El Relámpago Oriental, Dios Todopoderoso, es la segunda venida del Señor Jesús. Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. ¡En tanto leas las palabras de Dios Todopoderoso, verás que Dios ha aparecido! Invitamos a quienes buscan la verdad con el corazón a venir aquí y mirar.

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viernes, 11 de diciembre de 2020

Palabras diarias de Dios | Fragmento 117 | "Dios mismo, el único II"

Palabras diarias de Dios | Fragmento 117 | "Dios mismo, el único II"

Los sentimientos sinceros del Creador hacia la humanidad

Las personas dicen frecuentemente que no es cosa fácil conocer a Dios. Sin embargo, Yo digo que conocer a Dios no es en absoluto un asunto difícil, porque Dios permite frecuentemente al hombre ser testigo de Sus hechos. Dios nunca ha suspendido Su diálogo con la humanidad; nunca se ha ocultado del hombre, ni se ha escondido. Sus pensamientos, ideas, palabras y hechos se revelan todos a la humanidad. Por tanto, mientras el hombre desee conocer a Dios, puede llegar a entenderlo y conocerlo a través de todo tipo de medios y métodos. La razón por la que el hombre piensa ciegamente que Dios lo ha evitado intencionadamente, que Dios se ha escondido intencionadamente de la humanidad, que Dios no tiene intención de permitir al hombre entenderlo y conocerlo, es que no conoce quién es Dios, ni desea entender a Dios; aún más, no le preocupan los pensamientos, las palabras o los hechos del Creador… Hablando sinceramente, si uno sólo utiliza sus momentos de inactividad para centrarse en y entender las palabras o los hechos del Creador, y presta un poco de atención a los pensamientos del Creador y a la voz de Su corazón, no será difícil para ellos darse cuenta que los pensamientos, las palabras y los hechos del Creador son visibles y transparentes. De igual forma, hará falta un pequeño esfuerzo para ser consciente de que el Creador está en medio del hombre en todo momento, que Él siempre está en conversación con el hombre y la totalidad de la creación, y que está llevando a cabo nuevos hechos cada día. Su esencia y Su carácter se expresan en Su diálogo con el hombre; Sus pensamientos e ideas se revelan completamente en Sus hechos; Él acompaña y observa a la humanidad en todo momento. Habla tranquilamente a la humanidad y a toda la creación con Sus palabras silenciosas: Estoy por encima del universo, y estoy en medio de Mi creación. Me mantengo vigilante; estoy esperando; estoy a tu lado… Sus manos son cálidas y fuertes; Sus pasos son ligeros; Su voz es suave y elegante; Su forma pasa y se vuelve, abrazando a toda la humanidad; Su rostro es bello y amable. Él nunca se ha ido, ni ha desaparecido. Desde el amanecer hasta el anochecer, Él es el compañero continuo de la humanidad. Su cuidado fiel y afecto especial por la humanidad, así como Su preocupación y amor verdaderos por el hombre, se demostraron poco a poco cuando salvó la ciudad de Nínive. En particular, el diálogo entre Jehová Dios y Jonás dejó más al descubierto la misericordia del Creador por la humanidad que Él mismo creó. A través de estas palabras, puedes obtener un entendimiento profundo de los sentimientos sinceros de Dios por la humanidad…

Lo siguiente está registrado en el libro de Jonás 4:10-11: “Luego, Jehová le dijo: sientes pena por la enredadera que no has hecho ningún esfuerzo ni la has hecho crecer, que salió una noche y en una noche se secó. ¿No tendré Yo lástima de Nínive, esa gran ciudad, donde hay más de ciento veinte mil personas que no pueden ver la diferencia entre su mano izquierda y su derecha y donde también hay mucho ganado?”. Estas son las palabras reales de Jehová Dios, una conversación entre Él y Jonás. Aunque este diálogo es breve, rebosa de preocupación del Creador por la humanidad y Su reticencia a renunciar a ella. Estas palabras expresan la verdadera actitud y los sentimientos que Dios tiene en Su corazón por Su creación, y con estas palabras claras, que raramente se oyen a los hombres, Dios declara Sus verdaderos propósitos para la humanidad. Este diálogo representa una actitud que Dios tuvo hacia el pueblo de Nínive, ¿pero qué clase de actitud es esta? Es la actitud que Él mantuvo hacia las personas de Nínive antes y después de su arrepentimiento. Dios trata a la humanidad de la misma manera. Dentro de estas palabras uno puede encontrar Sus pensamientos, así como Su carácter.

¿Qué pensamientos de Dios se revelan en estas palabras? Una lectura detenida revela inmediatamente que Él usa la palabra “lástima”; el uso de esta palabra muestra la verdadera actitud de Dios hacia la humanidad.

Desde una perspectiva semántica, uno puede interpretar la palabra “lástima” de diferentes formas: primero, amar y proteger, sentir ternura hacia algo; segundo, amar profundamente; finalmente, no estar dispuesto a herir y ser incapaz de soportar hacerlo. En resumen, implica un afecto y un amor tierno, así como una indisposición a abandonar a alguien o algo; significa la misericordia y la tolerancia de Dios hacia el hombre. Aunque Dios empleó una palabra comúnmente hablada entre los hombres, el uso de esta palabra pone al descubierto la voz del corazón de Dios y Su actitud hacia la humanidad.

Aunque la ciudad de Nínive estaba llena de personas tan corruptas, malvadas y violentas como las de Sodoma, su arrepentimiento causó que Dios cambiase Su opinión y decidiese no destruirlos. Debido a que su reacción a las palabras e instrucciones de Dios demostró una actitud en marcado contraste con la de los ciudadanos de Sodoma, y debido a su honesta sumisión a Dios y honesto arrepentimiento por sus pecados, así como su comportamiento verdadero y sincero en todos los sentidos, Dios demostró una vez más Su compasión sincera y se la concedió. La recompensa de Dios y Su compasión por la humanidad son imposibles de copiar por nadie; ninguna persona puede poseer la misericordia o la tolerancia de Dios, ni Sus sentimientos sinceros hacia la humanidad. ¿Hay alguien que tú consideras una gran persona, o incluso un superhombre, que, desde un punto elevado, hablando como una gran persona o sobre un punto supremo, haría esta clase de declaración a la humanidad o la creación? ¿Quién entre la humanidad puede conocer las condiciones de vida de la humanidad como la palma de sus manos? ¿Quién puede llevar una carga y responsabilidad por la existencia de la humanidad? ¿Quién es capaz de proclamar la destrucción de una ciudad? ¿Y quién es capaz de perdonar a una ciudad? ¿Quién puede decir que cuida de su propia creación? ¡Sólo el Creador! Sólo el Creador tiene compasión de esta humanidad. Sólo el Creador muestra ternura y afecto a esta humanidad. Sólo el Creador tiene un afecto sincero, inquebrantable por esta humanidad. De igual forma, sólo el Creador puede conceder misericordia a esta humanidad y cuida de toda Su creación. Su corazón da un vuelco y duele con cada una de las acciones del hombre: Él se enoja, angustia y apena por el mal y la corrupción del hombre; Él está encantado, feliz, es clemente y está exultante por el arrepentimiento y la fe del hombre; cada uno de Sus pensamientos e ideas existe por y gira alrededor de la humanidad; lo que Él es y tiene se expresa totalmente por el bien de la humanidad; Su placer, Su ira, Su tristeza y Su felicidad, todo ello está entretejido con la existencia de la humanidad. Por el bien de la humanidad, Él viaja y se mueve; da en silencio cada pedazo de Su vida; dedica cada minuto y segundo de Su vida… Nunca ha sabido cómo tener compasión de Su propia vida, pero siempre ha tenido compasión y ha cuidado a la humanidad que Él mismo creó… Él da todo lo que tiene a esta humanidad… Otorga Su misericordia y tolerancia incondicionalmente y sin esperar una recompensa. Lo hace sólo para que la humanidad pueda seguir sobreviviendo delante de Sus ojos, recibiendo Su provisión de vida; lo hace sólo para que la humanidad pueda someterse a Él un día y reconocer que Él es Aquel que nutre la existencia del hombre y provee la vida de toda la creación.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

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miércoles, 9 de diciembre de 2020

Testimonio cristiano 2020 | Actitud hacia el deber (Español Latino)

Testimonio cristiano 2020 | Actitud hacia el deber (Español Latino)

El protagonista cree sinceramente en Dios y cumple su deber con entusiasmo, pero gestiona la obra de la iglesia como si fuera su propia empresa. Cuando los hermanos y las hermanas dentro de su ámbito tienen que ser transferidos a otros equipos le preocupa el impacto que esto tendrá en el trabajo de su equipo y se muestra muy reticente. Siempre siente que los miembros del equipo que él ha entrenado deberían quedarse y sacar adelante el trabajo de su equipo, y una y otra vez encuentra excusas para impedir que sean transferidos. ¿Cómo acaba siendo capaz de deshacerse de su egoísmo? ¿Y cómo cambia su actitud incorrecta hacia su deber? Encontrarás la respuesta en Actitud hacia el deber.

