El Relámpago Oriental, Dios Todopoderoso, es la segunda venida del Señor Jesús. Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. ¡En tanto leas las palabras de Dios Todopoderoso, verás que Dios ha aparecido! Invitamos a quienes buscan la verdad con el corazón a venir aquí y mirar.
Música cristiana 2021 | Dios se hizo carne para obrar a causa de las necesidades del hombre
I
Dios no tiene nada que ver con ganancias o recompensas.
No habrá cosecha futura, solo lo que se le debe a Él.
Todo lo que hace por la humanidad no es para Su ganancia,
sino solo para la humanidad.
La obra de Dios en la carne es de inimaginable dificultad,
pero al final da más frutos
que la obra hecha por el Espíritu.
La carne no posee la identidad grandiosa del Espíritu,
no puede realizar actos sobrenaturales como Él,
mucho menos puede poseer la autoridad del Espíritu.
Aun así, la esencia de la obra de esta carne común
es mejor que la de la obra
que el Espíritu hace directamente.
Esta carne misma responde
a las necesidades de la humanidad.
Dios encarnado se ha hecho carne por una razón:
por las necesidades del hombre, no por las de Dios.
Sus sacrificios y sufrimientos son por el bien del hombre,
y no para el Dios mismo.
II
A quienes buscan la verdad y anhelan la aparición de Dios,
la obra del Espíritu solo los puede conmover o inspirar
y darles un sentido de asombro fuera de toda explicación,
un sentimiento de que Dios es trascendente y admirable,
aun así, inalcanzable para el hombre.
Pero Dios encarnado le da a la gente
palabras claras y metas reales a alcanzar,
un sentimiento de que Él es real, de que Él es normal,
un sentimiento de que Él es humilde y corriente.
Dios encarnado se ha hecho carne por una razón:
por las necesidades del hombre, no por las de Dios.
Sus sacrificios y sufrimientos son por el bien del hombre,
y no para el Dios mismo.
III
Aunque pueda temerle, el hombre puede relacionarse con Él.
Puede ver Su rostro y escuchar Su voz
y no tiene que contemplarlo desde lejos.
Esta carne es accesible al hombre,
Él no es distante ni impenetrable,
pero se puede ver y tocar: Él está en el mundo del hombre.
Dios encarnado se ha hecho carne por una razón:
por las necesidades del hombre, no por las de Dios.
Sus sacrificios y sufrimientos son por el bien del hombre,
y no para el Dios mismo.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”
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Palabras diarias de Dios | Fragmento 43 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"
Satanás tienta a Job una vez más (aparecen llagas por todo su cuerpo)
A. Las palabras que Dios pronunció
(Job 2:3) Y Jehová dijo a Satanás: ¿Has considerado a Mi siervo Job? No hay ningún otro como él en la tierra, un hombre perfecto y recto, que teme a Dios y se aparta del mal. Y aún mantiene su integridad, a pesar de que has tratado de ponerme contra él, de destruirlo sin ninguna razón.
(Job 2:6) Y Jehová le dijo a Satanás: Mira, él está en tu mano, pero salva su vida.
B. Las palabras que pronunció Satanás
(Job 2:4-5) Y Satanás respondió a Jehová, y dijo: Piel por piel, sí, el hombre dará todo lo que tiene a cambio de su vida. Pero estira Tu mano ahora y toca sus huesos y su carne y te maldecirá de frente.
C. Cómo lidia Job con la prueba
(Job 2:9-10) Entonces su esposa le dijo: “¿Todavía mantienes tu integridad? Maldice a Dios y muérete”. Pero él le dijo: “Tú hablas como habla una mujer tonta. ¿Qué? ¿Recibiremos de la mano de Dios todas las cosas buenas y no recibiremos la maldad?”. En todo esto Job no pecó con sus labios.
(Job 3:3) Que muera el día cuando nací y la noche en que se dijo: Que se conciba un niño.
El amor de Job por el camino de Dios supera todo lo demás
Las Escrituras documentan las palabras entre Dios y Satanás como sigue: “Y Jehová dijo a Satanás: ¿Has considerado a Mi siervo Job, no hay ningún otro como él en la tierra, un hombre perfecto y recto, que teme a Dios, y se aparta del mal? Y aún mantiene su integridad, a pesar de que has tratado de ponerme contra él, de destruirlo sin ninguna razón” (Job 2:3). En este diálogo, Dios repite la misma pregunta a Satanás. Es una pregunta que nos muestra la valoración positiva que Él hace de lo demostrado y vivido por Job durante la primera prueba, que no difiere de la que hizo antes de que pasara por la tentación de Satanás. Es decir, antes de que la tentación cayese sobre él, era perfecto a los ojos de Dios, y por eso Él lo protegía junto a su familia, y lo bendecía; Dios opinaba que era digno de ser bendecido. Después de la tentación, Job no pecó con sus labios por haber perdido sus propiedades y a sus hijos, sino que continuó alabando el nombre de Jehová. Su real conducta hizo que Dios le aplaudiese, y le diese la máxima calificación. Y es que, para Job, sus hijos o sus bienes no fueron suficientes para que él renunciase a Dios. En otras palabras, el lugar que Él ocupaba en su corazón no podían reemplazarlo sus hijos ni propiedad alguna. Durante la primera tentación de Job, le demostró a Dios que su amor por Él y por el camino del temor a Él y apartarse del mal superaba todo lo demás. Esta prueba no hizo más que proporcionarle a Job la experiencia de recibir una recompensa de Jehová Dios y de que Él le quitase sus propiedades y sus hijos.
Para Job, fue una experiencia real que limpió su alma, un bautismo de vida que completó su existencia y, además, un banquete suntuoso que puso a prueba su obediencia a Dios y su temor de Él. Esta tentación transformó la posición de Job, dejó de ser un hombre rico para convertirse en alguien que no tiene nada, y también le permitió experimentar el maltrato al que Satanás somete a la humanidad. Su miseria no provocó que aborreciese a este, sino que vio su fealdad y lo despreciable que era en sus actos viles, así como su enemistad con Dios y su rebelión contra Él. Esto lo alentó más a mantenerse siempre firme en el camino de temer a Dios y apartarse del mal. Juró que nunca abandonaría a Dios ni se volvería de Su camino por factores externos como la propiedad, los hijos o los familiares, y que no sería nunca un esclavo de Satanás, de las propiedades ni de persona alguna; aparte de Jehová Dios, nadie podía ser su Señor, o su Dios. Esas eran las aspiraciones de Job. En la otra cara de la tentación, Job también había adquirido algo: había obtenido grandes riquezas en medio de las pruebas que Dios le puso.
