dios, conocer Su esencia, conocer a Dios en Su totalidad.

Las personas de esta etapa ya saben claramente en quién creen, y saben claramente por qué deberían creer en Dios y los sentidos de sus vidas respectivas; también saben claramente que todo lo que Dios expresa es la verdad. En sus muchos años de experiencia, se dan cuenta de que sin el juicio y el castigo de Dios, uno nunca será capaz de satisfacer o conocer a Dios, ni será verdaderamente capaz de venir delante de Dios. En los corazones respectivos de estas personas hay un fuerte deseo de ser probado por Dios, a fin de ver el carácter justo de Dios mientras están siendo probadas, de alcanzar un amor más puro, y al mismo tiempo ser capaz de entender y conocer a Dios más verdaderamente. Aquellos que se encuentran en esta etapa ya han dicho adiós totalmente a la etapa de bebé, la etapa de disfrutar de la gracia de Dios, de comer pan y llenarse. Ya no ponen esperanzas extravagantes en hacer que Dios los tolere y les muestre misericordia; en su lugar, tienen confianza en recibir y esperar el castigo y el juicio incesantes de Dios, para desechar de su carácter corrupto y satisfacer a Dios. Su conocimiento a Dios, sus búsquedas o los objetivos finales de estas: estas cosas están muy claras en sus corazones. Por tanto, las personas en la etapa adulta ya han dicho adiós totalmente a la etapa de la fe difusa, a la etapa en la que se basan en la gracia para la salvación, a la etapa de la vida inmadura que no puede soportar las pruebas, a la etapa de la confusión, de los trompicones, a la etapa de no tener frecuentemente un camino que tomar, el período inestable de alternar entre el calor y el frío repentinos, y a la etapa en la que uno sigue a Dios con los ojos tapados. Este tipo de persona recibe frecuentemente la ilustración y la iluminación de Dios, y se involucra a menudo en una asociación y comunicación sinceras con Dios. Uno puede decir que las personas que viven en esta etapa ya han comprendido parte de la voluntad de Dios; son capaces de entender los principios de la verdad en todo lo que hacen; saben cómo satisfacer el deseo de Dios. Además, ya han encontrado el camino hacia el conocimiento a Dios y han comenzado a dar testimonio de su conocimiento a Dios. Durante el proceso de crecimiento gradual, tienen un entendimiento y un conocimiento graduales de la voluntad de Dios, de la voluntad de Dios al crear a la humanidad, la voluntad de Dios al gestionar a la humanidad; adicionalmente, también tienen gradualmente un entendimiento y un conocimiento del carácter justo de Dios en términos de esencia. Ningún concepto ni imaginación humanos pueden reemplazar este conocimiento. Aunque uno no puede decir que en la quinta etapa la vida de una persona es completamente madura o llamar a esta persona justa o completa, este tipo de persona ya ha dado un paso hacia la etapa de la madurez en la vida; esta persona ya es capaz de venir delante de Dios, de estar frente a frente con la palabra de Dios y frente a frente con Dios. Debido a que este tipo de persona ha experimentado tanto de la palabra de Dios, innumerables pruebas y situaciones de disciplina, juicio y castigo de Dios, su sumisión a Dios no es relativa sino absoluta. Su conocimiento de Dios ha pasado de un conocimiento subconsciente a uno claro y preciso, de superficial a profundo, de confuso y borroso a meticuloso y tangible, y han cambiado de un titubeo extenuante y una búsqueda pasiva a un conocimiento natural y un testimonio proactivo. Se puede decir que las personas en esta etapa han poseído la realidad de la verdad de la palabra de Dios, que han entrado en un camino de perfección como el de Pedro. Este es el quinto tipo de persona, la que vive en un estado de madurez, la etapa adulta.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

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Testimonio cristiano en español 2020 | El camino a la purificación