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Palabras diarias de Dios | Fragmento 109 | "Dios mismo, el único II"

Palabras diarias de Dios | Fragmento 109 | "Dios mismo, el único II"

¿Podéis ver la esencia de la ira de Dios en Su destrucción de Sodoma? ¿Hay algo mezclado en Su furia? ¿Es la furia de Dios pura? Empleando el lenguaje del hombre, ¿está la ira de Dios sin adulterar? ¿Hay alguna estratagema detrás de Su ira? ¿Existe alguna conspiración? ¿Hay secretos indecibles? Puedo deciros firmemente y solemnemente: No hay parte de la ira de Dios que pueda llevar a uno a la duda. Su enojo es puro, sin adulterar, y no alberga otros propósitos o metas. La razón de Su ira es pura, intachable y está por encima de la crítica. Es una revelación y un despliegue natural de Su santa esencia; es algo que ninguno de la creación posee. Es una parte del carácter justo único de Dios, y también una diferencia impactante entre las respectivas esencias del Creador y Su creación.
Independientemente de si uno se enoja a la vista de los demás o a sus espaldas, cada uno tiene una intención o un propósito diferente. Quizás estén construyendo su propio prestigio, o quizás defendiendo sus propios intereses, manteniendo su imagen o guardando las apariencias. Algunos ejercen el control en su enojo, mientras otros son más impulsivos y estallan de furia cada vez que quieren sin la más mínima contención. En resumen, la ira del hombre deriva de su carácter corrupto. No importa cuál sea su propósito, es de la carne y de la naturaleza; no tiene nada que ver con la justicia o la injusticia porque nada en la naturaleza y la esencia humana se corresponde con la verdad. Por tanto, el temperamento corrupto de la humanidad y la ira de Dios no deberían mencionarse en la misma frase. Sin excepción, el comportamiento de un hombre corrompido por Satanás comienza con el deseo de salvaguardar la corrupción, y se basa en la corrupción; así pues, el enojo del hombre no puede mencionarse en la misma frase que la ira de Dios, independientemente de lo apropiado que pueda parecer en teoría. Cuando Dios envía Su ira, las fuerzas del mal son controladas, las cosas malvadas destruidas, mientras las cosas justas y positivas disfrutan del cuidado y la protección de Dios, y se les permite continuar. Dios envía Su ira porque las cosas impías, negativas y malvadas obstruyen, perturban o destruyen la actividad y el desarrollo normales de las cosas justas y positivas. El objetivo de la ira de Dios no es salvaguardar Su propio estatus e identidad, sino la existencia de las cosas justas, positivas, bellas y buenas, las leyes y el orden de la supervivencia normal de la humanidad. Esta es la causa principal de la ira de Dios. La furia de Dios es una revelación muy apropiada, natural y verdadera de Su carácter. No hay intenciones detrás de Su furia, ni engaño ni conspiración; aún más, Su furia no contiene nada del deseo, la astucia, la malicia, la violencia, la maldad ni de cualquier otra cosa que la humanidad corrupta comparte. Antes de que Dios envíe Su furia, ya ha percibido la esencia de cada asunto de forma bastante clara y completa, y ya ha formulado definiciones y conclusiones precisas y claras. Así pues, el objetivo de Dios en cada asunto que acomete es totalmente claro, como lo es Su actitud. Él no está confundido; Él no está ciego; Él no es impulsivo; Él no es descuidado; más aún, Él no carece de principios. Este es el aspecto práctico de la ira de Dios, y es debido a este aspecto práctico de la ira de Dios que la humanidad ha alcanzado su existencia normal. Sin la ira de Dios, la humanidad descendería a condiciones de vida anormales; todas las cosas justas, bellas y buenas serían destruidas y dejarían de existir. Sin la ira de Dios, las leyes y el orden que gobiernan la creación serían quebrantados o incluso totalmente trastocados. Desde la creación del hombre, Dios ha utilizado continuamente Su carácter justo para salvaguardar y sustentar la existencia normal de la humanidad. Debido a que Su carácter justo contiene ira y majestad, todas las personas, cosas, objetos malvados y todo lo malo que perturba y daña la existencia normal de la humanidad son castigados, controlados y destruidos debido a Su ira. A lo largo de los pasados milenios, Dios ha utilizado continuamente Su carácter justo para matar y destruir a todos los tipos de espíritus inmundos y malvados que se oponen a Él y actúan como cómplices y verdugos de Satanás en Su obra de gestionar a la humanidad. Así pues, la obra de salvación del hombre por parte de Dios siempre ha avanzado de acuerdo a Su plan. Esto es decir que debido a la existencia de la ira de Dios, la causa más justa entre los hombres nunca ha sido destruida.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

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martes, 8 de diciembre de 2020

Testimonio cristiano 2020 | He encontrado la senda al reino de los cielos (Español Latino)

Testimonio cristiano 2020 | He encontrado la senda al reino de los cielos (Español Latino)

La protagonista siguió la fe cristiana de sus padres desde pequeña y, tras casarse, ella y su esposo trabajaron juntos en la iglesia. En los últimos años ha descubierto que siempre se está confesando ante el Señor en oración, pero no es capaz de dejar de pecar ni de atenerse a las palabras del Señor. Tampoco tiene tolerancia ni paciencia con su marido. Reflexiona acerca de esto a raíz de las palabras de Dios “Sed santos, porque yo soy santo” (Levítico 11:44). Dios es santo y los profanos no pueden contemplar al Señor, por lo que se pregunta: ¿Es posible que alguien como ella, que vive en pecado, entre en el reino de los cielos? Esto le resulta doloroso y ora constantemente al Señor. ¿Cómo se libera finalmente de este desconcierto y cómo encuentra la senda de purificación y entrada al reino de los cielos? Escuchemos juntos su historia.

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Palabras diarias de Dios | Fragmento 110 | "Dios mismo, el único II"

Palabras diarias de Dios | Fragmento 110 | "Dios mismo, el único II"