Durante su vida, a lo largo de varias décadas anteriores, Job había observado los hechos de Jehová y obtenido Sus bendiciones, que le hacían sentirse enormemente incómodo y endeudado. Creía no haber hecho nada por Dios, y sin embargo le habían legado grandes bendiciones y había disfrutado de mucha gracia. Por esta razón, oraba con frecuencia en su corazón, esperando ser capaz de corresponderle a Dios, de tener la oportunidad de dar testimonio de Sus hechos y grandeza, de que Dios pusiera a prueba su obediencia y, además, de que su fe pudiera purificarse, hasta que ambas cosas obtuviesen la aprobación de Dios. Y cuando la prueba cayó sobre Job, creyó que Dios había oído sus oraciones. Job valoró esta oportunidad más que cualquier otra cosa, y por eso no se atrevió a tratarla con ligereza, porque se podría materializar el mayor deseo de toda su vida. La llegada de esta oportunidad significaba que su obediencia y su temor de Dios podían ponerse a prueba, y ser purificados. Además, significaba que Job tenía la oportunidad de obtener la aprobación de Dios, y acercarse más a Él. Durante la prueba, esa fe y esa búsqueda le permitieron ser más perfecto, y obtener un entendimiento mayor de Su voluntad. Job también se volvió más agradecido por las bendiciones y las gracias divinas, derramó una mayor alabanza sobre los hechos de Dios en su corazón, era más temeroso y reverente de Él, y anhelaba más Su encanto, Su grandeza, y Su santidad. En este momento, aunque a los ojos de Dios Job seguía siendo alguien que le temía y se apartaba del mal, en relación a sus experiencias, su fe y su conocimiento habían dado pasos de gigante: su fe había aumentado, su obediencia se había afianzado, y su temor de Dios se había vuelto más profundo. Aunque esta prueba transformó el espíritu y la vida de Job, la transformación no satisfizo a Job ni hizo más lento su progreso. Al mismo tiempo que calculaba lo que había ganado con esta prueba, y consideraba sus propias deficiencias, oró tranquilamente, esperando la llegada de la prueba siguiente, porque anhelaba que su fe, su obediencia y su temor de Dios se elevaran durante la siguiente prueba de Dios.
Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
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Música cristiana 2020 | Cómo entrar en la realidad de las palabras de Dios
I
La gente que se gasta de verdad por Dios
ponen todo su ser ante Él,
se someten genuinamente a todas Sus declaraciones,
y son capaces de poner en práctica Sus palabras.
Hacen de las palabras de Dios el fundamento de su existencia,
y son capaces de buscar con sinceridad entre las palabras de Dios
para averiguar qué partes practicar.
Así es la gente que vive realmente ante Dios.
Si lo que haces es beneficioso para tu vida,
si comiendo y bebiendo de Sus palabras
puedes suplir tus necesidades interiores y tus deficiencias,
de forma que tu carácter vital se transforme,
entonces esto satisfará la voluntad de Dios.
II
Si actúas de acuerdo a las exigencias de Dios,
y si no satisfaces a la carne
sino que en vez de eso satisfaces Su voluntad,
entonces en esto habrás entrado en la realidad de Sus palabras.
Cuando se habla de entrar de manera más realista
en la realidad de las palabras de Dios,
esto significa que puedes llevar a cabo tu obligación,
y cumplir las exigencias de Dios.
Sólo estos tipos de acciones prácticas
pueden denominarse entrar en la realidad de Sus palabras.
Si eres capaz de entrar en esta realidad,
entonces poseerás la verdad, poseerás la verdad.
Este es el principio de entrar en la realidad;
primero debes llevar a cabo este entrenamiento,
y sólo después de esto podrás entrar en realidades incluso más profundas.
Sólo después de esto podrás entrar en realidades incluso más profundas.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”
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Palabras diarias de Dios | Fragmento 42 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"
La reacción de Job
(Job 1:20-21) Entonces Job se levantó y rasgó su ropa; se afeitó la cabeza y cayó al suelo en adoración diciendo: Salí desnudo del vientre de mi madre y desnudo regresaré a él; Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová.
Que Job asuma que debe devolver todo lo que posee brota de su temor de Dios
Después de que Dios dijera a Satanás: “Todo lo que él posee está en tu poder, solo que no pongas tu mano sobre él”, este partió, y pronto se sucedieron ataques repentinos y feroces contra Job: primero, le robaron sus bueyes y asnos, y mataron a sus siervos; después, sus ovejas y siervos se quemaron hasta la destrucción; a continuación, le robaron sus camellos y mataron a sus siervos; finalmente, sus hijos murieron. Esta cadena de ataques fue el tormento sufrido por Job durante la primera tentación. Tal como Dios ordenó, las posesiones de Job y sus hijos fueron el objetivo de estos ataques; él no sufrió daño alguno. Sin embargo, en un instante, Job pasó de ser un hombre poseedor de grandes riquezas a alguien que no tenía nada. Nadie podría haber resistido este asombroso golpe por sorpresa ni haber reaccionado adecuadamente frente al mismo, pero Job puso de manifiesto su lado extraordinario. Las Escrituras proveen el siguiente relato: “Entonces Job se levantó y rasgó su ropa; se afeitó la cabeza y cayó al suelo en adoración”. Esta fue la primera reacción de Job tras oír que había perdido a sus hijos y todas sus propiedades. Sobre todo, no pareció sorprendido ni asustado, ni mucho menos expresó ira u odio. Ves, por tanto, que en su corazón ya había reconocido que estos desastres no eran un accidente ni provenían de la mano del hombre, y mucho menos eran la llegada de la retribución o el castigo. En su lugar, las pruebas de Jehová habían venido sobre él; era Jehová quien quería tomar sus propiedades y sus hijos. Job estaba muy tranquilo y con las ideas muy claras. Su humanidad perfecta y recta le permitía emitir, de forma racional y natural, juicios y decisiones precisos sobre los desastres que habían caído sobre él y, en consecuencia, se comportó con una calma inusual: “Entonces Job se levantó y rasgó su ropa; se afeitó la cabeza y cayó al suelo en adoración”. “Rasgó su ropa” significa que estaba desnudo, y no tenía nada; “se afeitó la cabeza” significa que había vuelto delante de Dios como un bebé recién nacido; “cayó al suelo en adoración” significa que había venido al mundo desnudo, y en ese día, todavía sin nada, había regresado a Dios como un recién nacido. Ninguna criatura de Dios habría podido tener la actitud de Job frente a todo lo que le había sucedido. Su fe en Jehová superaba el ámbito de la creencia; ese era su temor de Dios, su obediencia a Él, y no sólo fue capaz de dar gracias a Dios por darle cosas, sino también por quitárselas. Además, fue capaz de asumir que tenía que devolver todo lo que poseía, incluida su vida.
El temor que Job tenía de Dios y su obediencia a Él son un ejemplo para la especie humana, y su perfección y rectitud fueron la cúspide de la humanidad que el hombre debería poseer. Aunque no veía a Dios, era consciente de que Él existía realmente, y esta consciencia hacía que le temiera; podía obedecerle por su temor de Él. Dio rienda suelta a Dios para que tomase todo lo que tenía, sin quejarse, y se postró delante de Él y manifestó que, incluso si Dios tomaba su carne en ese mismo momento, él le permitiría hacerlo con alegría, sin quejarse. Toda su conducta se debía a su humanidad perfecta y recta. Es decir, como consecuencia de su inocencia, su honestidad y su bondad Job no se tambaleó en su conciencia y experiencia de la existencia de Dios, y sobre este fundamento se impuso exigencias y estandarizó su pensamiento, su comportamiento, su conducta y sus principios de acción delante de Dios, según Él lo dirigiera y de acuerdo con Sus hechos, que él había visto entre todas las cosas. A lo largo del tiempo, sus experiencias provocaron en él un temor real y práctico, y le hicieron apartarse del mal. Esta era la fuente de la integridad a la que Job se aferraba con firmeza. Su humanidad era sincera, inocente y amable, y tenía una experiencia práctica de temor y obediencia a Dios, y de apartarse del mal, así como el conocimiento de que “Jehová dio, y Jehová quitó”. Sólo por estas cosas fue capaz de permanecer firme y dar testimonio en medio de los ataques despiadados de Satanás; sólo por ellas fue capaz de no decepcionar a Dios y darle una respuesta satisfactoria cuando Sus pruebas cayeron sobre él. Aunque la conducta de Job durante la primera tentación fue muy recta, las generaciones posteriores no tenían asegurado lograr esa rectitud ni siquiera después de una vida de esfuerzos, ni poseerían necesariamente la conducta de Job descrita más arriba. Hoy, frente a la conducta recta de Job, y comparándola con el clamor y la determinación de “obediencia absoluta y lealtad hasta la muerte” que muestran quienes afirman creer en Dios y seguirle, ¿os sentís profundamente avergonzados o no?