Testimonio cristiano en español 2020 | El camino a la purificación

Allie era predicadora de una iglesia con más de 20 años de fe en el Señor y que viajaba por todas partes dando sermones. Sin embargo, con el tiempo perdió la sensación de que el Señor la guiaba y sus sermones carecían de nueva luz. No hacía más que pecar y confesar y no era capaz de cumplir las enseñanzas del Señor, lo que la frustraba enormemente. La lectura del versículo de la Biblia “La santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14) la dejó preocupada, ya que, como vivía en pecado y no había alcanzado la santidad, no podría entrar en el reino de los cielos cuando llegara el Señor. Por ello, empezó a esforzarse más en la lectura de la Biblia, en el ayuno y la oración, pero todo fue en vano. Un día, por casualidad, Allie descubre un sitio web en el que lee las palabras de Dios Todopoderoso. Queda prendada inmediatamente y su espíritu sediento recibe riego. Con la búsqueda y el estudio, acaba conociendo la principal causa de por qué vive en pecado, del que no puede liberarse, y encuentra la senda que la llevará a purificarse de su corrupción.

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domingo, 13 de diciembre de 2020

Palabras diarias de Dios | Fragmento 114 | "Dios mismo, el único II"

Palabras diarias de Dios | Fragmento 114 | "Dios mismo, el único II"

(Jonás 3) Y la palabra de Jehová vino a Jonás por segunda vez diciendo: Levántate, ve a Nínive, la gran ciudad y predícales el mensaje que Yo te doy. Entonces, Jonás se levantó y fue a Nínive, de acuerdo con la palabra de Jehová. Nínive era una ciudad extremadamente grande a tres días de camino. Y Jonás comenzó a entrar a la ciudad a un día de camino y gritó y dijo: En cuarenta días Nínive será destruida. Entonces la gente de Nínive creyó a Dios, y declararon un ayuno, y se pusieron un hábito de penitencia, desde el más importante hasta el menor de ellos. Porque el rey de Nínive se enteró y se levantó de su trono, se quitó su vestidura y se puso un hábito de penitencia y se sentó sobre cenizas. Y mandó que se proclamara y publicara mediante decreto del rey y sus nobles, ordenó a todo Nínive diciendo: Que ningún hombre ni bestia, manada o bandada, coman nada, ni siquiera que beban agua. Pero que todos los hombres y las bestias estén cubiertos con hábito de penitencia y que clamen con todas sus fuerzas a Dios; que todos se arrepientan de sus caminos de maldad y se despojen de toda la violencia de sus manos. ¿Cómo saber si Dios no cambiará y se arrepentirá, y se alejará de su gran ira, y no permitirá que muramos? Y Dios vio sus obras que ellos se habían arrepentido de su maldad; y Dios se arrepintió del mal que Él había anunciado para ellos y no lo cumplió.