Aunque Satanás parece humano, justo y virtuoso, es cruel y malvado en esencia
Satanás se gana su fama engañando al público. A menudo se establece como una vanguardia y un modelo de justicia. Bajo la bandera de salvaguarda de la justicia, lastima al hombre, destruye su alma, y emplea toda clase de medios para paralizar, engañar y provocar al hombre. Su objetivo es que el hombre apruebe y siga con su conducta malvada, hacer que el hombre se una a él en oposición a la autoridad y la soberanía de Dios. Sin embargo, cuando uno se vuelve más sabio ante sus artimañas, conspiraciones y rasgos viles y no desea continuar siendo pisoteado y engañado por él o seguir esclavizado por él o ser castigado y destruido junto a él, Satanás cambia sus rasgos previamente santos y se quita su falsa máscara para revelar su verdadera maldad, su rostro malvado, despiadado, feo y salvaje. No querría nada más que exterminar a todos aquellos que se niegan a seguirle y a aquellos que se oponen a sus fuerzas malvadas. En este punto, Satanás ya no puede asumir más un aspecto digno de confianza, caballeroso; en su lugar, sus rasgos verdaderamente feos y diabólicos se revelan bajo el disfraz de oveja. Una vez que las estratagemas de Satanás salen a la luz, una vez que quedan expuestos sus verdaderos rasgos, este montará en cólera y exhibirá su barbarie; su deseo de lastimar y destruir a las personas sólo se intensificará. Esto es debido a que está enfurecido por el despertar del hombre; desarrolla un fuerte carácter vengativo hacia el hombre por su aspiración de anhelar la libertad y la luz, y escaparse de su prisión. Su furia tiene el propósito de defender su maldad, y es también una revelación verdadera de su naturaleza salvaje.
En todo asunto, el comportamiento de Satanás pone de manifiesto su naturaleza malvada. A partir de los actos malvados que Satanás ha llevado a cabo sobre el hombre —desde sus primeros esfuerzos para engañar al hombre a seguirle, hasta su explotación de este, en la que lo arrastra hacia sus hechos malvados, y el carácter vengativo de Satanás hacia el hombre después de que sus verdaderos rasgos hayan quedado expuestos y el hombre lo haya reconocido y abandonado— ninguno es incapaz de descubrir la esencia malvada de Satanás; ninguno es incapaz de demostrar el hecho de que Satanás no tenga relación con las cosas positivas; ninguno es incapaz de demostrar que Satanás es la fuente de todas las cosas malas. Cada una de sus acciones salvaguarda su mal, mantiene la continuación de sus actos malvados, va en contra de las cosas justas y positivas; destruye las leyes y el orden de la existencia normal de la humanidad. Son hostiles a Dios, y son aquello que la ira de Dios destruirá. Aunque Satanás tiene su propia furia, esta es un medio de dar rienda suelta a su naturaleza malvada. La razón por la que Satanás está exasperado y furioso es esta: sus artimañas indecibles han quedado expuestas; sus conspiraciones no se saldrán fácilmente con la suya; su ambición y deseo salvaje de reemplazar a Dios y actuar como si Dios hubiese sido herido y bloqueado; su objetivo de controlar a toda la humanidad ha quedado en nada y nunca se podrá conseguir. La repetida invocación por parte de Dios de Su ira es lo que ha evitado que las conspiraciones de Satanás lleguen a buen término y lo que ha cortado la difusión y propagación de la maldad de Satanás; por tanto, Satanás aborrece y teme la ira de Dios. Cada aplicación de la ira de Dios no sólo desenmascara ese aspecto vil de Satanás; también expone a la luz sus deseos malvados. Al mismo tiempo, las razones de la furia de Satanás contra la humanidad se ponen totalmente de manifiesto. La erupción de la furia de Satanás es una revelación verdadera de su naturaleza malvada, una exposición de sus artimañas. Por supuesto, cada vez que Satanás se enfurece, se anuncia la destrucción de cosas malas; se anuncia la protección y continuación de cosas positivas, y se anuncia la naturaleza de la ira de Dios, ¡una que no puede ofenderse!
Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

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lunes, 7 de diciembre de 2020

Testimonio cristiano 2020 | Al desprenderme del egoísmo, me libero

 

Testimonio cristiano 2020 | Al desprenderme del egoísmo, me libero

Cuando el protagonista empieza a trabajar con el Hermano Zhang en su puesto en la iglesia, se resiste a contarle al Hermano Zhang todo lo que sabe para así intentar conservar su propio cargo por temor a que “Una vez que el alumno sabe todo lo que sabe el maestro, este perderá su sustento”. Como siempre alberga deseos egoístas y no practica la verdad, no consigue nada en su deber y se sume en la oscuridad. Cuando se ha sometido al juicio y castigo de las palabras de Dios Todopoderoso, entiende que vivir por los venenos y filosofías de Satanás le ha hecho egoísta, mentiroso y carecer de humanidad, y que esto le repugna a Dios. Entonces deja a un lado sus propios intereses personales y comparte todo su conocimiento con el Hermano Zhang sin reserva. Empieza a sentirse tranquilo y relajado y palpar el gozo que se deriva de poner en práctica la verdad.

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Palabras diarias de Dios | Fragmento 111 | "Dios mismo, el único II"

Palabras diarias de Dios | Fragmento 111 | "Dios mismo, el único II"

Uno no debe basarse en la experiencia y la imaginación para conocer el carácter justo de Dios

Cuando te encuentres frente al juicio y el castigo de Dios, ¿dirás que la palabra de Dios está adulterada? ¿Dirás que hay una leyenda detrás de la ira de Dios, y que Su ira está adulterada? ¿Difamarás a Dios, diciendo que Su carácter no es necesariamente totalmente justo? Al tratar con cada uno de los actos de Dios, debes estar seguro primeramente de que el carácter justo de Dios está libre de cualquier otro elemento, de que es santo y perfecto; estos actos incluyen la caída, el castigo y la destrucción de la humanidad. Sin excepción, cada uno de los actos de Dios se hace estrictamente de acuerdo con Su carácter inherente y Su plan —esto no incluye el conocimiento, la tradición y la filosofía de la humanidad— y cada uno de los actos de Dios es una expresión de Su carácter y esencia, sin relación con ninguna cosa que pertenezca a la humanidad corrupta. En las ideas del hombre, sólo el amor, la misericordia y la tolerancia de Dios hacia la humanidad son perfectos, no adulterados y santos. Sin embargo, nadie sabe que la furia de Dios y Su ira están igualmente sin adulterar; además, nadie ha contemplado preguntas como por qué no tolera Dios la ofensa o por qué es tan grande Su furia. Al contrario, algunos confunden la ira de Dios con el temperamento humano corrupto; entienden que el enojo de Dios es la furia de la humanidad corrupta; incluso suponen erróneamente que la furia de Dios es justo como la revelación natural del carácter humano corrupto. Creen erróneamente que la emisión de la ira de Dios es justo como el enojo de la humanidad corrupta, que surge del descontento; creen incluso que la emisión de la ira de Dios es una expresión de Su estado de ánimo. Después de esta enseñanza, espero que cada uno de vosotros los presentes no tengáis más malinterpretaciones, imaginaciones o suposiciones en cuanto al carácter justo de Dios, y espero que después de oír Mis palabras podáis tener un verdadero reconocimiento de la ira del carácter justo de Dios en vuestros corazones, que podáis dejar de lado cualquier entendimiento erróneo anterior de la ira de Dios, que podáis cambiar vuestros propios conocimientos y puntos de vista equivocados de la esencia de la ira de Dios. Además, espero que podáis tener una definición precisa del carácter de Dios en vuestros corazones, que no tengáis ya ninguna duda en relación al carácter justo de Dios, que no impongáis ningún razonamiento o imaginación humanos sobre el verdadero carácter de Dios. El carácter justo de Dios es la propia esencia verdadera de Dios. No es algo moldeado o escrito por el hombre. Su carácter justo es Su carácter justo y no tiene relaciones o conexiones con ningún otro de la creación. Dios mismo es Dios mismo. Él nunca pasará a ser una parte de la creación, e incluso si se vuelve un miembro entre los seres creados, Su carácter y esencia inherentes no cambiarán. Por tanto, conocer a Dios no es conocer un objeto; no es diseccionar algo, ni tampoco entender a una persona. Si el hombre usa el concepto o el método de conocer un objeto o entender a una persona para conocer a Dios, entonces nunca serás capaz de alcanzar el conocimiento de Dios. Conocer a Dios no depende de la experiencia o la imaginación, y por tanto no debes imponer nunca tu experiencia o imaginación sobre Dios. No importa cuán rica pueda ser tu experiencia y tu imaginación, siguen siendo limitadas; aún más, tu imaginación no se corresponde con hechos, mucho menos con la verdad, y es incompatible con el verdadero carácter y esencia de Dios. Nunca tendrás éxito si confías en tu imaginación para entender la esencia de Dios. El único camino es este: aceptar todo lo que viene de Dios, y después experimentarla y entenderla gradualmente. Habrá un día en el que Dios te ilumine para entenderle y conocerle verdaderamente debido a tu cooperación y a tu hambre y sed de la verdad.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”


LAS NOCIONES E IMAGINACIÓN NUNCA TE AYUDARÁN A CONOCER A DIOS

I

El conocimiento de Dios no depende de la experiencia ni de la imaginación. Estas no deben ser impuestas a Dios. Pues no importa lo ricas que la experiencia humana y la fantasía sean, están limitadas, no son hechos ni verdad, siendo tan incompatibles con el carácter real de Dios, siendo tan inconsistentes con Su esencia real. El carácter justo de Dios es Su propia esencia verdadera; no está moldeado por el hombre ni por nada parecido en Su creación. Dios es Dios, después de todo, Él nunca forma parte de Su propia creación. Incluso si Él se une, Su carácter y Su esencia no cambiarán, no lo harán.

