Revisar si practicas la justicia en todo lo que haces y si todas tus acciones Dios las observa, son los principios conductuales de los que creen en Dios. Seréis llamados justos porque podéis satisfacer a Dios y porque aceptáis el cuidado y la protección de Dios. A los ojos de Dios, todos los que aceptan el cuidado, la protección y la perfección de Dios y que Él gana, son justos y Dios los ve con estima. Entre más aceptéis las palabras de Dios en el aquí y el ahora, más seréis capaces de recibir y entender la voluntad de Dios y así podréis vivir más las palabras de Dios y satisfacer Sus exigencias.
El Relámpago Oriental, Dios Todopoderoso, es la segunda venida del Señor Jesús. Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. ¡En tanto leas las palabras de Dios Todopoderoso, verás que Dios ha aparecido! Invitamos a quienes buscan la verdad con el corazón a venir aquí y mirar.
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domingo, 2 de junio de 2019
domingo, 26 de mayo de 2019
Los mandamientos de la nueva era
A vosotros os han dicho que debéis equiparos con las palabras de Dios, que independientemente de lo que haya sido dispuesto para vosotros, todo está orquestado por la propia mano de Dios, y que no hay necesidad de vuestras fervientes oraciones o súplicas, estas son inútiles.
domingo, 19 de mayo de 2019
Una breve charla sobre “El Reino Milenario ha llegado”
¿Cómo veis vosotros la visión del Reino Milenario? Algunas personas piensan mucho en ello y dicen que el Reino Milenario durará mil años sobre la tierra, de modo que, si los miembros de más edad de la iglesia no están casados, ¿tienen que casarse?
domingo, 12 de mayo de 2019
Deberías preparar suficientes buenas obras para tu destino
He hecho mucho trabajo entre vosotros y, por supuesto, también he hablado. Sin embargo, siento que Mis palabras y Mi trabajo no han cumplido en su totalidad con el propósito de Mi obra destinada para los últimos días.
miércoles, 1 de mayo de 2019
Es muy importante entender el carácter de Dios
Hay muchas cosas que espero que logréis. Sin embargo, vuestros actos y toda vuestra vida no pueden satisfacer Mis exigencias en su totalidad, así que no tengo otra opción que ir directo al grano y explicaros Mi voluntad. Dado que vuestro discernimiento es pobre y que vuestra apreciación es igual de pobre, sois casi completamente ignorantes tanto de Mi carácter como de Mi esencia y, por tanto, es una cuestión de urgencia que Yo os informe de ellos.
sábado, 27 de abril de 2019
El suspiro del Todopoderoso
Hay un enorme secreto en tu corazón. Jamás te haces consciente de él porque has estado viviendo en un mundo donde no brilla la luz. El maligno se ha llevado tu corazón y tu espíritu.
viernes, 26 de abril de 2019
Todos los que no conocen a Dios son los que se oponen a Él
Para comprender el propósito de la obra de Dios, el efecto que debe lograr en el hombre, y la voluntad de Dios hacia el hombre, esto es lo que cada hombre que sigue a Dios debería conseguir.
lunes, 22 de abril de 2019
Nadie que es de la carne puede escapar del día de la ira
Hoy, os amonesto por el bien de vuestra propia supervivencia, para que Mi obra avance sin problemas, y para que Mi obra inaugural en el universo entero pueda llevarse a cabo más adecuadamente y perfectamente, revelando Mis palabras, autoridad, majestad y juicio a las personas de todos los países y naciones.
domingo, 14 de abril de 2019
El hombre sólo puede salvarse en medio de la gestión de Dios
Todo el mundo siente que la gestión de Dios es extraña, porque las personas piensan que la misma no está en absoluto relacionada con el hombre. Piensan que esta gestión es la obra de Dios únicamente, que son Sus asuntos y, así, la humanidad es indiferente a la misma.
jueves, 11 de abril de 2019
La obra en la Era de la Ley
La obra que Jehová hizo en los israelitas instauró entre la humanidad el lugar terrenal del origen de Dios, Su lugar sagrado donde Él estaba presente. Confinó Su obra al pueblo israelita. Al principio, no obró fuera de Israel; en lugar de eso, escogió un pueblo que encontró apropiado para así restringir el alcance de Su obra. Israel es el lugar donde Dios creó a Adán y Eva y del polvo de ese lugar Jehová hizo al hombre; este es el fundamento de Su obra en la tierra. Los israelitas, que son los descendientes de Noé y de Adán, fueron el cimiento de la obra de Jehová en la tierra.