Cuando lees en las escrituras todo lo que Job y su familia sufrieron, ¿cuál es tu reacción? ¿Te pierdes en tus pensamientos? ¿Estás sorprendido? ¿Podrían definirse como “terribles” las pruebas que cayeron sobre Job? En otras palabras, es suficientemente espantoso leer de las pruebas de Job descritas en las Escrituras, por no mencionar cómo habrían sido en realidad. Ves, pues, que lo que cayó sobre Job no fue un simulacro, sino una “batalla” real, con “pistolas” y “balas”. ¿Pero de quién era la mano que lo sometió a estas pruebas? Por supuesto, Satanás las ejecutó personalmente; pero fueron autorizadas por Dios. ¿Dijo Él a Satanás con qué medios tentar a Job? No. Simplemente puso una condición, tras la cual la tentación cayó sobre Job. Cuando esto ocurrió, las personas contemplaron un sentido de la maldad y la fealdad de Satanás, de su malicia y su desprecio del hombre, de su enemistad con Dios. En esto vemos que las palabras no pueden describir el grado de crueldad de esta tentación. Puede decirse que la naturaleza maliciosa con la que Satanás maltrató al hombre, y su feo rostro, se revelaron por completo en ese momento. Aprovechó la oportunidad que Dios le había permitido para someter a Job a un maltrato febril y despiadado, cuyo método y nivel de crueldad fueron inimaginables y completamente intolerables para las personas de hoy. En lugar de decir que Job fue tentado por Satanás, y que se mantuvo firme durante esta tentación, es mejor decir que en las pruebas establecidas por Dios para él, Job se embarcó en una competición con Satanás para proteger su perfección y rectitud, y defender su camino de temer a Dios y apartarse del mal. En esta pugna, Job perdió una montaña de ovejas y ganado, todas sus propiedades, sus hijos, pero no abandonó su perfección, su rectitud, su temor de Dios. Dicho de otro modo, en esta lucha contra Satanás prefirió verse privado de sus propiedades y de sus hijos antes que perder su perfección, su rectitud, y su temor de Dios. Prefirió aferrarse a la raíz de lo que significa ser un hombre. Las Escrituras proveen un relato conciso de todo el proceso por el cual Job perdió sus bienes, y también documentan la conducta y la actitud de Job. Estos relatos concisos y breves dan la sensación de que Job estaba casi relajado cuando afrontó esta tentación; pero si se tuviese que recrear lo que ocurrió en realidad, sumado a lo que es la naturaleza maliciosa de Satanás, las cosas no serían tan simples o fáciles como se describen en estas frases. La realidad fue mucho más cruel. Así es el nivel de devastación y odio con el que Satanás trata a la humanidad y a todos los que son aprobados por Dios. Si Él no le hubiera ordenado que no le hiciera daño a Job, sin duda lo habría matado sin el menor reparo. Satanás no quiere que se adore a Dios ni que quienes son justos, perfectos y rectos a Sus ojos puedan seguir temiendo a Dios y apartándose del mal, porque esto significa que se alejan de Satanás y lo abandonan. Por ello, se aprovechó del permiso de Dios para acumular sin misericordia toda su rabia y su odio sobre Job. Ves, pues, lo grande que fue el tormento sufrido por Job, desde la mente hasta la carne, desde el exterior hasta el interior. Hoy no vemos cómo fue en aquel momento, y en los relatos de la Biblia sólo podemos entrever las emociones de Job cuando se vio sometido al tormento en su día.
La sólida integridad de Job avergüenza a Satanás y hace que huya presa del pánico
¿Qué hizo Dios cuando Job se sometió a este tormento? Observó, vio y esperó el desenlace. ¿Cómo se sentía mientras observaba y aguardaba el resultado? Apesadumbrado, por supuesto. Pero, como resultado de Su pesar, ¿pudo haberse arrepentido de permitirle a Satanás que tentara a Job? La respuesta es no. Y es que Él creía firmemente que Job era perfecto y recto, que le temía y se apartaba del mal. Dios le había dado, sencillamente, a Satanás la oportunidad de verificar la justicia de Job delante de Él, y de revelar su propia maldad y lo despreciable de su ser. Además, fue una oportunidad para que Job diese testimonio, delante de las personas del mundo, de Satanás y hasta de los que siguen a Dios, de su justicia, de su temor de Dios, y de que se apartaba del mal. ¿Demostró el desenlace final que la valoración que Dios había hecho de Job fue correcta y sin error? ¿Venció realmente Job a Satanás? Aquí leemos las palabras arquetípicas habladas por Job, palabras que demuestran que lo venció. Él declaró: “Salí desnudo del vientre de mi madre y desnudo regresaré a él”. Esta es la actitud de obediencia de Job a Dios. Después, afirmó: “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová”. Estas palabras pronunciadas por Job demuestran que Dios observa las profundidades del corazón del hombre, que puede mirar dentro de la mente del hombre, que Su aprobación de Job es inequívoca, y que este hombre aprobado por Dios era justo. “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová”. Estas palabras, que son el testimonio que Job da de Dios, son normales, pero fueron las que acobardaron a Satanás, las que lo avergonzaron y provocaron que huyera presa del pánico; además, lo encadenaron y dejaron sin recursos. Estas palabras también hicieron que Satanás sintiese lo maravilloso y poderoso de los hechos de Jehová Dios, y permitieron que percibiese el extraordinario carisma de alguien cuyo corazón estaba gobernado por el camino de Dios. Aún más, esas palabras le demostraron a Satanás la poderosa vitalidad mostrada por un hombre pequeño e insignificante al adherirse al camino de temer a Dios y de apartarse del mal. Satanás salió así derrotado de la primera competencia. A pesar de su “percepción obtenida duramente”, no tenía intención de dejar ir a Job ni se produjo cambio alguno en su naturaleza maliciosa. Satanás trató de seguir atacándole, y se presentó delante de Dios una vez más…
Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
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Música cristiana 2021 | Dios lamenta el futuro de la humanidad
I
En este vasto mundo que ha cambiado
tantas veces incluso desde antes de la historia,
no hay nadie para al hombre dirigir y guiar,
nadie más que Él, que gobierna sobre todos.
Ningún señor poderoso trabaja y se prepara
por el bien de esta humanidad.
Nadie puede conducirla a un futuro brillante,
ni liberarla de la injusticia de este mundo.
Dios lamenta el futuro de la humanidad.
¡Cómo se aflige por su caída!