II

Por eso, conocer a Dios no es percibir, percibir objetos, no es analizar la materia, no es comprender a otros seres humanos. El conocimiento de Dios no será alcanzado por tales medios y conceptos. Conocer a Dios no depende de la experiencia ni la fantasía. Son limitadas, no son, no son hechos ni verdad. El carácter justo de Dios es Su propia esencia verdadera; no está moldeado por el hombre ni por nada parecido en Su creación. Dios es Dios, después de todo, Él nunca forma parte de Su propia creación. Incluso si Él se une, Su carácter y Su esencia no cambiarán.

III

Uno nunca comprenderá a Dios, confiando en su imaginación. La única vía para conocerlo es pues: Acepta todo lo que viene de Él, experiméntalo poco a poco. Llegará el día en que el esclarecimiento, el conocimiento verdadero de Dios sean tuyos, tu recompensa, el fruto de tu cooperación con Dios y tu hambre y tu sed de verdad. El carácter justo de Dios es Su propia esencia verdadera; no está moldeado por el hombre ni por nada parecido en Su creación. Dios es Dios, después de todo, Él nunca forma parte de Su propia creación. Incluso si Él se une, Su carácter y Su esencia no cambiarán. El carácter justo de Dios es Su propia esencia verdadera; no está moldeado por el hombre ni por nada parecido en Su creación. Dios es Dios, después de todo, Él nunca forma parte de Su propia creación. Incluso si Él se une, Su carácter y Su esencia no cambiarán. Él no lo hará.

De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”
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domingo, 6 de diciembre de 2020

Testimonio cristiano 2020 | Escuchar la voz de Dios y recibir al Señor

Testimonio cristiano 2020 | Escuchar la voz de Dios y recibir al Señor

a protagonista anteriormente era predicadora en una iglesia clandestina. Trabajó para el Señor durante años y siempre anhelaba el regreso del Señor Jesús. Se mantiene firme en su creencia de que, cuando Él regrese en los últimos días, aparecerá públicamente sobre una nube en Su cuerpo espiritual resucitado. Al escuchar la feliz noticia de que el Señor se ha hecho carne y ha regresado en los últimos días, no lo cree y ni siquiera indaga. Posteriormente, en una reunión, comprende que existen muchas profecías, como “la llegada del Hijo del hombre”, “el Hijo del hombre viene” y que el Señor viene “como una ladrón”. Todas estas profecías dicen que, cuando el Señor regrese en los últimos días, lo hará hecho carne y en secreto. Ya no se atreve a seguir aferrada a sus propios puntos de vista, así que empieza a reflexionar y a buscar. Entonces, ¿de qué manera el Señor viene y aparece ante nosotros realmente en los últimos días? ¿Cómo recibe la protagonista al Señor? Los descubrirás en Escuchar la voz de Dios y recibir al Señor.

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Palabras diarias de Dios | Fragmento 112 | "Dios mismo, el único II"

Palabras diarias de Dios | Fragmento 112 | "Dios mismo, el único II"

La advertencia de Jehová Dios llega a los ninivitas

Procedamos con el segundo pasaje, el tercer capítulo del libro de Jonás: “Y Jonás comenzó a entrar a la ciudad a un día de camino y gritó y dijo: En cuarenta días Nínive será destruida”. Estas son las palabras que Dios transmitió directamente a Jonás para que las dijese a los ninivitas. Son también, naturalmente, las palabras que Jehová deseaba decir a los ninivitas. Estas palabras cuentan a la gente que Dios comenzó a detestar y aborrecer a las personas de la ciudad debido a su maldad, que había llegado a Sus ojos, y por tanto deseó destruir esta ciudad. Sin embargo, antes de destruir la ciudad, Dios haría un anuncio a los ninivitas, y les daría simultáneamente una oportunidad de arrepentirse de su maldad y comenzar de nuevo. Esta oportunidad duraría cuarenta días. En otras palabras, si las personas de la ciudad no se arrepentían, no admitían sus pecados o no se postraban delante de Jehová Dios en cuarenta días, Dios destruiría la ciudad tal como hizo con Sodoma. Esto es lo que Jehová Dios deseaba decir a las personas de Nínive. Sin duda, esta no era una simple declaración. No sólo transmitía la ira de Jehová Dios, sino también Su actitud hacia los ninivitas; al mismo tiempo esta simple declaración también servía como advertencia solemne a las personas que vivían en la ciudad. Esta advertencia les decía que sus actos malvados les habían hecho ganar el odio de Jehová Dios, y les decía que sus actos malvados los llevarían pronto al borde de su propia aniquilación; por tanto, las vidas de todos en Nínive estaban en peligro inminente.

El marcado contraste entre la reacción de Nínive y de Sodoma a la advertencia de Dios

¿Qué significa ser destruida? En términos coloquiales, significa desaparecer. Pero, ¿de qué forma? ¿Quién podría destruir toda una ciudad? Es imposible para el hombre llevar a cabo tal acto, por supuesto. Estas personas no eran insensatas; tan pronto como oyeron esta proclamación, captaron la idea. Sabían que había venido de Dios; sabían que Dios iba a llevar a cabo Su obra; sabían que su maldad había enfurecido a Jehová Dios y llevado Su ira sobre ellos, de forma que pronto serían destruidos junto a su ciudad. ¿Cómo se comportó el pueblo de la ciudad después de escuchar la advertencia de Jehová Dios? La Biblia describe con detalles específicos cómo reaccionaron estas personas, desde su rey hasta el hombre común. Tal como registran las Escrituras: “Entonces la gente de Nínive creyó a Dios, y declararon un ayuno, y se pusieron un hábito de penitencia, desde el más importante hasta el menor de ellos. Porque el rey de Nínive se enteró y se levantó de su trono, se quitó su vestidura y se puso un hábito de penitencia y se sentó sobre cenizas. Y mandó que se proclamara y publicara mediante decreto del rey y sus nobles, ordenó a todo Nínive diciendo: Que ningún hombre ni bestia, manada o bandada, coman nada, ni siquiera que beban agua. Pero que todos los hombres y las bestias estén cubiertos con hábito de penitencia y que clamen con todas sus fuerzas a Dios; todos se arrepientan de sus caminos de maldad y se despojen de toda la violencia de sus manos…”.

Después de oír la proclamación de Jehová Dios, el pueblo de Nínive mostró una actitud totalmente opuesta a la del pueblo de Sodoma, el pueblo de Sodoma se opuso abiertamente a Dios, continuando de mal en mal, pero después de oír estas palabras, los ninivitas no ignoraron el asunto, ni se resistieron; en su lugar creyeron en Dios y declararon un ayuno. ¿A qué se refiere “creyeron” aquí? La palabra en sí sugiere fe y sumisión si usan el comportamiento práctico de los ninivitas para explicar esta palabra, significa que creyeron que Dios podía hacer y haría lo que decía, y que estaban dispuestos a arrepentirse. ¿Sintió miedo el pueblo de Nínive frente al desastre inminente? Su creencia fue la que puso el miedo en sus corazones. Bien, ¿qué se puede usar para demostrar la creencia y el miedo de los ninivitas? Es como la Biblia dice: “y declararon un ayuno, y se pusieron un hábito de penitencia, desde el más importante hasta el menor de ellos”. Es decir que los ninivitas creyeron verdaderamente, y que de esa creencia vino el miedo, que después llevó al ayuno y a vestirse de cilicio. Así es como mostraron el principio de su arrepentimiento. Totalmente al contrario del pueblo de Sodoma, los ninivitas no sólo no se opusieron a Dios, sino que también mostraron claramente su arrepentimiento por medio de su comportamiento y sus acciones. Por supuesto, esto no sólo se aplicó al pueblo llano de Nínive; su rey no era una excepción.