En ese momento, la relevancia, propósito y avance de la obra de Jehová en Israel fueron para comenzar Su obra en toda la tierra, gradualmente extendiéndose a las naciones gentiles desde su centro en Israel. Este es el principio de acuerdo en el cual Él obra en el universo, para establecer un modelo, después ampliarlo hasta que toda la gente en el universo haya aceptado Su evangelio. Los primeros israelitas eran los descendientes de Noé. Estas personas sólo tenían el aliento de Jehová y sólo podían hacerse cargo de las necesidades básicas de la vida, pero no sabían qué clase de Dios era Jehová, ni tampoco conocían Su voluntad para el hombre, mucho menos cómo debían reverenciar al Señor de toda la creación. Los descendientes de Adán no sabían qué reglas y leyes debían obedecer o qué obra debían hacer los creados para el Creador. Todo lo que sabían era que el esposo debía sudar y trabajar para proveer a su familia y que la esposa debía someterse a su esposo y perpetuar la raza humana que Jehová creó. En otras palabras, esta gente sólo tenía el aliento de Jehová y Su vida, pero no sabían cómo seguir las leyes de Dios o cómo satisfacer al Señor de toda la creación. Entendían demasiado poco. Así que aunque no había nada torcido o malicioso en sus corazones y aunque rara vez tenían celos y peleaban, no conocían ni entendían a Jehová, el Señor de toda la creación. Estos antepasados del hombre sólo sabían comer lo que Jehová hacía, disfrutar lo que Jehová había hecho, pero no sabían reverenciar a Jehová; no sabían que lo debían adorar sobre sus rodillas. ¿Cómo podrían ser llamadas Sus criaturas? Si esto fuese así, ¿cuáles de las palabras: “Jehová es el Señor de toda la creación” y “Él creó al hombre para que el hombre pudiera manifestarlo, glorificarlo y representarlo”, no habrán sido dichas en vano? ¿Cómo pueden las personas que no sienten ninguna reverencia por Jehová convertirse en testimonios de Su gloria? ¿Cómo pueden ellas convertirse en manifestaciones de Su gloria? ¿Acaso las palabras de Jehová: “Yo creé al hombre a Mi imagen” no se convierten entonces en un arma en las manos de Satanás, el maligno? ¿Acaso no se convierten luego estas palabras en una característica de humillación a la creación del hombre realizada por Jehová? Con el fin de completar esa etapa de la obra, Jehová, después de crear a la humanidad, no la instruyó o guio desde los tiempos de Adán hasta los de Noé. En vez de ello, no fue sino hasta después de que el diluvio destruyera el mundo que Él formalmente comenzó a guiar a los israelitas, que eran los descendientes de Noé y también de Adán. Su obra y Sus declaraciones en Israel dieron guía a todo el pueblo de Israel mientras vivían sus vidas por toda la tierra de Israel, y de esta manera le mostró a la humanidad que Jehová no sólo era capaz de soplar el aliento dentro del hombre para que obtuviera vida de Él y se levantara del polvo a un ser humano creado, sino que Él también podía incinerar y maldecir a la humanidad y usar Su vara para gobernarla. De la misma manera, vieron que Jehová podía guiar la vida del hombre en la tierra y hablar y obrar entre la humanidad de acuerdo a las horas del día y de la noche. Hizo la obra sólo para que Sus criaturas supieran que el hombre vino del polvo que Él recogió, que el hombre fue hecho por Él. Además, la obra que Él comenzó en Israel estaba destinada para que otras personas y naciones (que de hecho no estaban separadas de Israel, sino que se habían ramificado de los israelitas, pero todavía eran descendientes de Adán y Eva) pudiesen recibir el evangelio de Jehová de Israel, para que todas las criaturas en el universo lo reverenciaran y lo tuvieran por grandioso. Si Jehová no hubiera comenzado Su obra en Israel, sino que, después de crear a la humanidad, la hubiera dejado vivir vidas descuidadas sobre la tierra, entonces por la naturaleza física del hombre (naturaleza quiere decir que el hombre nunca puede saber las cosas que no puede ver, es decir, que él no sabe que Jehová creó a la humanidad, mucho menos por qué lo hizo), nunca sabría que Jehová creó a la humanidad y es el Señor de todas las cosas. Si Jehová hubiera creado al hombre y lo hubiera colocado sobre la tierra