La Biblia afirma que, cuando el Señor Jesús fue bautizado, los cielos se abrieron, el Espíritu Santo descendió sobre Él como una paloma y una voz dijo: “Este es mi Hijo amado en quien me he complacido” (Mateo 3:17). Y todos los creyentes aceptamos que el Señor Jesús es Cristo, el Hijo de Dios.
Sin embargo, vosotros habéis dado testimonio de que Cristo encarnado es la aparición de Dios, que es Dios mismo, que el Señor Jesús es Dios mismo y Dios Todopoderoso también es Dios mismo. Esto difiere de nuestra percepción anterior. Entonces, ¿Cristo encarnado es Dios mismo o el Hijo de Dios? Ambas situaciones nos parecen razonables y concuerdan con la Biblia; por tanto, ¿qué percepción es la correcta?
La Biblia afirma que, cuando el Señor Jesús fue bautizado, los cielos se abrieron, el Espíritu Santo descendió sobre Él como una paloma y una voz dijo: “Este es mi Hijo amado en quien me he complacido” (Mateo 3:17). Y todos los creyentes aceptamos que el Señor Jesús es Cristo, el Hijo de Dios.
Sin embargo, vosotros habéis dado testimonio de que Cristo encarnado es la aparición de Dios, que es Dios mismo, que el Señor Jesús es Dios mismo y Dios Todopoderoso también es Dios mismo. Esto difiere de nuestra percepción anterior. Entonces, ¿Cristo encarnado es Dios mismo o el Hijo de Dios? Ambas situaciones nos parecen razonables y concuerdan con la Biblia; por tanto, ¿qué percepción es la correcta?
Sin embargo, vosotros habéis dado testimonio de que Cristo encarnado es la aparición de Dios, que es Dios mismo, que el Señor Jesús es Dios mismo y Dios Todopoderoso también es Dios mismo. Esto difiere de nuestra percepción anterior. Entonces, ¿Cristo encarnado es Dios mismo o el Hijo de Dios? Ambas situaciones nos parecen razonables y concuerdan con la Biblia; por tanto, ¿qué percepción es la correcta?
Esta es precisamente una cuestión que más le cuesta comprender a la mayoría de los creyentes. Cuando el Señor Jesús encarnado vino a realizar la obra de redención de la humanidad, Dios se convirtió en el Hijo del Hombre y se apareció y realizó Su obra entre los hombres. Él no sólo inició la Era de la Gracia, también inició una nueva era en la que Dios vino personalmente al mundo para convivir con los hombres. Con gran adoración, la gente dio al Señor Jesús el nombre de Cristo, Hijo de Dios. En aquel tiempo, el Espíritu Santo también dio testimonio de que el Señor Jesús era el Hijo amado de Dios y el Señor Jesús llamaba Padre al Dios celestial. Por esa razón, mucha gente creía que el Señor Jesús era el Hijo de Dios. Así se formó el concepto de esta relación Padre-Hijo. Ahora pensemos un momento: ¿Acaso dice Dios en alguna parte del Génesis que Él tiene un hijo? Y en la Era de la Ley, ¿alguna vez Dios Jehová dijo que tuviera un hijo? ¡No! Esto demuestra que hay un solo Dios y que no existe una relación Padre-Hijo. Alguien podría preguntar: ¿por qué, en la Era de la Gracia, el Señor Jesús dijo que Él era el Hijo de Dios? ¿Era Nuestro Señor Jesucristo el Hijo de Dios o Dios mismo? Se podría decir que esta es una cuestión que nosotros, los creyentes, hemos debatido durante siglos. Mucha gente se da cuenta de la contradicción inherente a este asunto, pero no sabe explicarlo. El Señor Jesús es Dios y también el Hijo de Dios; por tanto, ¿existe también un Dios Padre? A la gente incluso le cuesta más explicar esto. En los dos últimos milenios, muy pocos han reconocido que el Señor Jesucristo es Dios mismo, la aparición de Dios. De hecho, la Biblia recoge claramente este hecho. En Juan 14:8, Felipe le pidió al Señor Jesús: “Señor, muéstranos al Padre, y nos basta”. Y en ese momento, ¿qué le respondió el Señor Jesús a Felipe? El Señor Jesús dijo a Felipe: “¿Tanto tiempo he estado con vosotros, y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os digo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí es el que hace las obras. Creedme que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí; y si no, creed por las obras mismas” (Juan 14:9-11). Aquí el Señor Jesús lo dice muy claro: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. Como veis, el Señor Jesús es la aparición de Dios mismo. El Señor Jesús no dijo aquí que tuviese una relación Padre-Hijo con Dios. Él sólo dijo: “Yo estoy en el Padre, y el Padre en mí”. “Yo y el Padre somos uno” (Juan 10:30). Entonces, según las palabras del Señor Jesús, ¿podemos confirmar que Él es Dios, que hay un solo Dios y que no hay ninguna relación “Padre-Hijo”?
del guion de la película de El misterio de la piedad (la continuación)Scripture quotations taken fromLBLA Copyright by The Lockman Foundation.
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