El arrepentimiento del rey de Nínive se gana el elogio de Jehová Dios

Cuando el rey de Nínive oyó estas noticias, se levantó de su trono, se quitó su túnica, se vistió de cilicio y se sentó sobre cenizas. Después proclamó que no se permitiría comer nada a nadie en la ciudad, y que ni el ganado, ni los corderos, ni los bueyes podrían pastar o beber agua. Los hombres y el ganado por igual debían vestir de cilicio; las personas rogarían a Dios fervientemente. El rey también proclamó que cada uno de ellos se volviese de sus caminos malvados y abandonase la violencia en sus manos. A juzgar por esta serie de actos, el rey de Nínive demostró su arrepentimiento sincero. La serie de acciones que llevó a cabo —levantarse de su trono, quitarse su túnica de rey, vestir de cilicio y sentarse sobre cenizas— dice a la gente que el rey de Nínive dejaba de lado su estatus real y vestía de cilicio junto al pueblo llano. Es decir, el rey de Nínive no ocupaba su puesto real para continuar con su camino malvado o la violencia en sus manos después de oír el anuncio de Jehová Dios; en su lugar, dejó de lado la autoridad que ostentaba y se arrepintió delante de Jehová Dios. En este momento el rey de Nínive no se estaba arrepintiendo como un rey; había venido delante de Dios para confesar y arrepentirse de sus pecados como un súbdito ordinario de Dios. Además, también dijo a toda la ciudad que confesase y se arrepintiese de sus pecados delante de Dios de la misma forma que él; adicionalmente, tenía un plan específico en cuanto a cómo hacerlo, como se ve en las Escrituras: “Que ningún hombre ni bestia, manada o bandada, coman nada, ni siquiera que beban agua… y que clamen con todas sus fuerzas a Dios; que todos se arrepientan de sus caminos de maldad y se despojen de toda la violencia de sus manos”. Como gobernador de la ciudad, el rey de Nínive poseía un estatus y un poder supremo y podía hacer cualquier cosa que desease. Cuando se enfrentó al anuncio de Jehová Dios, podía haber ignorado el asunto o simplemente haberse arrepentido y confesado sus pecados él solo; en cuanto a si el pueblo de la ciudad decidía o no arrepentirse, podía haber ignorado por completo el asunto. Sin embargo, el rey de Nínive no hizo esto en absoluto. No sólo se levantó de su trono, se vistió de cilicio y cenizas, confesó y se arrepintió de sus pecados delante de Jehová Dios, sino que también ordenó que todas las personas y el ganado de la ciudad hiciesen lo mismo. Incluso ordenó a las personas “clamar con todas sus fuerzas a Dios”. A través de esta serie de acciones, el rey de Nínive cumplió verdaderamente con su deber; su serie de actos es una que resulta difícil de realizar para cualquier rey en la historia humana, y también una que nadie realizó. Estas acciones pueden definirse como empresas sin precedentes en la historia humana; son dignas tanto de ser conmemoradas como imitadas por la humanidad. Desde los albores del hombre, cada rey había llevado a sus súbditos a resistirse y oponerse a Dios. Nadie había guiado nunca a sus súbditos a rogar a Dios en busca de redención por su maldad, a recibir el perdón de Jehová Dios y evitar el castigo inminente. Sin embargo, el rey de Nínive fue capaz de llevar a sus súbditos a volverse a Dios, dejar sus respectivos caminos malvados y abandonar la violencia en sus manos. Además, también fue capaz de dejar de lado su trono, y a cambio, Jehová Dios se volvió y se arrepintió y retiró Su ira, permitiendo que las personas de la ciudad sobreviviesen y guardándolos de la destrucción. Las acciones del rey sólo pueden calificarse como un milagro raro en la historia humana; pueden incluso definirse como un modelo de humanidad corrupta que confiesa y se arrepiente de sus pecados delante de Dios.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
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sábado, 5 de diciembre de 2020

Palabras diarias de Dios | Fragmento 108 | "Dios mismo, el único II"

Palabras diarias de Dios | Fragmento 108 | "Dios mismo, el único II"

La ira de Dios es una salvaguardia para todas las fuerzas justas y todas las cosas positivas

La intolerancia de la ofensa por parte de Dios es Su esencia exclusiva; la ira de Dios es Su carácter exclusivo; la majestad de Dios es Su esencia exclusiva. El principio detrás de la ira de Dios demuestra la identidad y el estatus que sólo Él posee. Uno no necesita mencionar que es también un símbolo de la esencia del único Dios mismo. El carácter de Dios es Su propia esencia inherente. No cambia en absoluto con el paso del tiempo, ni cambia cuando lo hace el lugar. Su carácter inherente es Su esencia intrínseca. Independientemente de sobre quién lleve a cabo Su obra, Su esencia no cambia, y tampoco lo hace Su carácter justo. Cuando uno enoja a Dios, lo que Él envía es Su carácter inherente; en este momento el principio detrás de Su ira no cambia, ni tampoco Su identidad y estatus únicos. Él no se enoja debido a un cambio en Su esencia o porque Su carácter haya producido diferentes elementos, sino porque la oposición del hombre contra Él ofende Su carácter. La flagrante provocación del hombre hacia Dios es un desafío serio a la propia identidad y estatus de Dios. Bajo el punto de vista de Dios, cuando el hombre lo desafía, está compitiendo con Él y poniendo a prueba Su ira. Cuando el hombre se opone a Dios, cuando compite con Dios, cuando pone a prueba continuamente la ira de Dios —que es también cuando el pecado prolifera— la ira de Dios se revelará y presentará de forma natural. Por tanto, la expresión de Dios de Su ira simboliza que todas las fuerzas malvadas dejarán de existir; simboliza que todas las fuerzas hostiles serán destruidas. Esta es la unicidad del justo carácter de Dios, y es la unicidad de Su ira. Cuando la dignidad y la santidad de Dios son desafiadas, cuando las fuerzas justas son obstruidas y no son vistas por el hombre, Dios enviará Su ira. Debido a la esencia de Dios, todas esas fuerzas sobre la tierra que compiten con Dios, se oponen y enfrentan a Él son malignas, corruptas e impías; proceden de Satanás y le pertenecen. Como Dios es justo, de la luz y perfectamente santo, todas las cosas malas, corruptas y pertenecientes a Satanás desaparecerán con la liberación de la ira de Dios.

Aunque el derramamiento de la ira de Dios es un aspecto de la expresión de Su carácter justo, la ira de Dios no es en absoluto indiscriminada en cuanto a su objetivo o sin principios. Al contrario, Dios no es en absoluto rápido para la ira, ni revela precipitadamente Su ira y Su majestad. Adicionalmente, la ira de Dios se controla y mide considerablemente; no es en absoluto comparable a cómo estallará un hombre de furia o dará rienda suelta a su ira. La Biblia registra muchas conversaciones entre el hombre y Dios. Las palabras de algunos de estos individuos eran superficiales, ignorantes e infantiles, pero Dios no los mató, ni los condenó. En particular, durante la prueba de Job, ¿cómo trató Jehová a los tres amigos de Job y a los demás después de oír las palabras que hablaron a Job? ¿Los condenó? ¿Se enfureció con ellos? ¡No hizo nada por el estilo! En su lugar, Él dijo a Job que rogase por ellos, que orase por ellos; Dios, por otra parte, no se tomó a pecho sus errores. Todos estos ejemplos representan la actitud principal con la que Dios trata a la humanidad corrupta e ignorante. Por tanto, la liberación de la ira de Dios no es en absoluto una expresión o un desahogo del estado de ánimo. La ira de Dios no es una erupción de furia a gran escala tal como el hombre la entiende. Dios no desata Su ira porque sea incapaz de controlar Su propio estado de ánimo o porque Su enojo haya alcanzado su punto de ebullición y deba ser descargado. Al contrario, Su ira es una muestra de Su carácter justo y una expresión genuina de Su carácter justo; es una revelación simbólica de Su esencia santa. Dios es ira, no tolera ninguna ofensa, esto no quiere decir que la ira de Dios no distinga entre causas o no tenga principios; la humanidad corrupta es la que tiene una patente exclusiva de estallidos de furia aleatorios y sin principios que no distingue entre causas. Una vez que el hombre tiene estatus, encontrará frecuentemente difícil controlar su estado de ánimo, y disfrutará aprovechándose de situaciones para expresar su insatisfacción y dar rienda suelta a sus emociones; a menudo estallará de furia sin razón aparente, como para revelar su capacidad y hacer que otros sepan que su estatus e identidad son diferentes de los de las personas ordinarias. Por supuesto, las personas corruptas sin estatus alguno también perderán frecuentemente el control. Su enojo es a menudo provocado por un daño a sus beneficios individuales. Con el fin de proteger su propio estatus y dignidad, la humanidad corrupta dará frecuentemente rienda suelta a sus emociones y revelará su naturaleza arrogante. El hombre estallará de ira y descargará sus emociones a fin de defender la existencia del pecado, y estas acciones son las formas en las que el hombre expresa su insatisfacción. Estas acciones rebosan de inmundicia; rebosan de conspiraciones e intrigas; rebosan de la corrupción y la maldad del hombre, más aun, rebosan de las ambiciones y los deseos salvajes del hombre. Cuando la justicia compite con la maldad, el hombre no estallará de furia para defender la existencia de la justicia; contrariamente, cuando las fuerzas de la justicia son amenazadas, perseguidas y atacadas, la actitud del hombre es la de pasar por alto, evadirse o encogerse. Sin embargo, cuando se enfrenta a las fuerzas del mal, la actitud del hombre es la de siervo, reverencia, sumisión. Por tanto, el desahogo del hombre es un escape para las fuerzas malignas, una expresión de la conducta malvada descontrolada e imparable del hombre carnal. Cuando Dios envía Su ira, sin embargo, todas las fuerzas malvadas serán detenidas; todos los pecados que hacen daño al hombre serán detenidos; todas las fuerzas hostiles que obstruyen la obra de Dios serán evidentes, separadas y malditas; todos los cómplices de Satanás que se oponen a Dios serán castigados, erradicados. En su lugar, la obra de Dios continuará libre de cualquier obstáculo; el plan de gestión de Dios continuará desarrollándose paso a paso según el calendario; el pueblo escogido de Dios estará libre de las perturbaciones y los engaños de Satanás; aquellos que siguen a Dios disfrutarán del liderazgo y la provisión de Dios en entornos tranquilos y apacibles. La ira de Dios es una salvaguardia que evita que todas las fuerzas malignas se multipliquen y proliferen, y es también una salvaguardia que protege la existencia y la difusión de todas las cosas justas y positivas, y las guarda eternamente de la supresión y la subversión.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