como Su entretenimiento, entonces simplemente se hubiera sacudido el polvo de las manos y se hubiera ido en vez de guiar entre los hombres por un periodo de tiempo, entonces toda la humanidad habría regresado a la nada; hasta el cielo y la tierra y todas las cosas que Él creó, incluyendo a toda la humanidad habría regresado a la nada y habría sido pisoteada por Satanás. De esta manera el deseo de Jehová de que: “Sobre la tierra, es decir, en medio de Su creación, Él debe tener un lugar donde pararse, un lugar santo”, se habría hecho añicos. Así que en su lugar, después de que Dios creó a la humanidad, la guio en sus vidas y les habló con el fin de llevar a cabo Su deseo, para lograr Su plan. La obra de Dios en Israel estuvo destinada sólo para ejecutar el plan que Él había establecido antes de Su creación de todas las cosas. Y por tanto Su labor primero entre los israelitas y Su creación de todas las cosas no estaban en conflicto entre sí, sino que ambos fueron por el bien de Su gestión, Su obra y Su gloria, profundizando el significado de Su creación de la humanidad. Él guio la vida de la humanidad sobre la tierra por dos mil años después de Noé, durante los cuales les enseñó cómo reverenciar a Jehová el Señor de todas las cosas, les enseñó cómo conducirse y vivir sus vidas y, sobre todo, cómo actuar como testigo de Jehová, cómo obedecerlo y reverenciarlo y cómo alabarlo con música al igual que David y sus sacerdotes.
Antes de los dos mil años durante los cuales Jehová hizo Su obra, el hombre no sabía nada y casi todos se degeneraron a lo profundo de la promiscuidad y la perversión que precedieron al diluvio: sus corazones estaban desprovistos de Jehová, no digamos ya Su camino. Nunca entendieron la obra que Jehová iba a hacer; les faltaba la razón, mucho menos el conocimiento, como máquinas vivientes que respiran, ignorantes del hombre, de Dios, de todas las cosas y de la vida por igual. En la tierra se involucraron en mucha seducción, como la serpiente, y dijeron muchas cosas que fueron ofensivas a Jehová, pero porque eran ignorantes, Jehová no los castigó ni los disciplinó. Después del diluvio, cuando Noé tenía 601 años, Jehová formalmente se le apareció a Noé y lo guio a él y a su familia, conduciéndolo a él, a los pájaros y a las bestias, que sobrevivieron el diluvio y a sus descendientes hasta el fin de la Era de la Ley, un total de 2.500 años. Estuvo obrando de una manera formal en Israel durante 2.000 años y el periodo en el que estuvo obrando tanto en Israel como fuera de Israel fue de 500 años, que juntos suman 2.500 años. Durante este periodo Él les enseñó a los israelitas que para servir a Jehová debían construir el templo y usar las túnicas de los sacerdotes y caminar descalzos en el templo al amanecer, para que sus zapatos no ensuciaran el templo y cayera fuego sobre ellos de arriba del templo y los quemara hasta la muerte. Cumplían con sus deberes y se sometían a los planes de Jehová. Oraban a Jehová en el templo y después de ser inspirados por Jehová, es decir, después de que Jehová había hablado, guiaban al pueblo y le enseñaban que debían reverenciar a Jehová —su Dios—. Y Jehová les dijo que debían construir el templo y el altar, y en el tiempo señalado por Jehová, es decir, en la pascua, debían preparar becerros y corderos recién nacidos como sacrificios sobre el altar para servir a Jehová, con el fin de frenarles y poner en sus corazones reverencia por Jehová. Si obedecían la ley sería la medida de su lealtad a Jehová. Jehová también estableció para ellos el día del Sabbat, el séptimo día de Su creación. El día siguiente, Él hizo el primer día, un día para que ellos alabaran a Jehová, para ofrecerle sacrificios y para hacerle música. En este día, Jehová convocó a todos los sacerdotes para que dividieran los sacrificios sobre el altar de manera que el pueblo comiera y para que pudieran disfrutar los sacrificios sobre el altar de Jehová. Además, Jehová les dijo que eran benditos y tenían parte con Él y que eran Su pueblo escogido (que fue el pacto de Jehová con los israelitas). Es por esto que, hasta el día de hoy, el pueblo de Israel todavía dice que Jehová sólo es su Dios y no el Dios de otros pueblos.