Siente tristeza por la marcha de la humanidad
hacia la decadencia en un camino sin retorno.
El hombre se ha rebelado y ha roto el corazón de Dios;
recorrió el camino de Satanás.
Y a nadie se le ha ocurrido pensar
hacia dónde irá finalmente la humanidad.
II
¿Quién se detendrá a percibir la ira de Dios?
¿Quién buscará agradarle y acercarse a Él?
¿Quién verá Su tristeza o intentará comprender el dolor que Él siente?
Incluso escuchando Su llamada,
se dirigen hacia el camino que los aleja
de la misericordia de Dios, la verdad y Su gracia;
voluntariamente, se venden a Satanás.
Dios lamenta el futuro de la humanidad.
¡Cómo se aflige por su caída!
Siente tristeza por la marcha de la humanidad
hacia la decadencia en un camino sin retorno.
El hombre se ha rebelado y ha roto el corazón de Dios;
recorrió el camino de Satanás.
Y a nadie se le ha ocurrido pensar
hacia dónde irá finalmente la humanidad.
III
¿Cómo es que Dios actuará contra los que lo desafían y lo rechazan?
Sepan que las advertencias de Dios son siempre seguidas
por un desastre sombrío difícil de tolerar.
No sólo castiga la carne, también el alma del hombre.
Quién sabe la ira que Dios tiene guardada@para ellos cuando Su voz es ignorada.
Ira que el hombre nunca sintió ni escuchó.
Esta calamidad es única;
la única creación y salvación planeada por Dios.
Esta es la primera y la última.
Nadie puede sentir con su corazón el amor angustiado de Dios,
Su ferviente deseo de salvar a la humanidad.
Dios lamenta el futuro de la humanidad.
¡Cómo se aflige por su caída!
Siente tristeza por la marcha de la humanidad
hacia la decadencia en un camino sin retorno.
El hombre se ha rebelado y ha roto el corazón de Dios;
recorrió el camino de Satanás.
Y a nadie se le ha ocurrido pensar
hacia dónde irá finalmente la humanidad,
hacia dónde irá finalmente la humanidad.
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Palabras diarias de Dios | Fragmento 30 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo I"
(Génesis 9:11-13) Yo haré Mi pacto con vosotros, ninguna carne será cortada nunca más por las aguas de una inundación; ni habrá una inundación nunca más que destruya la tierra. Y Dios dijo: Este es el signo del pacto que hago entre Yo y vosotros y cada criatura viviente que esté con vosotros, por generaciones perpetuas. Pongo Mi arcoíris en las nubes, y ese será el signo de un pacto entre Yo y la tierra.
Al final de la historia de Noé, vemos que Dios usó un método inusual para expresar Sus sentimientos en ese momento. Este método es muy especial, y consiste en hacer un pacto con el hombre. Es un procedimiento que declara el final del uso de un diluvio por parte de Dios para destruir el mundo. Desde fuera, hacer un pacto parece una cosa muy ordinaria. Tan sólo se trata de usar palabras para obligar a ambas partes a no infringir actos, para ayudar a conseguir el propósito de proteger los intereses de ambas partes. En su forma, es algo muy ordinario, pero las motivaciones subyacentes y el sentido de Dios al hacer esto, lo convierten en una revelación verdadera del carácter y del estado anímico de Dios. Si dejáis de lado estas palabras y las ignoráis, si nunca os cuento la verdad de ellas, la humanidad nunca conocerá realmente el pensamiento de Dios. Quizás en tu imaginación Él está sonriendo cuando hace este pacto, o quizás Su expresión es seria; sin embargo, cualquiera que sea el tipo común de expresión de Dios en las imaginaciones de las personas, nadie puede ver Su corazón o Su dolor, y mucho menos Su soledad. Nadie puede hacer que Dios confíe en él, ser digno de Su confianza o ser alguien a quien Él puede expresarle Sus pensamientos o confiarle Su dolor. Por esta razón Dios no tuvo más elección que actuar así. En apariencia Dios hizo algo fácil para despedirse de la humanidad anterior, resolviendo el pasado y trazando una conclusión perfecta a Su destrucción del mundo con el diluvio. Sin embargo, Él había enterrado el dolor de aquel momento en lo profundo de Su corazón. En un momento en el que no tenía a nadie en quien confiar, hizo un pacto con la humanidad, prometiéndole que no volvería a destruir el mundo con un diluvio. Cuando el arco iris aparece es para recordar a las personas que eso ya ocurrió una vez, para advertirles que no hagan cosas malas. Incluso en un estado tan doloroso, Dios no se olvidó de la humanidad y siguió mostrando mucha preocupación por ella. ¿No es esto el amor y la generosidad de Dios? ¿Qué piensan las personas cuando están sufriendo? ¿No es este el momento en que más necesitan a Dios? En momentos así, las personas siempre involucran a Dios para que Él pueda aliviarlas. No importa cuando, Él nunca abandonará a la persona, y siempre permitirá que salga de sus apuros y viva en la luz. Aunque Dios provee así a la humanidad, en el corazón del hombre Dios sólo es una pastilla tranquilizante, un tónico para aliviar. Cuando Él está sufriendo, cuando Su corazón está herido, tener a un ser creado o a cualquier persona haciéndole compañía o consolándolo es sin duda un deseo extravagante para Dios. El hombre nunca presta atención a Sus sentimientos, por lo que Él nunca pide ni espera que haya alguien que pueda consolarlo. Simplemente usa Sus propios métodos para expresar Su estado de ánimo. Las personas no creen que a Dios le cueste tanto pasar por algún sufrimiento, pero sólo cuando intentas entenderle de verdad, cuando puedes apreciar genuinamente Sus intenciones sinceras en todo lo que hace, puedes sentir la grandeza de Dios y Su abnegación. Aunque Dios hizo un pacto con la humanidad por medio del arco iris, nunca le dijo a nadie por qué lo hizo, por qué lo estableció, y esto significa que nunca le contó a nadie Sus pensamientos reales. Esto se debe a que nadie puede comprender la profundidad del amor que Dios tiene por la humanidad que Él creó con Sus propias manos, como tampoco hay nadie que pueda apreciar cuánto dolor sufrió Su corazón cuando destruyó a la humanidad. Por tanto, aunque Él le diga a las personas cómo se siente, ellas no pueden hacerse cargo de esta confianza. A pesar de estar dolido, prosigue con el siguiente paso de Su obra. Dios siempre da Su mejor lado y las mejores cosas a la humanidad, mientras Él soporta en silencio todo el sufrimiento en solitario. Dios nunca revela abiertamente estos sufrimientos, sino que los soporta y espera en silencio. La durabilidad de Dios no es fría, insensible o indefensa, ni tampoco es una señal de debilidad. Es que el amor y la esencia de Dios siempre han sido abnegados. Esta es una revelación natural de Su esencia y carácter, y una representación genuina de la identidad de Dios como verdadero Creador.
Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
EL AMOR Y LA ESENCIA DE DIOS SON ABNEGADOS
Dios da lo mejor, Su mejor lado da. Las mejores cosas da.
I
Nunca revela Su sufrimiento. Él sufre esperando en silencio. No es insensibilidad ni una muestra de debilidad. El amor y la esencia de Dios son siempre abnegados. Dios da lo mejor, Su mejor lado da. Da las mejores cosas, da. Por toda la humanidad Él sufre, Él sufre en silencio. En silencio da, da lo mejor de sí.