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Palabras diarias de Dios | Fragmento 107 | "Dios mismo, el único II"

Palabras diarias de Dios | Fragmento 107 | "Dios mismo, el único II"

Aunque la ira de Dios está oculta y es desconocida para el hombre, no tolera ofensa

El trato de Dios hacia la totalidad de la humanidad insensata e ignorante se basa principalmente en la misericordia y la tolerancia. Su ira, por el contrario, se esconde en la mayor parte del tiempo y de las cosas; es desconocida para el hombre. Como consecuencia, es difícil para el hombre ver a Dios exhibir Su ira, y también es difícil entender Su ira. De ahí que el hombre se tome a la ligera la ira de Dios. Cuando el hombre se enfrenta a la obra y el paso final de Dios de tolerar y perdonar al hombre, esto es, cuando el ejemplo final de la misericordia de Dios y Su advertencia final lo alcanza, si sigue utilizando los mismos métodos para oponerse a Dios y no hace ningún esfuerzo para arrepentirse, enmendar sus caminos o aceptar Su misericordia, Dios ya no les concederá más Su tolerancia y paciencia. Al contrario, es en este tiempo que Dios retirará Su misericordia. Después de esto, Él sólo enviará Su ira. Él puede expresar Su ira de formas diferentes, del mismo modo que puede usar diferentes métodos para castigar y destruir a las personas.

El uso del fuego por parte de Dios para destruir la ciudad de Sodoma es Su método más rápido de aniquilar totalmente a la humanidad o una cosa. Quemar a las personas de Sodoma destruyó más que sus cuerpos físicos; destruyó la totalidad de sus espíritus, sus almas y sus cuerpos, garantizando que las personas dentro de esta ciudad dejarían de existir tanto en el mundo material como en el mundo invisible al hombre. Esta es una forma en la que Dios revela y expresa Su ira. Esta forma de revelación y expresión es un aspecto de la esencia de la ira de Dios, del mismo modo que es naturalmente también una revelación de la esencia del carácter justo de Dios. Cuando Dios envía Su ira, deja de mostrar misericordia o benignidad, como tampoco despliega más Su tolerancia o paciencia; no hay persona, cosa o razón que pueda persuadirlo para que continúe siendo paciente, dé otra vez Su misericordia, y conceda Su tolerancia una vez más. En lugar de estas cosas, sin un momento de duda, Dios enviará Su ira y majestad, hará lo que desea, y hará estas cosas de una manera rápida y limpia de acuerdo a Sus propios deseos. Esta es la forma en la que Dios envía Su ira y majestad, que el hombre no debe ofender, y también es una expresión de un aspecto de Su carácter justo. Cuando las personas ven a Dios mostrando preocupación y amor por el hombre, son incapaces de detectar Su ira, ver Su majestad o sentir Su intolerancia a la ofensa. Estas cosas siempre han llevado a las personas a creer que el carácter justo de Dios es solamente uno de misericordia, tolerancia y amor. Sin embargo, cuando uno ve a Dios destruir una ciudad o detestar a una humanidad, Su ira en la destrucción del hombre y Su majestad permiten a las personas ver el otro lado de Su carácter justo. Esta es la intolerancia de Dios a la ofensa. El carácter de Dios que no tolera ofensas sobrepasa la imaginación de cualquier ser creado, y entre los seres no creados, ninguno es capaz de interferir en ella o afectarla; más aún, no puede ser suplantada o imitada. Así pues, este aspecto del carácter de Dios es uno que la humanidad debería conocer al máximo. Sólo Dios mismo tiene este tipo de carácter, y sólo Dios mismo posee este tipo de carácter. Dios posee este tipo de carácter justo porque detesta la maldad, las tinieblas, la rebeldía y los actos malvados de Satanás, que corrompen y destruyen a la humanidad, porque Él detesta todos los actos de pecado en oposición a Él y debido a Su esencia santa y pura. Es por esto que Él no sufrirá a ninguno de los seres creados o no creados oponiéndose a Él o disputando con Él. Incluso si un individuo al que Él hubo mostrado alguna vez misericordia o seleccionado, sólo necesita provocar a Su carácter y transgredir Su principio de paciencia y tolerancia, Él liberará y revelará Su carácter justo sin la más mínima misericordia o duda —un carácter que no tolera ofensa—.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

EL CARÁCTER DE DIOS NO TOLERA LA OFENSA

I
La humanidad debe saber antes que nada de un carácter sólo poseído por Dios. Esto es, no tolerar ninguna ofensa. Nada puede interferir, afectarlo. Supera cualquier imaginación, no puede suplantarse o imitarse. Dios no tolerará a nadie que vaya contra Él, sean seres creados o no, sean elegidos o reciban misericordia. Una vez que provoquen Su carácter o rompan Su principio de tolerancia, Dios liberará Su carácter, justo, no tolerará la ofensa.

II

Dios posee este carácter debido a Su esencia santa y pura, y porque odia los pecados que se le oponen. Él odia toda desobediencia y el mal de Satanás por corromper al hombre. Él detesta la maldad y la oscuridad. Dios no tolerará a nadie que vaya contra Él, sean seres creados o no, sean elegidos o reciban misericordia. Una vez que provoquen Su carácter o rompan Su principio de tolerancia, Dios liberará Su carácter, justo, no tolerará la ofensa. Dios no tolerará a nadie que vaya contra Él, sean seres creados o no, sean elegidos o reciban misericordia. Una vez que provoquen Su carácter o rompan Su principio de tolerancia, Dios liberará Su carácter, justo, no tolerará la ofensa.