Durante la Era de la Ley, Jehová dio muchos mandamientos para que Moisés se los transmitiera a los israelitas quienes le siguieron saliendo de Egipto. Jehová dio estos mandamientos a los israelitas y no guardaban relación con los egipcios; estaban destinados a restringir a los israelitas. Dios usó los mandamientos para hacerles exigencias. Si ellos observaban el Sabbat, si respetaban a sus padres, si adoraban ídolos, etc., estos eran los principios por los cuales eran juzgados como pecadores o justos. Entre ellos, hubo algunos que fueron golpeados por el fuego de Jehová, algunos que fueron apedreados a muerte y otros que recibieron la bendición de Jehová, y esto se determinaba de acuerdo a si ellos obedecían o no estos mandamientos. Aquellos que no observaran el Sabbat serían apedreados a muerte. Aquellos sacerdotes que no observaran el Sabbat serían golpeados por el fuego de Jehová. Aquellos que no mostraran respeto a sus padres también serían apedreados a muerte. Todo esto era elogiado por Jehová. Jehová estableció Sus mandamientos y leyes para que mientras Él guiara sus vidas, el pueblo escuchara y obedeciera Su palabra y no se rebelara contra Él. Usó esas leyes para controlar a la recién nacida raza humana, para poner fundamento de Su obra por venir. Y así, por causa de la obra que Jehová hizo, la primera era se llamó la Era de la Ley. Aunque Jehová habló mucho e hizo muchas obras, sólo los guio de un modo positivo, enseñándoles a este pueblo ignorante cómo ser humano, cómo vivir, cómo entender el camino de Jehová. En Su gran mayoría la obra que Él hizo tenía la intención de permitirle al pueblo observar Su camino y seguir Su ley. La obra se hizo en gente que está superficialmente pervertida; no se ocupaba de la transformación del carácter o del crecimiento en la vida. Sólo se ocupaba de usar leyes para restringir y controlar a la gente. Para los israelitas de aquel tiempo, Jehová era sólo un Dios en el templo, un Dios en los cielos. Era una columna de nube, una columna de fuego. Todo lo que Jehová les demandaba hacer era obedecer lo que la gente conoce hoy como Sus leyes y mandamientos, incluso podría llamárseles reglas, porque la obra de Jehová no estaba destinada a transformarlos, sino a darles más cosas de las que el hombre debe tener, a decirles de Su propia boca, porque después que el hombre fue creado, el hombre no sabía nada acerca de lo que debía poseer. Y entonces, Jehová les dio las cosas que debían poseer para sus vidas sobre la tierra, hizo que la gente que Él había guiado superara a sus antepasados, Adán y Eva, porque lo que Jehová les dio superaba lo que Él les había dado a Adán y Eva en el principio. Independientemente, la obra que Jehová hizo en Israel fue sólo para guiar a la humanidad y para hacer que la humanidad reconociera a su Creador. No los conquistó ni los transformó, simplemente los guio. Esta es la suma de la obra de Jehová en la Era de la Ley. Esto es en el fondo, la historia verdadera, la esencia de Su obra en toda la tierra de Israel, y el inicio de Sus seis mil años de Su obra, para controlar a la humanidad por la mano de Jehová. De esto surgió más obra en Su plan de gestión de seis mil años.