II
Nunca revela Su sufrimiento. Dios, Él sufre esperando en silencio. Esta es la expresión de Su esencia y carácter, de quién es Él en realidad: el Creador de todo. Dios da lo mejor, Su mejor lado da. Da las mejores cosas, da. Por la humanidad Él sufre, Él sufre en silencio. En silencio da, da lo mejor de sí. Da lo mejor de sí, Él da lo mejor de sí.
III
Dios da lo mejor, Su mejor lado da. Da las mejores cosas, da. Por la humanidad Él sufre, Él sufre en silencio. En silencio da. En silencio, en silencio da lo mejor de sí, lo mejor de sí.
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Música cristiana 2021 | Dios encarnado de los últimos días principalmente hace la obra de la palabra
I
Dios de los últimos días termina la Era de la Gracia,
ilumina y perfecciona con Sus palabras,
que remueven el concepto vago de Dios del corazón del hombre.
Esta no es la etapa de la obra que Jesús hizo al venir.
Curó enfermos e hizo milagros,
predicó el evangelio del reino de los cielos,
y fue crucificado para a toda la gente redimir.
Por eso el hombre imaginó que así es como siempre Dios sería.
Dios encarnado de los últimos días
cumple y revela todo con palabras.
Y en Sus palabras tú ves lo que es;
en Sus palabras ves que Él es Dios.
II
Dios de los últimos días
borra vagas nociones de Dios del corazón del hombre.
A través de Sus palabras y hechos,
y Su normal obra real junto a la gente,
el hombre ve la realidad de Dios,
y deja de creer en un Dios difuso.
A través de las palabras de Dios encarnado,
completa al hombre y cumple todas las cosas.
Esta es la obra que Dios va a alcanzar
en el fin de los tiempos.
Dios encarnado de los últimos días
cumple y revela todo con palabras.
Y en Sus palabras tú ves lo que es;
en Sus palabras ves que Él es Dios.
III
Dios encarnado habla sólo palabras
porque esta es Su obra en la tierra.
Tú puedes ver lo que es escuchando Sus palabras:
poderoso, humilde, supremo.
Dios encarnado habla sólo palabras
porque esta es Su obra en la tierra.
Tú puedes ver lo que es escuchando Sus palabras:
poderoso, humilde, supremo.
Dios encarnado de los últimos días
cumple y revela todo con palabras.
Y en Sus palabras tú ves lo que es;
en Sus palabras ves que Él es...
Dios encarnado de los últimos días
cumple y revela todo con palabras.
Y en Sus palabras tú ves lo que es;
en Sus palabras ves que Él es Dios.
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Palabras diarias de Dios | Fragmento 42 | "La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II"
La reacción de Job
(Job 1:20-21) Entonces Job se levantó y rasgó su ropa; se afeitó la cabeza y cayó al suelo en adoración diciendo: Salí desnudo del vientre de mi madre y desnudo regresaré a él; Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová.
Que Job asuma que debe devolver todo lo que posee brota de su temor de Dios
Después de que Dios dijera a Satanás: “Todo lo que él posee está en tu poder, solo que no pongas tu mano sobre él”, este partió, y pronto se sucedieron ataques repentinos y feroces contra Job: primero, le robaron sus bueyes y asnos, y mataron a sus siervos; después, sus ovejas y siervos se quemaron hasta la destrucción; a continuación, le robaron sus camellos y mataron a sus siervos; finalmente, sus hijos murieron. Esta cadena de ataques fue el tormento sufrido por Job durante la primera tentación. Tal como Dios ordenó, las posesiones de Job y sus hijos fueron el objetivo de estos ataques; él no sufrió daño alguno. Sin embargo, en un instante, Job pasó de ser un hombre poseedor de grandes riquezas a alguien que no tenía nada. Nadie podría haber resistido este asombroso golpe por sorpresa ni haber reaccionado adecuadamente frente al mismo, pero Job puso de manifiesto su lado extraordinario. Las Escrituras proveen el siguiente relato: “Entonces Job se levantó y rasgó su ropa; se afeitó la cabeza y cayó al suelo en adoración”. Esta fue la primera reacción de Job tras oír que había perdido a sus hijos y todas sus propiedades. Sobre todo, no pareció sorprendido ni asustado, ni mucho menos expresó ira u odio. Ves, por tanto, que en su corazón ya había reconocido que estos desastres no eran un accidente ni provenían de la mano del hombre, y mucho menos eran la llegada de la retribución o el castigo. En su lugar, las pruebas de Jehová habían venido sobre él; era Jehová quien quería tomar sus propiedades y sus hijos. Job estaba muy tranquilo y con las ideas muy claras. Su humanidad perfecta y recta le permitía emitir, de forma racional y natural, juicios y decisiones precisos sobre los desastres que habían caído sobre él y, en consecuencia, se comportó con una calma inusual: “Entonces Job se levantó y rasgó su ropa; se afeitó la cabeza y cayó al suelo en adoración”. “Rasgó su ropa” significa que estaba desnudo, y no tenía nada; “se afeitó la cabeza” significa que había vuelto delante de Dios como un bebé recién nacido; “cayó al suelo en adoración” significa que había venido al mundo desnudo, y en ese día, todavía sin nada, había regresado a Dios como un recién nacido. Ninguna criatura de Dios habría podido tener la actitud de Job frente a todo lo que le había sucedido. Su fe en Jehová superaba el ámbito de la creencia; ese era su temor de Dios, su obediencia a Él, y no sólo fue capaz de dar gracias a Dios por darle cosas, sino también por quitárselas. Además, fue capaz de asumir que tenía que devolver todo lo que poseía, incluida su vida.
El temor que Job tenía de Dios y su obediencia a Él son un ejemplo para la especie humana, y su perfección y rectitud fueron la cúspide de la humanidad que el hombre debería poseer. Aunque no veía a Dios, era consciente de que Él existía realmente, y esta consciencia hacía que le temiera; podía obedecerle por su temor de Él. Dio rienda suelta a Dios para que tomase todo lo que tenía, sin quejarse, y se postró delante de Él y manifestó que, incluso si Dios tomaba su carne en ese mismo momento, él le permitiría hacerlo con alegría, sin quejarse. Toda su conducta se debía a su humanidad perfecta y recta. Es decir, como consecuencia de su inocencia, su honestidad y su bondad Job no se tambaleó en su conciencia y experiencia de la existencia de Dios, y sobre este fundamento se impuso exigencias y estandarizó su pensamiento, su comportamiento, su conducta y sus principios de acción delante de Dios, según Él lo dirigiera y de acuerdo con Sus hechos, que él había visto entre todas las cosas. A lo largo del tiempo, sus experiencias provocaron en él un temor real y práctico, y le hicieron apartarse del mal. Esta era la fuente de la integridad a la que Job se aferraba con firmeza. Su humanidad era sincera, inocente y amable, y tenía una experiencia práctica de temor y obediencia a Dios, y de apartarse del mal, así como el conocimiento de que “Jehová dio, y Jehová quitó”. Sólo por estas cosas fue capaz de permanecer firme y dar testimonio en medio de los ataques despiadados de Satanás; sólo por ellas fue capaz de no decepcionar a Dios y darle una respuesta satisfactoria cuando Sus pruebas cayeron sobre él. Aunque la conducta de Job durante la primera tentación fue muy recta, las generaciones posteriores no tenían asegurado lograr esa rectitud ni siquiera después de una vida de esfuerzos, ni poseerían necesariamente la conducta de Job descrita más arriba. Hoy, frente a la conducta recta de Job, y comparándola con el clamor y la determinación de “obediencia absoluta y lealtad hasta la muerte” que muestran quienes afirman creer en Dios y seguirle, ¿os sentís profundamente avergonzados o no?