De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

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miércoles, 2 de diciembre de 2020

Palabras diarias de Dios | Fragmento 106 | "Dios mismo, el único II"

Palabras diarias de Dios | Fragmento 106 | "Dios mismo, el único II"

(Génesis 19:1-11) Y dos ángeles vinieron a Sodoma al atardecer; y Lot se sentó en la puerta de Sodoma y cuando los vio se levantó y fue a su encuentro. Les hizo reverencia con su rostro hacia el suelo; y les dijo: Mirad mis señores, os imploro entréis en la casa de vuestro siervo y paséis la noche ahí; podréis lavaros los pies, y levantaros temprano para seguir vuestro camino. Y ellos dijeron: No, nos quedaremos en la calle toda la noche. Lot les insistió mucho; y ellos accedieron a irse con él a su casa; y él les preparó un banquete, les hizo pan sin levadura y ellos comieron. Pero antes de que se acostaran, todos los hombres de la ciudad, incluso los hombres de Sodoma, jóvenes y ancianos, todos rodearon la casa y llamando a Lot y le dijeron: ¿Dónde están los hombres que vinieron a tu casa esta noche? Tráelos acá afuera para que los conozcamos. Lot salió a la puerta a atenderlos, y cerró la puerta tras él, les dijo: os suplico, hermanos, no actuéis tan malvadamente. Ved, tengo dos hijas que todavía no han conocido hombre; permitidme, les imploro, que os las traiga, y podéis hacer con ellas lo que os parezca, pero a estos hombres no les hagáis nada, ya que ellos han venido a quedarse bajo mi techo. Y ellos dijeron: Apártate —y seguidamente dijeron— Este sujeto vino a quedarse acá, y ahora quiere ser el juez; ahora haremos peores cosas contigo que con ellos. Los hombres se abalanzaron contra Lot y casi lograron romper la puerta. Pero los hombres invitados estiraron la mano y jalaron a Lot dentro de la casa, cerraron la puerta. Maldijeron a los hombres que estaban a la puerta con ceguera, a los pequeños y a los mayores, de tal manera que tuvieron mucha dificultad para encontrar la puerta.

(Génesis 19:24-25) Luego Jehová mandó lluvia de azufre y fuego del cielo sobre Sodoma y sobre Gomorra y destruyó esas ciudades, toda la llanura, a todos sus habitantes y todo lo que crecía en estas tierras.

Después de la resistencia y la hostilidad repetidas de Sodoma hacia Él, Dios la erradica totalmente

Desde una perspectiva humana, Sodoma era una ciudad que podía satisfacer plenamente el deseo y la maldad del hombre. Seductora y cautivadora, con música y danza noche tras noche, su prosperidad empujó a los hombres a la fascinación y la locura. Su maldad corroía los corazones de las personas y los hechizaba hasta la degeneración. Era una ciudad en la que los espíritus inmundos y malignos corrían desbocados; rebosaba de pecado y asesinatos y estaba llena de un olor sangriento y pútrido. Era una ciudad que helaba a las personas hasta los huesos, una ciudad de la que uno se retiraría. Nadie en esta ciudad —ni hombre ni mujer, ni joven ni viejo— buscaba el camino verdadero; nadie anhelaba la luz o apartarse del pecado. Vivían bajo el control, la corrupción y el engaño de Satanás. Habían perdido su humanidad; perdido sus sentidos, y habían perdido la meta original de la existencia del hombre. Cometían innumerables pecados de resistencia contra Dios; rechazaron Su guía y se opusieron a Su voluntad. Sus actos malvados llevaron a estas personas, la ciudad y toda cosa viviente en ella, paso a paso, por el camino de la destrucción.

Aunque estos dos pasajes no registran los detalles que describen la medida de la corrupción del pueblo de Sodoma, registrando en su lugar su conducta hacia los dos siervos de Dios después de su llegada a la ciudad, una simple verdad puede revelar hasta qué punto eran corruptos, malvados y se resistían a Dios las personas de Sodoma. Con esto, también se ponen de manifiesto la verdadera cara y esencia de los habitantes de la ciudad. No sólo no aceptaron las advertencias de Dios, sino que no temieron Su castigo. Al contrario, despreciaron la ira de Dios. Resistieron ciegamente a Dios. No importó lo que Él hiciese o cómo lo hiciese, su naturaleza viciosa sólo se intensificaba, y se oponían repetidamente a Dios. Las personas de Sodoma eran hostiles a la existencia de Dios, Su venida, Su castigo, y aún más, Sus advertencias. No veían nada que mereciese la pena a su alrededor. Destruían y lastimaban a todas las personas que podían ser destruidas y lastimadas y no trataron de forma diferente a los siervos de Dios. En cuanto a la totalidad de los hechos malvados cometidos por las personas de Sodoma, hacer daño a los siervos de Dios sólo era la punta del iceberg, y su naturaleza malvada que esto revelaba equivalía realmente a poco más que una gota en un inmenso mar. Por tanto, Dios decidió destruirlos con fuego. Dios no empleó un diluvio, ni usó un huracán, un terremoto, un tsunami o cualquier otro método para destruir la ciudad. ¿Qué simbolizó el uso del fuego por parte de Dios para destruir la ciudad? Significó la destrucción total de la ciudad; significó que la ciudad desapareció totalmente de la tierra y de la existencia. Aquí, “destrucción” no sólo se refiere a la desaparición de la forma y estructura o el aspecto exterior de la ciudad; también significa que las almas de las personas en ella dejaron de existir, habiendo sido totalmente erradicadas. Simplemente, todas las personas, acontecimientos y cosas asociadas con la ciudad fueron destruidos. No habría un más allá o una reencarnación para ellas; Dios las había erradicado de la humanidad, Su creación, de una vez y para siempre. El “uso del fuego” simbolizó un alto al pecado, y significó un final para el pecado; este dejaría de existir y propagarse. Significaba que la maldad de Satanás había perdido su tierra fértil así como el cementerio que le garantizaba un lugar para permanecer y vivir. En la guerra entre Dios y Satanás, el uso del fuego por parte de Dios es la marca de Su victoria con la que Satanás está marcado. La destrucción de Sodoma es un gran tropiezo en la ambición de Satanás de oponerse a Dios corrompiendo y destruyendo al hombre, y es de igual forma una señal humillante de un tiempo en el desarrollo de la humanidad en el que el hombre rechazó la dirección de Dios y se abandonó al vicio. Además, es un registro de una revelación verdadera del carácter justo de Dios.

Cuando el fuego que Dios envió desde el cielo hubo reducido Sodoma a nada más que cenizas, significaba que la ciudad llamada “Sodoma” dejaría de existir, tal como lo haría todo dentro de ella. Fue destruida por la ira de Dios; desapareció bajo la ira y la majestad de Dios. Sodoma recibió su justo castigo debido al carácter justo de Dios; recibió su justo fin debido al carácter justo de Dios. El final de la existencia de Sodoma se debió a su maldad, y también al deseo de Dios de mirar nunca más esta ciudad, así como a ninguna de las personas que habían vivido en ella o cualquier vida que hubiese crecido dentro de ella. El “deseo de no mirar nunca más la ciudad” por parte de Dios es Su ira así como Su majestad. Dios quemó la ciudad porque su iniquidad y pecado provocaron que Él sintiese ira, repugnancia y aversión hacia ella y desease no verla nunca más a ella ni a ninguna de las personas y cosas vivientes en su interior. Una vez que la ciudad había terminado de arder, dejando sólo cenizas tras ella, había dejado verdaderamente de existir a los ojos de Dios; incluso Sus recuerdos de ella desaparecieron, se borraron. Esto significa que el fuego enviado desde el cielo no sólo destruyó toda la ciudad de Sodoma y las personas llenas de iniquidad en su interior, ni tampoco destruyó solamente todas las cosas que en ella fueron manchadas por el pecado; aún más, este fuego destruyó los recuerdos de la maldad y la resistencia de la humanidad contra Dios. Este fue el propósito de Dios el quemar la ciudad.