Si tu creencia en Dios es verdadera, recibirás a menudo Su cuidado

El cambio de intenciones por parte de Dios hacia las personas de Nínive no implicaba dudas o ambigüedad. Más bien, era una transformación desde la ira pura a la tolerancia pura. Esta es una revelación verdadera de la esencia de Dios. Dios nunca está indeciso o inseguro en Sus acciones; los principios y propósitos detrás de Sus actos son todos claros y transparentes, puros y perfectos, con absolutamente ninguna estratagema o artimaña entretejida dentro. En otras palabras, la esencia de Dios no contiene tinieblas o maldad. Dios se enojó con los ninivitas debido a que sus actos malvados habían llegado a Sus ojos; en ese momento Su ira derivaba de Su esencia. Sin embargo, cuando la ira de Dios desapareció y Él concedió Su tolerancia sobre el pueblo de Nínive una vez más, todo lo que Él reveló era aún Su propia esencia. La totalidad de este cambio era debida a un cambio en la actitud del hombre hacia Dios. Durante todo este período de tiempo, el carácter que no se puede ofender de Dios no cambió; la esencia tolerante de Dios no cambió; la esencia amorosa y misericordiosa de Dios no cambió. Cuando las personas cometen actos malvados y ofenden a Dios, Él traerá Su ira sobre ellas. Cuando las personas se arrepienten verdaderamente, el corazón de Dios cambiará, y Su ira cesará. Cuando las personas continúan oponiéndose tozudamente a Dios, Su furia no cesará; Su ira los presionará poco a poco hasta que sean destruidos. Esta es la esencia del carácter de Dios. Independientemente de si Dios está expresando ira o misericordia y benignidad, la conducta, el comportamiento y la actitud hacia Dios en las profundidades de su corazón dictan aquello que se expresa por medio de la revelación del carácter de Dios. Si Dios somete continuamente a una persona a Su ira, el corazón de esta persona se opone indudablemente a Dios. Como nunca se ha arrepentido verdaderamente, no ha inclinado su cabeza delante de Dios ni ha poseído una verdadera creencia en Dios, nunca ha obtenido la misericordia y tolerancia de Dios. Si uno recibe a menudo el cuidado de Dios y obtiene frecuentemente Su misericordia y tolerancia, entonces esta persona tiene indudablemente una verdadera creencia en Dios en su corazón, y este no se opone a Dios. A menudo se arrepiente verdaderamente delante de Dios; por tanto, aunque la disciplina de Dios desciende frecuentemente sobre esta persona, Su ira no lo hará.

Este breve relato permite a las personas ver el corazón de Dios, ver la realidad de Su esencia, ver que el enojo de Dios y el cambio de Su corazón no se producen sin causa. A pesar del marcado contraste que Dios manifestó cuando estaba airado y cuando cambió Su corazón, que hace que las personas crean que parece que hay una gran brecha o un gran contraste entre estos dos aspectos de la esencia de Dios —Su ira y Su tolerancia— la actitud de Dios hacia el arrepentimiento de los ninivitas permite una vez más a las personas ver otro lado del verdadero carácter de Dios. El cambio de opinión de Dios verdaderamente permite a la humanidad ver de nuevo la verdad de la misericordia y la benignidad de Dios y ver la verdadera revelación de la esencia de Dios. La humanidad no tiene sino que reconocer que la misericordia y la benignidad de Dios no son mitos, ni invenciones. Esto es debido a que el sentimiento de Dios en ese momento era cierto; el cambio de opinión de Dios era cierto; Dios concedió de hecho Su misericordia y tolerancia a la humanidad una vez más.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”


LA ACTITUD DE DIOS HACIA EL HOMBRE


I

Dios es decidido en Sus actos. Los principios y metas de Dios son siempre claros y transparentes. Son todos puros y perfectos, sin ninguna artimaña o estratagema mezclada. En otras palabras, la esencia de Dios no contiene oscuridad, no contiene maldad.

II

Cuando la gente actúe mal y ofenda a Dios, Él desatará Su ira sobre ella, a menos que se arrepienta ante Él. Mientras la gente continúe oponiendo a Dios, Su ira no cesará, hasta destruirla. Este es el carácter de Dios. En otras palabras, la piedad o la ira de Dios está basada en los actos del hombre y su actitud hacia Dios.

III

Si Dios sigue sometiendo a alguien a Su ira, el corazón de esa persona sin duda se opone a Dios, porque nunca se arrepintió realmente, no ha agachado la cabeza ante Dios, o no ha creído realmente en Él. Nunca ha obtenido la piedad de Dios y Su tolerancia.

IV

Si uno suele recibir el cuidado de Dios y recibe Su piedad y tolerancia, entonces esta persona sin duda cree en Dios con su corazón. Y su corazón no se opone a Dios, y suele arrepentirse ante Él. Incluso si Dios impone Su disciplina sobre ella, Su ira no desatará. En otras palabras, la piedad o la ira de Dios está basada en los actos del hombre y su actitud hacia Dios.

De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

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