Cuando lees en las escrituras todo lo que Job y su familia sufrieron, ¿cuál es tu reacción? ¿Te pierdes en tus pensamientos? ¿Estás sorprendido? ¿Podrían definirse como “terribles” las pruebas que cayeron sobre Job? En otras palabras, es suficientemente espantoso leer de las pruebas de Job descritas en las Escrituras, por no mencionar cómo habrían sido en realidad. Ves, pues, que lo que cayó sobre Job no fue un simulacro, sino una “batalla” real, con “pistolas” y “balas”. ¿Pero de quién era la mano que lo sometió a estas pruebas? Por supuesto, Satanás las ejecutó personalmente; pero fueron autorizadas por Dios. ¿Dijo Él a Satanás con qué medios tentar a Job? No. Simplemente puso una condición, tras la cual la tentación cayó sobre Job. Cuando esto ocurrió, las personas contemplaron un sentido de la maldad y la fealdad de Satanás, de su malicia y su desprecio del hombre, de su enemistad con Dios. En esto vemos que las palabras no pueden describir el grado de crueldad de esta tentación. Puede decirse que la naturaleza maliciosa con la que Satanás maltrató al hombre, y su feo rostro, se revelaron por completo en ese momento. Aprovechó la oportunidad que Dios le había permitido para someter a Job a un maltrato febril y despiadado, cuyo método y nivel de crueldad fueron inimaginables y completamente intolerables para las personas de hoy. En lugar de decir que Job fue tentado por Satanás, y que se mantuvo firme durante esta tentación, es mejor decir que en las pruebas establecidas por Dios para él, Job se embarcó en una competición con Satanás para proteger su perfección y rectitud, y defender su camino de temer a Dios y apartarse del mal. En esta pugna, Job perdió una montaña de ovejas y ganado, todas sus propiedades, sus hijos, pero no abandonó su perfección, su rectitud, su temor de Dios. Dicho de otro modo, en esta lucha contra Satanás prefirió verse privado de sus propiedades y de sus hijos antes que perder su perfección, su rectitud, y su temor de Dios. Prefirió aferrarse a la raíz de lo que significa ser un hombre. Las Escrituras proveen un relato conciso de todo el proceso por el cual Job perdió sus bienes, y también documentan la conducta y la actitud de Job. Estos relatos concisos y breves dan la sensación de que Job estaba casi relajado cuando afrontó esta tentación; pero si se tuviese que recrear lo que ocurrió en realidad, sumado a lo que es la naturaleza maliciosa de Satanás, las cosas no serían tan simples o fáciles como se describen en estas frases. La realidad fue mucho más cruel. Así es el nivel de devastación y odio con el que Satanás trata a la humanidad y a todos los que son aprobados por Dios. Si Él no le hubiera ordenado que no le hiciera daño a Job, sin duda lo habría matado sin el menor reparo. Satanás no quiere que se adore a Dios ni que quienes son justos, perfectos y rectos a Sus ojos puedan seguir temiendo a Dios y apartándose del mal, porque esto significa que se alejan de Satanás y lo abandonan. Por ello, se aprovechó del permiso de Dios para acumular sin misericordia toda su rabia y su odio sobre Job. Ves, pues, lo grande que fue el tormento sufrido por Job, desde la mente hasta la carne, desde el exterior hasta el interior. Hoy no vemos cómo fue en aquel momento, y en los relatos de la Biblia sólo podemos entrever las emociones de Job cuando se vio sometido al tormento en su día.
La sólida integridad de Job avergüenza a Satanás y hace que huya presa del pánico
¿Qué hizo Dios cuando Job se sometió a este tormento? Observó, vio y esperó el desenlace. ¿Cómo se sentía mientras observaba y aguardaba el resultado? Apesadumbrado, por supuesto. Pero, como resultado de Su pesar, ¿pudo haberse arrepentido de permitirle a Satanás que tentara a Job? La respuesta es no. Y es que Él creía firmemente que Job era perfecto y recto, que le temía y se apartaba del mal. Dios le había dado, sencillamente, a Satanás la oportunidad de verificar la justicia de Job delante de Él, y de revelar su propia maldad y lo despreciable de su ser. Además, fue una oportunidad para que Job diese testimonio, delante de las personas del mundo, de Satanás y hasta de los que siguen a Dios, de su justicia, de su temor de Dios, y de que se apartaba del mal. ¿Demostró el desenlace final que la valoración que Dios había hecho de Job fue correcta y sin error? ¿Venció realmente Job a Satanás? Aquí leemos las palabras arquetípicas habladas por Job, palabras que demuestran que lo venció. Él declaró: “Salí desnudo del vientre de mi madre y desnudo regresaré a él”. Esta es la actitud de obediencia de Job a Dios. Después, afirmó: “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová”. Estas palabras pronunciadas por Job demuestran que Dios observa las profundidades del corazón del hombre, que puede mirar dentro de la mente del hombre, que Su aprobación de Job es inequívoca, y que este hombre aprobado por Dios era justo. “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová”. Estas palabras, que son el testimonio que Job da de Dios, son normales, pero fueron las que acobardaron a Satanás, las que lo avergonzaron y provocaron que huyera presa del pánico; además, lo encadenaron y dejaron sin recursos. Estas palabras también hicieron que Satanás sintiese lo maravilloso y poderoso de los hechos de Jehová Dios, y permitieron que percibiese el extraordinario carisma de alguien cuyo corazón estaba gobernado por el camino de Dios. Aún más, esas palabras le demostraron a Satanás la poderosa vitalidad mostrada por un hombre pequeño e insignificante al adherirse al camino de temer a Dios y de apartarse del mal. Satanás salió así derrotado de la primera competencia. A pesar de su “percepción obtenida duramente”, no tenía intención de dejar ir a Job ni se produjo cambio alguno en su naturaleza maliciosa. Satanás trató de seguir atacándole, y se presentó delante de Dios una vez más…
Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
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Música cristiana 2021 | ¿Es la encarnación de Dios algo sencillo?
I
Dios fue el Espíritu que el hombre no podía ver ni tocar.
Debido a las tres etapas de la obra de Dios en la tierra,
la creación, la redención y la destrucción,
Él viene a obrar entre los hombres en distintas eras.
Dios vino por primera vez en la Era de la Redención;
Él vino, evidentemente, a una familia judía.
Dios obró en persona para usar Su encarnación
como ofrenda por el pecado en Su obra de redención.
Los judíos vieron primero a Dios en la Era de la Gracia.
Fue la primera vez que Dios obró encarnado.
Los judíos vieron primero a Dios en la Era de la Gracia.
Fue la primera vez que Dios obró encarnado.
II
La obra de Dios en la Era del Reino es conquistar, perfeccionar.
Guía de nuevo a Su rebaño, obra de nuevo en la carne.
En la primera etapa, era el Espíritu intangible;
en las últimas dos, el Espíritu encarnado.