Una humanidad se había vuelto corrupta hasta el extremo. No conocía a Dios ni de dónde había venido. Si tú mencionabas a Dios, estas personas te atacarían, difamarían y blasfemarían. Incluso cuando los siervos de Dios habían venido a difundir Su advertencia, estas personas corruptas no sólo no mostraron signos de arrepentimiento; no abandonaron su conducta malvada. Al contrario, hicieron daño descaradamente a los siervos de Dios. Lo que expresaron y revelaron fue su naturaleza y esencia de extrema enemistad hacia Dios. Se puede ver que la resistencia contra Dios de estas personas corruptas era más que una revelación de su carácter corrupto, del mismo modo que era más que un ejemplo de difamación o burla que brotaba de una falta de entendimiento de la verdad. Ni la estupidez ni la ignorancia causaron su conducta malvada; no fue porque estas personas hubiesen sido engañadas, y sin duda no fue porque hubiesen sido confundidas. Su conducta había alcanzado el nivel del antagonismo flagrantemente descarado, la oposición y el clamor contra Dios. Sin duda, este tipo de conducta humana enfurecería a Dios, y enfurecería Su carácter —un carácter que no debe ser ofendido—. Por tanto, Dios desató directamente y abiertamente Su ira y Su majestad; esta es una verdadera revelación de Su carácter justo. Frente a una ciudad que desbordaba pecado, Dios deseaba destruirla de la manera más rápida posible; deseaba erradicar al pueblo en ella y la totalidad de sus pecados de la forma más completa, hacer que los habitantes de esta ciudad dejasen de existir y que el pecado no se multiplicase más en ese lugar. La forma más rápida y completa de hacerlo era quemarla con fuego. La actitud de Dios hacia el pueblo de Sodoma no fue una de abandono o desconsideración; en su lugar, Él usó Su ira, majestad y autoridad para castigar, golpear y destruir totalmente a estas personas. Su actitud hacia ellos no fue sólo una de destrucción física sino también de destrucción del alma, una erradicación eterna. Esta es la verdadera implicación del deseo de Dios de que ellos “dejasen de existir”.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
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Testimonio cristiano 2020 | Practica la verdad para vivir una semejanza humana

Testimonio cristiano 2020 | Practica la verdad para vivir una semejanza humana

En 2018, el PCCh puso en el punto de mira a la iglesia de la protagonista para detener a sus miembros. Había varios lugares de reunión bajo vigilancia policial y tenían que trasladarlos lo antes posible. Cuando ve que la supervisora no ha organizado el adecuado traslado de todos los lugares de reunión, le llama la atención al respecto, pero se sorprende de que la reprenda. Con el deseo de proteger su prestigio y estatus, decide hacer la vista gorda por el bien de sus intereses. Días después detienen a la supervisora y a varios hermanos y hermanas más. Le abruma el remordimiento. Gracias al juicio y castigo de las palabras de Dios comprueba que vive de acuerdo con filosofías satánicas como “Guarda silencio para protegerte” y que es sumamente egoísta, despreciable y carente de humanidad. Está llena de arrepentimiento, se detesta y decide practicar la verdad y proteger el trabajo de la casa de Dios en lo sucesivo. Cuando se enfrente a una situación similar unos meses más tarde, ¿será capaz de renunciar a sus intereses y practicar la verdad? Descúbrelo en Practica la verdad para vivir una semejanza humana.

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martes, 1 de diciembre de 2020

Testimonio cristiano 2020 | Vivir por fin una semejanza humana

Testimonio cristiano 2020 | Vivir por fin una semejanza humana

A la protagonista, líder de la iglesia, le preocupa que su trabajo se vea afectado cada vez que sea preciso que cumplan con el deber en otro sitio aquellos miembros con talento de la iglesia de la que es responsable. Siempre es reacia e intenta interponerse haciendo de todo por evitar que trasladen a los integrantes de su equipo. Esto interrumpe el trabajo de la casa de Dios. Al experimentar el juicio y castigo de las palabras de Dios ve lo egoísta e insidiosa que ha sido. Ha tratado de mantener a la gente bajo control en aras de su propio prestigio y estatus, lo que ha interrumpido el trabajo de la casa de Dios. Entonces comienza a detestarse sinceramente y desea arrepentirse. En su deber posterior logra ser capaz de renunciar a sus intereses y practicar la verdad, y alcanza una sensación de tranquilidad y paz en su corazón.

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Palabras diarias de Dios | Fragmento 105 | "Dios mismo, el único II"

Palabras diarias de Dios | Fragmento 105 | "Dios mismo, el único II"

(Génesis 19:1-11) Y dos ángeles vinieron a Sodoma al atardecer; y Lot se sentó en la puerta de Sodoma y cuando los vio se levantó y fue a su encuentro. Les hizo reverencia con su rostro hacia el suelo; y les dijo: Mirad mis señores, os imploro entréis en la casa de vuestro siervo y paséis la noche ahí; podréis lavaros los pies, y levantaros temprano para seguir vuestro camino. Y ellos dijeron: No, nos quedaremos en la calle toda la noche. Lot les insistió mucho; y ellos accedieron a irse con él a su casa; y él les preparó un banquete, les hizo pan sin levadura y ellos comieron. Pero antes de que se acostaran, todos los hombres de la ciudad, incluso los hombres de Sodoma, jóvenes y ancianos, todos rodearon la casa y llamando a Lot y le dijeron: ¿Dónde están los hombres que vinieron a tu casa esta noche? Tráelos acá afuera para que los conozcamos. Lot salió a la puerta a atenderlos, y cerró la puerta tras él, les dijo: os suplico, hermanos, no actuéis tan malvadamente. Ved, tengo dos hijas que todavía no han conocido hombre; permitidme, les imploro, que os las traiga, y podéis hacer con ellas lo que os parezca, pero a estos hombres no les hagáis nada, ya que ellos han venido a quedarse bajo mi techo. Y ellos dijeron: Apártate —y seguidamente dijeron— Este sujeto vino a quedarse acá, y ahora quiere ser el juez; ahora haremos peores cosas contigo que con ellos. Los hombres se abalanzaron contra Lot y casi lograron romper la puerta. Pero los hombres invitados estiraron la mano y jalaron a Lot dentro de la casa, cerraron la puerta. Maldijeron a los hombres que estaban a la puerta con ceguera, a los pequeños y a los mayores, de tal manera que tuvieron mucha dificultad para encontrar la puerta.

(Génesis 19:24-25) Luego Jehová mandó lluvia de azufre y fuego del cielo sobre Sodoma y sobre Gomorra y destruyó esas ciudades, toda la llanura, a todos sus habitantes y todo lo que crecía en estas tierras.

Sodoma es reducida a cenizas por provocar la ira de Dios

Cuando las personas de Sodoma vieron a estos dos siervos, no preguntaron la razón de su venida, ni nadie preguntó si habían venido a difundir la voluntad de Dios. Al contrario, formaron una muchedumbre y, sin esperar una explicación, fueron a capturar a estos dos siervos como perros salvajes o lobos despiadados. ¿Vio Dios estas cosas cuando acontecieron? ¿Qué estaba pensando Dios en Su corazón en cuanto a este tipo de conducta humana, este tipo de cosa? Dios decidió destruir esta ciudad; no dudaría ni esperaría, ni continuaría mostrando paciencia. Su día había llegado, y por tanto se dispuso a hacer la obra que deseaba hacer. Así, Génesis 19:24-25 dice: “Luego Jehová mandó lluvia de azufre y fuego del cielo sobre Sodoma y sobre Gomorra y destruyó esas ciudades, toda la llanura, a todos sus habitantes y todo lo que crecía en estas tierras”. Estos dos versículos dicen a las personas el método con el que Dios destruyó esta ciudad; también dicen lo que Dios destruyó. Primero, la Biblia cuenta que Dios quemó la ciudad con fuego, y que la magnitud del mismo fue suficiente para destruir a todas las personas y aquello que crecía en la tierra. Es decir, el fuego que cayó del cielo no sólo destruyó la ciudad; también destruyó a todas las personas y cosas vivientes en su interior, sin dejar una sola huella detrás. Después de la destrucción de la ciudad, la tierra quedó vacía de cosas vivas. No había más vida, ni ninguna señal de ella. La ciudad se había convertido en un desierto, un lugar vacío lleno de un silencio mortal. Ya no habría más maldad contra Dios en este lugar; no habría más matanzas ni sangre derramada.

¿Por qué quería quemar Dios esta ciudad completamente? ¿Qué podéis ver aquí? ¿Soportaría Dios ver a la humanidad y la naturaleza, Sus propias creaciones, ser destruidas de esta forma? Si puedes discernir la ira de Jehová Dios del fuego enviado desde el cielo, entonces no es difícil ver el nivel de Su ira en el objetivo de Su destrucción así como en el grado en que esta ciudad fue destruida. Cuando Dios aborrece una ciudad, enviará Su castigo sobre ella. Cuando Dios está asqueado con una ciudad, emitirá repetidas advertencias informando a las personas de Su ira. Sin embargo, cuando Dios decide poner fin a una ciudad y destruirla, esto es, cuando Su ira y majestad han sido ofendidas, Él no dará más castigos ni advertencias. En su lugar, la destruirá directamente. La hará desaparecer totalmente. Este es el carácter justo de Dios.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

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