En ese momento, la relevancia, propósito y avance de la obra de Jehová en Israel fueron para comenzar Su obra en toda la tierra, gradualmente extendiéndose a las naciones gentiles desde su centro en Israel. Este es el principio de acuerdo en el cual Él obra en el universo, para establecer un modelo, después ampliarlo hasta que toda la gente en el universo haya aceptado Su evangelio. Los primeros israelitas eran los descendientes de Noé. Estas personas sólo tenían el aliento de Jehová y sólo podían hacerse cargo de las necesidades básicas de la vida, pero no sabían qué clase de Dios era Jehová, ni tampoco conocían Su voluntad para el hombre, mucho menos cómo debían reverenciar al Señor de toda la creación. Los descendientes de Adán no sabían qué reglas y leyes debían obedecer o qué obra debían hacer los creados para el Creador. Todo lo que sabían era que el esposo debía sudar y trabajar para proveer a su familia y que la esposa debía someterse a su esposo y perpetuar la raza humana que Jehová creó. En otras palabras, esta gente sólo tenía el aliento de Jehová y Su vida, pero no sabían cómo seguir las leyes de Dios o cómo satisfacer al Señor de toda la creación. Entendían demasiado poco. Así que aunque no había nada torcido o malicioso en sus corazones y aunque rara vez tenían celos y peleaban, no conocían ni entendían a Jehová, el Señor de toda la creación. Estos antepasados del hombre sólo sabían comer lo que Jehová hacía, disfrutar lo que Jehová había hecho, pero no sabían reverenciar a Jehová; no sabían que lo debían adorar sobre sus rodillas. ¿Cómo podrían ser llamadas Sus criaturas? Si esto fuese así, ¿cuáles de las palabras: “Jehová es el Señor de toda la creación” y “Él creó al hombre para que el hombre pudiera manifestarlo, glorificarlo y representarlo”, no habrán sido dichas en vano? ¿Cómo pueden las personas que no sienten ninguna reverencia por Jehová convertirse en testimonios de Su gloria? ¿Cómo pueden ellas convertirse en manifestaciones de Su gloria? ¿Acaso las palabras de Jehová: “Yo creé al hombre a Mi imagen” no se convierten entonces en un arma en las manos de Satanás, el maligno? ¿Acaso no se convierten luego estas palabras en una característica de humillación a la creación del hombre realizada por Jehová? Con el fin de completar esa etapa de la obra, Jehová, después de crear a la humanidad, no la instruyó o guio desde los tiempos de Adán hasta los de Noé. En vez de ello, no fue sino hasta después de que el diluvio destruyera el mundo que Él formalmente comenzó a guiar a los israelitas, que eran los descendientes de Noé y también de Adán. Su obra y Sus declaraciones en Israel dieron guía a todo el pueblo de Israel mientras vivían sus vidas por toda la tierra de Israel, y de esta manera le mostró a la humanidad que Jehová no sólo era capaz de soplar el aliento dentro del hombre para que obtuviera vida de Él y se levantara del polvo a un ser humano creado, sino que Él también podía incinerar y maldecir a la humanidad y usar Su vara para gobernarla. De la misma manera, vieron que Jehová podía guiar la vida del hombre en la tierra y hablar y obrar entre la humanidad de acuerdo a las horas del día y de la noche. Hizo la obra sólo para que Sus criaturas supieran que el hombre vino del polvo que Él recogió, que el hombre fue hecho por Él. Además, la obra que Él comenzó en Israel estaba destinada para que otras personas y naciones (que de hecho no estaban separadas de Israel, sino que se habían ramificado de los israelitas, pero todavía eran descendientes de Adán y Eva) pudiesen recibir el evangelio de Jehová de Israel, para que todas las criaturas en el universo lo reverenciaran y lo tuvieran por grandioso. Si Jehová no hubiera comenzado Su obra en Israel, sino que, después de crear a la humanidad, la hubiera dejado vivir vidas descuidadas sobre la tierra, entonces por la naturaleza física del hombre (naturaleza quiere decir que el hombre nunca puede saber las cosas que no puede ver, es decir, que él no sabe que Jehová creó a la humanidad, mucho menos por qué lo hizo), nunca sabría que Jehová creó a la humanidad y es el Señor de todas las cosas. Si Jehová hubiera creado al hombre y lo hubiera colocado sobre la tierra