Así Dios se vuelve humano de nuevo a los ojos del hombre
y no se parece nada al aspecto de Dios.
El hombre ha visto a Dios como un hombre y una mujer.
Eso es lo que más le impacta y le desconcierta.
Una y otra vez, la increíble obra de Dios
hace añicos las viejas creencias, sorprende a todos.
Una y otra vez, la increíble obra de Dios
hace añicos las viejas creencias.
III
Dios no es sólo el Espíritu Santo,
el Espíritu que todo lo engloba,
Él es también una persona común.
Puede convertirse en hombre o mujer.
Ambas encarnaciones nacen del hombre
pero no son lo mismo.
El Espíritu Santo concibió a uno,
el otro nació del hombre, aunque provino del Espíritu.
Ambas encarnaciones hacen la obra del Padre Dios,
pero una hizo la redención; la otra, la conquista.
Ambas representan a Dios, el Padre,
una es el Redentor con amor y piedad,
la otra encarnación es la justicia con la ira y el juicio.
Una es el Comandante de la obra de la redención;
la otra es el Dios justo que conquista.
Ambas encarnaciones hacen la obra del Padre Dios,
ambas hacen la obra del Padre Dios.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”
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La Palabra de Dios | Cómo servir en armonía con la voluntad de Dios
Cómo servir en armonía con la voluntad de Dios
Hoy compartiremos principalmente cómo deben servir las personas a Dios en su creencia en Él, qué condiciones deben cumplirse y que deben entender los que sirven a Dios, y qué divergencias existen en vuestro servicio. Deberíais entender todo esto. Son asuntos que afectan vuestra forma de creer en Dios, de caminar por la senda de la dirección del Espíritu Santo, cómo dispone Dios vuestro todo y os permitirán conocer cada paso de Su obra en vosotros. Cuando alcancéis ese punto, apreciaréis qué es la fe en Dios, cómo creer apropiadamente en Él y qué debéis hacer para actuar en armonía con la voluntad de Dios. Esto os hará completa y totalmente obedientes a la obra de Dios, y no tendréis quejas ni juzgaréis o analizaréis, y mucho menos investigaréis. Además, seréis todos capaces de obedecer a Dios hasta le muerte, permitiéndole dirigiros y mataros como a una oveja, de forma que podáis ser todos los Pedros de los años 90, y podáis amar a Dios hasta lo sumo incluso sobre la cruz, sin la más mínima queja. Sólo entonces podréis vivir como los Pedros de los años 90.
Todo aquel que así lo haya decidido puede servir a Dios; sin embargo, sólo aquellos que le presten toda la atención a la voluntad de Dios y la entiendan están cualificados y facultados para servirle. En vuestras experiencias puede verse que muchas personas creen que servir a Dios significa difundir con fervor Su evangelio, recorrer los caminos, gastar y sacrificarse por Él, y así sucesivamente; las personas más religiosas creen incluso que servir a Dios significa corretear con una Biblia en las manos, extender el evangelio del reino celestial y salvar a las personas haciendo que se arrepientan y confiesen; existen muchos oficiales religiosos que piensan que servir a Dios es predicar en capillas después de estudiar en el seminario, enseñar a las personas leyendo capítulos de la Biblia; muchos hermanos y hermanas creen que servir a Dios significa no casarse nunca y no levantar una familia, y dedicar todo su ser a Él; también hay personas en regiones pobres que creen que servir a Dios significa sanar a los enfermos y echar fuera demonios, u orar por los hermanos y hermanas, o servir entre ellos; entre vosotros, hay muchos que creen que servir a Dios significa comer y beber Sus palabras, y orar a Él cada día, así como visitar iglesias en todas partes; también están las personas que dicen que vivir la vida de la iglesia es servir a Dios. Pero pocas personas saben lo que significa actualmente servir a Dios. Aunque hay tantos que sirven a Dios como estrellas en el cielo, el número de los que pueden servir directamente, y que pueden servir a la voluntad de Dios, es insignificante, extremadamente pequeño. ¿Por qué digo esto? Lo digo porque no entendéis la esencia de la expresión “servicio a Dios”, y comprendéis muy poco de cómo servir a la voluntad de Dios. Hoy compartimos principalmente cómo servir según la voluntad de Dios y hacerlo para satisfacerla.
Si deseáis servir de acuerdo con la voluntad de Dios, debéis entender primero a qué tipo de personas ama, aborrece, perfecciona y cuáles están capacitadas para servirle. Esto es lo mínimo con lo que deberíais estar equipados. Además, deberíais conocer los objetivos de la obra de Dios, y la que Él hará aquí y ahora. Después de entender esto, y a través de la dirección de Sus palabras, seréis los primeros en entrar y recibir la comisión de Dios. Cuando experimentáis realmente en base a Sus palabras, y cuando conocéis de verdad Su obra, estaréis capacitados para servirle. Y cuando le servís, Dios esclarece vuestros ojos espirituales, os permite tener un mayor entendimiento de Su obra y ver con más claridad. Cuando entras en esta realidad, tus experiencias serán más profundas y prácticas, y todos aquellos de vosotros que hayáis tenido esas experiencias seréis capaces de caminar por las iglesias y proveer a vuestros hermanos y hermanas, cada lado apoyándose en las fortalezas del otro, para compensar vuestras propias deficiencias y obtener un conocimiento más rico en vuestros espíritus. Sólo después de lograr este efecto seréis capaces de servir según la voluntad de Dios y ser perfeccionados por Él en el transcurso de vuestro servicio.
Los que sirven a Dios deben ser íntimos con Él; deberían ser amados por Dios y que puedan tener lealtad absoluta hacia Él. Independientemente de si actúas a espaldas de las personas, o delante de ellas, eres capaz de obtener el gozo de Dios delante de Él, de mantenerte firme delante de Él, e independientemente de cómo te traten otras personas, siempre caminarás por tu propia senda, y consideras la responsabilidad de Dios. Sólo así se es un íntimo de Dios. Que los íntimos de Dios sean capaces de servirle directamente se debe a que se les ha dado Su gran comisión y Su carga, a que son capaces de tomar el corazón de Dios como suyo, y la carga de Dios como suya, y no analizan si ganan o pierden perspectiva: incluso cuando no tengan expectativas ni obtengan nada, siempre creerán en Dios con un corazón amoroso. Por tanto, este tipo de persona es un íntimo de Dios; asimismo, son también Sus confidentes; sólo estos podrían compartir Su inquietud, y Sus necesidades, y aunque su carne es dolorosa y débil, son capaces de soportar el dolor y abandonar lo que aman para satisfacer a Dios. Él da más cargas a esas personas, y lo que Él hará se expresa por medio de ellas. Así, estas personas serán amadas por Dios, son siervos de Dios según Su corazón, y sólo ellos pueden gobernar junto a Él. Cuando hayas llegado a ser de verdad un íntimo de Dios es precisamente cuando gobernarás junto a Él.
