El Relámpago Oriental, Dios Todopoderoso, es la segunda venida del Señor Jesús. Las ovejas de Dios oyen la voz de Dios. ¡En tanto leas las palabras de Dios Todopoderoso, verás que Dios ha aparecido! Invitamos a quienes buscan la verdad con el corazón a venir aquí y mirar.

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martes, 23 de octubre de 2018

La mejor música cristiana | El himno del Reino (II) Dios ha venido, Dios es Rey


La mejor música cristiana | El himno del Reino (II) Dios ha venido, Dios es Rey
I
En este hermoso momento, en este tiempo emocionante, en el cielo de arriba y abajo, todos cantan alabanzas. Ante esto, ¿quién no se emociona? ¿Quién no está lleno de alegría? Frente a esto, ¿quién no llora? El cielo ya no es el cielo de antaño, es el cielo del reino. La tierra ya no es la antigua tierra, es un lugar de santidad. Tras una lluvia intensa, el viejo mundo ha cambiado del todo.

II
Montañas y mares cambian. Y el hombre también. Toda la creación está cambiando. ¡Alzaos montañas y bailad para Dios! ¡Fluid, aguas estancadas! ¡Humanidad despierta y busca! Dios ha venido, Él es Rey. Todos verán el rostro de Dios con sus ojos, y los escuchan con sus oídos, y vivirán por ellos mismos la vida del reino. ¡Cuanta maravilla y dulzura! ¡Es inolvidable!
III
Por la ira de Dios, el gran dragón rojo se retuerce. Por Su juicio, se muestra el rostro del demonio. Ante las palabras de Dios, el hombre siente vergüenza, no sabe dónde esconderse. Recuerda que se burlaba y se reía de Dios, haciendo ostentación todo el tiempo, desobedeciéndole en todo momento. Vuelve a mirar hoy, ¿quién no derrama lágrimas? ¿Quién no se culpa? Por todo el universo, todos llenos de lágrimas, expresan su alborozo, con palabras alegres. ¡Es el éxtasis!
IV
Una ligera lluvia cae; fuertes ráfagas de nieve. Las nubes galopan en el cielo. En la tierra los océanos se agitan. La gente mezcla tristeza y alegría. Algunos ríen, otros lloran, o gritan de alegría. Ya nadie recuerda nada. ¿Es primavera y llueve? ¿O es verano y florece? ¿O es otoño y abunda la cosecha? ¿O un gélido día de invierno? No hay nadie que lo sepa.
V
Los hijos de Dios bailan gozosos. El pueblo de Dios salta de alegría. Los ángeles están trabajando. Están pastoreando. Los hombres trabajan con ahínco y las criaturas se multiplican. El cielo ya no es el cielo de antaño, es el cielo del reino. La tierra ya no es la antigua tierra, es un lugar de santidad. Tras una lluvia intensa, el viejo mundo ha cambiado del todo.
De “La Palabra manifestada en carne”

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