como Su entretenimiento, entonces simplemente se hubiera sacudido el polvo de las manos y se hubiera ido en vez de guiar entre los hombres por un periodo de tiempo, entonces toda la humanidad habría regresado a la nada; hasta el cielo y la tierra y todas las cosas que Él creó, incluyendo a toda la humanidad habría regresado a la nada y habría sido pisoteada por Satanás. De esta manera el deseo de Jehová de que: “Sobre la tierra, es decir, en medio de Su creación, Él debe tener un lugar donde pararse, un lugar santo”, se habría hecho añicos. Así que en su lugar, después de que Dios creó a la humanidad, la guio en sus vidas y les habló con el fin de llevar a cabo Su deseo, para lograr Su plan. La obra de Dios en Israel estuvo destinada sólo para ejecutar el plan que Él había establecido antes de Su creación de todas las cosas. Y por tanto Su labor primero entre los israelitas y Su creación de todas las cosas no estaban en conflicto entre sí, sino que ambos fueron por el bien de Su gestión, Su obra y Su gloria, profundizando el significado de Su creación de la humanidad. Él guio la vida de la humanidad sobre la tierra por dos mil años después de Noé, durante los cuales les enseñó cómo reverenciar a Jehová el Señor de todas las cosas, les enseñó cómo conducirse y vivir sus vidas y, sobre todo, cómo actuar como testigo de Jehová, cómo obedecerlo y reverenciarlo y cómo alabarlo con música al igual que David y sus sacerdotes.
Antes de los dos mil años durante los cuales Jehová hizo Su obra, el hombre no sabía nada y casi todos se degeneraron a lo profundo de la promiscuidad y la perversión que precedieron al diluvio: sus corazones estaban desprovistos de Jehová, no digamos ya Su camino. Nunca entendieron la obra que Jehová iba a hacer; les faltaba la razón, mucho menos el conocimiento, como máquinas vivientes que respiran, ignorantes del hombre, de Dios, de todas las cosas y de la vida por igual. En la tierra se involucraron en mucha seducción, como la serpiente, y dijeron muchas cosas que fueron ofensivas a Jehová, pero porque eran ignorantes, Jehová no los castigó ni los disciplinó. Después del diluvio, cuando Noé tenía 601 años, Jehová formalmente se le apareció a Noé y lo guio a él y a su familia, conduciéndolo a él, a los pájaros y a las bestias, que sobrevivieron el diluvio y a sus descendientes hasta el fin de la Era de la Ley, un total de 2.500 años. Estuvo obrando de una manera formal en Israel durante 2.000 años y el periodo en el que estuvo obrando tanto en Israel como fuera de Israel fue de 500 años, que juntos suman 2.500 años. Durante este periodo Él les enseñó a los israelitas que para servir a Jehová debían construir el templo y usar las túnicas de los sacerdotes y caminar descalzos en el templo al amanecer, para que sus zapatos no ensuciaran el templo y cayera fuego sobre ellos de arriba del templo y los quemara hasta la muerte. Cumplían con sus deberes y se sometían a los planes de Jehová. Oraban a Jehová en el templo y después de ser inspirados por Jehová, es decir, después de que Jehová había hablado, guiaban al pueblo y le enseñaban que debían reverenciar a Jehová —su Dios—. Y Jehová les dijo que debían construir el templo y el altar, y en el tiempo señalado por Jehová, es decir, en la pascua, debían preparar becerros y corderos recién nacidos como sacrificios sobre el altar para servir a Jehová, con el fin de frenarles y poner en sus corazones reverencia por Jehová. Si obedecían la ley sería la medida de su lealtad a Jehová. Jehová también estableció para ellos el día del Sabbat, el séptimo día de Su creación. El día siguiente, Él hizo el primer día, un día para que ellos alabaran a Jehová, para ofrecerle sacrificios y para hacerle música. En este día, Jehová convocó a todos los sacerdotes para que dividieran los sacrificios sobre el altar de manera que el pueblo comiera y para que pudieran disfrutar los sacrificios sobre el altar de Jehová. Además, Jehová les dijo que eran benditos y tenían parte con Él y que eran Su pueblo escogido (que fue el pacto de Jehová con los israelitas). Es por esto que, hasta el día de hoy, el pueblo de Israel todavía dice que Jehová sólo es su Dios y no el Dios de otros pueblos.