Jesús fue capaz de completar la comisión de Dios —la obra de la redención de toda la humanidad—, porque Él consideró la voluntad de Dios, sin Sus propios planes ni consideraciones personales. Él también era un íntimo de Dios, Dios mismo, algo que todos entendéis muy bien. (Realmente, era Dios mismo al que Dios dio testimonio; menciono esto aquí para ilustrar la cuestión mediante la realidad de Jesús.) Él fue capaz de poner el plan de gestión de Dios como el centro mismo, y siempre oró al Padre celestial y buscó Su voluntad. Él oró, diciendo: “¡Dios Padre! Cumple lo que sea Tu voluntad, y no actúes según Mis propósitos; hazlo según Tu plan. El hombre puede ser débil, ¿pero por qué deberías preocuparte por él? ¿Cómo podría ser el hombre el objeto de Tu preocupación, el ser humano que es como una hormiga en Tu mano? En Mi corazón sólo deseo cumplir Tu voluntad, y quisiera que pudieras hacer lo que desearas en Mí, según Tus propios propósitos”. En el camino hacia Jerusalén, Jesús se sintió angustiado, como si le estuvieran retorciendo un cuchillo en el corazón, pero no tenía la más mínima intención de volverse atrás en Su palabra; siempre había una poderosa fuerza que lo empujaba hacia adelante hacia el lugar de Su crucifixión. Finalmente, fue clavado en la cruz y se convirtió en la semejanza de la carne pecaminosa, completando esa obra de redención de la humanidad, y levantándose por encima de los grilletes de la muerte y el Hades. Delante de Él, la mortalidad, el infierno y el Hades perdieron su poder, y Él los venció. Vivió treinta y tres años en los que siempre hizo todo lo que pudo para cumplir la voluntad de Dios, según Su obra en ese momento, no considerando nunca Su propia ganancia o pérdida personal, y pensando siempre en la voluntad de Dios Padre. Por ello, después de ser bautizado, Dios dijo de Él: “Este es Mi Hijo amado, en quién me regocijo grandemente”. Por Su servicio delante de Dios, que estaba en armonía con la voluntad de este, Dios colocó sobre Sus hombros la pesada carga de redimir a toda la humanidad y le hizo ir adelante para cumplirla, capacitándolo y autorizándolo para completar tan importante tarea. A lo largo de Su vida, soportó un sufrimiento inconmensurable por Dios, y Satanás lo tentó innumerables veces; pero nunca se descorazonó. Dios le encomendó esa tarea porque confiaba en Él, y lo amaba, y por eso dijo personalmente: “Este es Mi Hijo amado, en quién me regocijo grandemente”. En ese momento, sólo Jesús podía cumplir esta comisión, y esta era una parte de la terminación de Dios de Su obra de redención de toda la humanidad en la Era de la Gracia.
Si, como Jesús, podéis considerar las cargas de Dios, y dais la espalda a vuestra carne, Él os confiará Sus importantes tareas, de forma que cumpláis las condiciones de servir a Dios. Sólo bajo tales circunstancias os atreveréis a decir que estáis haciendo la voluntad de Dios y completando Su comisión, sólo entonces os atreveréis a decir que estáis sirviendo verdaderamente a Dios. En comparación con el ejemplo de Jesús, ¿te atreves a decir que eres un íntimo de Dios? ¿Te atreves a decir que estás haciendo la voluntad de Dios? ¿Te atreves a decir que estás sirviendo realmente a Dios? Si, hoy, no entiendes ese servicio a Dios, ¿te atreves a decir que eres un íntimo de Dios? Si dices que sirves a Dios, ¿no blasfemas contra Él? Piensa en ello: ¿estás sirviendo a Dios, o a ti mismo? Sirves a Satanás, pero dices tozudamente que estás sirviendo a Dios, ¿no estás blasfemando contra Dios en esto? Muchas personas detrás de Mí codician la bendición del estatus, se dan atracones de comida, aman dormir y prestar toda la atención a la carne, siempre temerosos de que no haya salida de ella. No desarrollan su función normal en la iglesia, y comen gratuitamente, o amonestan a sus hermanos y hermanas con Mis palabras, se exaltan y señorean sobre los demás. Estas personas siguen diciendo que están haciendo la voluntad de Dios, siempre dicen que son los íntimos de Dios, ¿no es esto absurdo? Si tienen las motivaciones correctas, pero eres incapaz de servir a la voluntad de Dios, estás siendo insensato; pero si tus motivaciones no son correctas, y sigues diciendo que sirves a Dios, eres alguien que se opone a Dios, ¡y deberías ser castigado por Él! ¡No tengo simpatía por tales personas! En la casa de Dios comen gratuitamente, y siempre codician las comodidades de la carne, y no consideran los intereses de Dios; siempre buscan lo que es bueno para ellos, no prestan atención a la voluntad de Dios, y el Espíritu de Dios no escudriña todo lo que hacen, siempre están maquinando y tramando contras sus hermanos y hermanas, y tienen dos caras, como un zorro en una viña, siempre robando uvas y pisoteando la misma. ¿Pueden ser tales personas los íntimos de Dios? ¿Eres apto para recibir las bendiciones de Dios? No asumes responsabilidades para tu vida y la iglesia, ¿eres apto para recibir la comisión de Dios? ¿Quién se atrevería a confiar en alguien como tú? Cuando sirves así, ¿podría atreverse Dios a confiarte una tarea mayor? ¿No estás retrasando las cosas?
Os digo esto para que podáis saber qué condiciones deben cumplirse a fin de servir en armonía con la voluntad de Dios. Si no dais vuestro corazón a Dios, si no consideras la voluntad de Dios como Jesús, Dios no puede confiar en vosotros, y acabará juzgándoos. Quizás hoy, en tu servicio a Dios, siempre albergas el propósito de engañarlo, pero Él seguirá tomando nota de ti. En resumen, independientemente de todo lo demás, si engañas a Dios caerá sobre ti un juicio despiadado. Deberíais aprovecharos de haber entrado en el verdadero camino del servicio a Dios para darle en primer lugar vuestro corazón, sin lealtades divididas. Independientemente de si estas delante de Dios, o de otras personas, tu corazón siempre debería mirar a Dios, y tendrías que estar decidido a amarlo tal como lo hizo Jesús. De esta forma, Dios te hará perfecto, de forma que te conviertas en un siervo suyo que sea conforme a Su corazón. Si deseas sinceramente que Dios te perfeccione, y que tu servicio esté en armonía con Su voluntad, deberías cambiar tus opiniones anteriores acerca de la fe en Él, y la forma en que le servías, de manera que Él pueda perfeccionar más de ti; así, Dios no te abandonará y, como Pedro, estarás a la vanguardia de aquellos que le aman. Si sigues sin arrepentirte, tendrás el mismo final que Judas. Todos los que creen en Dios deberían entender esto.
De “La Palabra manifestada en carne”
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Obra de teatro cristiana | Una familia al límite (Español Latino)
A Su Xiangchen la detienen en una reunión, y su esposo, Chen Jianwei, miembro de las Fuerzas Armadas , lo denuncia ante su jefe cuando se entera. Su jefe lo amenaza y le ordena que obligue a Su Xiangchen a renunciar a su fe; si no, también él se verá implicado y lo expulsarán del Partido Comunista y de las Fuerzas Armadas. Jianwei intenta convencer a Xiangchen de que renuncie a su fe empleando tácticas duras y blandas, con el fin de preservar su puesto y su medio de vida, mientras le prohíbe ir a reuniones o leer las palabras de Dios. Además, llama a otros familiares incrédulos para que intervengan y la obliguen a elegir entre su fe y su familia. ¿Qué elegirá Xiangchen? Te invitamos a ver la obra de teatro Una familia al límite.
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