Durante la Era de la Ley, Jehová dio muchos mandamientos para que Moisés se los transmitiera a los israelitas quienes le siguieron saliendo de Egipto. Jehová dio estos mandamientos a los israelitas y no guardaban relación con los egipcios; estaban destinados a restringir a los israelitas. Dios usó los mandamientos para hacerles exigencias. Si ellos observaban el Sabbat, si respetaban a sus padres, si adoraban ídolos, etc., estos eran los principios por los cuales eran juzgados como pecadores o justos. Entre ellos, hubo algunos que fueron golpeados por el fuego de Jehová, algunos que fueron apedreados a muerte y otros que recibieron la bendición de Jehová, y esto se determinaba de acuerdo a si ellos obedecían o no estos mandamientos. Aquellos que no observaran el Sabbat serían apedreados a muerte. Aquellos sacerdotes que no observaran el Sabbat serían golpeados por el fuego de Jehová. Aquellos que no mostraran respeto a sus padres también serían apedreados a muerte. Todo esto era elogiado por Jehová. Jehová estableció Sus mandamientos y leyes para que mientras Él guiara sus vidas, el pueblo escuchara y obedeciera Su palabra y no se rebelara contra Él. Usó esas leyes para controlar a la recién nacida raza humana, para poner fundamento de Su obra por venir. Y así, por causa de la obra que Jehová hizo, la primera era se llamó la Era de la Ley. Aunque Jehová habló mucho e hizo muchas obras, sólo los guio de un modo positivo, enseñándoles a este pueblo ignorante cómo ser humano, cómo vivir, cómo entender el camino de Jehová. En Su gran mayoría la obra que Él hizo tenía la intención de permitirle al pueblo observar Su camino y seguir Su ley. La obra se hizo en gente que está superficialmente pervertida; no se ocupaba de la transformación del carácter o del crecimiento en la vida. Sólo se ocupaba de usar leyes para restringir y controlar a la gente. Para los israelitas de aquel tiempo, Jehová era sólo un Dios en el templo, un Dios en los cielos. Era una columna de nube, una columna de fuego. Todo lo que Jehová les demandaba hacer era obedecer lo que la gente conoce hoy como Sus leyes y mandamientos, incluso podría llamárseles reglas, porque la obra de Jehová no estaba destinada a transformarlos, sino a darles más cosas de las que el hombre debe tener, a decirles de Su propia boca, porque después que el hombre fue creado, el hombre no sabía nada acerca de lo que debía poseer. Y entonces, Jehová les dio las cosas que debían poseer para sus vidas sobre la tierra, hizo que la gente que Él había guiado superara a sus antepasados, Adán y Eva, porque lo que Jehová les dio superaba lo que Él les había dado a Adán y Eva en el principio. Independientemente, la obra que Jehová hizo en Israel fue sólo para guiar a la humanidad y para hacer que la humanidad reconociera a su Creador. No los conquistó ni los transformó, simplemente los guio. Esta es la suma de la obra de Jehová en la Era de la Ley. Esto es en el fondo, la historia verdadera, la esencia de Su obra en toda la tierra de Israel, y el inicio de Sus seis mil años de Su obra, para controlar a la humanidad por la mano de Jehová. De esto surgió más obra en Su plan de gestión de seis mil años.
De "La Palabra manifestada en carne"
lunes, 8 de abril de 2019
jueves, 4 de abril de 2019
¿A quién eres leal?
Cada día que vosotros vivís ahora es crucial y muy importante para vuestro destino y vuestra suerte, así que debéis valorar todo lo que poseéis y cada minuto que pasa. Debéis sacar el mayor provecho a vuestro tiempo para obtener para vosotros mismos los mayores beneficios, para que no viváis vuestras vidas en vano.
martes, 2 de abril de 2019
Conocer la obra de Dios hoy
Conocer la obra de Dios en estos tiempos es, en su mayor parte, conocer qué es el ministerio principal de Dios encarnado en los últimos días y qué ha venido a hacer en la tierra. He mencionado anteriormente en Mis palabras que Dios ha venido a la tierra (durante los últimos días) para establecer un ejemplo antes de partir.
viernes, 29 de marzo de 2019
Todo se realiza por la palabra de Dios
Dios pronuncia Sus palabras y realiza Su obra según las distintas eras, y en diferentes eras profiere palabras diferentes. Dios no se ajusta a normas ni repite la misma obra, ni siente nostalgia por las cosas del pasado; Él es un Dios siempre nuevo, nunca es viejo, y cada día habla palabras nuevas.
martes, 26 de marzo de 2019
lunes, 25 de marzo de 2019
La obra de Dios y la práctica del hombre
La obra que Dios hace entre los hombres es inseparable del hombre porque el hombre es el objeto de esta obra y la única criatura hecha por Dios que puede dar testimonio de Dios. La vida del hombre y todas las actividades del hombre son inseparables de Dios, y todas las controlan las manos de Dios, y hasta se puede decir que ninguna persona puede existir independientemente de Dios.
domingo, 24 de marzo de 2019
¿Existe la Trinidad?
Fue sólo después de que la verdad de Jesús hecho carne se materializara que el hombre se dio cuenta de esto: que no es sólo el Padre en el cielo, sino también el Hijo e incluso el Espíritu. Esta es la noción convencional que tiene el hombre, que hay un Dios así en el cielo: una Trinidad que es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, todos en uno.
jueves, 21 de marzo de 2019
Deberíais considerar vuestros hechos
Juzgando por las acciones y los hechos en vuestra vida, todos estáis necesitando un pasaje de la palabra todos los días para alimentaros y reabasteceros porque sois demasiado escasos y vuestro conocimiento y capacidad para recibir son muy pobres. En vuestras vidas diarias vivís en una atmósfera y un ambiente sin verdad ni buen sentido. Os hace falta lo primordial para la existencia y no tenéis el fundamento para conocerme ni conocer la verdad.
miércoles, 20 de marzo de 2019
Cuando veas el cuerpo espiritual de Jesús será cuando Dios haya hecho de nuevo el cielo y la tierra
¿Deseas ver a Jesús? ¿Deseas vivir con Él? ¿Deseas oír las palabras habladas por Él? Si es así, ¿cómo recibirás entonces el regreso de Jesús? ¿Estás totalmente preparado? ¿De qué forma acogerás el retorno de Jesús?
martes, 19 de marzo de 2019
Las dos encarnaciones completan el sentido de la encarnación
Cada etapa de la obra realizada por Dios tiene un sentido real. Cuando Jesús llegó, era varón, y en este momento es mujer. A partir de esto, puedes ver que Dios creó al varón y a la mujer para Su obra y que con Él no hay distinción de género. Cuando Su Espíritu llega, Él puede adoptar cualquier carne a voluntad y esta lo representa. Sea varón o mujer, ambos representan a Dios mientras sean Su carne encarnada.
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